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Historia Republicana - Ministerio del Poder Popular para la Educación

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¿Qué importancia le atribuyes a los ferrocarriles <strong>para</strong> el desarrollo económico y social en el presente?<br />

¿Te has montado en un tren? ¿Te gustaría montarte en uno de ellos? ¿A dónde quieres llegar en tren?<br />

¿Qué beneficios traería <strong>la</strong> construcción <strong>del</strong> Sistema Ferroviario Nacional a tu familia, a <strong>la</strong> comunidad donde<br />

vives y al desarrollo económico-social endógeno <strong>del</strong> país?<br />

Inversiones extranjeras, ¿<strong>para</strong> qué?<br />

En el último cuarto <strong>del</strong> siglo XIX, el capitalismo llegó a su fase de imperialismo económico. El gran incremento<br />

de <strong>la</strong> industria europea durante <strong>la</strong> segunda mitad <strong>del</strong> siglo XVIII y los tres primeros cuartos <strong>del</strong> siglo XIX, aunado al<br />

acelerado avance de <strong>la</strong>s comunicaciones que acercaron <strong>la</strong>s distancias entre <strong>la</strong>s metrópolis y sus áreas coloniales<br />

y semicoloniales, condujo a <strong>la</strong> concentración de <strong>la</strong> producción de mercancías en grandes corporaciones, en<br />

trust o asociaciones de empresas monopolistas. Estas empresas monopolistas, necesitadas de <strong>la</strong> expansión de<br />

sus capitales, invirtieron sus excedentes de capital en dichas áreas coloniales y semicoloniales. Y <strong>la</strong> Venezue<strong>la</strong> de<br />

entonces, como país semicolonial, no escapó a ello.<br />

En Venezue<strong>la</strong>, los gobernantes creían engañosamente que <strong>la</strong>s inversiones extranjeras eran beneficiosas <strong>para</strong><br />

nuestro país. En realidad, <strong>la</strong>s grandes potencias industriales al exportar sus capitales, perseguían contro<strong>la</strong>r económica<br />

y políticamente a los otros países con <strong>la</strong> finalidad de convertirlos en mercados de expansión y en<br />

proveedores de materias primas a bajos precios, al mismo tiempo que en fuentes de jugosos superbeneficios.<br />

La mayor inversión extranjera a finales <strong>del</strong> siglo XIX se localizó en <strong>la</strong> insta<strong>la</strong>ción de redes ferrocarrileras. Los<br />

gobiernos de entonces firmaron contratos muy beneficiosos <strong>para</strong> <strong>la</strong>s empresas alemanas, inglesas y francesas<br />

que insta<strong>la</strong>ron vías férreas. Se llegaron a otorgar concesiones de terrenos y minas por p<strong>la</strong>zos de hasta 99 años,<br />

se exoneraba el pago de impuestos por <strong>la</strong> importación de equipos y, en muchos casos, se les garantizaba el<br />

monopolio de <strong>la</strong> actividad contratada, como en el caso de los ferrocarriles; es decir, por <strong>la</strong> ruta de una empresa<br />

no se autorizaba otra vía <strong>para</strong> evitar <strong>la</strong> competencia de otras empresas.<br />

En cuanto a los intereses, el Estado garantizaba a <strong>la</strong>s empresas el 7 por ciento (%) anual sobre el capital invertido<br />

en el país, lo que les permitía recuperar su capital en un <strong>la</strong>pso aproximado de catorce años. Esta disposición<br />

fue muy beneficiosa <strong>para</strong> los inversionistas extranjeros que, con frecuencia, subieron el monto inicial <strong>del</strong> capital<br />

porque aumentaban los costos debido a <strong>la</strong> necesidad de construir puentes <strong>para</strong> vencer <strong>la</strong>s dificultades <strong>del</strong> relieve<br />

y por el necesario mantenimiento de <strong>la</strong>s vías. Ese aumento de capital invertido, también estaba cubierto<br />

con el pago <strong>del</strong> 7 % de interés anual.<br />

Para Venezue<strong>la</strong>, en cambio, <strong>la</strong> aplicación de ese Decreto no resultó favorable, porque <strong>la</strong> operación de los<br />

ferrocarriles casi nunca arrojó dividendos <strong>del</strong> 7 % anual. La única empresa que obtuvo utilidades importantes<br />

fue el ferrocarril Caracas-La Guaira (inaugurado antes de 1883, cuando entró en vigencia el citado Decreto). Las<br />

otras empresas no alcanzaron a obtener dicho dividendo anual. El Gran Ferrocarril de Venezue<strong>la</strong>, por ejemplo,<br />

inaugurado en 1894, tres años después de haber comenzado a funcionar, dec<strong>la</strong>ró un dividendo <strong>del</strong> 2 % sobre<br />

el capital invertido. Por tanto, si el Estado le garantizaba un interés anual <strong>del</strong> 7 %, ¿quién pagaba <strong>la</strong> diferencia?<br />

La diferencia <strong>del</strong> 5 % <strong>la</strong> pagó el Estado, lo que significó una sangría <strong>para</strong> el erario nacional.<br />

Por otra parte, el servicio ferrocarrilero no reportó un significativo abaratamiento <strong>del</strong> precio de los fletes <strong>para</strong><br />

el transporte de nuestros productos de exportación, especialmente <strong>del</strong> café. En muchos casos se continuó utilizando<br />

<strong>la</strong> tradicional recua de mu<strong>la</strong>s y de los “vapores” que navegaban por los ríos, tanto en áreas servidas por<br />

<strong>la</strong>s redes ferrocarrileras como por aquel<strong>la</strong>s otras hasta donde no llegó el ferrocarril.<br />

En los puertos venezo<strong>la</strong>nos se insta<strong>la</strong>ron casas comerciales extranjeras (Blohm, Boulton, Brandt, Römer,<br />

y otras) encargadas de <strong>la</strong>s exportaciones e importaciones, financiaban <strong>la</strong>s cosechas con altos intereses y<br />

hacían préstamos a los gobiernos. A finales de siglo XIX, empresas monopolistas extranjeras europeas y estadounidenses<br />

invirtieron en <strong>la</strong> explotación <strong>del</strong> oro de Guayana, <strong>la</strong> extracción <strong>del</strong> asfalto de Guanoco, y en<br />

<strong>la</strong> construcción de ferrocarriles.<br />

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