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En primera instancia, la autónoma sería la que corresponde a dichos
sistemas pluralistas y policéntricos mientras tanto otros autores analizan sus
aspectos comunicativos (J. Habermas) o psicosociales (Noelle-Neumann).
Pero la categoría binaria autonomía – heteronomía también podría merecer
lecturas diferentes a través de diversos teóricos a la luz de su indagación de las
relaciones entre democracia, capitalismo y estado.
Desde una perspectiva ‘pluralista’ en la que al sólo título de ejemplo
podríamos inscribir a teóricos políticos como D. Easton, S. M. Lipset, S.
Huntington, R. Dahl o G. Sartori los valores compartidos son el referente necesario
de la estabilidad democrática. “El aspecto democrático del estado es la
consecuencia de la participación popular cuando la apoya una cultura política que
alienta la responsividad de los líderes políticos a las demandas legítimas. La
participación moderada es promovida por los valores de la confianza y la
negociación políticas, inculcados mediante procesos sutiles de socialización
política en la familia, en la escuela, la Iglesia y la comunidad, y por los líderes
responsables que responden tangiblemente a las demandas políticas. La
socialización política también desarrolla el equilibrio adecuado entre el apoyo a los
líderes políticos y las demandas que se les formulan” (ALFORD y FRIEDLAND,
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Pero como existen intereses difusos aunque comunes en el proceso de
representación en el sistema político democrático existe una gran dificultad para
definir y procurar el interés público. Para llegar a un acuerdo que garantice la
estabilidad del estado democrático y la gobernabilidad de la sociedad una de sus
condiciones previas es que “ las personas deben tener acceso a la información
sobre las políticas a las que se comprometen los candidatos, sobre las políticas
alternativas que el gobierno podría adoptar, y sobre las consecuencias probables
de decisiones alternativas, de modo que cuando lo decidan, puedan tratar de
influir en los líderes políticos. Sin información, la participación es ciega y carente
de sentido” (Alford R. y Friedland R., p. 58)
Según los pluralistas existen tres mecanismos para expresar preferencias y
valores. Tales son: la opinión pública, las votaciones y las protestas.
En el caso de la opinión pública para que sea funcional al estado
democrático es necesario que cuente con ciudadanos informados. “...deben tener
la capacidad de comprender sus intereses y actuar en base a ellos, dentro de los
límites establecidos por los valores culturales. Se supone, en consecuencia, que el
sistema político proporciona información razonablemente no distorsionada sobre
las consecuencias de la propia participación.” Sin embargo en función de esta
primera idea de participación general Alford y Friedland advierten “ El hecho de
que haya pocos estudios pluralistas sobre las causas y consecuencias de un
acceso parcializado o desigual a la información, constituye un silencio significativo”
(Alford R. y Friedland R., p. 93) .
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