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06.06.2013 Views

captura por el periodismo de investigación se abre un campo hacia la ‘accountability vertical mediática’. En este sentido, sirvan como ejemplos los siguientes casos de investigación periodística puestos mediáticamente en la ‘agenda’ ética de la corrupción política algunos de los cuales ya llegaron a la justicia: El más relevante de todos fue el que trató la investigación del contrabando de armas que convergentemente con el tratamiento judicial desembocó en la detención del ex presidente Carlos Menen, de Emir Yoma, su ex cuñado y del Gral. Balza, Comandante en Jefe durante su gobierno.Lo significativo en términos de ‘accountability horizontal’ fue que en este caso la investigación periodística llevada a cabo por el periodista Daniel Santoro había comenzado antes, el 6 de marzo de 1995, y luego el abogado Monner Sans presentó una denuncia judicial el 15 de marzo en base a sus notas. Menen descalificó al periodista y le inició un juicio por violación de secretos de Estado. Pero en julio del 2001 el juez federal Jorge Urso procesó y dictó prisión preventiva al exPresidente. Se trataba de la primera resolución de la historia judicial argentina en que un juez nombrado durante un gobierno democrático dictaba la prisión preventiva de un ex presidente constitucional, tema este que aún sigue abierto y con nuevas derivaciones económicas. Otras líneas abiertas por el periodismo de investigación según se presentaron en el programa televisivo “Telenoche investiga” también significaron casos de ‘accountability mediática’ donde se abrieron espacios para la participación de los ciudadanos como denunciantes de casos de corrupción persiguiendo su eventual consideración judicial. En tal sentido puede citarse la denuncia realizada por el periodismo de investigación y la posterior detención y juzgamiento de la denominada Mafia Judicial que canjeaba expedientes judiciales y DNI por dinero. A este caso se agregaron otros cuyo epílogo judicial se encuentra en diversas fases tales como el conocido como la Mafia del Martillo, que reveló cómo ‘La Liga’ operaba bajo amenazas interfiriendo la subasta de inmuebles rematados y develando el irrregular entramado de los procedimientos judiciales de los juzgados civiles y comerciales de la Capital Federal; o la investigación acerca de casos de corrupción en el PAMI o en el sistema de Promoción Industrial de la provincia de San Luis que facilitaba una relación espúrea entre funcionarios provinciales y empresas fantasmas. A partir de aquí queda delimitada una función no jurídica ni institucionalizada del periodismo asociada al sistema político: la ‘accountability vertical mediática’. Lo cual significa también una conexión con la tradición clásica referida a J. Locke quien agregaba a la ley civil la ley de la opinión pública definida como el poder rector de la sociedad civil. 16

De hecho a nivel regional se han constituido múltiples foros de periodismo de investigación cuyo fin último es precisamente el control del desempeño político y los actos de corrupción. De entre éstos señalamos el PFC o Periodistas Frente a la Corrupción que como la organización anuncia “es un proyecto anticorrupción regional que contribuye a los procesos de democratización latinoamericanos, promoviendo y facilitando el papel fiscalizador de los medios de comunicación.” Con este objetivo proporciona una red, recursos, asistencia investigativa y otros servicios a los periodistas que trabajan en este tema como respalda a quienes sufren represalias o amenazas por su labor periodística. http://www.cipe.org/pfc/ Por otra parte si llevamos al campo político la teoría de De Fleur y Dennis acerca de los efectos indirectos, acumulativos y a largo plazo de la televisión al también puede sugerirse que, ya no como generador de hechos, pero sí como develador y comunicador de éstos tanto puede deslegitimar la democracia como ofrecer caminos de legitimación mediática considerando ésta como construcción de los valores sobre los que descansa la creencia en la validez de un orden al que se adecuan las conductas. De ahí que a la clásica tipología weberiana de legitimidad tradicional, carismática y racional-legal que permitía comprender-explicativamente los distintos modos de justificación de la autoridad política a lo largo de la historia occidental parece irse incorporando un nuevo tipo cuyo origen y resultado es propio de las sociedades de la información como vía actual de socialización y conformación de un marco de referencia cognitivo social. Lo cual no debe comprenderse de un modo cerrado porque la fragmentación de la audiencia se corresponde con la fragmentación de la emisión, situación ésta que daría también lugar al estudio del caso desviado. De hecho los datos aportados por el Latinobarómetro acerca de la opinión pública latinoamericana en el período 1996-2001corroboran que la confianza en las instituciones coloca en primer lugar a la Iglesia y en segundo a la televisión. Siguiendo luego las Fuerzas Armadas, el Presidente, la Policía, el Poder judicial, el Congreso Nacional y, en último lugar, los partidos políticos y las personas. http://www.latinobarometro.org/ano2001/graficos La deslegitimación posible es anunciada por el mismo Castells “ Los jueces, fiscales y miembros de las comisiones de investigación entran en una relación simbiótica con los medios de comunicación. Protegen a los medios (asegurando su independencia) y con frecuencia los alimentan con filtraciones calculadas. A cambio, son protegidos por los medios, se convierten en sus héroes y, a veces, en políticos de éxito con su apoyo. Juntos luchan por la democracia y un gobierno transparente, controlan los excesos de los políticos y, en definitiva, sacan el poder del proceso político, difundiéndolo en la sociedad. Al hacerlo, pueden también deslegitimar a los partidos, a los políticos, a la política y, en última instancia, a la democracia en su encarnación total” (Castells, p. 372) 17

De hecho a nivel regional se han constituido múltiples foros <strong>de</strong> periodismo<br />

<strong>de</strong> investigación cuyo fin último es precisamente el control <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sempeño político<br />

y los actos <strong>de</strong> corrupción. De entre éstos señalamos el PFC o Periodistas Frente<br />

a la Corrupción que como la organización anuncia “es un proyecto anticorrupción<br />

regional que contribuye a los procesos <strong>de</strong> <strong>de</strong>mocratización latinoamericanos,<br />

promoviendo y facilitando el papel fiscalizador <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación.”<br />

Con este objetivo proporciona una red, recursos, asistencia investigativa y otros<br />

servicios a los periodistas que trabajan en este tema como respalda a quienes<br />

sufren represalias o amenazas por su labor periodística. http://www.cipe.org/pfc/<br />

Por otra parte si llevamos al campo político la teoría <strong>de</strong> De Fleur y Dennis<br />

acerca <strong>de</strong> los efectos indirectos, acumulativos y a largo plazo <strong>de</strong> la televisión al<br />

también pue<strong>de</strong> sugerirse que, ya no como generador <strong>de</strong> hechos, pero sí como<br />

<strong>de</strong>velador y comunicador <strong>de</strong> éstos tanto pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>slegitimar la <strong>de</strong>mocracia como<br />

ofrecer caminos <strong>de</strong> legitimación mediática consi<strong>de</strong>rando ésta como construcción<br />

<strong>de</strong> los valores sobre los que <strong>de</strong>scansa la creencia en la vali<strong>de</strong>z <strong>de</strong> un or<strong>de</strong>n al<br />

que se a<strong>de</strong>cuan las conductas.<br />

De ahí que a la clásica tipología weberiana <strong>de</strong> legitimidad tradicional,<br />

carismática y racional-legal que permitía compren<strong>de</strong>r-explicativamente los<br />

distintos modos <strong>de</strong> justificación <strong>de</strong> la autoridad política a lo largo <strong>de</strong> la historia<br />

occi<strong>de</strong>ntal parece irse incorporando un nuevo tipo cuyo origen y resultado es<br />

propio <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la información como vía actual <strong>de</strong> socialización y<br />

conformación <strong>de</strong> un marco <strong>de</strong> referencia cognitivo social. Lo cual no <strong>de</strong>be<br />

compren<strong>de</strong>rse <strong>de</strong> un modo cerrado porque la fragmentación <strong>de</strong> la audiencia se<br />

correspon<strong>de</strong> con la fragmentación <strong>de</strong> la emisión, situación ésta que daría también<br />

lugar al estudio <strong>de</strong>l caso <strong>de</strong>sviado.<br />

De hecho los datos aportados por el Latinobarómetro acerca <strong>de</strong> la opinión<br />

pública latinoamericana en el período 1996-2001corroboran que la confianza en<br />

las instituciones coloca en primer lugar a la Iglesia y en segundo a la televisión.<br />

Siguiendo luego las Fuerzas Armadas, el Presi<strong>de</strong>nte, la Policía, el Po<strong>de</strong>r judicial,<br />

el Congreso Nacional y, en último lugar, los partidos políticos y las personas.<br />

http://www.latinobarometro.org/ano2001/graficos<br />

La <strong>de</strong>slegitimación posible es anunciada por el mismo Castells “ Los jueces,<br />

fiscales y miembros <strong>de</strong> las comisiones <strong>de</strong> investigación entran en una relación<br />

simbiótica con los medios <strong>de</strong> comunicación. Protegen a los medios (asegurando<br />

su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia) y con frecuencia los alimentan con filtraciones calculadas. A<br />

cambio, son protegidos por los medios, se convierten en sus héroes y, a veces, en<br />

políticos <strong>de</strong> éxito con su apoyo. Juntos luchan por la <strong>de</strong>mocracia y un gobierno<br />

transparente, controlan los excesos <strong>de</strong> los políticos y, en <strong>de</strong>finitiva, sacan el po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong>l proceso político, difundiéndolo en la sociedad. Al hacerlo, pue<strong>de</strong>n también<br />

<strong>de</strong>slegitimar a los partidos, a los políticos, a la política y, en última instancia, a la<br />

<strong>de</strong>mocracia en su encarnación total” (Castells, p. 372)<br />

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