Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento ...

El tercer aspecto, guarda relación con los
patrones familiares de consumo televisivo y su incidencia en los niños y niñas, en la
formación de hábitos referidos a la cantidad de consumo y al tipo de programas
vistos. De acuerdo a resultados de investigaciones, en los diferentes estratos sociales,
se evidencia que en los más bajos el televisor pasa encendido casi 13 horas, mientras
que en los estratos altos, este volumen puede bajar hasta las 7 horas. Según Dolores
Souza (1999), a esto se le suma la relación que existe entre televisores encendidos,
exposición a la pantalla y consumo televisivo de los niños y niñas, por lo tanto,
plantea que aquellos hogares que presentan mayor tiempo de encendido, mayor es el
consumo televisivo de los pequeños y, de algún modo, el televisor encendido
aumenta la exposición a la pantalla, o sea, que los menores escuchan y ven algunos
contenidos que captan su real atención.
Un último aspecto es el de la normativa
parental respecto del consumo televisivo de los hijos, la cual, si existe en las familias,
incide directamente en el consumo de los menores. Es claro que en aquellos hogares
en que existe una normativa que restrinja la magnitud del consumo televisivo diario,
los horarios y los tipos de programas, obviamente, el consumo televisivo infantil es
menor.
2. Televisión y Educación
Hablar de educar a través de la televisión es
transmitir contenidos de carácter formativo y educativo a través de la televisión, esto
nos conduce a cambiar profundamente tanto la educación como la televisión. Por una
parte, del medio orientado al entretenimiento pasamos a pensar en una herramienta
de aprendizaje, es decir, lo que es en términos generales una herramienta o
instrumento de la sociedad de consumo y de mercado puede convertirse en un
servicio público de interés general.
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