Universidad de Chile. Facultad de Ciencias Sociales. Departamento ...

actitudes y modelos de conducta de los individuos, dado que para que este cambio
ocurra, ellos tienen que necesariamente haber adquirido nuevos conocimientos,
destrezas y habilidades. De ser así, el aprendizaje espontáneo, característico del
ámbito extraescolar (que es difuso, amplio y rico en potencial creativo) es tan
merecedor de halagos como lo es la educación formal, el cual hasta el momento ha
gozado de un virtual monopolio debido a que la educación formal es más evidente
que la educación informal y no formal, aún cuando las tres coexisten.
La educación formal a diferencia de la
educación no formal es impartida en instituciones (escuelas) por docentes con
contratos permanentes dentro del marco de un currículo determinado. Este tipo de
educación se caracteriza por su uniformidad y una cierta rigidez, con estructuras
verticales y horizontales (clases agrupadas por edad y ciclos jerárquicos) y criterios
de admisión de aplicación universal. Esta educación se diseña para ser universal,
secuencial, estandarizada e institucionalizada y garantizar una cierta medida de
continuidad (al menos para aquellos que no son excluidos de la unidad educativa).
La frontera entre la educación formal y la no
formal no siempre está claramente establecida y no existe un consenso real sobre la
diferencia entre ambos subsistemas ya que ambos, en conjunto con la educación
informal se complementan.
La educación formal implica la presencia de un
currículo, entendido como la concreción objetiva de los fines y objetivos de la
educación, es decir, fines individuales, sociales y culturales (transmisión y
generación de cultura). A través del currículo se debe considerar tanto lo afectivo
como lo cognitivo. Los procesos afectivos supone valores y actitudes que son la base
de todo currículo ya que dan tonalidades, significación afectiva a los procesos
cognitivos, considerando estos como el desarrollo de las capacidades, habilidades y
destrezas.
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