Anarquistas de Bialystok - Nodo 50
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Dos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, algunos amigos me<br />
pusieron en contacto con una mujer joven venida <strong>de</strong> Nueva York.<br />
Ella me contó que era originaria <strong>de</strong> <strong>Bialystok</strong> y que <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> pasar varios años en América se quería establecer en París,<br />
intentando dar clases <strong>de</strong> inglés. Luego cambió el tema y empezó a<br />
elogiar a Semion, su valor y su inteligencia. Finalmente propuso<br />
que fuésemos al cementerio a visitar su tumba y poner allí algunos<br />
flores. Respondí con cortesía afirmativamente, que me pondría<br />
en contacto con ella para la cita. Pero <strong>de</strong>cidí no verla nunca más:<br />
la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> ‘las flores y la tumba’ olía mal. Los revolucionarios no<br />
se entregan a los gestos tan sentimentales. ¿No dijo Malatesta -el<br />
mejor ejemplo <strong>de</strong>l romántico anarquista junto a Kropotkin- que<br />
no le importaba que pasaría con su cuerpo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte,<br />
que se le pue<strong>de</strong> echar a un montón <strong>de</strong> basura? Así sospeché, que<br />
la visita en el cementerio resultaría no en poner las flores sobre la<br />
tumba <strong>de</strong>l héroe <strong>de</strong> esa mujer, pero sí en matarme. Ella creía que<br />
yo ‘traicioné’ a Semion.<br />
Mi presentimiento parecía exagerado, pero visitando<br />
al Zielinsky -exiliado polaco, <strong>de</strong>stacado anarcosindicalista- me<br />
aseguré <strong>de</strong> que tenía razón. Él se acordó que la misma muchacha<br />
se encontró con él algunos días antes y solo hablaba sobre la<br />
gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Semion y sobre la manera vergonzosa en la que su<br />
plan fue impedido.<br />
La indignación <strong>de</strong> la chica sobre mi ‘traición’ fue similar<br />
al <strong>de</strong>sprecio por mi ‘cobardía’ expresado en una carta que recibí<br />
<strong>de</strong> parte <strong>de</strong> un amigo un poco antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Semion y<br />
Valia. Este revolucionario ardiente fue <strong>de</strong>scubierto luego como<br />
un provocador empleado por la policía zarista, que esperaba con<br />
añoranza a las expulsiones masivas <strong>de</strong> los estudiantes y exiliados<br />
rusos, que podrían suce<strong>de</strong>r como la consecuencia <strong>de</strong>l atentado. Sí,<br />
ese plan <strong>de</strong> atentado en la Ópera se convirtió mientras tanto en un<br />
secreto abierto.”<br />
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