Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

contaba. A pesar de su inteligencia fue bastante ‘naif’ como para
preguntar a todos por mi dirección. De su mirada vieron que sus
intenciones eran como yo me las esperaba. Él aún tenía su pistola
automática. Nadie le dijo por donde me muevo actualmente,
igualmente me mudé a uno de esos barrios de Londres donde
raramente uno se cruza con algún extranjero, en Chelsea cerca
de Battersea Bridge. Nunca me arriesgué en el centro, excepto a
primera hora de la mañana y de la tarde, cuando iba y volvía de
mi trabajo.
Un día escuché a la hija de mi patrón (que había sido un
anarquista ‘filosófico’ francés) preguntando a su padre si había
leído el articulo en ‘Le Matin’ parisiense sobre un ruso exiliado que
mató a su mujer y luego se suicidó. Supe que se trataba de Semion
y Valia. De la foto de los cuerpos se podría concluir fácilmente que
no se trató de un doble suicidio. Valia estaba derribada cerca de la
puerta. La bala perforó su cabeza desde atrás. Por lo visto después
de una discusión quería dejar a Semion. Él estaba tumbado sobre
la cama, vestido solo con la camisa. Según el portero, ambos vivían
en la miseria extrema desde hacía largas semanas. Trabajando
de vez en cuando en cualquier trabajo, Semion siempre estaba
malhumorado y taciturno. Esto es lo que escribieron en el periódico.
Algunos meses después, cuando volví a París, supe que durante las
últimas semanas de su vida Semion se emborrachaba a menudo
y armaba el jaleo en los restaurantes de lo que se puede llamar el
gueto ruso-judío de París. Por fin Valia, que le idolatraba tanto,
se sentía disgustada con el tacaño y poco romántico cabrón en
el cual se había convertido Semion. Supe que se había acercado
a varios conocidos suyos pidiendo para que le prestaran dinero
urgentemente para volver a Rusia. Hasta a su padre le pidió
dinero, el reaccionario y antisemita, al cual escribió una vez -en
un gesto rebelde y pensado como un insulto extremo- declarando
que tenía un amante anarquista judío; hasta a ella le parecía más
aguantable su padre que el cadáver viviente en el cual se convirtió
su antiguo héroe. Se decía, que cuando finalmente Valia habló sobre
sus intenciones de irse, Semion le pegó un tiro y luego se suicidó.
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