Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

actividades revolucionarias siguientes intentaron a hacer varias
expropiaciones. Todas fallaron.
Me visitaron el día siguiente, no para hablar más del pasado
pero sí para decirme su razón de venir a París. Habían perdido
todas sus esperanzas de lanzar con éxito un movimiento como el
que soñaban en Geneve. Y porque ese sueño se había desvanecido,
concluyeron que no había ningún motivo más para vivir. Así que
decidieron ‘cerrar la puerta de golpe’ (la expresión usada por un
brillante joven intelectual francés, Emile Henry, que en 1894 tiró
una bomba en un restaurante de empresarios). Ellos querían hacer
una obra muy espectacular. No, no querían tirar una bomba en
un simple restaurante. Como su protesta final contra el sistema
existente, contra la burguesía saciada y satisfecha, planteaban
tirar dos bombas en la orquesta de la Gran Ópera de París. Luego
querían defenderse con las pistolas automáticos hasta que fuesen
vencidos o arrestados. Admitieron la posibilidad de ser linchados
allí mismo, pero esperaban sobrevivir al asalto y usar la sala de
juzgados para gritar su protesta contra el mundo de injusticia, una
protesta que sería escuchada por mundo entero.
(...) Me sentí conmovido pero no influido. Les decía, que
unos hechos así ya serían cuestionables por si mismos si los hiciese
un parado francés, la misma matanza en la Ópera causada por
una pareja extranjera -el hijo de un comerciante judío y la hija de
un general zarista, que por razones inentendibles para la gente de
la calle se convirtierían voluntariamente en obreros manuales-
perdería todo su significado. Su declaración en los juzgados
sería distorsionada por la prensa o recortada. El odio de toda
la sociedad francesa sería entonces dirigido hacia los miles de
exiliados revolucionarios rusos en París, que serían expuestos a las
persecuciones y brutalidades por parte de policías y de las masas.
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