Anarquistas de Bialystok - Nodo 50
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iba a <strong>Bialystok</strong> para apren<strong>de</strong>r el oficio <strong>de</strong> tejedora <strong>de</strong> manos <strong>de</strong><br />
un amigo <strong>de</strong> Semion, un obrero auténtico. Sania iba feliz, porque<br />
el entusiasmo hacia su lí<strong>de</strong>r empezaba a <strong>de</strong>svanecerse. No porque<br />
su amiga Valia fuese la preferida <strong>de</strong> Semion -esto estaba claro<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio- pero sí porque tomó el papel <strong>de</strong> tesorera <strong>de</strong>l<br />
grupo con tanta seriedad, que tenia que entrar en diferencias con<br />
Semion, especialmente cuando éste revertía a las costumbres <strong>de</strong> sus<br />
antiguos compañeros <strong>de</strong> O<strong>de</strong>ssa, emborrachándose bestialmente<br />
como algún protagonista <strong>de</strong>sdichado <strong>de</strong> los cuentos <strong>de</strong> Gorki sobre<br />
los vagabundos.<br />
El siguiente que tenia que salir era Semion. En medio<br />
<strong>de</strong>l camino, el presentimiento oscuro <strong>de</strong>l arresto en la frontera<br />
rusa, que podría acabar o en la ejecución -fueron tiempos <strong>de</strong>l no<br />
mitigado ‘Terror Blanco’- o en el encarcelamiento permanente, que<br />
significaría también la separación permanente <strong>de</strong> Valia, provocó<br />
que Semion abandonase su postura heroica y volvió como una<br />
ovejita a Geneve y luego a París. Allí disfrutó <strong>de</strong> algunas semanas<br />
más <strong>de</strong> felicidad hasta que Valia aclaró todos sus asuntos y pudo<br />
marcharse junto a él.<br />
Dos años <strong>de</strong>spués les vi <strong>de</strong> nuevo en París. Fieles a sus<br />
convicciones ambos se convirtieron en Rusia en obreros industriales,<br />
a pesar <strong>de</strong> que él fue un bien leído hijo <strong>de</strong> comerciante y ella la<br />
colegiala, hija <strong>de</strong> general. Esperaban que ese sacrificio serviría<br />
para instigar una genuina revuelta <strong>de</strong> la clase trabajadora, en las<br />
que un <strong>de</strong>svalido con manos ardientes lucharía por sus intereses y<br />
no por el bien <strong>de</strong> los intelectuales con hambre <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r.<br />
Entonces, casi 2 años <strong>de</strong>spués, Semion y Valia abandonaron<br />
el campo <strong>de</strong> batalla, obviamente <strong>de</strong>salentados y cansados <strong>de</strong> la<br />
lucha. Me contaron, que todo su tiempo en Rusia fue nada más<br />
que una ca<strong>de</strong>na ininterrumpida <strong>de</strong> duro trabajo físico, <strong>de</strong> miseria<br />
y fracaso en todos los aspectos. Semion se ganó a alguna gente<br />
en <strong>Bialystok</strong> y para poner los fundamentos económicos para las<br />
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