Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

doctrina del cual consideró más un sentimentalismo humanitario
que una verdadera teoría de lucha de clases. Sí, Semion aceptó
algunas de las opiniones del herético revolucionario ruso-polaco
Majaysky, especialmente esas que presentaban a los obreros
intelectuales como la nueva burguesía creciente que se convertiría
en la clase gobernante tan pronto los capitalistas fuesen eliminados.
Igualmente, rechazaba -por la contradicción ideológica- la idea
de Majaysky de emancipar a la clase trabajadora a través de
una conspiración mundial de revolucionarios profesionales, que,
obviamente, tenían que ser o intelectuales -los miembros de la
nueva clase ascendiente- o ex-obreros autodidactas, que al final
representaban lo mismo.
El público de Semion creció con la llegada de dos estudiantes
rusas, justo mudadas desde Lausanne. Una de las jóvenes, Valia, fue
la hija de un general y con la pensión recibida por parte de su padre
mantenía a su amiga Sania, que era huérfana. Ambas muchachas
fueron muy guapas y rápidamente les encantó la personalidad de
Semion, a pesar de su apariencia poco impresionante. Él sufría de
‘trachoma’, una peligrosa y contagiosa enfermedad de los ojos;
aparte también la cima de su cabeza fue desfigurada por la, no
menos contagiosa y extremamente asquerosa en aspecto, roña.
Fue un romántico, a pesar de su realismo cínico, y contrajo
estos males en pos de la experiencia. Determinado de probar la
vida de aquellos ubicados en el extremo bajo fondo de la escala
social, pasó un año de su vida en los ‘slums’ de Odessa -los peores y
más inmundos de Europa- circulando entre toda la chusma de esta
gran ciudad portuaria: los matones iletrados, ladrones, mendigos,
holgazanes, vagabundos y ex-presidarios. Semion amaba cantar
sus canciones y emborracharse de la misma asquerosa manera
que ellos. También le daba algún placer sádico explicar la mejor
manera de clavar una daga en el estomago del enemigo y luego
girarla dentro para asegurarse de que la víctima no sobreviviera.
Valia y Sania temblaban escuchándolo, pero de verdad todos
nosotros fuimos captados por su saber de bajos fondos.
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