Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

munición. Las ametralladoras fueron instaladas en un tejado
situado estratégicamente, se organizó la milicia obrera y los trabajos
públicos para mantener a lxs más necesitadxs. Todos los graneros
fueron expropiados y se estableció un impuesto a lxs ricxs para
alimentar a los desmovilizados soldados locales que volvieron desde
el frente o del cautiverio alemán y andaban hambrientos.
También se organizó una manifestación en contra del
pogrom ocurrido en Lvov. Sí, en la mayoría de los lugares la población
cristiana no usó el momento de caos de posguerra para levantarse,
sino para liberar sus sentimientos racistas y antisemitas: matar y
robar a lxs otrxs, a lxs judíos, ya fuesen ricxs o pobres.
Durante varios días de existencia el consejo de Krynki tuvo
también cierto control sobre algunos shtetl cercanos como Grodek y
Brestovitz, donde el poder oficial tampoco existió en ese momento.
Pero el control obrero no pudo ser libre de la moral populista:
influenciada más por el concepto leninista, la milicia obrera mató en
el mercado a dos chicos que pertenecían a una banda de ladrones, los
cuales iban aprovechando la situación caótica; también detuvieron
y entregaron a los alemanes en Sokolke (allí aún permanecían)
a un conocido ladrón de ahí, que vino a Krynki para buscarse la
vida. Los alemanes le pegaron un tiro. Todo esto con el agradecido
asentimiento del pueblo honesto.
El fin de la revuelta fue miserable. Bialystok ya fue tomada
por tropas polacas, las cuales varias veces enviaron a Krynki
mensajeros con la demanda de rendirse. La orden fue rechazada y
Krynki se rindió sólo cuando fue sitiada por todos los lados, porque
el consejo decidió evitar la masacre. Lxs que tenían que temer
algo de los nuevos gobernantes, por ejemplo algunxs anarquistas,
escaparon ya un poco antes. El nuevo Poder seguramente se sintió
bastante agradecido de que la ciudad fuese conservada en orden y
liberó poco tiempo después a los líderes de la revuelta arrestados
cuando entraron las tropas.
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