Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

Formando filas cerradas, gritando y cantando hemos ido
al ‘Monopolka’. El vendedor cerró la puerta al golpe y cuando
hemos entrado rompiéndola, él empezó a disparar con su revolver.
Le hemos respondido de la misma manera, pillamos su arma y le
dejamos huir. La tienda recibió el mismo día una consignación
enorme de bebidas alcohólicas. Pusimos un grupo de chicos y chicas
jóvenes en esta tienda estatal de licores y ellos han destruido todo
hasta el último trozo; pasaron todo el día rompiendo botella tras
botella y vertiendo alcohol al suelo para que nadie lo pudiese usar.
Hemos entrado en la oficina de gendarmería local, pero
allí sólo hemos encontrado alguna medalla y espadas, las cuales
hemos llevado con nosotros. El único inspector (el superintendente
de la Policía responsable de ciertos ‘delincuentes’) que permaneció
en la ciudad estaba enfermo en la cama y no pudo huir. Solamente
le hemos obligado a entregarnos sus armas y él obedeció enseguida.
Krynki fue ‘limpiada’ y la teníamos bajo nuestra control.
También hemos organizado una demostración y hemos
destruido otra ‘Monopolka’ en Krusheniany, el pueblo cercano
donde muchos obreros tenían sus familias.
Mientras, los soldados que venían desde Sokolke se
acercaban más y más. Resultó que el comisario huyó directamente
hacia allí y avisó al gobernador por telégrafo, pidiéndole ayuda. El
gobernador envió a los soldados a los cuales los hemos encontrado
en la calle. Los jóvenes se plantaron a un lado, armados con
revólveres y con todo tipo de barras de hierro y hachas; las
chicas estuvieron allí también armadas con piedras. Los oficiales
empezaron de negociar con nosotros, prometiendo no disparar y no
herir a nadie sí nos dispersábamos. Estuvimos allí todo el día hasta
que los soldados nos han dispersado, sin disparar. Vino el mismo
gobernador. Krynki fue inundado con soldados de infantería y
caballería, entre ellos los Cherkesos.
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