Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

Sonaron las campanas humanitarias, silbó y ladró la
librepensadora idea burguesa: dejando al proletariado en un
sometimiento económico e intelectual, entonces segura de su
dominio, ahora les ofrece varias libertades jurídicas, las garantías
democráticas, diciendo: “¡Ya sois libres! ¡Ahora sois los ciudadanos!
Ahora todos tenemos la misma fe: la Civilización, el mismo valor: la
Democracia. ¡Y sacaremos las espadas en defensa de esos valores,
los valores de toda la nación!”
Y los esclavos sacaban y siguen sacando sus espadas
en defensa y en honor de su sistema enemigo, sujetando con sus
propios manos la cadena pesada. Demasiado fuerte es la necesidad y
así la lucha estalla de nuevo. Pero ahora los esclavos se ponen de pie,
luchan, amenazan con el derrocamiento de los ídolos.
En diferentes periodos históricos han ocurrido protestas, de
esta lucha que a veces se calma, a veces arde, a veces se calla por
mucho tiempo, de esta lucha de los oprimidos nació el anarquismo.
Sus objetivos: fortalecer el espíritu violento y revolucionario de los
sublevados, que con sus actos destruyen el mito de la nación unida;
guiar la lucha de los obreros y los pordioseros por diversas demandas,
ampliar estas luchas y profundizarlas como los medios para alcanzar
ofensivas más amenazantes, para mostrar con los hechos que “no
hay Roma única, hay una de los amos y una de los esclavos”. Y que
entre ellas no puede existir ni paz ni la reconciliación. ¡Única será la
Bandera Negra que ondeará anunciando la destrucción y la muerte
de los enemigos del trabajador!
Debe ondear la Bandera Negra llamando a las masas: “¡A
la lucha contra la propiedad privada, en nombre de comunismo;
contra el Estado y por el federalismo libertario! ¡A la lucha contra
las leyes impuestas y por el acuerdo libre: contra los privilegios
obtenido y hereditarios; en nombre de igualdad!”.
204