Anarquistas de Bialystok - Nodo 50
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Parecía que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces domina la razón humana,<br />
que la página <strong>de</strong> esclavitud fue arrancada para siempre con el paso<br />
a<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> la cultura panhumana.<br />
¿De verás? No hay Roma única:¡ hay una Roma <strong>de</strong> los<br />
amos y una Roma <strong>de</strong> los esclavos!, ¡No hay ni la humanidad única,<br />
ni la única civilización!<br />
El <strong>de</strong>shacer <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> las fuerzas cósmicas fue acompañado<br />
por la creación <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r social, por la dominación <strong>de</strong>l humano por<br />
el otro humano: la dominación <strong>de</strong> clases. Y entre el ruido y la luz<br />
<strong>de</strong> la cultura, entre el gigantesco <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la técnica, entre la<br />
tempestuosa y alarmante labor <strong>de</strong> la mente, entre todo este brillo<br />
queda caída en el polvo y el barro la humanidad trabajadora, cansada<br />
<strong>de</strong> la labor agobiante, atontada por los sufrimientos inimaginables.<br />
Sí, porque la victoria sobre la naturaleza muerta fue comprada por<br />
el precio <strong>de</strong> la subyugación <strong>de</strong> la materia viva.<br />
Y los esclavos, por su propia <strong>de</strong>sgracia, muy a menudo<br />
idolatran a sus amos como antes la humanidad idolatraba a la<br />
naturaleza. Peor aún, porque la clase dominante <strong>de</strong>s<strong>de</strong> siempre<br />
intentaba e intenta inculcar a los esclavos el sentido <strong>de</strong> respeto<br />
religioso hacia ellos. Dicen: “Para nosotros, que somos el reflejo<br />
<strong>de</strong>l esplendor divino, la dominación es nuestro ‘<strong>de</strong>recho divino’.<br />
Nosotros, los preservadores <strong>de</strong> la razón, hemos sacado a la<br />
humanidad <strong>de</strong> la barbaridad, iluminándola con las antorchas<br />
<strong>de</strong> la cultura.” Y los esclavos escuchan y se inclinan ante ellos,<br />
hundiéndose más y más en su condición esclava. Y cuando no<br />
pue<strong>de</strong>n aguantar más el hambre y la humillación, cuando rabiosos e<br />
incontrolables se lanzan sobre sus enemigos, las clases dominantes<br />
se dicen a si mismas: “Tenemos que acabar con esto arrastrándoles<br />
a nuestro templo, para que el esclavo se imagine que ahora tendrá<br />
un Salvador y un Dios; vamos a darle la ilusión <strong>de</strong> la nación única<br />
para escon<strong>de</strong>r la oposición existente <strong>de</strong> las intereses <strong>de</strong> clase, como<br />
un pararrayos que protegerá a la propiedad y al Estado.”<br />
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