Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

protección misma del sistema existente basado en la autoridad y en
la violencia.
El compañero Friedman se escondió de la persecución en
el patio de una casa. El segundo compañero se defendió a tiros en
la plena calle, pero fue capturado por un policía, un gendarme y
un soldado. En su ayuda acudieron dos compañeros nuestros. Con
las ráfagas revolucionarias mataron al policía, hirieron a un par de
enemigos más y liberaron al otro compañero, todos tres huyeron...
Y así esos tres defensores celosos del orden, esos tres
verdugos de especie baja recibieron lo suyo, sintieron con sus
propios cuerpos todo el encanto del servicio policial, todo el sabor
del servicio activo en nombre del Zar y la Patria.
El compañero escondido en la casa mató al Jefe de la
Subdivisión del Distrito, al que llamaban Tavrelia, y a un agente
urbano. Se defendió a tiros contra una patrulla de soldados hasta
que pudo y cuando no tubo otra salida ante aquella desigual lucha,
utilizó su última bala para acabar con él mismo.
¡La memoria eterna a ti, compañero inolvidable, que
moriste como un héroe en tu lucha desesperada! ¡El honor y la gloria
también al resto de los compañeros, los cuales de una u otra manera
participaron en dichos sucesos! Ellos se estuvieron vengando, con
la desesperación por la humillación y por la violencia ejercida sobre
la gente y sobre la misma personalidad humana. Mostraron a los
verdugos que su oficio está lejos de ser algo seguro y que sus premios
siempre serán merecidos.
¡Que esos disparos no sean los únicos!; ¡Que cuelgue
siempre la espada de Damocles sobre los tiranos y verdugos!; ¡Que
la venganza popular sea la amenaza eterna a todos los verdugos y
agresores!
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