Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

tienen que ser las bombas y la dinamita!”, “A un asesinato lento de
obreros por el hambre y el paro, hay sólo un antídoto: ¡Muerte a
los burgueses, muerte a los agresores saciados !”. Myslinsky, para
el cual la palabra era inseparable con el hecho, se reveló como uno
de los francotiradores de esa lucha antiburguesa. Tiró las bombas
en la casa del fabricante Freidkin. El burgués resultó herido y el
revolucionario valiente se escondió para golpear de nuevo.
La razón no tardó en aparecer. Un día después Myslinsky
estaba en un mitin y los obreros lo eligieron como el delegado
de los hileros. Así, con un browning en el mano, seguido por una
muchedumbre de obreros y obreras, se hizo un camino hacia las
casas de los burgueses para “pedir una donación” en favor de los
parados. Los burgueses cobardes abrieron sus bolsos. Al mismo
tiempo, se extiendió el rumor de que una unión de fabricantes, a
pesar del atentado contra su cabecilla, plantea no ceder ante los
huelguistas. Para defenderse de las bombas, contactaron con las
autoridades y en los alrededores de sus casas pusieron patrullas de
soldados.
Este luchador infatigable, Yosif, siempre pudo responder
con un hecho. Tiró la bomba contra el fabricante Rijter. Un clamor
ensordecedor, el piso del burgués destruido y vaciado del todo, pero
él mismo por casualidad se salvó de la muerte. Yosif tuvo tiempo de
esconderse de la persecución, pero salió de nuevo con una bomba
para ir a la casa del director de la fábrica Kommijau. Los compañeros
le querían disuadir. Fue en vano. Yosif tiró la bomba en la dicha
casa. De un trozo del casco fue herida la esposa del director.
Durante esa huelga turbulenta los anarquistas realizaron
cuatro atentados. Los fabricantes asustados huyeron al extranjero.
Poco tiempo después fueron arrestados Yosif, el compañero
Yankel (que luego fue ejecutado) y el organizador de la huelga. La
Policía vino por ellos por la noche, se pudieron barricar y comenzaron
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