Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

Todo esto no lograba satisfacer a Aron. Junto a otros amigos
pensaban como abrir el camino de la revolución social. Gelinker se
convirtió en un defensor del terror besmotivny y participó en el
atentado contra la cafetería Liebman en Odessa.
Después volvió a Bialystok y tomó parte en el intento de
asesinato de un oficial de la Policía. El oficial resultó herido pero su
ayudante murió. Poco después Aron participó en el ataque contra
la Jefatura de la Gendarmería, donde se lanzaron dos bombas de
dinamita.
Cuando la Policía y los soldados intentaron arrestarlo,
privarlo de su libertad, él se enfrentó con valentía contra sus
enemigos eternos. Viendo a los policías abrió fuego inmediatamente
y éstos, azorados por el miedo intentaban esconderse uno detrás
del otro. Solamente un soldado disparó y esta bala de fusil alcanzó
la pierna de Aron. Él cayó de rodillas y siguió disparando. Un par
de balas entraron en su pecho y él, bañado en sangre, cayó en el
suelo. Logró juntar sus últimas fuerzas y apoyando su cuerpo con
una mano de nuevo abrió fuego. Todavía pudo herir a un ayudante
del oficial y a dos soldados antes que estos se tirasen sobre él, llenos
de odio tremendo, acabando con él a bayonetazos.
¡Se acabó una vida inolvidable!
Sus últimas palabras fueron:
“¡Venganza a los asesinos! Muero como un anarquista...
Estoy rebelándome...”
En el mango de su revólver se encontraba, con letras
grabadas a cuchillo, la siguiente frase:
“Muerte a los tiranos”.
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