Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

hileras: él estaba entre los compañeros que tiraban las bombas en las
casas de los fabricantes obstinados. Entonces Ruvka nos sorprendía
a todos con su sangre fría y coraje...
El compañero Beniamin Bajraj, conocido en el grupo como
Notka, fue hijo de unos padres acomodados. Temprano abandonó su
casa, vino a Bialystok y entró a trabajar en una fábrica. Rápidamente
fue destacando y se hizo capataz. En calidad de pequeño señor no
fue ni mejor ni peor que los otros capataces. Sin embargo, su destino
claramente no pasaba por esto... En Bialystok, Notka se encontró con
un, ya muerto ahora, pionero del anarquismo ruso, Grigoriy Brumer.
La entusiasmada propaganda de Grigoriy y su radiante personalidad
encantaron a Notka. Dentro de él todo se revuelve, aparecen nuevos
pensamientos, nuevas aspiraciones... Y Notka se va a América y allí
por fin se hace anarquista. Sin embargo el anarquismo literario, el
anarquismo de papeles y charlas propio de allí, estaba opuesto al alma
de Notka. Volvió a Rusia, Bialystok, en donde ya trabajaba entonces
el primer grupo anarquista del país. Los rasgos característicos de
Notka fueron la energía y estar dispuesto a obrar continuamente, sin
cansarse: parecía no sentir la fatiga.
En el tiempo en que introdujeron el estado de guerra,
Notka se preparaba para eliminar al General-Gobernador, pero algo
perturbó la realización de ese acto. En los días libres hablaba en las
reuniones. Aunque no fue un orador bueno, inspiraba a la gente con
sus discursos fuertes y animados. Toda la masa le conocía como
el anarquista Notka. A principios del invierno del pasado 1905,
Notka encontró a un grupo de compañeros decididos a realizar todo
una serie de actos terroristas anti-burgueses. Se juntó a ellos. Los
compañeros contaron de él luego sobre su extraordinaria firmeza
y valentía durante el atentado con dinamita contra el restaurante
del hotel Bristol en Varsovia. Luego Notka tomó parte también en el
atentado contra la cafetería Libman en Odessa. Pronto le capturaron
allí, en Odessa. La cosa se ponía seria. Sin embargo, una máquina
infernal colocada por nuestros compañeros en la comisaría de la
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