Anarquistas de Bialystok - Nodo 50

familia de un rico empresario, el cual, por lo visto, ansioso de
evitar las molestias, otorgó a su hijo una concesión generosa que le
permitió pasar mucho tiempo en Suiza y en Francia. Ahí desarrolló
su propia ideología anarquista más radical que el comunismo
anarquista ortodoxo y ‘oficial’ de Kropotkin y más que la variante
sindicalista del anarquismo, a la cual se adhirió la mayor parte de
trade-unionistas radicales franceses. En la cuestión de la táctica
introdujo dos conceptos nuevos: la idea de tomar una ciudad
industrial, grande o pequeña, y apoderarse de ella por lo menos
para algunos pocos días, durante cuales los rebeldes podrían
expropiar a los ricos para el beneficio de los pobres. Esto, creía él,
estimularía las insurrecciones en otras localidades, hasta que todo
el país o todo el mundo estuviese en llamas y toda la autoridad de los
gobiernos sería abolida por una vez para siempre. Mientras tanto
la burguesía tendría que estar abusada continuamente por actos
terroristas – no sólo actos de venganza contra los explotadores
despiadados o contra los funcionarios despóticos, etc. así como por
algún motivo particular –, también por actos dirigidos contra la
burguesía como tal, exclusivamente por su crimen de formar parte
de una clase enemiga de los obreros. Desde aquí el término ‘terror
sin motivos’ ( “besmotivny”).
Las bombas tiradas en los teatros (un pobre no alcanzaba
para visitarlos) o en las restaurantes y cafés ostentosos –aparte
del casual y fortuito apuñalamiento o el derribar a tiros a cada
persona que parece próspera- tendría que ser la aplicación
práctica diaria de esta táctica. La tiranía individual de los
déspotas de pasado, explicaba Grossman, fue intercambiada por la
tiranía colectiva de la burguesía, entonces en este mismo hecho se
encuentra la justificación de la venganza masiva y indiscriminada
de los desvalidos contra su enemigo, para el cual el asesinato es el
instrumento principal del poder. La idea de Roshchin fue anticipada
y difundida diez años antes (en 1893 ó 1894) por Leauthier, un
poco conocido y oscuro anarquista francés, el cual declaró en los
juzgados: ‘No mataré al inocente pero sí mataré al primer burgués
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