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Por la dinámica de la zona su tarantín resulta más rentable que un quiosco
entrenador de boxeo lee la
entrevista, ¿qUé le diría?
—Acepto.
—¿cUánto tiempo tiene Usted
trabajando aqUí?
—Treinta años.
—¿y nUnca ha tenido Un
qUiosco?
—Si tuve uno, pero fue un fracaso.
—¿por qUé?
—Los lateros lo rompían, le rompían los
candados, le echaban pegaloca y, entonces,
¿cómo podías vivir tú con un sueldo de 20
bolívares? Económicamente eso es muy
falso, vivir de un quiosco donde hay tanto
malandro. Más… hay una panadería ahí
que hay que cerrarla.
—¿por qUé?
—Por falta de sanidad. Es una panadería que
tú entras ahí… y hay que cerrarla. Es insalubre.
El señor Carlos conversa, arma su tarantín
y despacha periódicos. El ánimo de denunciar,
fresco. Se queja otra vez del sobreprecio.
Un solo diente inclinado, incisivo inferior,
es su sonrisa. Le pregunto, y me dice
que los perdió en el boxeo. Me garantiza
otra vez que puede entrenar y lograr mejores
boxeadores que cualquiera. Repite el
concepto de didáctica, explica la “conciencia”
del boxeo, me habla de los boxeadores
borrachos, de la droga. Me cuenta de su
gimnasio, callejero, y que nunca recibió
ayuda del IND. Hablamos de Ciudad CCS,
y me dice que quiere repartirlo.
—ciUdad ccs es Un periódico
gratUito. si Usted lo reparte,
¿no vende menos?
—No, señor. La clientela del periódico es una,
y la clientela del Ciudad CCS es otra. Mira, el
periódico “Caracas” lo buscan, precisamente
por las informaciones económicas, del trabajador
y lo que ha hecho aquí el señor presidente
Chávez…
—¿Usted es chavista?
—Hasta la… pipa (risas). Yo soy chavista y
nunca le he pedido nada a ellos.
—¿dónde vive?
—Frente al Hospital Militar. Mis corotos me
los llevo pa’llá, aquí en los depósitos no se puede
dejar nada porque te roban.
—¿es de caracas?
—Nacido en San Agustín del Sur. Caraqueño
ciento por ciento.
—¿qUiere Un cafecito?
—Un poquitico. Mira, una cosa que te voy a
decir...
Edición Número Quince. Año 01. ÉPALE CCS Caracas, 27 de enero de 2013.
—ajá.
Hay que ser… realista. No embustero, es
muy malo ser embustero. Aquí hay personas,
por ganarse un afán de cualquier periódico,
eso no…
—¿está hablando de los periodistas?
—¡Claro! Por lo menos “la noticia” es un
periódico demasiado alarmante. La Voz
es un periódico de pura criminología. Tú
lees La Voz y te asombras. Son periódicos
que asombran a la gente. Se venden, por el
asombro que tienen.
Fui a comprar los cafés. Mientras lo hacía,
un niño con uniforme azul me martilló “mil
bolos”. Le aclaré que era “un bolívar”. El señor
Carlos se toma el café marrón, poca azúcar.
Pasa mucha gente. Es la “esquina caliente” El
Guarataro.
—¿qUé vende aqUí?
—Yo por lo menos vendo aquí revistas y
vendo mi periódico. Yo me paro todos los
días a las cuatro, llego aquí a las seis, voy a
buscar el periódico y llego a las ocho de la
mañana. Y mis clientes, los niños, los domingos
yo les regalo el Meridianito, todos
los lunes les pongo los “meridianitos”, todas
las revistas viejas que quedan ahí, que me
dan allá en los periódicos, yo se las pongo
ahí para repartírselas, porque el niño nece