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LAS AtrACCIOnES
MECánICAS y EL gUStO
POr LA tAqUICArDIA,
LA ADrEnALInA
y OtrAS DrOgAS
nAtUrALES tIEnEn
UnA LArgA hIStOrIA
En CArACAS
—
de las cuales es muy probable que un niño
se antoje. La estrategia es comprarle un juguete
para que queme las energías causadas
por la sobredosis de dulce.
***
El parque Ítalo-Americano nació en 1981
-según Wikipedia- y era el parque mecánico
más moderno de Venezuela en aquel momento.
Aún se mantiene con las mismas atracciones
y algunas nuevas, incluso tan nuevas
como del año pasado. En comparación con
Bimbolandia, el Ítalo tiene aparatos especialmente
para adultos: la montaña rusa, el tagadá
-especie de vomitorio que parece un platillo
volador, que se agita de arriba abajo y hacia
los lados-, el blushake -“malteada azul” en
español: el nombre lo dice todo- y el vulcano,
un torturador masivo moderno: especie de
péndulo que se mueve en todas las direcciones,
incluso hace una circunferencia completa,
dejando a las personas de cabeza.
Para personas como yo, existe el gusanito
que atraviesa una manzana y la rueda, la cual
es suficiente disfrutarla con una sola vuelta
para no morir del fastidio. “Antes habían
cosas como el túnel del amor, la casa de los
fantasmas, el laberinto sin salida, pero esas
cosas se perdieron, a la gente lo que le gusta
es que la jamaqueen y la ‘escoñeten’. “Pagan
por ponerse los nervios de punta”, según el
señor Ángel González, un abuelo burda de
pana que estaba con su nieta en el Ítalo. “Esto
es una renta, venimos como tres veces al mes
porque somos vecinos de aquí, de la Nueva
Granada. En un tiempo dejamos de venir
porque esto estaba doblemente peligroso por
culpa de los vivos y los muertos”, prosigue el
señor Ángel, “los vivos eran los malandros y
los muertos unos espantos que salían por los
lados de los carritos chocones”.
Caracas, 27 de enero de 2013.
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Una tradición que gira inagotable en torno a la vida de los caraqueños
Edición Número Quince. Año 01. ÉPALE CCS