Una cristiana.pdf - Ataun
Una cristiana.pdf - Ataun Una cristiana.pdf - Ataun
arredra el hacerlo. Hay ocasiones en que rompo por todo. Tardé en responder, haciendo un llamamiento a mi sangre fría. Comprendí que era decisiva la batalla. Me recogí, y sin cólera, como el que ruega, objeté: - Ya que me echas, permíteme hablar. Quieres que no venga. Yo no puedo vivir sin verte. Tú tampoco respiras: estás desmejoradísima, enferma y triste. Te has ido poniendo así desde el día de tu matrimonio. ¿No te sirve de alivio el verme y el hablar conmigo un rato? ¿Por qué te niegas a recibir esta distracción o este consuelo? ¡Si vieses lo que has variado desde que te dejé! ¿Que no? Bueno, ya no volveré nunca a molestarte; pero explícame siquiera en qué te perjudican mis visitas. ¿Es tu marido quién se opone? ¿O eres tú la que escrupulizas y me despides? Echose atrás nuevamente en el sofá, y antes de responder me miró. Por instantes resplande-
cían sus pupilas y se transfiguraba su rostro. Su voz era entera y pura al contestarme: - Los dos. Mi marido, si comprendiese lo que ocurre, naturalmente que lo desaprobaría; y yo, que estoy enterada, lo desapruebo. Sí, es verdad que ando enferma y triste, y parece que ni ganas tengo de vivir; pero no es porque tú no vengas... Al revés. ¿Cómo te lo explicaré? Atiende bien, trataré de descifrártelo. Un día me dijiste que no atentarías a mi honra... Mi honra es mía, y claro que nadie atentará contra ella, porque no lo consentiré; pero para hablar tú así, es que yo te he dado lugar a que pienses disparates. Esto es culpa mía, culpa mía sólo. Desde luego te digo que en mi conducta hay mucho que censurar. En vez de dar consejos a Cándida, vale más que me observe a mí misma... Ahora me parece que he soltado un despropósito. ¡Ni en mi conducta ni en mis hechos descubro nada que pueda avergonzarme realmente... ¡sólo que mejor sería que no hubiesen mediado entre nosotros ciertas... tonterías, ton-
- Page 531 and 532: orrascas para las conciencias culpa
- Page 533 and 534: -¿Que está... aquí? ¿Desde cuá
- Page 535 and 536: a poco rato volvió a presentarse v
- Page 537 and 538: pálidos, de mejillas hundidas, en
- Page 539 and 540: arme? Pues no me hallo descontento,
- Page 541 and 542: - Claro que está. De otro modo no
- Page 543 and 544: en todo este arreglo de vida famili
- Page 545 and 546: supimos usted y yo que ella se casa
- Page 547 and 548: derecho a quejarse una mujer como C
- Page 549 and 550: tóricas. Yo no comulgo con ruedas
- Page 551 and 552: estoy enamorado de mi tía Carmen.
- Page 553 and 554: dirigir a usted alguna advertencia
- Page 555 and 556: Hay lucha... pues usted vencerá...
- Page 557 and 558: a expensas del marido de Carmen. Ya
- Page 559 and 560: su marido y me quisiese a mí muy d
- Page 561 and 562: -A mí háblame en castellano claro
- Page 563 and 564: - Quiero decirte - pronuncié trata
- Page 565 and 566: cuestan. No sé cómo lo tomará tu
- Page 567 and 568: cha, yo, oxidado por mi larga resid
- Page 569 and 570: cido, y un imposible, una novela, u
- Page 571 and 572: diese emprenderla a cachetes con la
- Page 573 and 574: Desde que descansé en la Ullosa, m
- Page 575 and 576: chochez que le entró. Últimamente
- Page 577 and 578: días: chanchullos gordos... Ademá
- Page 579 and 580: Yo no me paré en tales requisitos
- Page 581: go. No: besarla, nunca. Reprimiendo
- Page 585 and 586: Por eso me irrito cuando me llamas
- Page 587 and 588: cuando salgas, te pasearé la calle
- Page 589 and 590: iglesia, ni los bailes de los círc
- Page 591 and 592: do a su casa muebles comprados para
- Page 593 and 594: Madrid) hacia las pestilentes habla
- Page 595 and 596: No obstante, al llegar a su plenitu
- Page 597 and 598: egional era pro de Lupercio Pimente
- Page 599 and 600: titas negras, y luciendo su capotit
- Page 601 and 602: suegro y, la mujer, y ni siquiera l
- Page 603 and 604: Al otro día del Certamen se celebr
- Page 605 and 606: mística, de la hermosura puramente
- Page 607 and 608: ó el celo del seide, repitiendo:
- Page 609 and 610: peligroso. Hubo un momento de curio
- Page 611 and 612: se más, hizo a don Apolo una graci
- Page 613 and 614: ella por medio de sonrisas, atencio
- Page 615 and 616: jo. Donde bramó más tempestuosa f
- Page 617 and 618: suelo al de El Teucrense, que se qu
- Page 619 and 620: había enviado dos padrinos, los se
- Page 621 and 622: patrimonial de la Ullosa, y capaz d
- Page 623 and 624: de que yo me atribuyese facultades
- Page 625 and 626: señores de La Aurora se nos hubies
- Page 627 and 628: terreno que pisan los caballeros, p
- Page 629 and 630: -¿Y qué es lo que iban ustedes a
- Page 631 and 632: tura favorable de decirle a usted q
arredra el hacerlo. Hay ocasiones en que rompo<br />
por todo.<br />
Tardé en responder, haciendo un llamamiento<br />
a mi sangre fría. Comprendí que era<br />
decisiva la batalla. Me recogí, y sin cólera, como<br />
el que ruega, objeté:<br />
- Ya que me echas, permíteme hablar. Quieres<br />
que no venga. Yo no puedo vivir sin verte.<br />
Tú tampoco respiras: estás desmejoradísima,<br />
enferma y triste. Te has ido poniendo así desde<br />
el día de tu matrimonio. ¿No te sirve de alivio<br />
el verme y el hablar conmigo un rato? ¿Por qué<br />
te niegas a recibir esta distracción o este consuelo?<br />
¡Si vieses lo que has variado desde que<br />
te dejé! ¿Que no? Bueno, ya no volveré nunca a<br />
molestarte; pero explícame siquiera en qué te<br />
perjudican mis visitas. ¿Es tu marido quién se<br />
opone? ¿O eres tú la que escrupulizas y me<br />
despides?<br />
Echose atrás nuevamente en el sofá, y antes<br />
de responder me miró. Por instantes resplande-