Una cristiana.pdf - Ataun

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Ceñida por el corsé, realzada por el traje verde y el redondo sombrero de castor, Belén parecía lo que era en realidad: una gran mujer, digna de precipitar al abismo a cualquier protector espléndido. ¡Cristo, en cuanto nos guipó! Porque estábamos situados de manera que sin vernos no podía pasar. Sus ojazos resplandecieron; la alegría se derramó por su hermosa cara, pálida y algo retocada de blanquete; y en su agitación, ni acertaba a decir al cochero que parase. Yo le conocí las intenciones, y arrastrando a mi amigo, me alejé, después de saludar a Belén con una sonrisa. - Es capaz de hacernos subir al coche - dije a Portal -. Huyamos. Ya en la plaza de la Independencia, le pregunté por Mó. - ¿Qué dice la Gran Bretaña? - Ayer me presentaron en casa de los padres - respondió mi amigo -. Otro día te contaré... o, mejor dicho, te llevaré allá. ¡Verás qué gente!
- III - Escribí a mamá una carta de estudiante legítima, que partía los corazones a fuerza de exagerar mi situación y el estado de mi guardarropa. «La capa imposible. He preguntado a un sastruco de mala muerte lo que costaría su arreglo, y dice que veinticinco pesetas poniéndole buenos embozos, y veinte si se los pone inferiores. Como la pobre está tan tronitis, creo que son de esta última clase los que se le deben echar. Otro capítulo. Mi sombrero, más indecente todavía que la capa; por donde tiene pelo, que no es por todas partes ni mucho menos, lo tiene verde, casi color de esmeralda, y por donde no lo tiene, está cubierto de un barniz tornasolado de grasa, o de goma, o no sé de qué, que revuelve el estómago mirarlo. Item. Mis pantalones mejores amenazan romperse. Los peores ya se rompieron, y además todos ellos me sirven para los brazos mejor que para las piernas.
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Obra reproducida sin responsabilida
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PRIMERA PARTE - I - Verán ustedes
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pues no es fácil evitarlos al segu
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a baranda - ya a impulsos de amoros
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derrochador sempiterno, amigo de fr
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El señor calvo y, grueso, que ocup
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cesivamente larga, pero abundante r
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doce de la noche. Ni le obligó a e
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sas ni por sus merodeos y depredaci
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cencia hizo el grandísimo truhán,
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Vamos, convengan ustedes en ello: n
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sin gran esfuerzo una docena de bic
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la vida alegre; lo entretenido del
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que lo que dejo, pues soy capaz de
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por Luis de «alfabética» o «ast
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llo de miedo, por su gran afición
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al extender distraídamente por los
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criterio: había dogmas comunes: Po
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ser gloria, celebridad, pasión, av
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seguido ese método. Déjame de his
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ideal que la paz, y poco a poco ir
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- Valiente antigualla está lo del
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mente el cubano, melómano furioso,
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-¡Bah! Porque no estudies hoy no p
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pizarra que llevaba debajo del braz
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tión hebraica, y armándome de res
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me acordé a menudo de la «mancha
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cabos de pelo y barba. Pero el caso
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mi tío, sin ser descuidado en el t
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saliendo sin gastarse una peseta, j
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vía a protestar, porque los hombre
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deroso a reprimirme, hice un movimi
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-¡Vaya!, naturalmente. Como que te
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era capaz de coger la botella y est
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algún día se había de casar, ya
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que yo estaba forjándome ilusiones
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icos, algunos enteramente nuevos pa
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ien se lame te puedo jurar que así
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nación, me sosegaron el espíritu.
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que te dé la gana. En fin, arrégl
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Bajé hasta la Puerta del Sol, salt
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tálamo, de madera, muy bajito y de
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acerté a comunicarle la buena noti
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chado de hoy, que sabe adquirir par
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su negrísimo pelo, sus gallardas f
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«La señorita Belén... La señori
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ompió la botella contra la arista
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comprendiendo que los hacía, y sab
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Se detuvo de repente, completamente
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una vara de azucenas, y no sé qué
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- Pero mamá, ¿qué nos importa a
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trimonio, no era chico milagro vivi
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dir lástima, debía inspirar envid
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agitada con todo el sobrealiento de
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despachaba este manjar de homérica
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- Pues no importa, mamá; pues no i
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y los campos de maíz que susurraba
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ero en el suelo mismo, y volviendo
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proposición, figurándome que en e
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- No fumo - contesté con cierta pr
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Volviose sorprendido el fraile. - N
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nos a los estilos de la sociedad, y
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- Pues ya los ve usted en persona.
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el garrote o la carabina. Las facci
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mayor me punzaba, cuyo recuerdo des
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los brazos unas ajorcas como las qu
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merece ese nombre tan... dispense s
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no mi tío, vestido de dril claro,
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y qué ocurría por allá. Yo me si
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en casa de la Josefa Urrutia, el dr
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ien distintas; y entre tanto fue ll
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También el Padre Moreno metió su
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- No lo sabo... pero el que tiene l
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- Aún cabes tú, muliércula - adv
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plomo...». Por decirle algo a la m
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fraile, un fraile de verdad, un fra
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drés: yo, como no soy el novio, te
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- O con llevar unos calzoncillos de
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mundo rabiando o cantando, verdad?
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liente farolón y anda lampando por
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Espiña... no se va tras los amorí
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Echó a andar y yo tras ella: en el
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-¿Pero es posible? - Y venía tan
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ñado en fotografiarlo. Se llevó m
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otras menudencias relacionadas con
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cuantos hechizos suele desplegar en
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fracción que representaba su polí
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térides de los antiguos geógrafos
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aumenta en nuestro corazón la embr
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- Ya entendemos, ya entendemos que
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tendían los perfiles de la eleganc
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por ver esa ciudad tan hermosa, tan
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-¡Vaya! Y por tan moro: por morís
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zaron a hacerme preguntas sobre la
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-¡Arre, ese se iba al bulto! -¿Y
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Uno dio al otro un codazo y le oí
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Salimos del cenador cuando ya casi
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ambigua personalidad, admitida en l
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la humanidad peor de lo que Dios la
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leyendo periódicos, o jugando a la
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Cuando creí hacer este descubrimie
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Hubo una ocasión en que imaginé q
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jate de niñerías, o tendré que d
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a de una ventana. Después le intro
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no les visitaría don Vicente. ¿Qu
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Confirmé estas sospechas al cercio
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grandes madrugones. Me acostaba tem
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encender el mar prodigiosamente ser
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algo muy importante que decirse; y
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Sentáronse muy cerca el uno del ot
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amigo. Lo soy muy de veras... ya me
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- Sentido moral. - Eso. Es buena de
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por fuera no le he perdido el respe
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que fuese en gracia de Dios! ¡Mil
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a: el respeto filial me ata las man
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Dios, como a una persona digna de l
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ahora que todavía estás a tiempo
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espirar, encomendarse a Dios y espe
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que una pelota de goma y echar a co
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según demostrarán algunos párraf
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Me levanté penosamente, y amenazá
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Despachado el chocolate con cierta
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cayó sobre la cabeza de la novia a
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Al estrecharla olvidé la fatiga, e
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ahora conozco todo lo que vales tú
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- Basta. - XVI - No nos sentamos a
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- Que vayan a buscarle dos... Que l
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llegos? Dejamos desierto el templo
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También a mí me entran ganas de d
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Hice de propósito una pausa, duran
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Interrumpió el período la llegada
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árbol? ¿No me constaba que mi tí
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Con su marcha, la animación de la
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«Cum ejus modi nec cibum sumere».
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creímos que podría más que todos
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- No - contesté en uno de esos ím
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nuestro racionalismo. A mí se me o
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vez: era la profesión saliendo a l
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veo en usted malicia diabólica, ni
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- Oiga, usted, Padre. Los matrimoni
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sobrevenir la catástrofe cruzados
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a los buenos, a los sencillos de co
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ningún crimen. El crimen es haber
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que consigas de esa mujer, no te se
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da aún, y el erizado pelo rojo com
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ventana abierta la voz del ruiseño
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¡Ay Dios! Fuerzas, fuerzas para no
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presar lo que siente el alma. Sus p
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- Tú serás el loco y el energúme
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Vamos, confiésale a tu mamá el di
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en que menos se ajusta a tus ideas,
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al revés que tú en casi todo! Pue
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llar y que el drama interior es ene
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no sé qué cruz, con mucho tratami
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le recibió al pronto con cierta fr
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miso del superior para bañarse y a
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Al bajarme del tren en Madrid, en l
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jada y la tormenta, que sentí un e
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vivencia, quitando interés dramát
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sugestiones de la ociosidad. El dia
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-¿Eh? ¿Qué tal? - exclamó mi am
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Pues aquí nos hemos aguantado los
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- Calla, calla... Déjame a mí de
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ueno de faya francesa, que me regal
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tamente los demonios del cuerpo. Tr
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te? Sepámoslo. ¡Venga ese program
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tú íntimo amigo de un neo-católi
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intelectual, de la contradicción p
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to... ¡atiende bien!, de que le re
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tapete de coníferas y arbustos en
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Salimos a la calle de Bailén, y no
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ayer, y más mañana que hoy. Ya su
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como capítulos, decidme si hay con
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Convengamos en que tití Carmen no
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con afán una ojeada, una sonrisa,
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to que haberles echado a un tiempo
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los tenía; podía excusársele alg
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no repugnarse, no mirarse con antip
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la servilleta, de encima de la mesa
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- Ahora mismo voy a ponerle una car
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qué a Carmiña, y sentándome a su
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- Mientras esté irritado, no... po
Page 365 and 366: Pero la esposa no dejó salir nada
Page 367 and 368: frac y pantalón nuevos brillaban c
Page 369 and 370: maestoso está en El Barco Fantasma
Page 371 and 372: Yo buscaba el pañuelo para amparar
Page 373 and 374: egiones más hermosas para mí cuan
Page 375 and 376: SEGUNDA PARTE La prueba - I - No s
Page 377 and 378: doble, o con otro de los infinitos
Page 379 and 380: Abrí la válvula. ¡Necesitaba tan
Page 381 and 382: me disponía nuestro paisano el doc
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Page 385 and 386: en mis trece... Pero de ahí a cerr
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Page 389 and 390: -¡Inocente! - exclamé gozándome
Page 391 and 392: ita Mó, ni si cuenta con padre, ma
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Page 397 and 398: de la aristocracia en sus orígenes
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Page 427 and 428: nas» cierto periódico muy autoriz
Page 429 and 430: llez de los Roeles de Porcuna, nobl
Page 431 and 432: to es que Pepita profesaba al seño
Page 433 and 434: No pisé su casa sin religiosa emoc
Page 435 and 436: su faz de rey mago, que parecía de
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«Por desgracia - añadía -, Felip
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yo le desee buena suerte y me parez
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ntra la voluntad de Dios, que conoc
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mamente difícil de pronunciar. El
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me he peinado? ¿Hace mal aquí est
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arrechucho tal de franqueza, que de
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Puedo jurarte que no la quiero; que
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la cabeza, temblorosa de placer, y
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-¡Si vieses de qué buena gana te
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mi vigilancia, y puedo asegurar que
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la puerta, corrió a ponerse delant
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tiene una prontos y ligerezas y arr
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al reloj, sus gestos de impaciencia
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enferma, se me antojaba que si fuma
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casta, noble, pero mujer al fin de
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No; pero solícito y afanoso, como
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Pues fíjese: lo notó mamá lo mis
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atada no era sino el odio antiguo a
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¿Por qué se lo tendría tan calla
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persistencia. Vestía con dignidad
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meras de cambio, si no le mantuvies
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defectos físicos en las novias de
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muebles eran prácticos y cómodos;
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donde se celebra espléndido festí
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en los personajes de algunos cuadro
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Ocurrióseme un día hacer lo que n
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¿No iba a la iglesia? ¿Por qué?
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interés que te demuestro, ni ese e
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andaba por adentro; que andaba, se
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- Y tú te juntas al que aborreces
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tes que me acerque, y ahora mismo t
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actitud, mi turbada voz sobraban pa
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orrascas para las conciencias culpa
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-¿Que está... aquí? ¿Desde cuá
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a poco rato volvió a presentarse v
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pálidos, de mejillas hundidas, en
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arme? Pues no me hallo descontento,
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- Claro que está. De otro modo no
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en todo este arreglo de vida famili
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supimos usted y yo que ella se casa
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derecho a quejarse una mujer como C
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tóricas. Yo no comulgo con ruedas
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estoy enamorado de mi tía Carmen.
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dirigir a usted alguna advertencia
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Hay lucha... pues usted vencerá...
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a expensas del marido de Carmen. Ya
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su marido y me quisiese a mí muy d
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-A mí háblame en castellano claro
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- Quiero decirte - pronuncié trata
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cuestan. No sé cómo lo tomará tu
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cha, yo, oxidado por mi larga resid
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cido, y un imposible, una novela, u
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diese emprenderla a cachetes con la
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Desde que descansé en la Ullosa, m
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chochez que le entró. Últimamente
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días: chanchullos gordos... Ademá
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Yo no me paré en tales requisitos
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go. No: besarla, nunca. Reprimiendo
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cían sus pupilas y se transfigurab
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Por eso me irrito cuando me llamas
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cuando salgas, te pasearé la calle
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iglesia, ni los bailes de los círc
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do a su casa muebles comprados para
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Madrid) hacia las pestilentes habla
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No obstante, al llegar a su plenitu
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egional era pro de Lupercio Pimente
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titas negras, y luciendo su capotit
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suegro y, la mujer, y ni siquiera l
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Al otro día del Certamen se celebr
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mística, de la hermosura puramente
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ó el celo del seide, repitiendo:
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peligroso. Hubo un momento de curio
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se más, hizo a don Apolo una graci
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ella por medio de sonrisas, atencio
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jo. Donde bramó más tempestuosa f
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suelo al de El Teucrense, que se qu
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había enviado dos padrinos, los se
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patrimonial de la Ullosa, y capaz d
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de que yo me atribuyese facultades
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señores de La Aurora se nos hubies
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terreno que pisan los caballeros, p
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-¿Y qué es lo que iban ustedes a
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tura favorable de decirle a usted q
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Con el periódico en el bolsillo sa
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-¿Cómo? - pregunté no menos alte
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A medida que apretaba el calorcillo
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tían jardines, aunque pegados a la
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en el corral. El sol, el silencio,
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La obscuridad del establo no me per
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ella que está casada con un judío
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erisipela un poco. Se me han formad
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viese el problema, aunque fuese ech
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una expresión que no es posible im
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-¡Qué ideas tan disparatadas tra
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que te lo he dicho, y lo que le suc
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venía diariamente a casa a pedir l
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checa. De modo que si ellos no se a
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de él... y ahora menos, que por un
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Yo, sin tocar al chocolate ni al va
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trocado dos palabras a solas con Ca
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tirano! ¡Ira de Dios! ¡Verme con
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aleza contra una enfermedad de esa
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que si por buscar la herencia atrap
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vazón dorada -. Ya no soy aquel Pa
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da lo menos en diez meses... Vaya u
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antes de casarse Carmen, la diría:
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cuido, me atribuye que vengo a pren
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Titubeé. Estaba cogido. Yo protest
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ecurso sino dejarle con su padecimi
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que le aviso: hoy le ama... y el ti
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dad y la muerte. ¿Usted dice que e
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figuraba ingrata en demasía. Resol
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veces: «Luis, hijo mío...». Abus
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aborto, cierto sello ridículo. La
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-¿Por qué se quiso casar pronto?
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ciertos desórdenes en que vi caer
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sana. Hoy tendemos encima de cierto
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me sorprendió, porque no estaba ca
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ninguna parte, hasta que empiece a
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La evocación de este recuerdo inof
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ondulaciones, la llama. En el sitio
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esta noche. Ya nos dirá lo que con
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interna me cerraba el estómago lo
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echado... y no puedes ni tomar una
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- XVIII - En el portal aspiré ampl
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Puedo asegurar que mientras no vi a
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ciñeron a mi cuello; mi hálito ar
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se tercia cosa de provecho... este
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otella de Champán, para que hubies
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es una evolución o una modificaci
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días que siguen a las noches orgi
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¡Para eso tanto bravucar con el Pa
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Se volvió hacia mí con un plato d
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estómago y de mi voluntad... No ll
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-¿Por qué no dices el cariño? -
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natural, muy natural; está muy en
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grados, y no hay sino llenarlos...
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- Y él... - pregunté con sarcasmo
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digo que el que tengo... ¡y ningun
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a los hombres todos. Y toda vez que
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en el portal la alcancé. Ella, al
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-¿Sola? ¿Sola? - Con... con un ca
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Provisto hacía algún tiempo de mi
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-¡Pch!... No podía fallar: sospec
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- Pues... velay. La vida es una ser
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¡cómo si lo viese! porque ningún
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ía atenciones más que de su mujer
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sería un infierno. En fin, hoy no
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que desea es verle a usted en estas
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equidad posible en el reparto de lo
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su misericordia. Carmen, échese us
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de los árboles centenarios, saluda
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Una cristiana.pdf - Ataun

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