Una cristiana.pdf - Ataun
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- No señor. Como escándalo, no. Doña Andrea está de tal hechura, que me parece que no escandaliza a nadie - dijo con sonrisa graciosa y un tanto maliciosa la tití. - Mejor, mejor... por más que, hija, la gente para escandalizarse no mira si las caras son bonitas o feas. - Padre, por desgracia, aquí hay o habrá muy pronto otra piedra de escándalo, y a esa es a la que miran. No crea usted que se le pasa por alto a la gente nada de eso... Ni tanto así. Se me sube a la cara la vergüenza, cuando noto que alguien repara en ciertas cosas... - Pues tú no tienes de qué avergonzarte, hija. Para ti no se han hecho las vergüenzas - murmuró el fraile con acento tan halagüeño y cariñoso, que mi tía se ruborizó un poco, creo que de placer. - No lo puedo remediar - balbució -. Es tan sagrado un padre, que usted no sabe cuánto se sufre al comprender que no podemos respetarlo como corresponde y como manda Dios. Yo
por fuera no le he perdido el respeto a papá; pero interiormente... No, no es posible vivir de esta manera: hay momentos en que imagino volverme loca. -¡Tururú! - exclamó festivamente el fraile -. ¡Loca nada menos! Ya te lo tengo dicho; esa cabeza tuya es un volcán. Supongo que te referirás a lo que ya me indicaste... ¡Candidiña! - Sí, señor. Anda tras ella lo mismo que un cadete. Yo no sé qué hacer, ni a qué santo encomendarme. Estos días, con la gente y los huéspedes, se domina; pero cuando estábamos solos, todo cuanto le diga de cómo la perseguía es poco. No doy detalles, porque hasta feo me parece: bástele saber que un día vi tal escena por la mañana, que a la noche me eché de rodillas a los pies de papá, rogándole por Dios y por la Virgen que o se casase de una vez con la chiquilla o la enviase a servir fuera. - Y la chiquilla, ¿crees tú que le da cuerda? - Sí, señor. Cuerda sí: pero al mismo tiempo... en las cosas graves... se defiende, se de-
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está de tal hechura, que me parece que no<br />
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un tanto maliciosa la tití.<br />
- Mejor, mejor... por más que, hija, la gente<br />
para escandalizarse no mira si las caras son<br />
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- Padre, por desgracia, aquí hay o habrá muy<br />
pronto otra piedra de escándalo, y a esa es a la<br />
que miran. No crea usted que se le pasa por<br />
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sube a la cara la vergüenza, cuando noto que<br />
alguien repara en ciertas cosas...<br />
- Pues tú no tienes de qué avergonzarte, hija.<br />
Para ti no se han hecho las vergüenzas - murmuró<br />
el fraile con acento tan halagüeño y cariñoso,<br />
que mi tía se ruborizó un poco, creo que<br />
de placer.<br />
- No lo puedo remediar - balbució -. Es tan<br />
sagrado un padre, que usted no sabe cuánto se<br />
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