Una cristiana.pdf - Ataun
Una cristiana.pdf - Ataun Una cristiana.pdf - Ataun
pronto, preocupándonos mucho la opinión que de nosotros pueden formar y los sentimientos que les inspiramos. El empleado, el militar a quien destinan a lejana provincia, lleva una idea vaga del lugar donde va a residir: apenas sienta el pie en él, lo pasado se borra y lo presente le domina, con la poderosa fuerza de lo actual y el estímulo de la novedad y de lo ignorado. Así, yo, excitado por los nuevos horizontes, algo mortificado en el fondo del alma porque mi presencia pasaba totalmente inadvertida, me figuraba que de aquella gente, apenas entrevista, extraña para mí pocos momentos antes, tenía que salir algo decisivo para mi suerte o para mi corazón. Empecé por figurarme que en el seno de aquella familia pacíficamente reunida tomando la luna, se desenvolvía un drama moral muy extraño, cuyo secreto poseía el fraile, de seguro. «En todas partes - meditaba yo borracho de esencia de jazmín- hay sus dramitas de entre bastidores y su crónica secreta. Allá en Madrid,
en casa de la Josefa Urrutia, el drama tiene aspecto grotesco, pero no por eso deja de ser drama. Con la suerte y la vida de Botello se puede hacer el gran sainete dramático. Aquí, el conflicto, si existe, lo conoce el Padre Moreno. ¿Por qué se casa esta señorita, que parece tan distinguida, con el antipático de mi tíos? ¿Será verdad que la maltratan? No, mi misma madre, cuando la apremié, me ha confesado que eso es un dicho sin fundamento. Y estas mocitas que veo aquí, ¿qué papel componen? Y la concubina del señor de Aldao, ¿por dónde anda? Y en esa pareja de futuros esposos, reunidos en un sitio tan propio para excitar la fantasía y los nervios, ¿hay amor? y si no hay amor, ¿por qué hay boda?». De estas reflexiones me sacó repentinamente el joven curita, que acercándose me dijo en tono pueril y con dejo gallego que desempedraba: - Perdone la curiosidad... ¿Es el hijo de doña Benigna? - El mismo.
- Page 87 and 88: chado de hoy, que sabe adquirir par
- Page 89 and 90: su negrísimo pelo, sus gallardas f
- Page 91 and 92: «La señorita Belén... La señori
- Page 93 and 94: ompió la botella contra la arista
- Page 95 and 96: comprendiendo que los hacía, y sab
- Page 97 and 98: Se detuvo de repente, completamente
- Page 99 and 100: una vara de azucenas, y no sé qué
- Page 101 and 102: - Pero mamá, ¿qué nos importa a
- Page 103 and 104: trimonio, no era chico milagro vivi
- Page 105 and 106: dir lástima, debía inspirar envid
- Page 107 and 108: agitada con todo el sobrealiento de
- Page 109 and 110: despachaba este manjar de homérica
- Page 111 and 112: - Pues no importa, mamá; pues no i
- Page 113 and 114: y los campos de maíz que susurraba
- Page 115 and 116: ero en el suelo mismo, y volviendo
- Page 117 and 118: proposición, figurándome que en e
- Page 119 and 120: - No fumo - contesté con cierta pr
- Page 121 and 122: Volviose sorprendido el fraile. - N
- Page 123 and 124: nos a los estilos de la sociedad, y
- Page 125 and 126: - Pues ya los ve usted en persona.
- Page 127 and 128: el garrote o la carabina. Las facci
- Page 129 and 130: mayor me punzaba, cuyo recuerdo des
- Page 131 and 132: los brazos unas ajorcas como las qu
- Page 133 and 134: merece ese nombre tan... dispense s
- Page 135 and 136: no mi tío, vestido de dril claro,
- Page 137: y qué ocurría por allá. Yo me si
- Page 141 and 142: ien distintas; y entre tanto fue ll
- Page 143 and 144: También el Padre Moreno metió su
- Page 145 and 146: - No lo sabo... pero el que tiene l
- Page 147 and 148: - Aún cabes tú, muliércula - adv
- Page 149 and 150: plomo...». Por decirle algo a la m
- Page 151 and 152: fraile, un fraile de verdad, un fra
- Page 153 and 154: drés: yo, como no soy el novio, te
- Page 155 and 156: - O con llevar unos calzoncillos de
- Page 157 and 158: mundo rabiando o cantando, verdad?
- Page 159 and 160: liente farolón y anda lampando por
- Page 161 and 162: Espiña... no se va tras los amorí
- Page 163 and 164: Echó a andar y yo tras ella: en el
- Page 165 and 166: -¿Pero es posible? - Y venía tan
- Page 167 and 168: ñado en fotografiarlo. Se llevó m
- Page 169 and 170: otras menudencias relacionadas con
- Page 171 and 172: cuantos hechizos suele desplegar en
- Page 173 and 174: fracción que representaba su polí
- Page 175 and 176: térides de los antiguos geógrafos
- Page 177 and 178: aumenta en nuestro corazón la embr
- Page 179 and 180: - Ya entendemos, ya entendemos que
- Page 181 and 182: tendían los perfiles de la eleganc
- Page 183 and 184: por ver esa ciudad tan hermosa, tan
- Page 185 and 186: -¡Vaya! Y por tan moro: por morís
- Page 187 and 188: zaron a hacerme preguntas sobre la
en casa de la Josefa Urrutia, el drama tiene aspecto<br />
grotesco, pero no por eso deja de ser<br />
drama. Con la suerte y la vida de Botello se<br />
puede hacer el gran sainete dramático. Aquí, el<br />
conflicto, si existe, lo conoce el Padre Moreno.<br />
¿Por qué se casa esta señorita, que parece tan<br />
distinguida, con el antipático de mi tíos? ¿Será<br />
verdad que la maltratan? No, mi misma madre,<br />
cuando la apremié, me ha confesado que eso es<br />
un dicho sin fundamento. Y estas mocitas que<br />
veo aquí, ¿qué papel componen? Y la concubina<br />
del señor de Aldao, ¿por dónde anda? Y en<br />
esa pareja de futuros esposos, reunidos en un<br />
sitio tan propio para excitar la fantasía y los<br />
nervios, ¿hay amor? y si no hay amor, ¿por qué<br />
hay boda?».<br />
De estas reflexiones me sacó repentinamente<br />
el joven curita, que acercándose me dijo en tono<br />
pueril y con dejo gallego que desempedraba:<br />
- Perdone la curiosidad... ¿Es el hijo de doña<br />
Benigna?<br />
- El mismo.