Navarrete, La vida cotidiana de los mayas - Histomesoamericana
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El hombre juró que no le molestaba la i<strong>de</strong>a y entonces <strong>los</strong><br />
dos brincaron tres veces y así intercambiaron lugares: el hombre<br />
se convirtió en zopilote y el zopilote en hombre.<br />
El hombre zopilote empezó a volar y a dar vueltas por ahí.<br />
Des<strong>de</strong> el aire veía <strong>los</strong> campos y las casas y alcanzó a distinguir<br />
a su mujer y a sus hijos, así como al zopilote hombre que se<br />
acercaba por el camino.<br />
Después <strong>de</strong> volar un rato, sintió hambre y se acercó a una<br />
vaca muerta. Le dio varias vueltas pero el olor le resultó insoportable:<br />
"No puedo comer lo que comen <strong>los</strong> zopilotes" pensó. "Sería<br />
imposible comer cosas muertas."<br />
Regresó a la piedra y brincó tres veces, pero no pudo convertirse<br />
<strong>de</strong> nuevo en persona. Desesperado, se fue volando a su<br />
casa.<br />
Mientras tanto el zopilote hombre llegó a casa <strong>de</strong> la familia<br />
<strong>de</strong>l milpero, se sentó junto al fogón como si nada y le pidió <strong>de</strong><br />
comer a su mujer. Pero olía tan mal que ella se puso a gritar:<br />
—¿Por qué hueles tan mal? Es inaguantable. ¡Lárgate! Ya<br />
no eres el mismo.<br />
El zopilote hombre trataba <strong>de</strong> tranquilizarla cuando entró<br />
volando el hombre zopilote.<br />
—¿Qué pasa? —gritó la mujer—. ¿Qué hace aquí este zopilote<br />
asqueroso?<br />
Y tomó una escoba para sacarlo <strong>de</strong> la casa. El pobre hombre<br />
zopilote no quería irse y pegaba <strong>de</strong> brincos <strong>de</strong> un lado para<br />
otro, pero la mujer no <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> golpearlo. Finalmente se quedó<br />
quieto en un rincón y aguantó la paliza sin <strong>de</strong>cir palabra.<br />
Entonces el zopilote hombre explicó lo que había pasado.<br />
<strong>La</strong> mujer <strong>los</strong> corrió a <strong>los</strong> dos <strong>de</strong> la casa y <strong>de</strong>spués se puso a llorar<br />
<strong>de</strong>sconsolada porque había perdido a su marido. El pobre<br />
milpero ya no pudo convertirse en persona nunca más y tuvo<br />
que acostumbrarse a comer lo que <strong>los</strong> zopilotes comen: puras<br />
cosas podridas. 21<br />
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<strong>La</strong> madurez y la búsqueda <strong>de</strong>l prestigio<br />
Cuando <strong>los</strong> hijos crecen y empiezan a ayudar a sus padres, la situación<br />
<strong>de</strong> la familia se hace más holgada. <strong>La</strong> mujer pue<strong>de</strong> encargar<br />
tareas <strong>de</strong> la cocina a sus hijas y <strong>de</strong>dicar más tiempo a hilar<br />
y tejer y así pue<strong>de</strong> vestir mejor a su familia y también obtener<br />
dinero vendiendo sus textiles. En tiempos prehispánicos y coloniales,<br />
este trabajo femenino también era <strong>de</strong> gran valor, pues<br />
parte <strong>de</strong>l tributo a las autorida<strong>de</strong>s se pagaba en mantas <strong>de</strong> algodón.<br />
Por su parte, el hombre cuenta con más manos para cultivar<br />
la milpa y tiene acompañantes para sus viajes fuera <strong>de</strong> la<br />
comunidad en busca <strong>de</strong> trabajo. Los jóvenes <strong>de</strong> ambos sexos<br />
<strong>de</strong>ben obe<strong>de</strong>cer a sus padres en todo y su trabajo pertenece a su<br />
familia, salvo en el caso <strong>de</strong> dinero que ganen por su cuenta.<br />
<strong>La</strong> mejoría en la situación económica <strong>de</strong> las familias abre<br />
una nueva posibilidad que es <strong>de</strong> fundamental importancia para<br />
<strong>los</strong> hombres y mujeres <strong>mayas</strong>: la <strong>de</strong> participar en el sistema <strong>de</strong><br />
cargos <strong>de</strong> la comunidad.<br />
Los cargos civiles y religiosos son la principal fuente <strong>de</strong><br />
prestigio y po<strong>de</strong>r en las socieda<strong>de</strong>s <strong>mayas</strong>. Se encuentran organizados<br />
en una jerarquía muy compleja que va <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>los</strong> mo<strong>de</strong>stos<br />
alguaciles o cocineros hasta el exaltado "gobernador" o<br />
"presi<strong>de</strong>nte municipal". Los hombres jóvenes ingresan a <strong>los</strong><br />
niveles más bajos y van ascendiendo gradualmente a <strong>los</strong> más<br />
altos.<br />
Los cargos implican gastos consi<strong>de</strong>rables, pues el funcionario<br />
<strong>de</strong>be financiar las acti<strong>vida</strong><strong>de</strong>s que quedan bajo su responsabilidad<br />
y <strong>de</strong>be prodigar hospitalidad a todos <strong>los</strong> que colaboren<br />
o participen en sus rituales. Los encargados <strong>de</strong> cuidar a un santo,<br />
por ejemplo, <strong>de</strong>ben organizar un banquete cada veinte días<br />
en ocasión <strong>de</strong> la ceremonia <strong>de</strong>l cambio <strong>de</strong> flores y a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>ben<br />
recibir y aten<strong>de</strong>r a todos aquel<strong>los</strong> que lleguen a visitar al<br />
santo. Los altos funcionarios chamulas, por otra parte, <strong>de</strong>ben tener<br />
también suficiente maíz guardado para po<strong>de</strong>r residir en el<br />
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