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Navarrete, La vida cotidiana de los mayas - Histomesoamericana

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dres en sus viajes <strong>de</strong> trabajo y abandonan <strong>de</strong>finitivamente el<br />

mundo femenino <strong>de</strong>l hogar.<br />

<strong>La</strong> pubertad y la adolescencia<br />

<strong>La</strong> madurez sexual significa cambios radicales en la <strong>vida</strong> <strong>de</strong><br />

hombres y mujeres. Como hemos visto, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia <strong>los</strong> niños<br />

van aprendiendo las labores <strong>de</strong> su sexo y <strong>de</strong>jan <strong>de</strong> jugar<br />

juntos, pero en la adolescencia la separación entre <strong>los</strong> sexos se<br />

vuelve absoluta y suele estar prohibido que un hombre abor<strong>de</strong><br />

a mujeres jóvenes que no sean sus hermanas o primas.<br />

En tiempos prehispánicos <strong>los</strong> <strong>mayas</strong> yucatecos realizaban<br />

una ceremonia llamada zihil, nacer <strong>de</strong> nuevo, para marcar la<br />

madurez sexual. Antes <strong>de</strong> pasar por este ritual, <strong>los</strong> niños llevaban<br />

siempre una cuenta blanca en <strong>los</strong> cabel<strong>los</strong> <strong>de</strong> la coronilla y<br />

las niñas una cuerda atada a la cintura <strong>de</strong> la que colgaba una<br />

concha que les cubría el pubis. Durante la ceremonia, que solía<br />

realizarse con un grupo gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> niños y niñas, el sacerdote<br />

<strong>los</strong> lavaba con agua "virgen", recogida en lugares secretos en el<br />

monte, y luego les quitaba estos adornos. Después <strong>los</strong> niños<br />

probaban el humo <strong>de</strong>l tabaco y recibían una ofrenda <strong>de</strong> comida<br />

que <strong>de</strong>bían compartir con <strong>los</strong> dioses. Quedaban así listos para<br />

casarse.<br />

<strong>La</strong> madurez sexual acarrea diversos riesgos para las mujeres.<br />

Por un lado, se vuelven atractivas para <strong>los</strong> hombres, y éstos<br />

buscan seducirlas por las buenas o por las malas. Por ello, las<br />

adolescentes chamulas temen ser violadas y no gustan <strong>de</strong> salir<br />

solas <strong>de</strong> sus casas. Sin embargo, al mismo tiempo se sienten<br />

inevitablemente atraídas hacia el sexo opuesto y <strong>de</strong>sean conseguir<br />

un buen esposo.<br />

Por otra parte, durante estos años el control paterno se vuelve<br />

mucho más estricto, pues una mujer casa<strong>de</strong>ra es muy valiosa<br />

para la familia: no sólo colabora con su madre en las tareas domésticas<br />

y cuida a sus hermanos, sino que también se espera que<br />

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para entregarla en matrimonio el padre reciba rega<strong>los</strong> consi<strong>de</strong>rables<br />

o disponga durante un año o más <strong>de</strong>l trabajo <strong>de</strong> su nuevo<br />

yerno que actuará como un hijo y lo obe<strong>de</strong>cerá en todo. A<strong>de</strong>más,<br />

si la muchacha se escapa con un amante o es víctima <strong>de</strong><br />

chismes y murmuraciones por alguna relación amorosa, la vergüenza<br />

recae en el padre pues se dice que fue incapaz <strong>de</strong> controlarla.<br />

En el siglo xvi, <strong>La</strong>nda <strong>de</strong>scribió así el recato <strong>de</strong> las muchachas<br />

yucatecas y <strong>los</strong> métodos utilizados para conservarlo:<br />

Acostumbraban volver las espaldas a <strong>los</strong> hombres cuando <strong>los</strong><br />

topaban en alguna parte, y hacerles lugar para que pasasen, y lo<br />

mismo cuando les daban <strong>de</strong> beber hasta que acababan <strong>de</strong> beber.<br />

Enseñan lo que saben a sus hijas y críanlas bien a su modo, que<br />

las riñen y las adoctrinan y hacen trabajar, y si hacen culpas las<br />

castigan dándoles pellizcos en las orejas y en <strong>los</strong> brazos. Si las<br />

ven alzar <strong>los</strong> ojos las riñen mucho y las untan con su pimienta,<br />

que es grave dolor; y si no son honestas, las aporrean y untan<br />

con la pimienta en otra parte, por castigo y afrenta. Dicen a las<br />

mozas indisiciplinadas por mucho baldón y grave reprensión,<br />

que parecen mujeres criadas sin madre. 6<br />

Como buen católico, <strong>La</strong>nda consi<strong>de</strong>raba <strong>de</strong>seable reprimir la sexualidad<br />

femenina y aprobaba las restricciones impuestas a las<br />

muchachas <strong>mayas</strong>. Lo que no podía enten<strong>de</strong>r era que estas restricciones<br />

no se basaban necesariamente en una concepción negativa<br />

<strong>de</strong> la acti<strong>vida</strong>d sexual en sí, sino en la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la autoridad<br />

paterna. De lo que se trataba, y se trata aún, es <strong>de</strong> que las<br />

hijas se casen según la <strong>de</strong>cisión y conveniencia <strong>de</strong> su padre. Entre<br />

<strong>los</strong> cruzob, por ejemplo, <strong>los</strong> amoríos "ilegítimos" (es <strong>de</strong>cir<br />

<strong>los</strong> que no son aprobados por la familia y las autorida<strong>de</strong>s) son<br />

con<strong>de</strong>nados y perseguidos, pero la virginidad no es valorada en<br />

sí misma y una muchacha que haya tenido un <strong>de</strong>sliz pue<strong>de</strong> luego<br />

casarse sin problemas, sobre todo si es guapa.<br />

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