Navarrete, La vida cotidiana de los mayas - Histomesoamericana

de constante conversación y es frecuente referirse a los propios
hijos como "pequeñas mazorcas".
En la década de los ochenta, un grupo de kanjobales refugiados
en Los Angeles, Estados Unidos, para escapar a las masacres
del gobierno militar guatemalteco fundó una sociedad de
ayuda mutua, dedicada también a la divulgación de su tradición
cultural, y el nombre que eligió para ella fue, lógicamente, IXIM,
la palabra para maíz en todos los idiomas mayas.
Estos ejemplos demuestran la continuidad de la cultura del
maíz. Sin lugar a dudas el cultivo de esta planta y las prácticas
y creencias asociadas a ella son uno de los principales elementos
que unifican la cultura maya a lo largo del tiempo. Por otra
parte, los mayas aprendieron de otros pueblos indígenas de Mesoamérica
la tradición agrícola del maíz, que había sido desarrollada
miles de años antes del surgimiento de su cultura, y esta
tradición los define claramente como parte de la civilización
mesoamericana.
La siembra del maíz y el método de roza han sufrido modificaciones
a lo largo de la historia maya. El desarrollo de los
grandes centros urbanos prehispánicos trajo consigo una intensificación
de este método de cultivo y el desarrollo de otros métodos
más productivos como la irrigación cerca de ríos y canales,
las terrazas que permitían aprovechar terrenos elevados o
abruptos, y los camellones en zonas pantanosas, campos levantados
que aprovechaban la fertilidad del suelo y la abundancia de
agua para producir hasta dos cosechas por año.
En esa época no todos los mayas se dedicaban al cultivo del
maíz. Los habitantes de las ciudades y los señores de las aldeas
se encargaban del gobierno, la religión, las actividades intelectuales
—como la escritura, las artes, la astronomía y los cálculos
calendárteos—, y también del comercio y la guerra. Había
igualmente, agricultores que plantaban cacao o algodón, productos
agrícolas que eran vendidos muy lejos de su región de
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origen. Los quichés, por ejemplo, tenían parcelas en la tierra caliente
para la producción de cacao.
La conquista española reforzó la importancia del maíz en
la cultura maya. La destrucción de los estados mayas y la creación
de nuevas ciudades dominadas por los españoles y sus descendientes,
quienes monopolizaron las actividades que antes correspondían
a las élites mayas, provocaron la desaparición de
estos grupos sociales. Los miembros de estos grupos que no
murieron en las conquistas o las subsecuentes epidemias fueron
reducidos a una existencia aldeana no muy diferente a la de los
campesinos.
Desde entonces, para garantizar su supervivencia física y
cultural en un ambiente económico y político decididamente
hostil, las aldeas campesinas mayas han enfatizado la importancia
de la producción de maíz como un elemento de autosuficiencia
que les permite mantener su autonomía. De esta necesidad
deriva, por ejemplo, la diferencia establecida por los cmzob
entre el maíz "puro" que se utiliza para el consumo de los propios
agricultores y el maíz "impuro" que se comercia.
La independencia política de los estados americanos en el
siglo pasado y el desarrollo del capitalismo en este siglo han
amenazado mucho más seriamente la supervivencia de este modo
de vida. Las comunidades mayas han sido despojadas de sus
mejores tierras (que se utilizan para cosechas comerciales, como
el henequén, el café o la ganadería) y sus miembros han sido
forzados a trabajar en ellas como jornaleros. Los tzotziles de
San Juan Chamula, por ejemplo, combinan el cultivo de sus
milpas con temporadas de trabajo en las fincas de tierra caliente.
El crecimiento de la población en las últimas décadas
también ha puesto en crisis la forma tradicional de supervivencia,
pues la producción de roza en tierras cada vez más pobres
ya no alcanza muchas veces para satisfacer las necesidades mínimas
de las comunidades.
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