04.06.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NORA ROBERTS AURORA BOREAL<br />

Harry y Deb tenían un hijo y una hija —el niño les creaba bastantes<br />

problemas— y ella era quien llevaba la batuta.<br />

Y había más. Peach siempre tenía más. Nate pensó que en una semana, quizá<br />

dos, estaría al corriente <strong>de</strong> todo lo que necesitaba saber <strong>de</strong> Lunacy y sus<br />

habitantes. Entonces su trabajo entraría en otra rutina, la <strong>de</strong> hundirse<br />

cómodamente en el surco.<br />

Sin embargo, cada vez que estaba frente a la ventana y veía cómo salía el sol<br />

por <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> las montañas y les daba aquel lustre dorado notaba que algo hervía<br />

en su interior. Una chispa que le indicaba que aún quedaba vida en él.<br />

Por temor a que la chispa prendiera, daba media vuelta para ver solo la<br />

pared blanca.<br />

En su tercer día, Nate tuvo que encargarse <strong>de</strong> un acci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> circulación en<br />

el que estaban implicados una furgoneta, un todoterreno y un alce. Este fue el que<br />

salió mejor parado, puesto que se quedó a unos cincuenta metros <strong>de</strong> la chatarra<br />

observando el espectáculo.<br />

Dado que era la primera vez que Nate veía un alce al natural —mayor y más<br />

feo <strong>de</strong> lo que había imaginado— se interesó más por el animal que por los dos<br />

hombres que seguían peleándose y echándose la culpa.<br />

Eran las ocho y veinte <strong>de</strong> la mañana y la carretera, que en el pueblo llamaban<br />

Camino <strong>de</strong>l lago, estaba negra como boca <strong>de</strong> lobo.<br />

El teniente <strong>de</strong> alcal<strong>de</strong> y un guía alpino llamado Hawley se habían dado <strong>de</strong><br />

narices: el Ford Explorer cayó en una zanja y se quedó hundido en la nieve con el<br />

capó arrugado como un acor<strong>de</strong>ón, y la furgoneta Chevrolet se quedó tumbada <strong>de</strong><br />

lado como si hubiera <strong>de</strong>cidido echarse una siesta.<br />

Los dos hombres tenían sangre en la cara y los ojos <strong>de</strong>sorbitados.<br />

—¡Tranquilos! —Nate enfocó <strong>de</strong>liberadamente la linterna primero en los ojos<br />

<strong>de</strong> uno y luego en los <strong>de</strong>l otro. Vio que a los dos les harían falta unos puntos <strong>de</strong><br />

sutura—. ¡Tranquilos, he dicho! Lo solucionaremos en un momento. ¿Otto?<br />

¿Alguien <strong>de</strong> por aquí tiene una grúa?<br />

—Bing tiene una. Es quien suele ocuparse <strong>de</strong> estas cosas.<br />

—Pues llámele. Que venga a remolcar los dos vehículos. Hay que sacarlos <strong>de</strong><br />

aquí enseguida. Son un peligro. Y ahora...<br />

Se volvió hacia los dos hombres.<br />

—¿Quién <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s pue<strong>de</strong> contarme con tranquilidad y coherencia qué ha<br />

ocurrido?<br />

Pareció que ambos se disponían a iniciar el relato, pero cuando notó que el<br />

aliento <strong>de</strong> Hawley olía a whisky, levantó la mano y señaló a Ed Woolcott.<br />

—Empiece usted.<br />

—Me dirigía hacia el trabajo conduciendo <strong>de</strong>spacio, con mo<strong>de</strong>ración...<br />

—¡Y un huevo! —saltó Hawley.<br />

—Ya le tocará el turno luego. ¿Señor Woolcott?<br />

—He visto unos faros que se acercaban a una velocidad realmente peligrosa.<br />

Hawley abrió <strong>de</strong> nuevo la boca, pero Nate cruzó su <strong>de</strong>do en ella.<br />

—De pronto ha aparecido un alce como caído <strong>de</strong>l cielo. He reducido la<br />

- 48 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!