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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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NORA ROBERTS AURORA BOREAL<br />

Capítulo 19<br />

No habló a Meg <strong>de</strong>l diario. Pensó que no era pru<strong>de</strong>nte añadir otra carga a una<br />

mujer que acababa el día cansada e irritable.<br />

Lo que tenía que proporcionarle eran argumentos para que se arremangara y<br />

colaborara en el Lodge, y para que saltara <strong>de</strong> la cama a la mañana siguiente y sirviera<br />

el <strong>de</strong>sayuno a la gente. Sobre todo teniendo en cuenta que la tensión entre ella y<br />

Charlene se había solidificado hasta el punto <strong>de</strong> que se podría cortar y freír junto al<br />

tocino.<br />

Aun así, cuando Nate se sentó a la mesa, apareció ella con la cafetera en la<br />

mano.<br />

—Meg, para servirle. Como espero que me dé una buena propina, aguardaré a<br />

que termine <strong>de</strong> <strong>de</strong>sayunar para lanzar la cafetera a la cabeza <strong>de</strong> Charlene.<br />

—Me parece muy bien. ¿Tardará mucho en volver Rose?<br />

—Una semana o dos, pero luego Charlene le <strong>de</strong>jará hacer el horario que le<br />

convenga hasta que pueda trabajar todo el día.<br />

—Todo un <strong>de</strong>talle.<br />

—¡Huy, con Rose, todos los que quieras! —dijo lanzando una envenenada<br />

mirada por encima <strong>de</strong>l hombro en dirección a Charlene—. La tiene muy mimada. Es<br />

a mí a quien no soporta. ¿Y qué va a ser, guapetón?<br />

—Si te digo que probablemente las dos perseguís lo mismo, aunque <strong>de</strong> formas<br />

distintas, ¿me arrojarás la cafetera a la cabeza?<br />

—Podría hacerlo.<br />

—Pues tráeme los copos <strong>de</strong> avena.<br />

—¿Tomas copos <strong>de</strong> avena? —Arrugó su atractiva nariz torcida—. ¿Sin que<br />

nadie te ponga un afilado cuchillo contra el cuello?<br />

—Uno se acostumbra.<br />

—Sí, con el tiempo...<br />

Con un gesto <strong>de</strong> indiferencia, Meg se alejó para tomar nota a otras mesas y<br />

llenar otras tazas.<br />

A Nate le gustaba observarla. Era rápida pero no apresurada, atractiva pero sin<br />

exagerar. Llevaba una blusa <strong>de</strong> franela y <strong>de</strong>bajo una camiseta térmica <strong>de</strong> color<br />

blanco. De una fina ca<strong>de</strong>na que llevaba en el cuello colgaba una figurita <strong>de</strong> plata que<br />

se balanceaba junto a sus senos.<br />

Se había puesto algo <strong>de</strong> maquillaje, Nate lo sabía porque la había visto. Unos<br />

toques <strong>de</strong> color rápidos, eficientes, sin miramientos, en las mejillas, algo <strong>de</strong> sombra<br />

en los ojos y una pasada rápida <strong>de</strong> rímel en las largas y oscuras pestañas.<br />

Nate pensaba que cuando un hombre se fijaba en cómo una mujer se ponía el<br />

rímel es que estaba en el bote.<br />

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