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Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

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NORA ROBERTS AURORA BOREAL<br />

seguir en Baltimore. Era incapaz <strong>de</strong> enfrentarme al día a día. Otro cadáver, otro caso,<br />

intentar cerrar los que habíamos abierto Jack y yo juntos. Ver a otra persona en su<br />

<strong>de</strong>spacho. Saber que había <strong>de</strong>jado a una esposa y a unos hijos que le querían, y que si<br />

el muerto hubiera sido yo, nadie hubiera quedado abandonado.<br />

—Por eso viniste aquí.<br />

—A enterrarme. Pero ocurrieron cosas. Vi las montañas. Vi las luces. La aurora<br />

boreal.<br />

La miró un momento y la leve sonrisa <strong>de</strong> sus labios le indicó que Meg lo había<br />

entendido. No tenía que <strong>de</strong>cir nada más. Y por ello podía seguir.<br />

—Te vi a ti, y tuve una reacción similar respecto a todo. Algo en mi interior<br />

<strong>de</strong>seaba volver a la vida. No se qué ocurrirá ni si te serviré <strong>de</strong> algo. No soy una<br />

apuesta segura.<br />

—Prefiero hacerlas a largo plazo. Veremos cómo se presenta la partida.<br />

—Tendría que marcharme.<br />

—¿No te he dicho antes que no había terminado? ¿Sabes qué tendríamos que<br />

hacer? Salir, meternos en una bañera con agua caliente un rato, volver aquí y<br />

revolcarnos <strong>de</strong> nuevo <strong>de</strong>snudos.<br />

—¿Salir? ¿Fuera? ¿Darnos un baño fuera, a doce grados bajo cero?<br />

—Dentro <strong>de</strong> la bañera no hace tanto frío. Vamos, Burke, sé fuerte. Anímate.<br />

«Y <strong>de</strong>ja esta tristeza en remojo», pensó ella.<br />

—También podríamos animarnos quedándonos aquí en la cama.<br />

Pero ella ya se había puesto <strong>de</strong> pie.<br />

—Te gustará —le prometió tirando <strong>de</strong> él.<br />

Meg tenía razón. Le gustó. La locura <strong>de</strong> aquel súbito frío, la <strong>de</strong>sagradable<br />

sensación <strong>de</strong> entrar en el agua caliente, la curiosa y absurda excitación <strong>de</strong> encontrarse<br />

<strong>de</strong>snudo con ella bajo un cielo que en aquellos momentos estaba lleno <strong>de</strong> estrellas, y<br />

aquella luz cambiante y mágica.<br />

El vapor ascendía y formaba volutas por encima <strong>de</strong> la superficie; los perros<br />

emprendieron <strong>de</strong> nuevo una alocada carrera. El único inconveniente que vio Nate<br />

una vez estuvieron en el agua fue que tendrían que salir otra vez y enfrentarse con el<br />

aire glacial hasta llegar a la casa... y quizá sufrir un ataque al corazón.<br />

—¿Lo haces a menudo?<br />

—Un par <strong>de</strong> veces a la semana. Activa la circulación <strong>de</strong> la sangre.<br />

—No me extraña.<br />

Hundió un poco más el cuerpo y echó la cabeza para atrás. La aurora boreal<br />

ocupaba todo su campo visual.<br />

—¡Qué maravilla! ¿Pue<strong>de</strong> alguien cansarse alguna vez <strong>de</strong> esto?<br />

¿Acostumbrarse?<br />

Meg imitó su postura, disfrutando <strong>de</strong>l frío en la cara mientras su cuerpo seguía<br />

inmerso en el calor.<br />

—Te acostumbras y acabas teniendo la sensación <strong>de</strong> que es tuyo. Es como si la<br />

aurora boreal me perteneciera y pudiera compartirla con unos pocos mortales<br />

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