04.06.2013 Views

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

Descargar - Alcaldia Municipal de San Miguel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

NORA ROBERTS AURORA BOREAL<br />

—¿Has llevado casos <strong>de</strong> asesinato?<br />

—Sí.<br />

—Hablaré con quien se ocupe <strong>de</strong> este, pero quiero que tú lo investigues por<br />

mí.<br />

—No podré hacer mucho.<br />

—Siempre habrá algo que hacer. Te pagaré.<br />

Nate siguió comiendo con expresión pensativa.<br />

—Sé que para ti es muy duro —repitió—. Por eso no te pego un bofetón por<br />

haberme ofendido.<br />

—Conozco a muy pocos que se ofen<strong>de</strong>rían porque les ofrecieran dinero. Pero<br />

vale. Quiero que alguien conocido busque al hijo <strong>de</strong> puta que mató a mi padre.<br />

—Me conoces muy poco.<br />

—Sé que eres bueno en la cama. —Sonrió un poco—. De acuerdo, tienes<br />

razón, un gilipollas pue<strong>de</strong> ser un semental. Pero también sé que estás agobiado y<br />

que has mostrado la suficiente <strong>de</strong>dicación o estupi<strong>de</strong>z para lanzarte a un glaciar a<br />

rescatar a un chico que no conocías. A<strong>de</strong>más, eres tan previsor como para<br />

acordarte <strong>de</strong> preguntar en el restaurante cómo le gusta el filete a Meg. Y a mis<br />

perros les caes bien. Ayúdame, jefe.<br />

Nate le tocó el pelo; una leve caricia en la cabellera aún húmeda.<br />

—¿Cuándo lo viste por última vez?<br />

—En febrero <strong>de</strong> 1988. El seis <strong>de</strong> febrero.<br />

—¿Sabes hacia dón<strong>de</strong> iba?<br />

—Dijo que haría unos trabajos. Supuse que aquí, en Anchorage, o más arriba,<br />

en Fairbanks. Él y mi madre se habían peleado por cuestiones <strong>de</strong> dinero y otras<br />

cosas. Era lo <strong>de</strong> siempre. Dijo que estaría fuera aproximadamente quince días. No<br />

volvió.<br />

—¿Tu madre <strong>de</strong>nunció la <strong>de</strong>saparición?<br />

—No. —Luego arrugó la frente—. Al menos que yo sepa. Supusimos, todo el<br />

mundo supuso, que se había ido por ahí. Se habían peleado —siguió Meg—, tal<br />

vez más <strong>de</strong> la cuenta. Estaba inquieto. Incluso yo me di cuenta. No era un ángel; la<br />

verdad es que no era una persona muy responsable, aunque conmigo siempre se<br />

portó muy bien, y no nos faltó nunca lo básico. Pero a Charlene no le bastaba y por<br />

eso discutían.<br />

Se calmó y siguió comiendo lo que tenía en el plato.<br />

—Bebía, fumaba porros, jugaba cuando le apetecía, trabajaba cuando le salía<br />

<strong>de</strong> ahí y se iba <strong>de</strong> juerga si se terciaba. Yo le quería, tal vez por todo ello. Tenía<br />

treinta y tres años cuando se fue, y ahora que tengo más experiencia y madurez<br />

me doy cuenta <strong>de</strong> que cumplir treinta y tres le ponía <strong>de</strong> los nervios. Ser padre <strong>de</strong><br />

una chica ya mayor y estar atado a la misma mujer año tras año. Pue<strong>de</strong> que se<br />

encontrara en una encrucijada, no sé. Que <strong>de</strong>cidiera empren<strong>de</strong>r esa escalada en<br />

invierno como la última locura <strong>de</strong> la juventud, o tal vez no tenía intención <strong>de</strong><br />

volver. De todas formas, alguien tomó la <strong>de</strong>cisión por él.<br />

—¿Tenía enemigos?<br />

—Probablemente, pero no sé <strong>de</strong> nadie que pudiera haberle hecho daño.<br />

- 115 -

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!