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SER Y CRECER: ESA ES LA CUESTIÓN
Lic. Czerlowski 1 , Mónica, Dra. Dabbah, Irene 2 , Lic. Meilerman, Deborah 3 , Lic.
Melamed, Eugenia 4 , Lic. Mirochnik, Patricia 5
Descriptores
Adolescencia 04.02.04 – Continente 03.01.04 /07.01.01 – Corte 01.07.03 –
Exogamia 01.03.05 /07.01.05 – Familia aglutinada 07.01.01
Introducción
La siguiente presentación surge de nuestro trabajo clínico con jóvenes, cuya
característica en común es la dificultad en la salida exogámica. Esta situación
enfrenta al adolescente a una posición dilemática y paradojal en la que
quedarse e irse de su ámbito familiar es vivido como peligroso.
Comenzamos a detectar distintas modalidades familiares que de uno u otro
modo obturan o perturban este crecimiento: excesos pulsionales, apego
patológico, indiscriminación, pero fundamentalmente falta de sostén e
imposición de una ley ordenadora.
Presentación de los casos
A inicia su tratamiento por padecer trastornos de la conducta alimentaria y
desmayos. Rápidamente se detecta que esa modalidad impulsiva es
compartida por el resto de la familia, dando cuenta de características
simbióticas que dificultan la individuación.
B consulta frente a la dificultad de aceptar que su novio había abusado de su
hermana menor. A lo largo del tratamiento emergen otras situaciones como el
consumo excesivo de alcohol, evidenciando situaciones de complicidad familiar
basadas en la negación y la desmentida.
El motivo manifiesto de C es realizar un proceso de orientación vocacional. En
1 mczerlowski@hotmail.com
2 irenitadabbah@hotmail.com
3 debomei@hotmail.com
4 licmelamed@hotmail.com,
5 patricia_abas@hotmail.com,

la primera entrevista cuenta que come una ínfima cantidad de calorías diarias
y que dejó de cursar 5º año en el mes de agosto. Estas situaciones son
justificadas por los padres, en orden de que la joven “no reaccione mal”. Es
frecuente en esta familia el exceso de permisividad, como modo de evitar el
conflicto.
Coincidimos con S. Gomel y S. Matus quienes plantean que, “la clínica nos
trae a situaciones de falta de holding que llevan en muchas circunstancias a la
accidentofilia, la implosión de los cuerpos y las conductas impulsivas”.
A partir de la necesidad de pensar en cada una de estas situaciones clínicas,
nos proponemos reflexionar acerca de la función analítica. Apuntamos a
favorecer el pasaje de la indiscriminación a la discriminación, a generar un
espacio de terceridad, y a poder construir la función de sostén y de corte.
Particularidades de las familias
La familia tiene características de estructura, funciona como organizador,
donde cada miembro crece y se desarrolla. Incluye psiquismos en vías de
construcción y otros, que si bien están constituidos se encuentran en continua
transformación. Entre sus funciones destacamos las de contener, amparar y
cobijar a sus miembros; como también ayudarlos en el crecimiento, la
separación y la diferenciación.
¿Qué sucede en las familias cuando estas funciones están fallidas? En los
casos tratados observamos obstáculos de la parentalidad, que se manifiestan
como excesos de permisividad, invasión de la privacidad e inversión de la
asimetría. Estas tres circunstancias si bien son diferentes entre sí tienen en
común la dificultad en la capacidad de contener y sostener, como así también
en la de imponer la función de corte.
D. Winnicot describe que la función materna de holding se corresponde a la
etapa de dependencia absoluta. Creemos que el modo de funcionamiento de la
familia de A estaría detenido en ese momento, funcionando como un núcleo
aglutinado, indiscriminado, presentando una ilusión de autoabastecimiento.
Este modo de funcionamiento ilusorio implica que se mantenga el grupo
fusionado y amurallado.

El sistema familiar entra en crisis en el momento en que uno de sus integrantes
intenta la exogamia. Cuando la salida es vivida como peligrosa, sin espacio
para la terceridad, la familia implementará estrategias para neutralizarla. Por
ejemplo los padres favorecen que el novio de A se quede a dormir
frecuentemente en su casa. De esta manera se lo absorbe y se lo transforma
en uno más de la familia.
En el caso de la familia de B las dificultades parentales se manifiestan en la
invasión a la privacidad y en la dificultad de armar espacios de diferenciación.
No hay filtro, todo se dice delante de todos sin discriminar quién puede y quién
no puede escuchar. Hay un exceso en el dar, tanto afectivo como material y
una dificultad en diferenciar lo que el otro necesita. La falta de membrana y de
ley, habilita la pérdida y la inversión de la asimetría entre padres e hijos. Se
borran los límites, se intercambian los roles pasando B a ocupar un lugar de
adulto. Además la desmentida favorece el desconocimiento de aspectos de
peligrosidad de la pareja de B, que culminan en el abuso de la hermana menor.
En el caso de la familia de C, los padres funcionan de modo desconectado
entre sí. Cada uno atiende sus propias necesidades. Se manejan con un
funcionamiento narcisista e infantil. Se elude el lugar de autoridad, se manejan
con “hacé lo que quieras”.
Siguiendo el planteo de D. Winnicott, podemos pensar que esta familia
presenta fallas en la etapa de dependencia relativa. En lugar de constituirse el
“yo soy”, se instaura un falso self. C dice de sí misma ser mayor de edad
porque cumplió 18 años, cuando su funcionamiento subjetivo responde, por
momentos, al de una niña pequeña. La posición parental deja a C en un estado
de omnipotencia y angustia infantil. Sus síntomas son pedidos que no son
escuchados, demandas de amor que no son decodificadas y que quedan
interpretadas como caprichos.
En estas tres familias las adolescentes no tienen habilitada la salida al mundo.
Pensamos que la función materna se halla invertida, son los hijos los que
funcionan como contenedores, el que necesita ser cuidado se transforma en
cuidador. Por otro lado, también hay fallas en la función paterna. Queda

vacante el lugar de ordenador, en lugar de un padre que facilita el corte y el
desprendimiento, aparece alguien que se ubica en el mismo lugar que sus
hijos, fraterniza con ellos y borra la asimetría.
Proceso terapéutico
Los ejemplos clínicos presentados nos llevan a pensar cómo mantener una
actitud de escucha y al mismo tiempo de discriminación de contenidos
contratransferenciales. Estas familias generan permanentemente una demanda
masiva y no integrada, reeditando así, en la transferencia, la inadecuación de
roles y funciones, que ponen por momentos en riesgo el rol del analista.
Además, propician una continua evacuación de contenidos que oscilan entre lo
parasitario y lo inoculatorio. La necesidad de realizar un corte genera por
momentos, una contratransferencia superyoica, que nos exige un trabajo de
revisión y procesamiento constante.
Frente a este escenario nos planteamos generar un espacio transicional y
construir un lugar, que pueda ser usado con confianza para probar,
equivocarse y crear. Este espacio de ilusión – desilusión, marcado por la
presencia del analista, que no critica, juzga ni controla, posibilita el desarrollo
autónomo y la discriminación de lo que funciona como un bloque familiar.
Decíamos en un trabajo anterior: “¿Cuáles son las condiciones requeridas para
que esta presencia se constituya; y para que, al decir de D. Winnicott, el
terapeuta sea sentido como suficientemente bueno?. Capacidad de
continencia, empatía, disponibilidad, un estilo personal de identificación,
pensamiento y comunicación, el investimiento libidinal del vínculo y la tarea y el
logro de un ambiente facilitador”.
La presencia del analista supone tanto el sostén, como el ejercer una función
de corte paulatino y gradual, que es una de las dificultades más importantes en
estas familias. Esto nos lleva a implementar diferentes estrategias terapéuticas
cuyo objetivo es, entre otros, trabajar en la tolerancia de pequeñas
frustraciones como modo de procesamiento de la necesidad inmediata.

En este modo de funcionamiento familiar, en lugar de posibilitar la dialéctica
ilusión-desilusión, existe una presencia absoluta que no da lugar a la ausencia
y una demanda eternamente frustrante, imposible de satisfacer, porque nada
alcanza.
L. Kancyper plantea que la reversión de la demanda de dependencia surge por
el desvalimiento y la necesidad de los propios padres, que inducen
precozmente al hijo a operar como soporte y reverie de los progenitores, con la
finalidad de poder garantizar la homeostasis de la dinámica familiar. Esta
situación inviste al hijo de una elevada carga narcisista y masoquista de
omnipotencia e idealización.
Este lugar impuesto al hijo, favorece la emergencia sintomática que expresa
una situación de impasse, frente a la cual el analista tendrá que prestar su
aparato simbólico para ayudarlo a transformar el dilema en un problema.
Conclusiones
Crecer es un proceso inherente al desarrollo de la vida. En los casos que
trabajamos observamos que el adolescente es el que denuncia una modalidad
de estancamiento familiar.
La adolescencia es un momento doloroso, y al mismo tiempo prometedor.
Incluye el acceso a la sexualidad, nuevas elecciones, desafíos, como también
el desprenderse de lo anterior, y resignificar situaciones. El duelo por los
padres de la infancia, el cuerpo infantil perdido y el rol e identidad infantil, son
prototipos de otros duelos a atravesar a lo largo de la vida, y que ponen en
jaque continuamente, la capacidad de ser creador de la propia experiencia.
El pasaje por estos momentos puede efectuarse de manera gradual y
acompañada, acelerarse por ansiedades excesivas, o estancarse deteniendo el
proceso. En estos casos, el crecimiento del adolescente activa la dificultad de
todos y cada uno de los miembros de la familia para enfrentar los cambios
inherentes a sus propias etapas vitales.
Esta interpretación y resignificación de toda la situación familiar, lleva al
despliegue de una estrategia de abordaje, que contemple el sostenimiento de
cada uno de sus integrantes. Se trata entonces de facilitar la apertura hacia el
desarrollo personal, habilitar el deseo de crecer e instaurar fundamentalmente
el desafío de ser.

Resumen
Este trabajo surge de la práctica clínica con jóvenes, cuya característica en
común es la dificultad en la salida exogámica. Durante el proceso terapéutico
observamos obstáculos en la parentalidad, que se manifiestan como excesos
de permisividad, invasión de la privacidad e inversión de la asimetría. Estas
tres circunstancias si bien son diferentes entre sí, tienen en común la dificultad
en la capacidad de contener y sostener, como así también en la de imponer la
función de corte. En función de esto, nos planteamos una estrategia de
abordaje que contemple el pasaje de la indiscriminación a la discriminación, la
construcción de un espacio de terceridad , así cómo el sostenimiento de cada
uno de los integrantes de la familia. Se trata entonces de facilitar la apertura
hacia el desarrollo personal, habilitar el deseo de crecer e instaurar
fundamentalmente el desafío de ser.
Bibliografía
Czerlowski, M., Dabbah, I, Melamed, E., Mirochnik, P. (2006): Una mirada
hacia el interior de nuestra práctica analítica. Trabajo presentado al XXVI
Congreso Latinoamericano de Psicoanálisis, realizado en Lima 2006.
Czerlowski, M., Dabbah, I., Meilerman, D., Melamed, E., Mirochnik, P. (2010):
La clínica del paciente con enfermedades dermatológicas crónicas:
¿particularidades en la transferencia?. Trabajo presentado al XXVIII Congreso
Latinoamericano de Psicoanálisis, realizado en Bogotá 2010.
Freud, S. (1912): Sobre la dinámica de la transferencia, en Obras Completas,
Buenos Aires, Amorrortu editores, 1997, volumen XII.
(1914): Introducción del narcisismo, en Obras Completas, Buenos
Aires, Amorrortu editores, 1997, volumen XIV.
Gomel S., Matus S. (2011): Conjeturas psicopatológicas: Clínica psicoanalítica
de familia y pareja. Buenos Aires, Psicolibro ediciones.
Kancyper, L. (2003): La confrontación generacional, Buenos Aires, editorial

Lumen.
Winnicott, D. (1960): Los procesos de maduración y el ambiente facilitador,
Buenos Aires, Paidós 1993.
(1963): La dependencia en el cuidado del infante y el niño y en
el encuadre psicoanalítico, Buenos. Aires, Paidós 1993.