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PORTADA y CONTRAPORTADA Le Corbusier REVERSO DE ...

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<strong>PORTADA</strong> y CONTRA<strong>PORTADA</strong><br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong><br />

<strong>REVERSO</strong> <strong>DE</strong> <strong>PORTADA</strong>:<br />

Las telenovela brasileña La Esclava Isaura<br />

<strong>REVERSO</strong> <strong>DE</strong> CONTRA<strong>PORTADA</strong>:<br />

Erick Coll<br />

Directora<br />

Luisa Campuzano<br />

Subdirector<br />

editorial<br />

José <strong>Le</strong>ón Díaz<br />

Consejo asesor<br />

Graziella Pogolotti,<br />

Ambrosio Fornet y<br />

Antón Arrufat<br />

Jefa de redacción<br />

Conchita Díaz-Páez<br />

Administrador<br />

Iván Barrera<br />

Redacción<br />

Jaime Sarusky,<br />

Amado del Pino e<br />

Israel Castellanos<br />

Corrección<br />

Surelys Álvarez<br />

Diseño, realización<br />

y edición digital<br />

Luis Augusto<br />

González Pastrana<br />

Relaciones<br />

públicas<br />

Rosario Parodi<br />

Composición<br />

Maritza Alonso<br />

Redacción y<br />

Oficinas<br />

Calle 4 # 205, e/<br />

Línea y 11, Vedado,<br />

Plaza de la Revolución<br />

Telf: 830-3665<br />

E-mail:<br />

ryc@cubar te.cult.cu<br />

Web site:<br />

www.ryc.cult.cu<br />

Precio del ejemplar:<br />

$ 5.00<br />

atrasado: 5.50<br />

Fotomecánica e<br />

Impresión:<br />

Poligráfico<br />

ENPSES<br />

Permiso<br />

81279/143.<br />

Publicación<br />

financiada por el<br />

FONCE<br />

4<br />

14<br />

19<br />

30<br />

34<br />

37<br />

40<br />

46<br />

54<br />

64<br />

66<br />

CABOCLAS, SANTAS PATRONAS, CLAVELES Y ROSAS<br />

Biagio D’Angelo | ¿Qué espacio reserva la telenovela brasileña<br />

a la Historia, en tiempos en que ésta es fuertemente criticada o<br />

puesta a un lado? En su respuesta a esta interrogante, el autor<br />

nos adentra en sus investigaciones sobre la cultura de masas.<br />

UN CATECISMO PARA «MASONAS PERFECTAS»<br />

María del Carmen Barcia Zequeira | Los vínculos de la mujer<br />

cubana con la masonería pueden probarse en fecha tan temprana<br />

como 1835. Este artículo también aborda la presencia femenina<br />

en otras organizaciones secretas en la Cuba colonial.<br />

RAZÓN Y P ASIÓN: ¿DON<strong>DE</strong> ESTÁ C ORBU?<br />

Mario Coyula Cowley | Cómo el racionalismo cartesiano de<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>, el arquitecto más importante e influyente del<br />

siglo XX, fue conmovido al entrar en contacto con la gente y<br />

el paisaje de América del Sur.<br />

SAV O I R FAIRE, SAVOIR VIVRE<br />

Jaime Sarusky | El autor regresa a la vida y la obra de Alberto<br />

Korda. Un testimonio de cómo fue surgiendo y encontrando<br />

cauce la sensibilidad artística del gran fotógrafo cubano.<br />

NOMBRES QUE DIVIDIERON AGUAS (I)<br />

Israel Castellanos <strong>Le</strong>ón | El arte moderno y el académico en<br />

su prolongada pugna estético-artística recibieron diferentes<br />

denominaciones, cifradas a veces hasta en el título de las<br />

exposiciones. Intentar a partir de estos presupuestos una nueva<br />

visión de la historia del arte cubano es el propósito de este<br />

artículo.<br />

TRES NOVELAS TEATRALES<br />

Amado del Pino | Sobre Javier Tomeo, un escritor español<br />

cuya obra narrativa destaca por una fecunda y extensa vida<br />

teatral.<br />

LA TRADUCCIÓN <strong>DE</strong> LA LÍRICA GRECOLATINA: UN EJERCICIO<br />

LITERARIO <strong>DE</strong> REALIDAD<br />

Juan Manuel Rodríguez Tobal | ¿Qué criterios deben seguirse<br />

al traducir a los poetas de la antigüedad clásica? El autor nos<br />

propone que si cada tiempo construye su tradición, también<br />

cada tiempo debe producir su propia traducción.<br />

EL ESPAÑOL QUE HABLAMOS EN LATINOAMÉRICA.¿ES UNA LENGUA<br />

<strong>DE</strong> TRADUCCIÓN?<br />

Lourdes Arencibia | ¿Es el español una lengua de traducción/<br />

traducible para la cultura y la realidad de los pueblos de este<br />

continente? ¿Existe pues un español de la traducción en<br />

América? Y más aún, ¿cabría entonces hablar de una lengua<br />

para la traducción?<br />

A TIEMPO<br />

UN LIBRO, UN MAESTRO <strong>DE</strong>L ARTE | Rafael Acosta de Arriba||<br />

CUANDO LAS NUBES SABEN DIBUJAR | María Elena Llana | | VISTO EN<br />

LA HABANA: SOBRE MONTOTO Y LOS REALISMOS| MONTOTO. OTRA<br />

VUELTA <strong>DE</strong> LA TUERCA| Adelaida de Juan || ENTRE LA REALIDAD<br />

Y EL SUEÑO: FERNANDO PÉREZ | Luciano Castillo<br />

Vistazos<br />

Espacio Abierto<br />

No. 3 mayo-junio,<br />

2007|Época V|<br />

Año 49 de la<br />

Revolución|<br />

La Habana, Cuba<br />

Cada trabajo<br />

expresa la opinión<br />

de su autor.<br />

Revolución y Cultura


Profesor de<br />

Literatura<br />

Comparada en la<br />

Pontificia Universidad<br />

Católica<br />

de Sao Pablo.<br />

Ha publicado<br />

recientemente<br />

Borges en el<br />

centro del universo<br />

(Lima, 2005)<br />

y Queremos<br />

tanto a Julio,<br />

recopilación de<br />

artículos sobre<br />

Julio Cortázar<br />

(Lima, 2004).<br />

A escrava Isaura 1976:<br />

Lucélia Santos<br />

y Beatriz Lyra.<br />

Revolución y Cultura<br />

04<br />

Caboclas,<br />

santas patronas,<br />

claveles y rosas<br />

El espacio de la historia en la telenovela brasileña*<br />

Biagio D’Angelo<br />

Abra sus alas<br />

Suelte sus fieras<br />

Llegue a la parranda<br />

Entre en esa fiesta<br />

Frenéticas, Dancin’Days<br />

as seis de la tarde se convirtieron para el<br />

telespectador brasileño (y ahora, gracias a<br />

la televisión por cable, no solamente brasileño)<br />

en un momento de doble hipnosis televisiva.<br />

Las novelas transmitidas después del llamado<br />

folheteen se ocupan de historia para los que sencillamente<br />

valoran (o sienten la falta de) las épocas<br />

pretéritas y para los que se lamentan de ignorar la<br />

historia, según una preocupación casi infinita con<br />

la información que el proceso de globalización trajo<br />

consigo. Son telenovelas de costumbres en que<br />

los actores que habíamos seguido antes en el horario<br />

estelar, con piercing, bikini o bebidas alcohólicas,<br />

asumen otro papel, otra imagen, que, prodigio del<br />

maquillaje, presentan un rostro aparentemente<br />

nuevo y que los redime, en ocasiones, de las maldades<br />

de los personajes de las ocho.<br />

Después de un período en que la división en<br />

telenovelas por género y horario había sido simplificada<br />

con un conjunto de novelas urbanas no siempre<br />

exitosas, en los últimos tres años se asiste a<br />

una reconsideración de la histórica. Este aspecto,<br />

que en el mundo mediático está fuertemente relacionado<br />

con el gusto del público, revela curiosos<br />

modelos de comportamiento que abren las puertas<br />

hacia un reflexión más cuidadosa de las teorías<br />

culturales semióticas y antropológicas de la<br />

posmodernidad.<br />

El interés acerca de la producción o la escritura (o<br />

re-escritura, el famoso remake televisivo o cinematográfico)<br />

de telenovelas históricas, en una época<br />

en que la historia es fuertemente criticada o puesta<br />

a un lado, constituye un espacio de investigación<br />

sobre la cultura de masas y su nexo paradigmático<br />

con la episteme posmoderna. El regreso a la historia<br />

y su búsqueda de significados es una de las principales<br />

preocupaciones de la cultura contemporánea.<br />

Según la lectura de Fredric Jameson, se trata siempre<br />

de una «historia con agujeros» (history with holes),<br />

«una historia perforada» (perforated history), 1 sobre<br />

la cual el hombre pide justificación y puede, mediante<br />

su valiosa entrada en los «agujeros» históricos,<br />

indagar sobre aspectos tradicionalmente silenciados<br />

o disimulados, como la problemática racial,<br />

los casos de prostitución y de sexo prohibido en<br />

general, el nacimiento de la nación, los pueblos o<br />

las minorías hasta entonces evitados. La atención<br />

dada por Jameson a la nostalgia por los filmes (nostalgia<br />

film), por los grandes relatos que demostraron<br />

su fracaso y su inconsistencia frente a la crueldad<br />

de lo real, se mueve dentro del terreno especialmente<br />

latinoamericano del «realismo mágico». Dejando<br />

de lado la pertinencia del realismo mágico en el contexto<br />

literario poscolonial, así como en la escritura<br />

latinoamericana del siglo XX, se ha observado que<br />

[«hallucinatory scenes and events, fantastic/<br />

phantasmagoric characters are used... to indict<br />

recent political and cultural perversions»; 2 ] de la<br />

misma manera, no es equivocado aplicar el concepto<br />

de un marco histórico transformado en una<br />

óptica del realismo que, más que al pasado, pretende<br />

convertir en contemporáneos los acontecimien-


tos y, subliminalmente, juzgarlos.<br />

Lois Zamora y Wendy Faris proponen<br />

una lectura de la historia<br />

que se puede aplicar al género de la telenovela histórica<br />

televisiva: [«History is inscribed, often in<br />

detail, but in such a way that actual events and<br />

existing situations are not always privileged and<br />

are certainly not limiting: historical narrative is no<br />

longer chronicle but clairvoyance.»] 3<br />

Un procedimiento similar se encuentra en las novelas<br />

televisivas. La historia existe y, además, funda<br />

un marco indiscutible de referencias geopolíticas,<br />

pero la telenovela no puede, simplemente, «contar<br />

una historia» a un público instruido, posmoderno,<br />

avispado, «desconfiado» (aunque socialmente diferenciado).<br />

La telenovela histórica indica nuevas lecturas<br />

(algunas veces paródicas) de sistemas del presente<br />

que se ven reflejados en un pasado que, en<br />

definitiva, no es tan pasado.<br />

Uno de los agujeros históricos que necesitaban<br />

mayor énfasis en la conciencia del pueblo (y no solamente<br />

del brasileño) era volver a sensibilizar al<br />

espectador con el problema poscolonial de la esclavitud.<br />

Homi Bhabha encontró que nuevas perspectivas<br />

emergen de esa cultura:<br />

[They] emerge from the colonial testimony of<br />

Third World countries and the discourses of<br />

minorities within the geopolitical divisions of<br />

east and west, north and south. They intervene<br />

in those ideological discourses of modernity that<br />

attempt to give a hegemonic normality to the<br />

uneven development and the differential, often<br />

disadvantaged, histories of nations, races,<br />

communities, peoples. 4<br />

En el Brasil de los setenta, sin duda, esa búsqueda<br />

ideológica, y no de una «normalidad hegemónica»<br />

de razas y comunidades, se dio «televisivamente»,<br />

o sea, masivamente, a partir de la adaptación de<br />

Gilberto Braga (sagaz estudioso de la literatura francesa<br />

y de los mecanismos de los folletines) de la<br />

anodina novela de Bernardo Guimarães, A escrava<br />

Isaura. Esa telenovela, que estrenó la Globo el 11 de<br />

octubre de 1976, se transformó en la producción<br />

brasileña de mayor éxito en el exterior, protagonizada<br />

por una excelente actriz debutante, Lucélia<br />

A escrava Isaura 1976: Lucélia Santos<br />

y Rubens de Falco.<br />

Santos, quien personificó a la esclava blanca del<br />

título. La producción se vendió a más de cien países.<br />

Entrevistada en el «Programa do Jô» (Red Globo,<br />

2003), Lucélia declaró, entusiasmada, que «hasta<br />

los monjes del Himalaya ya me han reconocido.<br />

Nadie esperaba que la telenovela brasileña llegara<br />

tan lejos». La afirmación de Lucélia Santos es significativa.<br />

La telenovela brasileña habla ahora con<br />

un lenguaje que explora –y acaso transgreda– los<br />

límites políticos, ideológicos, ontológicos, de las<br />

naciones adonde llega. El éxito en Rusia y China es<br />

indicativo, además, de un deseo de comprensión<br />

del problema de la esclavitud en países que, aunque<br />

no tuvieron esclavos negros, vivieron angustiados<br />

por la ausencia de libertad y por el esquema<br />

violento de la opresión.<br />

No es fácil explicar ese éxito tan universal. A primera<br />

vista, se podría considerar que la historia de<br />

la esclava blanca, perseguida por el mezquino<br />

<strong>Le</strong>ôncio, hijo del comendador Almeida, es una bella<br />

y emocionante trama, bien narrada «televisivamente»<br />

(la telenovela de Bernardo Guimarães<br />

peca por excesivo romanticismo, típico de la época).<br />

Además, Isaura, que detiene la guerra en Croacia<br />

por un breve período, que entusiasma a los soviéticos<br />

y a los habitantes de la antigua RDA en tiempos<br />

oscuros, que apasiona a Fidel Castro y a los cubanos,<br />

según noticias dignas de crédito, funciona como<br />

respuesta a la crisis del meta-relato narrativo. En<br />

un contexto de crisis narrativa, que significa, en la<br />

realidad, crisis de la «dialéctica del Espíritu, de la<br />

hermenéutica del significado, de la emancipación<br />

de lo racional o del sujeto actuante, o la creación de<br />

bienestar», Isaura se opone a la posmodernidad de<br />

los intelectuales que manifiestan una declarada<br />

«incredulidad respecto de las meta-narrativas». 5<br />

En otras palabras, Isaura detecta la distancia casi<br />

abismal entre el pensamiento filosófico-intelectual<br />

y el complejo proceso de la cultura de masas que,<br />

mediante las formas semióticas más disparatadas<br />

(jazz, cine, telenovelas), se sitúa en la búsqueda de<br />

un discurso de placer cultural y catarsis espiritual.<br />

05<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

06<br />

Gilberto Braga da a Isaura la dignidad de la gran narrativa<br />

clásica mediante los recursos televisivos.<br />

Por ejemplo, en la telenovela, Álvaro (Edwin Luisi)<br />

aparece solamente a partir de la mitad de la trama<br />

y, en su adaptación, Braga inventa un nuevo personaje,<br />

Tobías (Roberto Pirilo), que es asesinado por<br />

<strong>Le</strong>ôncio (Rubens de Falco) en un incendio, en el cual<br />

también encuentra la muerte la esposa de <strong>Le</strong>ôncio,<br />

Malvina (Norma Blum), erróneamente confundida<br />

con la esclava blanca. El folletín se amplía, se dilata,<br />

porque esta es la ley de la telenovela. Seduce al<br />

espectador y lo sitúa en el centro de la elección<br />

maniqueísta entre el bien y el mal. Isaura, que se<br />

ha convertido en la heroína de muchas generaciones,<br />

a quien no faltan los clichés típicos de la comedia<br />

larmoyante [lacrimógena], o del melodrama, es<br />

una novela épica y mítica al mismo tiempo, y representa<br />

–para decirlo con palabras de Derrida o de<br />

González Echevarría– «la telenovela fundadora del<br />

archivo» de las telenovelas. Gilberto Braga, inteligente<br />

y atento al fenómeno de Isaura, apela al hecho<br />

de que el espectador necesita ver historias, necesita<br />

volver a emocionarse para que el cerebralismo o la<br />

fría racionalidad no superen la sinceridad de los<br />

sentimientos y su propio reconocimiento de la vida<br />

cotidiana. Así justifica Braga el éxito de la novela<br />

histórica: «En una sociedad esclavócrata y machista,<br />

las mujeres están psicológicamente entre la casa<br />

y la senzala [barracón]. No es solo la historia de una<br />

esclava en busca de su libertad. Es la historia de una<br />

mujer, casualmente nacida esclava, que busca, auxiliada<br />

por otras mujeres, muchas veces no esclavas,<br />

encontrar en la libertad el derecho a la selección». 6<br />

Ese tipo de lenguaje, que elaboraba implícitamente<br />

discursos sobre el desquite de las mujeres y la aberración,<br />

castigada en su representación fílmica, de<br />

la esclavitud y de las torturas, se utilizó para la<br />

telenovela Sinhá moça (1986), de Benedito Ruy<br />

Sinhá Moça 1986: Solange Couto,<br />

Lucélia Santos, Rubens de Falco,<br />

Elaine Cristina y Fernando José.<br />

Barbosa, que será uno de los maestros indiscutidos<br />

del género histórico en la telenovela.<br />

Sinhá moça es la adaptación de una novela de la<br />

escritora y periodista Maria Camila Dezonne<br />

Pacheco Fernandes. Resulta curioso observar que<br />

la primera edición es de 1950. No se trata, pues,<br />

de una novela de la época histórica del<br />

abolicionismo y de las víctimas de la esclavitud.<br />

La telenovela, –así como la novela– representó<br />

una relectura de la historia nacional y de la<br />

dignidad y el patriotismo en un período de ausencia<br />

de valores nacionales propios. La historia<br />

parece un remake de A esclava Isaura, pero, muy<br />

probablemente, la intención de la autora de la novela<br />

original era destacar una figura de mujer, salvarla<br />

del oleografismo romántico y apuntar hacia<br />

una fe en los valores de la patria y del amor puro.<br />

Sinhá moça (interpretada por la paladina<br />

de las heroínas de la tele, Lucélia Santos) y Rodolfo<br />

Fontes (un joven Marcos Paulo) viven una historia<br />

de amor prohibido por ser ella la hija del barón<br />

de Araruna (otro esclavócrata machista interpretado<br />

por otro duplicado del <strong>Le</strong>ôncio de Isaura,<br />

Rubens de Falco), y él un apasionado defensor de<br />

las ideas abolicionistas. Pero el barón de Araruna<br />

tiene un hijo con la esclava de la hacienda, Maria<br />

das Dores (Dudu Moraes), que es un ex esclavo manumiso<br />

llamado Dimas, pero cuyo nombre verdadero<br />

es Rafao (Raymundo de Souza). Y de aquí el<br />

folletín extrae los recursos usuales de seducción<br />

engañosa para el telespectador...<br />

Sinhá moça no tuvo el éxito esperado. El espectador<br />

tenía en la mente la dupla Santos-De Falco en la<br />

versión Isaura-<strong>Le</strong>ôncio, pero, al menos, por medio<br />

de la buena factura del texto de Ruy Barbosa, llevó a<br />

la conciencia nacional las ideas de que Brasil es «el<br />

país más grande del mundo», y que con seguridad<br />

«Dios es brasileño»...


Benedito Ruy Barbosa volverá a los grandes dramas<br />

históricos con dos telenovelas que hicieron época:<br />

Pantanal (1990), de la extinta TV Manchete, y Terra<br />

Nostra (1999), una especie de continuación de la<br />

telenovela Os imigrantes, exhibida en la TV<br />

Bandeirantes en 1981, que trataba de la inmigración<br />

italiana, una de las pasiones folletinescas e<br />

históricas de Ruy Barbosa.<br />

La percepción de la historia que Benedito Ruy<br />

Barbosa propone al telespectador es muy clara. Para<br />

descubrir el Brasil «nacional» es fundamental mirar<br />

en el universo del mestizaje. Además, la mezcla<br />

de personajes, orígenes, clichés, modos de hablar, es<br />

todo lo que identifica a un pueblo; pero el riesgo es<br />

que, de esa forma, la cultura afro-brasileña se<br />

«folcloriza», y creando una visión romántica que<br />

no siempre, a pesar de la ambivalente selección del<br />

pasado histórico, se había confrontado con situaciones<br />

políticas, históricas, culturales presentes.<br />

Esa imagen engañosa es la representación típica<br />

del cine y de la telenovela como ficción, que solo<br />

sale de la realidad para convertirse en imaginario<br />

del deseo de fabulación del individuo. Muy propiamente<br />

hablando de paradojas nacionales y locales<br />

(que aquí aplicamos a las telenovelas), <strong>Le</strong>yla<br />

Perrone-Moisés pudo declarar, con mordaz ironía,<br />

que «Latin America identity is a mestizo identity...<br />

Diversity is our richness!» 7 Ruy Barbosa suscribiría<br />

esa afirmación: la trama de Terra nostra, exhibida<br />

significativamente en el horario estelar de la Globo,<br />

en 2000, cuenta, al estilo de la mejor saga familiar,<br />

las historias y las aventuras de la inmigración<br />

italiana en el Brasil a comienzos del siglo XX, y tuvo<br />

una continuación ideal con Esperanza (2002).<br />

Esperanza pasó lamentablemente a la historia de la<br />

televisión brasileña como la novela de la «barriga»,<br />

dado que Benedito Ruy Barbosa tuvo que salir de la<br />

autoría de la telenovela por problemas personales.<br />

Sinhá Moça 1986: Lucélia Santos,<br />

Marcos Paulo y Sérgio Viotti.<br />

Fue necesaria una enorme cantidad de escenas de<br />

flashbacks que enfatizaran una historia que ya había<br />

comenzado con la idea errónea de remake del<br />

amor de Mateo y Giuliana.<br />

Desde el punto de vista histórico-nacional brasileño,<br />

no hay duda de que la zona histórica buscada<br />

por el autor es la más interesante y provechosa para<br />

explicar la identidad nacional y dejar al telespectador<br />

la curiosidad y el deseo de conocer el propio<br />

origen del pueblo brasileño. Esperanza parte de la<br />

desesperación de 1931, cuando el mundo vive las<br />

consecuencias de la recesión económica provocada<br />

por la quiebra de la Bolsa de Nueva York en 1929. La<br />

crisis de pobreza espantosa vivida en los Estados<br />

Unidos y en Europa tuvo reflejos sociopolíticos<br />

también en Brasil, donde los ricos barones y hacendados<br />

tuvieron que enfrentar grandes problemas<br />

económicos a causa de la baja demanda del<br />

«oro verde», el café. La política de Getúlio Vargas,<br />

llevado al poder por la revolución de 1930, tendrá<br />

como uno de sus momentos más dramáticos el<br />

estallido de la Revolución Constitucionalista de<br />

1932, en São Paulo. Benedito Ruy Barbosa, declarándose<br />

siempre apasionado por ciertos motivos<br />

históricos de Brasil, dedicó atención meticulosa a<br />

las escenas de masas, gracias a la dirección poética<br />

de Luiz Fernando Carvalho y a la investigación<br />

en los principales archivos históricos del país. Los<br />

momentos fundamentales de la telenovela, cuando,<br />

por ejemplo, el protagonista, Toni (Reynaldo<br />

Gianecchini), participa activamente en el proceso<br />

de formación del movimiento obrero, y el valor y<br />

la búsqueda de liberación de la condición femenina,<br />

vivida en el personaje de Nina (Maria Fernanda<br />

Cândido), dan, bajo el manto de la ficción novelesca<br />

televisiva, la idea de la enorme importancia de<br />

la época y de la inmigración masiva de los años<br />

treinta hasta los cincuenta.<br />

07<br />

Revolución y Cultura


Tarcíso Meira como el<br />

capitan Rodrigo en<br />

O tempo e o vento<br />

1985.<br />

Revolución y Cultura<br />

08<br />

Benedito Ruy Barbosa, con un recurso propio de las<br />

grandes novelas y crónicas históricas, inserta muchos<br />

extranjeros, sobre todo italianos, portugueses,<br />

españoles, alemanes, judíos, que, huyendo del desempleo<br />

y de la miseria en sus países, llegaron a Brasil<br />

en busca de mejor suerte, para hacer prosperar<br />

aquí sus sueños e ideales. Esperanza parece la parodia<br />

ficcional televisiva del acervo de diferencias y<br />

contribuciones culturales que se pueden encontrar<br />

en el glorioso monumento nacional del Memorial<br />

del Inmigrante, sin duda, un unicum en la historia<br />

del movimiento migratorio en el mundo. Lamentablemente,<br />

los problemas provocados por los bajos<br />

índices de audiencia y el gusto del público de las<br />

ocho, víctima del marketing mundial de la<br />

globalización, hicieron que Benedito Ruy Barbosa<br />

se apartara de la telenovela y el rumbo de ella pasara<br />

a las manos de Walcyr Carrasco, otro expert en<br />

telenovelas históricas, pero que cambió trayectorias<br />

y características de personajes y alteró el modelo<br />

histórico del guionista precedente, hacia un<br />

desarrollo excesivo de escenas de sexo y de suspenso<br />

que, si por un lado dieron a la telenovela un ritmo<br />

nuevo y típicamente folletinesco, por otro terminaron<br />

con la visión político-intelectual de la comprensión<br />

del proceso histórico crucial del país.<br />

Benedito Ruy Barbosa es, sin duda, muy consciente<br />

de las implicaciones de los medios de comunicación<br />

masiva y se sitúa cerca de la definición de «cultura<br />

híbrida» que propone García Canclini cuando<br />

señala que el proceso de formación de un nuevo<br />

público (sea lector o espectador) se relaciona con un<br />

conjunto de fenómenos político-culturales, como<br />

el surgimiento de la clase media, el boom económico<br />

e industrial, la ampliación de las ciudades (siempre<br />

más «selvas de asfalto»), las campañas a favor de la<br />

educación, la expansión de la radio y la televisión. 8<br />

De esa manera, no cambió solo la imagen del lector<br />

(o del telespectador), sino también la creación literaria<br />

y cultural, en el específico continente latinoamericano<br />

y en el mundo:<br />

Si antes los escritores se habían dirigido a una élite<br />

cuyas expectativas culturales les eran familiares<br />

–porque ellos mismos habían contribuido a<br />

conformarlas–, ahora se enfrentaban a un público<br />

que había estado excluido de esa cultura letrada<br />

anterior y comenzaban a buscar caminos para enlazar<br />

sus obras con la tradición cultural de aquellos<br />

sectores medios y populares que serían los nuevos<br />

destinatarios de las mismas. 9<br />

Aquí se puede entrever la importancia capital de la<br />

novela de Mario Vargas Llosa, La tía Julia y el escribidor<br />

(1977), una de las mejores producciones del autor<br />

peruano, que puede ser considerada como expresión<br />

paradigmática de un cambio de intereses y<br />

mentalidades en la asimilación de motivos propios<br />

de la cultura latinoamericana y de la búsqueda de<br />

un nuevo tipo de lenguaje que pueda acogerlos y<br />

reflejarlos:<br />

La fascinación que produce Pedro Camacho en el<br />

protagonista de la novela de Mario Vargas Llosa<br />

tiene que ver con su capacidad para encantar al<br />

público masivo de sus radioteatros, su habilidad<br />

para descubrir sus expectativas y darles<br />

respuestas en historias noveladas. Esas masas<br />

que habían sido casi inexistentes para la<br />

literatura latinoamericana anterior, comenzaban<br />

a tener un valor fundamental para los nuevos<br />

autores, porque se vislumbraban como un<br />

conglomerado de lectores con capacidad para<br />

darle a la literatura el mercado que nunca antes<br />

había tenido. 10<br />

Hechas las debidas salvedades, no estamos lejos<br />

de la percepción que los autores de telenovelas de<br />

la Globo tienen sobre el género. Sería suficiente<br />

pensar en consagrados autores brasileños, como<br />

Dias Gomes, que aprovecharon la creatividad<br />

y la difusión de la telenovela para enaltecer un<br />

género destinado anteriormente a señoritas<br />

lloronas y soñadoras, enamoradas de hombres<br />

ricos y melodramas mexicanos.<br />

La telenovela histórica parece regresar a su auge<br />

por una necesidad de recolocarse frente a la historia<br />

del país y del continente, principalmente a través<br />

de lo que María Cristina Pons define como «una<br />

relectura crítica y desmitificada del pasado por medio<br />

de la reescritura de la historia.» 11 Por eso la<br />

telenovela, al presentar gente común, personajes<br />

anónimos en los archivos documentales de la historia,<br />

o personajes ficticios representativos de ciertas<br />

clases sociales, culturales o religiosas, altamente<br />

«ficcionalizables», propone una nueva visión más<br />

conflictiva y menos «sentimental» de los nudos<br />

cruciales del tiempo pasado. Además, recientemente<br />

la genial intuición de Maria Adelaida Amaral, al<br />

mezclar personajes ficticios y personajes históricos


Malu Mader y Fábio Assunção<br />

Força de um desejo 1999.<br />

como Yolanda Penteado, Mário de Andrade y Santos<br />

Dumont, en la miniserie Um só coração, extraordinariamente<br />

ambientada, demuestra una vez más<br />

el objetivo primordial de «autentificar» la ficción<br />

para representar la hibridación de razas, el contacto<br />

con el extranjero y las revoluciones culturales.<br />

«En la novela histórica el pasado reconstruido es<br />

un tiempo histórico, en el sentido de un pasado<br />

contemporaneizado que está en un permanente<br />

hacerse y que se conecta con el presente, además de<br />

que se encuentra en un proceso de cambio. Ello depende<br />

de la intención del autor para elegir el pasado<br />

histórico, pues ha establecido un compromiso con<br />

la situación actual.» 12<br />

Entre el reconocimiento de la aceptación de los<br />

motivos identitarios representativos de un pueblo<br />

y el deseo de marcar la historia a través de las acciones<br />

de la gente común, se sitúa el núcleo de las<br />

largas (215 capítulos) y folletinescas aventuras de<br />

A padroeira, de Walcyr Carrasco (2001). Inspirada en<br />

la novela As minas de prata, de José de Alencar,<br />

Carrasco presenta como trama central un amor de<br />

difícil realización en el convulso siglo XVIII, con la<br />

presencia de falsos jesuitas, poetas cómicos<br />

y gitanas escapadas de la Inquisición española. En<br />

esa red, a veces divertida y caricaturesca, de venturas<br />

y desventuras, en que participan músicos, cantores,<br />

negros y ciegos, tiene un papel fundamental<br />

el núcleo pobre de los pescadores de la<br />

ciudad de Guaratinguetá. El autor de la telenovela<br />

dedica el motor de la historia a la lucha por el<br />

reconocimiento al culto de Nossa Senhora Aparecida,<br />

después de que su imagen fuera encontrada<br />

por ellos en el río Paraíba do Sul. Los poderosos, que<br />

quieren llevar su ambición hasta las últimas consecuencias,<br />

pierden frente a los milagros ocurridos<br />

y a las buenas conversiones con las cuales se cierra<br />

la historia. También Nossa Senhora Aparecida se<br />

vuelve personaje de telenovela y se asume, justamente,<br />

como signo de la identidad del pueblo brasileño<br />

que, a pesar de sus clichés identitarios, no solo<br />

tiene orichás y candomblé.<br />

Una de las telenovelas más sofisticadas, sobresalientes<br />

y suntuosas por el enorme número de<br />

09<br />

Revolución y Cultura


Imagen de la<br />

telenovela brasileña<br />

Cabocla.<br />

Revolución y Cultura 10<br />

figurantes, escenas, modelos, reproducción precisa<br />

del interior y de las costumbres del Brasil del siglo<br />

XIX, fue Força de um desejo (1999), inteligente producción<br />

de Gilberto Braga, magistralmente interpretada<br />

por una Princesa Sisi brasileña, Malu Mader, y<br />

por el cautivador Fábio Assunção. La historia, inspirada<br />

en tres novelas del Vizconde de Taunay:<br />

A retirada de Laguna, Inocência y A mocidade de Trajano,<br />

representaba el clásico triángulo amoroso con la<br />

presencia romántica, y al mismo tiempo enérgica,<br />

de una prostituta, Ester Delamare, que se dividía<br />

entre el poderoso barón Enrique Sobral y su hijo,<br />

Inácio. La trama, que explotaba todas las posibilidades<br />

folletinescas de un texto adaptado para la<br />

televisión, se ocupó también de problemas de la historia<br />

política y social del Brasil del siglo XIX. Braga se<br />

dedicó a presentar la decadencia de los ricos hacendados,<br />

con la consiguiente ascensión de los<br />

caficultores y de la burguesía, y el difícil proceso de<br />

integración del movimiento abolicionista, por medio<br />

de la figura de Olívia, otra esclava blanca, interpretada<br />

por una sensual y excelente Cláudia Abreu.<br />

Además, la búsqueda del sentido de la historia, que<br />

Gilberto Braga manejó con el brillo y la capacidad<br />

«tele-ficcional» que también la crítica le reconoce,<br />

llegó a la realización de un grupo de estudios de la<br />

historia nacional con los actores, para que tuvieran<br />

una mejor comprensión del Brasil del siglo XIX.<br />

Si es verdadera la afirmación del cubano José Martí,<br />

según la cual la historia americana es el poema<br />

más triste y más bello que se pueda encontrar, 13<br />

entonces la producción de la telenovela histórica<br />

representa, en lo específico del género, el signo más<br />

evidente de la necesidad de hacer telenovelas a partir<br />

de la búsqueda de las propias raíces de la identidad<br />

nacional. Como afirman Antonio Esteves y<br />

Heloisa Costa Milton, a propósito de la nueva novela<br />

latinoamericana, la historia de este continente<br />

reivindica: «Una vitalidad poética que permite enlazar<br />

hechos de la memoria con las construcciones<br />

discursivas que, reiteradamente, buscan el pasado<br />

y formas de reinventarlo en el campo artístico. En<br />

ese sentido, se destaca la novela como composición<br />

que, en lo tocante a la historia de la literatura,<br />

completa ya una tradición.» 14<br />

Si sustituimos «novela» por «telenovela», los signos<br />

de esa lectura teórica sobre la nueva fase histórica<br />

de la novela latinoamericana quedan idénticos.<br />

El modelo base de la novela no cambia la concepción<br />

del discurso historiográfico escondido (o<br />

ambiguamente mostrado) por la pequeña pantalla.<br />

En una perspectiva de crítica social, Roberto<br />

Schwarz mostró cómo el liberalismo brasileño del<br />

siglo XIX justificaba la presencia de esclavos mediante<br />

la idea mezquina y presuntuosa de la «propiedad».<br />

15 Presentándose como liberal y esclavista<br />

al mismo tiempo, la sociedad brasileña mantiene,<br />

según la definición contenida en un hermoso artículo<br />

de Antônio Sanseverino, una «dualidad» histórica<br />

que puede aplicarse al sistema de signos que<br />

propone la telenovela brasileña de las seis, renovando<br />

una visión típica del imaginario colectivo<br />

nacional que parece no haber cambiado hasta hoy:<br />

El humanismo higienista, como ideología, se aliaba<br />

al modelo burgués (modernidad brasileña por la<br />

europeización de las costumbres) y mantenía el<br />

liberalismo esclavista. La familia de élite se<br />

transforma, pero excluye al esclavo (demonio familiar)<br />

contra quien se mantiene la lógica punitiva<br />

y colonial, por la represión física y violenta.<br />

Es decir: no hay, en realidad, paso de un sistema<br />

patriarcal a uno liberal, burgués, sino un uso<br />

decorativo del segundo. 16<br />

Es justamente este «uso decorativo» el que impera<br />

en las telenovelas, que mezclan inevitablemente el<br />

problema de la tierra y de la historia con el folletín,<br />

en su naturaleza más pura. Se trata de una responsabilidad<br />

que autores como Ruy Barbosa sienten<br />

profundamente como una reapropiación de los ideales<br />

románticos de la tierra y del origen del pueblo,<br />

como identidad íntima, identidad del hombre con<br />

el polvo, deseo de trascendencia de los confines terrenales.<br />

La «disputa» que caracteriza a la tierra<br />

brasileña, según el estudio clásico de Sérgio Buarque<br />

de Hollanda, 17 entre el gran latifundista, libre, feliz,<br />

rico (todo eso solo aparentemente), y la mano de<br />

obra esclava, en busca de una autoridad y de un<br />

reconocimiento, configuran las líneas y los mecanismos<br />

histórico-sociales que la telenovela presenta<br />

como conflicto folletinesco y «dualidad» ficcional<br />

que engaña al telespectador, el cual se deja engañar<br />

en la ambivalente relación entre el medio de comunicación<br />

y el horizonte de expectativas del público.<br />

El actual remake de Cabocla (la primera versión es de<br />

1979), escrita por Benedito Ruy Barbosa, como adaptación<br />

de la delicada novela histórica homónima<br />

de Ribeiro Couto (1931), narrada en primera persona,<br />

y que recuerda, bajo ciertos aspectos temáticos<br />

y naturalísticos, la novela nacional colombiana<br />

María, de Jorge Isaacs, se inserta en esa dirección de<br />

disputa folletinesca y dualidad ficcional engañosa.<br />

En una entrevista concedida a la propia red Globo,<br />

Ruy Barbosa, satisfecho de tener a Tony Ramos,<br />

Mauro Mendonça y Patricia Pillar como paladines<br />

ficcionales del tema de la reforma agraria, afirma<br />

que la importancia de hablar de esa problemática<br />

es capital para comprender la situación contemporánea<br />

de Brasil. Para Ruy Barbosa, se trata de «un<br />

problema importantísimo que, si Brasil lo hubiera<br />

resuelto hace cincuenta años, el país estaría hoy en


el Primer Mundo. Brasil, quiera o no quiera, tiene<br />

vocación hacia la tierra. El país tiene demasiada<br />

tierra». 18 Una respuesta que denuncia la importancia<br />

del espacio de la historia en la época de la<br />

globalización y de la cultura de masas, en una dirección<br />

de respeto y estimación por los brasileños<br />

de cualquier origen. Con orgullo, Benedito Ruy<br />

Barbosa sintetiza:<br />

La telenovela concientiza al pueblo, tiene el<br />

poder de poner en discusión temas relevantes.<br />

Yo nunca me olvido de que he leído, en cierta<br />

ocasión, una nota en el periódico O Estado de S.<br />

Paulo que decía que el ex-presidente Fernando<br />

Henrique Cardoso había declarado que la<br />

telenovela O rei do gado [1996, también de<br />

Benedito, n.d.a.] había enseñado más a los<br />

brasileños sobre reforma agraria, y sobre la<br />

necesidad de encarar ese problema, que<br />

cualquier otro medio de comunicación. 19<br />

Según Seymour Menton, una de las características<br />

básicas de la nueva novela histórica latinoamericana<br />

es la presencia de los conceptos bajtinianos<br />

de carnavalización y parodia, además de un amplio<br />

uso de la intertextualidad. 20 La televisión, que,<br />

como medio de comunicación respira la naturaleza<br />

del texto literario del cual deriva todo un diálogo<br />

intersemiótico vivísimo, no escapa al uso de imágenes<br />

carnavalizadas y paródicas, que constituyen<br />

una de las facetas más recurrentes de la comunicación<br />

tout court. La telenovela histórica de las seis no<br />

escapa a esa reformulación. La historia puede ser<br />

re-leída y su re-lectura es bastante irónica en relación<br />

con los vicios y las virtudes del pasado que se<br />

actualiza, y permite ver el presente con los ojos desencantados<br />

de quien observa sarcásticamente que<br />

la historia se repite, aunque en esas repeticiones se<br />

encuentre también su encanto.<br />

Un ejemplo es la telenovela de Walcyr Carrasco, O<br />

cravo e a rosa (2001), un éxito realmente merecido<br />

que sorprendió por la audiencia altísima y por el<br />

tipo de discursos variados que en la telenovela se<br />

presentaban. Es notorio que la telenovela es adaptación<br />

televisiva de la comedia shakesperiana, La<br />

fierecilla domada, pero del texto original el autor mantiene<br />

solo algunos núcleos, y se dedica más cuidadosamente<br />

a la exploración de temas modernos que<br />

exaltan, sí, temas sociales y económicos de inicios<br />

del siglo XX, pero con referencias al presente.<br />

El núcleo principal de la telenovela ya tiene el tema<br />

con sus variaciones. Catarina Batista, homónima<br />

de la heroína shakesperiana, interpretada por<br />

Adriana Esteves, en un papel que revela su vena<br />

cómica, es una mujer moderna que vive en la sociedad<br />

paulista de la década del veinte y rechaza el<br />

papel destinado a la mujer por la sociedad de la<br />

época. Julião Petruchio (personaje de Eduardo<br />

Moscovis) es el típico hombre machista que solo<br />

admite que la mujer trabaje en la casa y cuide los<br />

hijos. A pesar de eso, Petruchio decide conquistar a<br />

Catarina para salvar su hacienda de ser subastada.<br />

Los dos terminan enamorándose, pero con la<br />

constante presencia de violentas discusiones y<br />

peleas muy cómicas, como la de la inolvidable y<br />

original apertura de la telenovela.<br />

Las ideas feministas de Catarina contrastan con<br />

los deseos erótico-místicos de Bianca, la dulce<br />

hermana de la fierecilla domada, que vive un<br />

curioso conflicto sensual, ya que durante toda la<br />

telenovela declara que el gustan el cuerpo de<br />

Heitor y el alma de profesor Edmundo (con<br />

obvias referencias intertextuales a la popular<br />

novela de Rostand, Cyrano de Bergerac).<br />

Como se había hecho en el caso de la telenovela<br />

Força de um desejo, también en esta la Globo logró<br />

que el autor Walcyr Carrasco fomentara un grupo<br />

de trabajo sobre la telenovela con la participación<br />

de todos los actores, para que la reconstrucción de<br />

la época fuera verosímil y fiel al mismo tiempo,<br />

para lo cual se invitó especialmente al profesor de<br />

historia de la cultura de la USP, Nicolau Sevcencko.<br />

En O cravo e a rosa es evidente que la telenovela trabaja<br />

con los aspectos más relevantes de un texto<br />

más específicamente literario, porque el lenguaje,<br />

base de la mediación fabulatoria del género, se impregna<br />

de conexiones históricas, recuperación de la<br />

memoria y búsqueda de la comprensión de la ideología<br />

de lo cotidiano. Por eso, recurriendo al discurso<br />

irónico y paródico, a la complicidad con el telespectador,<br />

a las contradicciones encontradas entre<br />

pasado y presente, la novela de Walcyr Carrasco<br />

enfrenta problemas culturales que son re-interpretados<br />

a la luz de una sonrisa que admite el paso del<br />

11<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura 12<br />

tiempo, pero confirma la estructura fija del individuo.<br />

Así, Catarina lucha contra la idea de un matrimonio<br />

burgués, que parece la única forma de realización<br />

personal para una mujer; rechaza la idea de<br />

que ella, como hija mayor, tiene que casarse antes<br />

que Bianca; discute la exigencia de virginidad, símbolo<br />

de moralidad y, en consecuencia, de virtud o de<br />

exclusión social (Bianca, que «siente un hormigueo»,<br />

y Candoca, que ya la perdió). Pero es, sobre<br />

todo, la fuerza del proceso de liberación de la mujer,<br />

con todos sus matices cómicos y aparentemente<br />

banales que se destacan en la telenovela. Las manifestaciones<br />

rabiosas de la identidad femenina de<br />

Catarina (el deseo de conducir un carro, la escritura<br />

de artículos sobre los derechos de la mujer, la participación<br />

en reuniones del movimiento feminista)<br />

se juntan y se mezclan con otros personajes «modernos»<br />

y rebeldes para la época, como Lourdes<br />

(Carla Daniel), una intelectual fu-riosamente feminista,<br />

amiga de Catarina, orgullosa de ser virgen y<br />

de no haber besado nunca a un hombre; Lindinha<br />

(Vanessa Gerbelli), la hipócrita que se hace la buena<br />

pobretona y que defiende el derecho a ser mala;<br />

Kiki (Rajane Arruda), arrasadora femme fatale de la<br />

época, que fuma de manera ostensiva y solo usa<br />

originales vestidos a la moda. Una de las escenas<br />

más hilarantes y significativas es aquella en que<br />

Heitor (Rodrigo Faro) consigue un empleo en la Revista<br />

Feminina, una revista escrita y dirigida solo por<br />

hombres que tenían que asumir todos los papeles<br />

como si fueran mujeres, y se trasviste de mujer para<br />

trabajar «dignamente» y conquistar el amor de su<br />

suegro (Mrs. Doubtfire docet...). Walcyr Carrasco, que<br />

repitió el éxito de O cravo e a rosa con la deliciosa y<br />

«romanticona» Chocolate com pimenta (2003), prefirió,<br />

esa vez, mantenerse en el clásico mundo del los<br />

folletines sin especulaciones feministas o excesivo<br />

énfasis en la crítica social. La única figura más<br />

«moderna» y anticipadora de la sensibilidad de la<br />

mujer independiente, Márcia, brillantemente vivida<br />

por Drica Moraes, termina casándose no con el<br />

«señor prefecto» (sueño de grandeza y riqueza a pesar<br />

de los repetidos dejes caipira 21 ) sino simplemente<br />

(un poco a lo burgués) con otro caipira, Timoteo<br />

(Marcelo Novaes), que le ofrece un amor estable y a<br />

salvo del sobrenombre de sirigaita. 22<br />

Como se puede observar, la telenovela es un fenómeno<br />

que merece la atención de los críticos literarios.<br />

Trabajamos, por eso, con textos casi eminentemente<br />

literarios y que poco incursionan en el territorio<br />

de la semiótica. La producción cultural de<br />

las telenovelas propuestas por el coloso brasileño<br />

de la Globo dialoga profundamente con temas capitales<br />

para la época en que vivimos, como identidad<br />

nacional, relación en el campo artístico entre<br />

realidad y ficción, aproximación a lo cotidiano,<br />

interactuando con la idea de temporalidad con que<br />

la telenovela compite, significación y recuperación<br />

del patrimonio cultural de un espacio y, sobre todo,<br />

de su memoria. Justamente sobre este último aspecto,<br />

el de la memoria, fundamentamos nuestra<br />

conclusión. La telenovela brasileña pertenece a la<br />

memoria colectiva de Brasil y del continente latinoamericano<br />

y, como afirma en el libro O circo<br />

electrônico el director Daniel Filho, «la telenovela [...]<br />

es la mejor representación de la literatura popular<br />

en Brasil [...], motivo de aglutinación, lenguaje, formas<br />

de vida, prejuicios, historia, su narrativa presentó<br />

los brasileños al Brasil». 23<br />

Sin duda la televisión, a pesar de los bajos reality<br />

shows, que desprecian a los telespectadores inculcándoles<br />

la falsa idea de una vida fácil y sin elecciones<br />

reales o sacrificios, creó un público de lectores<br />

de literatura erudita y cultura de masas, un público<br />

que puede dialogar y que descubre la relación<br />

entre cultura erudita y cultura de masas. Con razón<br />

Maria Antonieta Pereira advierte de la importancia<br />

de «preservar tradiciones» para «construir<br />

democracias [...] y fortalecer una auto-imagen afirmativa<br />

y crítica, que sea capaz de transformar los<br />

patrimonios culturales en campos de batallas simbólicas<br />

y en redes efectivas de intercambios». 24<br />

Este patrimonio, que de cierta forma preserva la<br />

memoria nacional e intercontinental de América<br />

Latina, pasa por la defensa del material de la<br />

telenovela. Como es un género cultural despreciable,<br />

según las ideas de una élite tradicionalista e<br />

ignorante (porque tradición sería también incorporar<br />

el folletín romántico en la producción escrita<br />

textual de la literatura, como recientemente ha<br />

sucedido), muchos capítulos de la larga y antológica<br />

telenovela Pantanal (1990), una de las obras maestras<br />

de la TV Manchete y de la teledramaturgia brasileña,<br />

firmada por Benedito Ruy Barbosa, se pue-


den estar deteriorando, por estar grabados en VHS y<br />

guardados en pésimas condiciones. En una declaración<br />

al portal de Internet «Terra Brasil», una de la<br />

mejores actrices de las últimas décadas, Cássia Kiss,<br />

afirmó que poseía solo los diecisiete primeros capítulos<br />

de Pantanal, que marcan la primera fase de la<br />

telenovela, cuando la actriz actuó en la trama como<br />

Maria Marruá, la madre de la protagonista principal,<br />

Juma (Cristiana Oliveira). A propósito de los<br />

cuarenta años de telenovela en el país, el periodista<br />

de la TV Press, Rodrigo Teixeira, manifiesta:<br />

La pérdida de una telenovela histórica como Pantanal<br />

remite al viejo problema de la preservación de la<br />

memoria cultural de Brasil y al hábito de las emisoras<br />

de reutilizar las cintas para grabar otras producciones<br />

en ellas. Hasta 1985, la propia Globo solo<br />

preservaba seis capítulos de todas sus telenovelas.<br />

De la camada de la década del setenta, por ejemplo,<br />

solo doce tramas fueron salvadas, como O bem amado,<br />

Selva de pedra, y Escrava Isaura. De Beto Rockefeller,<br />

que revolucionó el género en Brasil y se mantuvo<br />

un año en el aire en la Tupi, solo quedaron seis capítulos<br />

actualmente guardados en la Cinemateca de<br />

São Paulo. De los 596 capítulos de Redenção, por ejemplo,<br />

la novela más larga producida en Brasil, quedó<br />

un único capítulo en el patrimonio de la Globo. 25<br />

La historia de la televisión no está separada de la<br />

historia de la cultura, y su pérdida representaría<br />

una absurda ausencia de comprensión de la tradición<br />

y de la actitud antropológica de los hombres<br />

en determinado período. La revitalización seria de<br />

los estudios sobre telenovela enriquece, como pocos<br />

fenómenos actuales, el debate entre cultura de<br />

masas y cultura erudita, entre identidad y memoria,<br />

entre cánones y marketing.<br />

Resumiendo, la historia se archiva también en la<br />

televisión. Los documentos de transmisión del saber,<br />

de las costumbres, de los acontecimientos, son<br />

ahora vitalmente conservados en la «domesticación»<br />

de la historia que la pantallita propone como<br />

buena guardiana del pasado. De esa manera, la televisión,<br />

medio frío y pasivo, según la discutida<br />

opinión de Marshall Mc Luhan, se convierte en un<br />

actual caudal de informaciones fundamentales que<br />

garantizan la identidad y la historia de pueblos y<br />

naciones, discutiendo y dialogando en una «nueva<br />

fiesta barroca de la comunicación», como el estudioso<br />

italiano Omar Calabrese define la tele.<br />

Por eso, terminamos como cantaban las Frenéticas<br />

en una de las telenovelas más conocidas del mundo<br />

Dancin’ Days, de Gilberto Braga, en el remoto 1978,<br />

«Abra su alas / Suelte sus fieras / Llegue a la parranda<br />

/ Entre en esa fiesta.»<br />

* Texto traducción por Rodolfo Alpízar Castillo<br />

NOTAS:<br />

1<br />

Fredric Jameson, «On Magic Realism in Film», en Signatures of the Visible,<br />

Nueva York: Routledge, 1990, p 130. (Salvo indicación en contrario, las notas<br />

son del autor.)<br />

2<br />

Cfr. Lois Parkinson Zamora y Wendy B. Faris, «Introduction», en Zamora-<br />

Faris (ed.), Magical Realism: Theor y, History, Community, Durham: Duke U P,<br />

1995, p. 6. [«se emplean escenas y eventos alucinatorios, personajes fantásticos/<br />

fantasmagóricos …para denunciar perversiones políticas y culturales<br />

recientes» T de R y C.]<br />

3<br />

Ibídem, p. 6. [La Historia se inscribe, a menudo en detalle, pero de tal modo<br />

que los hechos reales y situaciones existentes no son siempre privilegiados y<br />

ciertamente no son limitantes: la narrativa histórica no es más una crónica,<br />

sino una clarividencia. T de R y C]<br />

4<br />

Homi K. Bhabha, «Postcolonial criticism», en Stephen Greenblatt y Giles<br />

Gunn (ed.), Redrawing the Boundaries: The Transformation of English and<br />

American Literary Studies, Nueva York, mla, 1992, p. 437. El destaque es mío.<br />

[«emergen del testimonio colonial de los países del Tercer Mundo y de los<br />

discursos de las minorías dentro de las divisiones geopolíticas de este y<br />

oeste, norte y sur. Intervienen en esos discursos ideológicos de la modernidad<br />

que tratan de dar una normalidad hegemónica al desarrollo desigual y a las<br />

diferentes y a menudo desventajosas historias de naciones, razas, comunidades,<br />

pueblos». T de R y C]<br />

5 Jean François Lyotard, The Posmodern Condition. A Report on Knowledge,<br />

Minneapolis. U of Minnesota P, 1984, pp. xxiii-xxiv.<br />

6 Cfr. www.geocities.com/Athens/Olympus/3583/isaura25anos.htm.<br />

7 <strong>Le</strong>yla Perrone-Moisés, «Paradoxes of Literary Nationalism in Latin America»,<br />

en María Elena de Valdés, Mario Valdés y Richard A. Young (ed.), Latin<br />

America and its Literature, Selected Papers of xivth Congress of the International<br />

Comparative Literature Association, edited by Council on National Literatures<br />

World Report editiors, 1995, p. 46. [«La identidad latinoamericana es una<br />

identidad mestiza… ¡La diversidad es muestra riqueza!» T de R y C ]<br />

8 Cfr. Nestor García Canclini, Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir<br />

de la modernidad, México: Grijalbo, 1989.<br />

9 María Helena Rueda, «El dilema de lo popular en las letras latinoamericanas»,<br />

en Cuadernos de Literatura, número especial «Nuevos y peligrosos:<br />

Cultura, literatura y medios en América Latina», coordinado por Jeffrey Cedeño,<br />

Jaime García Salcedo y Maite Villoria Nolla, vol. vii, núm. 15, enero-junio de<br />

2002, Bogotá, ed. Pontificia Universidad Javeriana, pp. 30-36 (32). (En<br />

español en el original. N. del T.)<br />

10<br />

Ibídem, p. 32.<br />

11<br />

María Cristina Pons, Memorias do olvido: Del Paso, García Márquez, Saer y<br />

la nueva novela histórica de fines del siglo xx, México: Siglo XXI, 1996, 9. 95.<br />

12<br />

Martha Lucía Rubiano, «La reescritura de la historia en la nueva novela<br />

histórica», en Cuadernos de Literatura, número especial «Poéticas y trayectos<br />

de la literatura contemporánea: España, Hispanoamérica y Colombia», coordinado<br />

por Cristo Figueroa Sánchez, Jeffrey Cedeño, Juan Alberto Blanco<br />

Puentes, Nohora Gómez y Catalina Hernández Obregón, vol. vii, núm. 13 y 14,<br />

enero-junio, julio-diciembre de 2001, ed. Pontificia Universidad Javeriana, pp.<br />

136-142 (139-40). (En español en el original, N. del T.)<br />

13<br />

José Martí, «Las ruinas indias», en <strong>Le</strong>tras fieras. Selección y prólogo de<br />

Roberto Fernández Retamar, La Habana: <strong>Le</strong>tras Cubanas, 1985, p. 414.<br />

14<br />

Antonio Esteves y Heloisa Costa Milton, «O novo romance histórico<br />

hispano-americano», en Estudos de Literatura y Lingüística, H. Costa Milton y<br />

J. M. Sant’Ana Spera (org.), Assis: fcl-unesp (ed.), 2001, pp. 83-117 (84-4).<br />

15 Roberto Schwarz, Ao vencedor as batatas, São Paulo: Duas Cidades, 1988.<br />

16 Antônio Sanseverino, «A impossibilidade da história», en Organon. Revista<br />

do Instituto de <strong>Le</strong>tras da Universidade Federal do Rio Grande do Sul, vol. 15,<br />

núm. 30-31, Porto Alegre, ufrgs, 2001, pp. 87-99 (90).<br />

17 Sérgio Buarque de Hollanda, Raízes do Brasil, São Paulo: Companhia<br />

das <strong>Le</strong>tras, 1990.<br />

18 Para las informaciones siguientes se utilizó la página web<br />

http://cabocla.globo.com/Cabocla/0.18529.VONO-3328-147899.00html.<br />

19 Ibídem.<br />

20 Seymour Menton, La nueva novela histórica de la América Latina, 1979-<br />

1992, México, fce, 1993, pp. 42-46.<br />

21 Apelativo despectivo, aplicado a personas del campo, rudas y sin instrucción.<br />

(N. del T.) Podría equivaler a guajiro (N de R y C)<br />

22 Nombre de cierta ave canora. El vocablo se aplica también a una mujer<br />

bulliciosa, intranquila, de hablar desenvuelto. (N. del T.)<br />

23 Daniel Filho, O circo electrônico. Fazendo TV no Brasil, Rio de Janeiro, Jorge<br />

Zahar (ed.), 2001.<br />

24 Maria Antonieta Pereira, «Subdesenvolvimento e crítica da razão dualista»,<br />

em Margem/Márgenes. Revista de Cultura, Belo Horizonte-Mar del Plata-<br />

Salvador, núm. 2, diciembre, 2002, p. 56-65 (65).<br />

25<br />

Esas infor maciones, firmadas por el periodista Rodrigo Teixeira, de la tv Press,<br />

fueron encontradas en los sitios web: http://www.exclusivo.terra.com.br/interna/0,,OI124553-Ei1118,00.html<br />

y http://an.uol.com.br/2003/jul/28/0tev.htm<br />

13<br />

Revolución y Cultura


Profesora de la<br />

odo comenzó revisando un legajo sobre una<br />

Casa de Altos<br />

supuesta sublevación. Entre los papeles<br />

ocupados por las autoridades, se hallaba un<br />

Estudios Fernando<br />

pequeño folleto, debidamente foliado, editado en<br />

Ortíz, Universidad 1822 bajo el título de Catecismo de maestra perfecta,<br />

de La Habana.<br />

Sus libros más<br />

recientes son<br />

Capas populares en<br />

Cuba 1880-1930,<br />

Fundación Fernando<br />

Ortiz, La Habana<br />

2006, y La otra<br />

familia, parientes,<br />

redes y descendencia<br />

de los esclavos<br />

en Cuba, Casa de<br />

las Américas, La<br />

Habana 2004.<br />

Revolución y Cultura 14<br />

1 El<br />

encabezamiento me llamó la atención por dos razones.<br />

¿Por qué causa estaba en un expediente, destinado<br />

a procesar una transgresión social, un opúsculo<br />

que se refería a una profesión socialmente admitida?<br />

¿Qué hacía una cuestión femenina en una<br />

causa en que todos los procesados eran hombres?<br />

Las dudas se disiparon cuando comencé a leer sus<br />

páginas, pues se trataba de un reglamento sobre el<br />

ritual que debían seguir mujeres iniciadas en un<br />

culto masónico. Toda una problemática, difícil de<br />

descifrar, se mostraba de repente.<br />

Subversión social y movimientos sediciosos han<br />

establecido –y también significado– cierta continuidad<br />

en nuestra historia. Los espacios en que se desenvolvieron<br />

estas actividades fueron muy variados<br />

y permitieron, en más de una ocasión, ocultar<br />

esas conductas tras un manto festivo o lúdico.<br />

Muchos comportamientos se han simplificado y<br />

han encontrado su explicación en marcos más o<br />

menos re-conocidos eludiendo explicaciones complejas<br />

para situaciones o contextos que pudieron<br />

estar interrelacionados. Nadie, por ejemplo, se ha<br />

detenido a explicar los símbolos masónicos, como<br />

el compás, la regla y el banco, con que se representó<br />

José Antonio Aponte en su autorretrato.<br />

Los cabildos de nación, fueron el espacio privilegiado<br />

de los morenos africanos, y a pesar de que en<br />

su origen constituyeron una forma de control político<br />

de las autoridades coloniales, también fueron<br />

usados con propósitos subversivos. Paralelamente,<br />

los criollos, morenos o pardos, tuvieron<br />

Revolución y Cultura<br />

Un Catecismo para<br />

«masonas<br />

perfectas»*<br />

María del Carmen Barcia Zequeira<br />

otras formas de concertación no menos peligrosas<br />

y desde principios del siglo XIX constituyeron, en<br />

La Habana, agrupaciones que fueron denominadas,<br />

por las autoridades, gremios o partidos. Estas<br />

fueron bautizadas con títulos muy variados y peculiares<br />

como, por ejemplo, La Flor de Portugal, 2<br />

los Habitantes de la Luna, los Franceses, los Moros,<br />

los Ingleses, 3 el Cordón Celestial, o los Comerciantes.<br />

Debemos destacar que en estos espacios<br />

participaban tanto hombres como mujeres, 4 aunque<br />

todo parece indicar que el número de éstas era<br />

más limitado.<br />

Los morenos y pardos se agruparon también en academias<br />

de baile para realizar actividades festivas<br />

en las que participaban, como es natural, ambos<br />

sexos. Bajo esta apariencia anodina y con el pretexto<br />

de celebrar fiestas, se encubrían numerosas actividades<br />

transgresoras, entre éstas las conspiraciones.<br />

Es posible que algunas de esas corporaciones<br />

encubriesen sociedades iniciáticas, ya que tanto los<br />

jerarcas como sus miembros ocultaban sus verdaderas<br />

identidades bajo el uso de pseudónimos tan<br />

sugerentes como, por ejemplo, el de Alejandro III,<br />

usado por José del Monte Pino, quien presidía la<br />

Academia de Rusia, conocida también como de San<br />

Petesburgo; o el de Reverendo Padre Gregorio<br />

Benedicto, empleado por <strong>Le</strong>ón Monzón, que dirigía<br />

la de Irlanda; 5 Academia a la que también perteneció<br />

Pilar Borrego, 6 quien declaró además que había<br />

formado una nueva sociedad bajo el nombre de<br />

Nuestra Señora de Belén. El temor al uso subversivo<br />

que los negros y mulatos criollos daban a esos<br />

espacios provocó su suspensión por Real Orden del<br />

23 de octubre de 1839, 7 por lo cual sus integrantes<br />

se convirtieron en sujetos hostigados por las autoridades<br />

y sometidos a procesos judiciales. 8


Esa persecución justifica la causa legal del expediente<br />

que estudiamos, pues en ese contexto se<br />

enmarca el evento, supuestamente conspirativo,<br />

que acaeció precisamente en esos momentos.<br />

Entre muchos otros individuos participaron en<br />

este suceso Pilar Borrego y <strong>Le</strong>ón Monzón, quienes<br />

fueron detenidos bajo la acusación de haber participado<br />

en una velada, el día de celebración del<br />

Corpus en Santa Catalina.<br />

La fiesta había sido autorizada por las autoridades,<br />

pero sirvió, según éstas, para que Monzón se proclamase<br />

rey, acto que, según referían, se había verificado<br />

con la mayor solemnidad, hasta el punto de<br />

que se había cantado un Te Deum en su honor. No<br />

obstante Francisca Otero, la esposa del comisario<br />

Cayetano Matos, en cuya casa se efectuó la primera<br />

parte del evento, fue muy parca en su declaración y<br />

sólo atestiguó que los pardos y morenos querían<br />

que les prestase una imagen de la virgen y al no<br />

poder cumplimentar ese deseo, ya que no estaba<br />

autorizada por su marido, les permitió que entrasen<br />

en la sala, donde tocaron una pieza que habían<br />

cantado en latín, razón por la cual no entendió lo<br />

que habían vocalizado. Refirió además que en cuanto<br />

concluyeron ese acto se habían marchado. Entonces<br />

se trasladaron al domicilio de la morena<br />

Dominga Tapia, en la misma cuadra, donde celebraron<br />

un baile, también autorizado, sin que se produjese<br />

altercado alguno.<br />

Hasta ese momento es imposible encontrar<br />

concertación alguna entre los implicados, Pilar Borrego<br />

expresó además que la acusación era una calumnia.<br />

No obstante, por los documentos encontrados<br />

en su habitación se pudo conocer que los<br />

integrantes de ese y de otros grupos utilizaban un<br />

lenguaje cabalístico para identificarse, asumiendo<br />

nombres como los de Celin 4º, 9 D. Ochalis de Belibeir,<br />

el Gran Señor, el Gran Visir, Cuendica, 10 el Rey,<br />

Rofredo y Sondini, Jorge Antonio 7º, Alejandro 3º, 11<br />

Rodofredo, 12 el Archiduque José Betoni, el Gran<br />

Selim, el Cardenal, el Papa Benedicto y también<br />

algunos femeninos como Altisidora Rublin y la<br />

Archiduquesa de Franconia, que reflejan la participación<br />

de mujeres en estas Academias. 13 Entre esos<br />

papeles también se encontraron símbolos comprometedores<br />

como, por ejemplo, dos imágenes, una<br />

con la figura del conde Cagliostro, 14 adornado con<br />

la banda del Grado SGRG 90 y otra que representaba<br />

al Cabo de la Palestina, grado 17º, 15 vinculadas<br />

de una u otra forma a ciertos ritos de los rosacruces<br />

y de los masones. 16<br />

Por otra parte, en la vivienda de Monzón se ocupó<br />

un conjunto de documentos, entre estos el Catecismo<br />

de maestra perfecta para el uso y enseñanza de las<br />

«mazonas», que su esposa Benita González y sus<br />

hijas, trataron de destruir arrojándolos al «común».<br />

17 La razón debió ser que eran considerados<br />

peligrosos y prohibidos. Entre estos se encontraban,<br />

además del folleto mencionado, una proclama<br />

del Batallón de pardos de la Habana, titulada Liberalismo<br />

Constitucional, una copia de la Constitución<br />

Española de 1812, un folleto titulado Libertad y Tiranía,<br />

una lista de asociados a una entidad denominada<br />

Empresa de Comercio, probablemente la Sociedad<br />

de Comercio, con los nombres de ciento diez<br />

miembros que se denominaban hermanos, un papel<br />

de la Sociedad de Guantánamo, en el que se expresaba:<br />

«Oh tarde felicísima, si mi corazón se enajena<br />

de gozo al ver el código que nos ha de regir tan perfectamente<br />

organizado (…), propagaremos nuestro<br />

comercio y cantaremos victoria».<br />

Desconocemos la causa y el propósito de que un<br />

documento con las características del Catecismo estuviese<br />

bajo la custodia o en poder de este grupo de<br />

morenos. Evidentemente se trataba de individuos<br />

enfrentados al poder político, que tenían en su haber<br />

conductas transgresoras. De hecho, los miembros<br />

de las Escuelas de Baile a las cuales pertenecían<br />

funcionaban con pseudónimos, y aunque<br />

ninguno fue acusado como masón, en el imaginario<br />

desplegado en sus sociedades se manifiestan<br />

elementos de esta sociedad secreta, como ya<br />

pudimos señalar; y también participaban mujeres,<br />

como lo evidencian algunos pseudónimos. La encargada<br />

de escamotear los papeles, cumplimentando<br />

lo ordenado por Monzón, fue su mujer, quien<br />

era letrada, cuestión que sabemos porque en otro<br />

expediente aparece una carta en la que se dirige<br />

al Capitán General protestando por el encarcelamiento<br />

de su marido; tenía una letra de rasgos<br />

finos y firmaba correctamente. 18<br />

No obstante, cualquier consideración que pueda<br />

hacerse sobre la significación del documento corresponde<br />

a un marco de disquisiciones re-convenidas,<br />

que no pueden ser probadas porque<br />

carecemos de los elementos necesarios para<br />

hacerlo. Sólo observamos cierta vinculación con<br />

elementos esotéricos y ritos egipcios, y en este<br />

contexto consideramos que podría haber cierta<br />

vinculación con la orden de los Rosacruces y<br />

también recordar que el conde Cagliostro, cuya<br />

imagen fue encontrada entre los documentos ocupados,<br />

fue codificador y Gran Copto del Rito Egipcio,<br />

que es el que aparece en el Catecismo.<br />

También resulta conveniente recordar algunos elementos.<br />

Entre éstos, que la primera logia masónica<br />

que hubo en La Habana fue fundada por los ingleses,<br />

cuando ocuparon la ciudad en 1762, y tuvo su<br />

sede en el Convento de San Francisco. Tras la salida<br />

de esas tropas se convirtió en ilegal. En los períodos<br />

constitucionales, 1812-1814 y 1820-1824, la masonería<br />

no fue perseguida, pero sí antes y después<br />

de éstos. El expediente judicial al que nos referimos<br />

corresponde al año 1838/39, y en esa fecha los documentos<br />

ocupados eran marcadamente trasgresores<br />

y peligrosos, aun cuando sus poseedores<br />

no estuviesen animados por propósitos subversivos.<br />

De una u otra forma, lo importante es que los<br />

procedimientos legales de esos años nos han permitido<br />

contar con este interesante opúsculo.<br />

También se debe tener en cuenta que aunque la<br />

masonería hunde sus raíces en el medioevo y tuvo<br />

su ordenamiento funcional desde principios del<br />

siglo XVIII, las mujeres estuvieron excluidas de<br />

sus logias hasta mucho después, y precisamente<br />

es esta cuestión la que debe ser analizada tras<br />

el hallazgo del Catecismo.<br />

Los llamados Antiguos Límites de la Masonería, bases<br />

fundamentales de sus principales postulados, declaraban,<br />

explícitamente, que el masón tenía que<br />

15<br />

Revolución y Cultura


El genial filósofo<br />

Voltaire, masón en<br />

el Gran Oriente de<br />

Francia. El mandil<br />

que le perteneció<br />

puede verse en el<br />

Museo que está<br />

obediencia<br />

masónica tiene en<br />

París, en la calle<br />

Cadet... Ésta es su<br />

reproducción.<br />

Revolución y Cultura 16<br />

ser varón y adulto, habida cuenta de que tanto las<br />

mujeres como los adolescentes eran considerados<br />

valetudinarios con respecto a los deberes impuestos<br />

por esa organización. El primer intento de abrir<br />

un espacio masónico a la mujer en forma organizada<br />

fue la denominada «masonería de Adopción»,<br />

que creó un rito específico en 1774, por iniciativa<br />

del Gran Oriente de Francia, siempre que cada logia<br />

de este tipo estuviese bajo la sanción y garantía de<br />

una Logia Masónica regular. Se conoce la denominación<br />

de algunas organizaciones masónicas femeninas,<br />

entre ellas la Orden de las <strong>Le</strong>ñadoras y los<br />

<strong>Le</strong>ñadores (1743), el Rito de las Compañeras de<br />

Penélope (1737), el Rito de los Caballeros y las Damas<br />

Remadoras (1738), y el Rito de las Damas del<br />

Monte Tabor (1742). Por otro lado han funcionado<br />

algunas Asociaciones Femeninas Co-Masónicas<br />

como la Orden de la Estrella de Oriente, las Hijas de<br />

Job, las Princesas del Arco Iris y el Rito de la Orden<br />

del Amaranto, casi todas ellas fundadas en los Estados<br />

Unidos. 19 En 1893, bajo la Gran Logia Simbólica<br />

Escocesa, fue establecido en Francia un cuerpo<br />

masónico mixto cuya primera Logia fue bautizada<br />

con el sugerente título de «<strong>Le</strong> Droit Humain».<br />

En una etapa muy posterior a la postulada por el<br />

Catecismo, más de un siglo después, en 1935, el Dr.<br />

Gabriel García Galán, Gran Maestro Emérito de la<br />

masonería cubana, fundó en La Habana una orden<br />

femenina bajo el título de Hijas de Acacia, que agrupó<br />

logias de mujeres al servicio de los ideales<br />

masónicos. 20 Estas agrupaciones eran independientes<br />

de las masculinas, en sus reuniones no<br />

admitían hermanos de ninguna clase o condición,<br />

a no ser que se tratase de actividades conjuntas<br />

para asuntos sociales, y se diferenciaban por sus<br />

rituales secretos, grados, signos y palabras de<br />

reconocimiento, también distintos a los de esas<br />

logias masónicas tradicionales.<br />

El simbolismo recogido por su<br />

título es sumamente interesante<br />

pues la acacia es un árbol que<br />

simboliza, para el maestro masón,<br />

la inmortalidad, y en esa dirección<br />

se enmarcaban características<br />

ideales como la incorruptibilidad,<br />

la perseverancia, la<br />

caridad, la paz y el amor, que se<br />

atribuían a las féminas.<br />

Las Acacias debían reconocer al<br />

Gran Arquitecto del Universo<br />

como ser supremo, vivir despojadas<br />

de ambiciones y egoísmos,<br />

mantenerse libres de los temores<br />

que coartaban el pensamiento<br />

y la palabra, cumplir con todas<br />

sus obligaciones como mujeres,<br />

tanto en el espacio doméstico<br />

como público, como ser buenas<br />

esposas, madres y hermanas,<br />

porque la familia es la base<br />

fundamental de la vida de los<br />

pueblos; pero también debían defender<br />

las causas justas, esclarecer<br />

la verdad, combatir el vicio,<br />

exaltar la virtud, prestar su<br />

concurso a toda empresa en beneficio de la educación<br />

y no discutir sobre ideas religiosas o políticas.<br />

Las Hijas de Acacia estaban obligadas a ser letradas y<br />

a constituirse en maestras de sí mismas y de los<br />

demás, «cultivando su inteligencia, y superándose<br />

día tras día».<br />

Entre 1935 y 1951 se constituyeron, en Cuba, sesenta<br />

y siete filiales de esa orden. En esos años se<br />

reunían dos veces al mes, y realizaban trabajos en<br />

beneficio de la sociedad.<br />

El documento encontrado no tiene nada que ver<br />

con esa institución, está impreso en formato pequeño,<br />

carece de carátula posterior y tal vez le falte<br />

alguna página. Hemos tratado de obtener alguna<br />

información sobre la posible presencia de masonas<br />

en esos años en la Isla de Cuba y no hemos encontrado<br />

nada al respecto; sin embargo, es evidente que<br />

el Catecismo existió y por lo tanto había información<br />

sobre la masonería y las mujeres, y esta circulaba<br />

en determinados espacios y creaba estados de<br />

opinión.<br />

Hasta aquí nuestras consideraciones, a continuación<br />

transcribimos el documento encontrado para<br />

que los especialistas del tema y también los curiosos<br />

puedan establecer sus propias conclusiones.<br />

Catecismo de maestra perfecta<br />

para el uso y enseñanza de las mazonas,<br />

Imprenta de Bark, Filadelfia, 1822. 21<br />

P ¿Eres mazona?<br />

R. Conducida por mi voluntad yo lo soy, porque<br />

he salido de la esclavitud.<br />

P ¿Qué comprendes por esclavitud?<br />

R. Yo comprendo que los hombres, sucumbiendo<br />

a la humanidad, olvidan el objeto para el que<br />

fueron criados.


P. ¿Cómo puedes manifestar que eras libre, cuando<br />

estás sujeta como los demás a un cuerpo frágil?<br />

R Como la mazonería no enseña sino lecciones de<br />

sabiduría y religión, la iniciación en nuestros misterios<br />

han resplandecido mis ojos, y yo he sacudido<br />

las pasiones, haciéndome entender que tengo libres<br />

mis potencias para conocer el vicio y la virtud y<br />

escoger lo más útil.<br />

P. ¿Cómo has logrado llegar al grado de la mazonería?<br />

R. Por la caridad, la sabiduría y la constancia.<br />

P. ¿Qué significa la palabra mazón?<br />

R. El amigo de la virtud y enemigo del crimen.<br />

P. ¿Según eso, todo lo humano mortal, justo y sabio<br />

es mazón?<br />

R. Seguramente, sabiendo nuestras señales sagradas,<br />

puede ser admitido entre nosotros, porque por<br />

ellos nos libramos de ser sorprendidos por los malos.<br />

P. ¿Mediante que eres perfecta mazona, podrás decirme<br />

que entiendes por mazonería.?<br />

R. La criatura virtuosa que jamás se separa de hacer<br />

el bien y aborrecer el mal, teniendo por placeres<br />

la sociedad con sus hermanos en la Logia, donde se<br />

consagra a obrar bien y apreciar el honor.<br />

P. ¿Qué entiendes por Logia?<br />

R. Una reunión de personas verdaderamente virtuosas<br />

que no conocen el orgullo, ni las preocupaciones;<br />

detestan la distinción entre ellos, adoptando<br />

la moderación, la justicia y la humildad.<br />

P. ¿Dónde estuvo la primera Logia?<br />

R. En el paraíso terrenal, lugar de Adán y Eva.<br />

P. ¿En qué tiempo trabajó la segunda?<br />

R. Cuando el diluvio, en el arca de Noe, con su familia.<br />

P. ¿Cuándo la tercera?<br />

R. Después de abrasada Sodo-ma, cuando los ángeles<br />

salvaron a Aloth y sus hijos, viniendo a visitarlos en la<br />

caverna, en donde se habían ocultado<br />

P. ¿Cuándo la quinta?<br />

R. Cuando José dio el convite a sus hermanos y encontró<br />

a Benjamín.<br />

P. ¿Estas Logias tuvieron alguna enseñanza?<br />

R. No, solo la quinta, donde José hizo servir cinco<br />

veces más a Benjamín que a sus hermanos,<br />

dándole cinco túnicas y presentando cinco hermanos<br />

a faraón, siendo el número cinco desde<br />

esa época el más sagrado entre los mazones; significando<br />

los cinco túnicos, de los cinco grados<br />

de la mazonería, y feliz el que merece el último.<br />

P. ¿Quién podrá lograr ese sublime grado?<br />

R. El mazón o mazona que imitando a José haya<br />

sufrido todas las penas de la humildad, resistiendo<br />

los placeres y teniendo un corazón puro sin temor<br />

de la claridad del sol en el universo.<br />

P. ¿Cómo subió este Patriarca profeta al alto<br />

grado de gloria?<br />

R. Por la prudencia y sabiduría que guiaba sus acciones;<br />

de la misma suerte podemos nosotros aspirar<br />

a la propia felicidad, guiándonos siempre por el<br />

camino de la virtud.<br />

P. ¿Y su recompensa cuál fue?<br />

R. Lo hizo mirar en todo el Egipto Faraón como<br />

su segundo, poniéndole su sortija para conservar<br />

su memoria.<br />

P. ¿En que paró la Logia que presidía José?<br />

R. Creció en acento e hizo muchos servicios al pa-<br />

dre y al rey de Egipto<br />

P. ¿Quién se distinguió en esta Logia después de José?<br />

R. Dios escogió a Moisés para romper las cadenas<br />

de Israel.<br />

P. ¿El cuadro de Perfecta, que representación tiene?<br />

R. Varias figuras de la Santa Escritura.<br />

P. Explícamelas.<br />

R. Primera, las cuatro partes del mundo, significa que<br />

todas las criaturas son iguales, y que lo creó el autor<br />

del Universo, por lo que se debe practicar la virtud<br />

como puro homenaje que se le rinde al G..A..D..U<br />

Segunda: las siete primeras espinas del sueño de<br />

Faraón que representan las principales virtudes que<br />

el buen mazón mazona (sic) deben guardar.<br />

Las otras siete espinas menos gruesas conocidas<br />

por zizaña (sic), son los siete vicios opuestos a la<br />

virtud porque uno solo nos hace miserables.<br />

Tercera: reconciliándose con sus hermanos José,<br />

dándoles beso de paz, nos demuestra que la bondad<br />

es siempre inseparable de la ciencia por lo que debemos<br />

perdonar a nuestros semejantes.<br />

Cuarta: que los hombres vestidos de trabajadores<br />

para cultivar la tierra nos representan los israelitas<br />

en Egipto, después de la muerte de José, y merecieron<br />

por su paciencia, humillación y persecuciones<br />

el justo premio, siendo sus utensilios el origen<br />

de los signos de la mazonería, como cucharas, paletas,<br />

martillos, azadas, cajones, piedras labradas,<br />

compases y niveles.<br />

Quinta: espuesto (sic) Moisés en una canasta sobre<br />

las aguas, es el símbolo de la debilidad de la existencia<br />

que a tantos peligros nos espone (sic).<br />

Secta (sic): Sacando a Moisés la hija de faraón, nos<br />

da a entender que la bondad suprema hacer servir<br />

en nuestro provecho los propios medios que los<br />

enemigos emplean para dañarnos.<br />

Séptima: A la cabeza de los israelitas Moisés y<br />

Aaron, después de atravesado el Mar Rojo, nos presenta<br />

los mazones y mazonas en Logia, sacudiendo<br />

el yugo de las pasiones y el ejército de Faraón<br />

sumergido, demuestra los sentidos que nos sitian.<br />

P. ¿Qué representa el Gran Maestro en la Logia<br />

perfecta?<br />

R. Los israelitas conducidos por Moisés.<br />

P. ¿Que representa la Gran Maestra?<br />

R. La mujer de Moisés Saphona.<br />

P. ¿Qué representa el Inspector con los demás oficiales?<br />

R. A Aaron y sus hijos ofreciendo el tabernáculo.<br />

P. ¿Qué representan las hermanas inspectoras y<br />

depositarias?<br />

R. A la hermana de Moisés con la mujer de Aaron.<br />

P. ¿Que representa la insignia de perfecta?<br />

R. La sortija que dio a José Faraón, haciéndole ver la<br />

estimación y honor que se le debe a la virtud.<br />

P. ¿La señal de perfecta cuál es?<br />

R. La que recibió Moisés del G.A.D.U. cuando se le<br />

apareció ardiendo la zarza en la montaña de Roed.<br />

P. Hacédmela, pues.<br />

R. La hace señalando con el dedo índice horizontalmente.<br />

P. Dadme la palabra de perfecta.<br />

R. Soy casta, que significa honradez.<br />

P. ¿Cuál es la palabra de pase?<br />

R. Nací para morir, que significa tránsito ligero.<br />

17<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

18<br />

P. Dad el tocamiento a la hermana Inspectora.<br />

R. Lo da poniendo los cinco dedos y apretando la<br />

mano recíprocamente con la Inspectora.<br />

NOTAS<br />

Para cerrar la Logia<br />

P ¿Qué hora es?<br />

R Las ocho de la noche.<br />

P ¿Qué significa esta hora?<br />

R La hora del silencio y del descanso.<br />

El venerable dice: Pues siendo la hora del silencio y del<br />

descanso y que hemos trabajado en nuestra Logia; es<br />

necesario cerrarla; y así hermanos y hermanas,<br />

Inspectores y Depositarios, os prevengo inviten a todos<br />

los hermanos y hermanas me acompañen a cerrarla,<br />

haciendo vuestro deber acostumbrado.<br />

Los hermanos obedecen, después toda la sociedad<br />

aplaude y el Venerable dice: La logia esta cerrada:<br />

hermanos y hermanas, retiraos en paz.<br />

Adornos de este grado<br />

La banda verde terciada del hombro derecho hacia<br />

el muslo izquierdo, con un corazón bordado en la<br />

parte superior del pecho que demuestre el valor que<br />

se debe tener para resistir los trabajos; e igualmente<br />

un mandil azul claro ribeteado en blanco.<br />

Palabra de pase:<br />

Nací para morir.<br />

Palabra sagrada:<br />

Soy casta.<br />

Tocamiento de este grado<br />

Poner los cinco dedos en la mano del que le reconoce.<br />

Señal:<br />

Señala con el dedo índice horizontalmente.<br />

(Aquí concluye el documento)<br />

*Trabajo presentado en el Programa de Estudios de la mujer de la Casa de<br />

Las Américas en febrero de 2007.<br />

1 Maestra perfecta era el cuarto grado de la masonería de adopción o de<br />

damas, creada en 1774 por el Gran Oriente de Francia. El folleto aparece<br />

editado en 1822, en Filadelfia, por la imprenta Bark. Está escrito en español,<br />

por lo cual el lugar de la edición pudiera ser un subterfugio para burlar la<br />

censura.<br />

2 Así llamaban a la Sociedad de Belén.<br />

3 Santiago de la Veg a, ya difunto, fue la cabeza de la sociedad llamada de los<br />

Ingleses. Archivo Nacional de Cuba. Fondo Comisión Militar legajo 23, expediente<br />

1.<br />

4 Juan Bautista Reancho dice que hace diez años pertenecía a la Sociedad del<br />

Comercio, que se daba un baile al año, por lo regular hacia el 22 de enero,<br />

sin que hubiese reuniones de antemano. Ibíd.<br />

5 Era además capitán del Batallón de Morenos y dueño de una escuela para<br />

enseñar religión y primeras letras a los «jóvenes de su clase». Había nacido<br />

en el barrio de Jesús María, estaba casado y había recibido permiso para<br />

establecer la Academia el 29 de octubre de 1832. En: Deschamps Chapeaux,<br />

Pedro Margarito Blanco, Ocongo de Ultán.<br />

6 Era carpintero, tenía 51 años. Estuvo preso en 1809 por la causa de<br />

Aponte y estuvo desterrado durante 4 años en Puerto Rico. Loc. Cit 1.<br />

También hay información en el legajo 18, expediente 10, que incluye una<br />

copia de los involucrados en el levantamiento de Aponte, donde se hace<br />

referencia a Pilar Borrego, que fue desterrado entonces a Puerto Rico.<br />

También hay una carta de Benita González, esposa de Monzón, protestando<br />

por el tiempo que lleva preso sin juicio; dice que éste tiene gota, que no<br />

puede ocuparse de su familia. Llama la atención la letra pequeña y clara de<br />

Benita, que sabe firmar.<br />

7 La Real Orden indicaba al Capitán General de la Isla que debían tomarse<br />

«las medidas de policía que estime adecuadas para hacer cesar las frecuentes<br />

academias de bayle (sic) de gente de color, porque si antes las reuniones<br />

de esta clase no han tenido un objeto criminal (…) aconseja ahora alejar<br />

todo pretesto (sic) de que pudieran valerse los díscolos». En: A.N.C. Fondo<br />

Asuntos Políticos, legajo 40, expediente 28.<br />

8 El expediente del A.N.C. Fondo Comisión Militar, 23/1.reúne dos asuntos<br />

subversivos. Contiene, primero, la acusación de que fue objeto el moreno<br />

Fernando Estrada por tener en su poder un folleto titulado Ejemplo de la<br />

Libertad Civil, escrito por el presbítero José Villar y García. A Estrada se le<br />

imputaba la difusión de ese opúsculo en la ciudad de Bayamo, con la<br />

complicidad de Mariano Argote, sargento del Batallón de Morenos. La segunda<br />

acusación involucra a otros morenos, en este caso son criollos que se<br />

integran a diferentes Escuelas de Baile. Estas sociedades fueron vigiladas<br />

desde inicios del siglo XIX, pero a la altura de los años treinta se las<br />

consideraba sumamente peligrosas e inclusive como centros de subversión.<br />

En el expediente también se advierte cierta preocupación por el surgimiento<br />

de juegos ñáñigos.<br />

9 Era el pseudónimo del difunto General Mateo Boza. Loc. Cit. 1<br />

10 Según Monzón, era un tal Alarcón, que falleció. Ibíd..<br />

11 Era el pseudónimo de José del Monte del Pino. Ibíd..<br />

12 Pseudónimo de Santiago de la Vega, ya fallecido. Ibíd..<br />

13 Monzón declara desconocer a quiénes se identificaba bajo estos nombres,<br />

que aparecen en los papeles ocupados, del 79 al 227. Ibíd.<br />

14 Cagliostro funda en 1784 el Rito de la Alta Masonería Egipcia. Entre 1767<br />

y 1775 recibe del Caballero Luigi d’Aquino, Hermano del Gran Maestre<br />

Nacional de la Masonería Napolitana, los «Arcana Arcanorum«, muy altos<br />

grados Herméticos. En 1788, los introduce en el Rito de Memphis y otorga<br />

una patente a este Rito que se desarrolla rápidamente en Milán, Génova y<br />

Nápoles y recluta a personalidades de la aristocracia, bonapartistas y<br />

republicanos, y también, a revolucionarios carbonarios.<br />

15 También versos, papeletas para fiestas, y el dibujo de una Lira. Ibíd.<br />

16 El conde de Cagliostro fue Gran Maestro de la Orden Rosacruz en el siglo<br />

XVIII, y tuvo una importancia capital en el desarrollo posterior de esa hermandad.<br />

También fue Gran Maestro del Rito Escocés y Gran Maestro del Rito<br />

de los Filaletas, así como codificador y Gran Copto del Rito Egipcio. Sobre su<br />

persona se puede consultar: Amadou, Robert. Cagliostro et le Rituel de la<br />

Maçonnerie Égyptienne, Paris: SEPP, 1996.<br />

17 En 1774, el Gran Oriente de Francia creó un nuevo Rito, llamado de<br />

Adopción o «Masonería de Damas», sometido a su jurisdicción, y, estableció<br />

reglas y leyes para su gobierno; prescribió que sólo los Maestros francmasones<br />

pudiesen concurrir a sus reuniones; que cada Logia de Adopción estuviese a<br />

cargo y bajo la sanción y garantía de una Logia masónica regularmente<br />

constituida y que el Venerable Maestro de esta última, o los Vigilantes a falta<br />

de él, fuese el Oficial encargado de presidirla, acompañado de la «Maestra<br />

Presidenta» de la Logia de Adopción. Esta Masonería consta de cuatro<br />

grados: 1º Aprendiza, 2º Compañera, 3º Maestra, 4º Maestra Perfecta. Sus<br />

Rituales están llenos de textos bíblicos; la interpretación simbólica de esos<br />

textos y alegorías constituye la instrucción masónica de la mujer en los<br />

distintos grados del Rito de Adopción. Ver: Morte Libertad, La Mujer y la<br />

Masonería en: J. Tomás Nogales (nogales@bib.uc3m.es ) - Universidad Car los<br />

III de Madrid.<br />

18 En el exp. 18/10 de Comisión Militar, bajo otro título, hay papeles de la<br />

conspiración de Monzón, que fue desterrado a Puerto Rico . Hay una carta de<br />

Benita González, esposa de Monzón, protestando por el tiempo que lleva<br />

preso sin juicio, dice que éste tiene gota, que no puede ocuparse de su<br />

familia. Llama la atención la letra pequeña y clara de Benita, que sabe firmar.<br />

19 El 14 de enero de 1882 fue creado un capítulo del Supremo Consejo de<br />

Francia para el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, llamado «Los Libres Pensadores»,<br />

quienes iniciaron a Marie Deraismes, bien conocida por sus luchas en<br />

defensa de los derechos femeninos. Para estas y otras cuestiones sobre la<br />

masonería femenina consultar Brienza, Salvatore. La Masonería Femenina.<br />

http://www.triplov.com.<br />

20 García Galán, Gabriel. Fundamentos y fines de la orden Hijas de Acacia por<br />

su fundador el V H (…) ex gran Maestro emérito de la masonería, La Habana:<br />

Imprenta Mundo Masónico, 1953 (5ª edición)<br />

21 Se ha respetado la grafía original del documento, por esta causa los<br />

términos masón, masona y masonería están escritos con Z .Señala con el<br />

dedo índice horizontalmente.


omo parte de la III Bienal Internacional de<br />

Arquitectura de La Habana, dedicada al Movimiento<br />

Moderno y la Arquitectura Contemporánea,<br />

el 16 de mayo de 2006 se inauguró en<br />

la Casa Víctor Hugo la pequeña pero muy valiosa<br />

exposición <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>, el Sueño Americano, con piezas<br />

pertenecientes a la Fundación <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> de<br />

París, muchas de ellas originales. La muestra evidencia<br />

cómo el racionalismo cartesiano del arquitecto<br />

más importante e influyente del siglo XX fue<br />

conmovido al entrar en contacto con la gente y el<br />

paisaje de América del Sur. Esas experiencias vitales<br />

excitaron sensibilidad del Maestro y posiblemente<br />

influyeron en la portentosa renovación de sí mismo<br />

en la segunda posguerra. La muestra incluyó<br />

croquis interpretando paisajes e ideas para intervenciones<br />

desde la escala territorial hasta edificaciones<br />

aisladas, cartas y tarjetas postales, objetos<br />

personales, dibujos, planos y la hermosa litografía<br />

L’Ennui réignat au dehors de 1950, con una secuencia<br />

de estudios preliminares. Igualmente se presentó<br />

una colección de carteles sobre la vida y obra de <strong>Le</strong><br />

<strong>Corbusier</strong> donada por la Embajada suiza.<br />

LE CORBUSIER <strong>DE</strong>SCUBRE AL NUEVO MUNDO<br />

El 9 de agosto de 1928 la condesa chilena Adela Cuevas<br />

de Vera le transmitió a <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> una petición<br />

de su amiga, la rica terrateniente y mecenas<br />

argentina Victoria Ocampo, directora de la influyente<br />

revista cultural Sur, para que le proyectase<br />

una casa moderna en la Calle Salguero de Buenos<br />

Aires. Para ilustrar sus deseos, le enviaron unos<br />

planos, fijándole además un plazo de quince ó veinte<br />

días para hacer el proyecto. La Ocampo encontró<br />

este nuevo proyecto demasiado radical, sobre todo<br />

RAZÓN Y PASIÓN,<br />

¿DÓN<strong>DE</strong> ESTÁ<br />

Mario Coyula Cowley<br />

CORBU?<br />

en los interiores poco prácticos, distintos de lo que a nosotros<br />

nos gusta (Dercelles, 2006). Más específicamente,<br />

parecía oponerse a la ventana horizontal, uno de<br />

los famosos Cinco Puntos en la arquitectura<br />

lecorbuseriana de los años veinte, quizás influida<br />

por la polémica con la ventana vertical que proponía<br />

Perret. Ese proyecto del Maestro nunca fue construido,<br />

y sí el del arquitecto argentino conservador<br />

Alejandro Bustillo en Palermo Chico; pero seguramente<br />

despertó en <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> el interés por un<br />

mundo nuevo, alentado también por sus amigos<br />

Fernand Léger y Blaise Cendrars, quienes lo deslumbraron<br />

con la noticia de la nueva capital de Brasil<br />

que se pensaba construir en Planaltina.<br />

Los ocho viajes de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> a América del Sur<br />

fueron hechos en condiciones muy diferentes. El<br />

primero y más largo fue en 1929. El Maestro disfrutaba<br />

de un éxito internacional impresionante con<br />

la reciente construcción de las dos casas en el<br />

Siedlung Weissenhof de Stuttgart (1927), la Villa<br />

Savoye en Poissy (1928, aunque terminada en<br />

1931), el Pabellón de L’Esprit Nouveau en París y la<br />

presentación de su primer Plan Voisin (1925), y el<br />

Centrosoyuz en Moscú (1928, terminado en1935).<br />

En 1928 había participado en el I Congreso Internacional<br />

de Arquitectura Moderna (CIAM) en La Sarraz,<br />

Suiza, donde tuvo un papel importante.<br />

El descubrimiento del paisaje sudamericano y su<br />

gente lo marcó profundamente: los caprichosos<br />

meandros de los grandes ríos Paraná y Uruguay, que<br />

pudo ver desde un avión, los espectaculares morros y<br />

la bahía de Río de Janeiro, apreciados desde su llegada<br />

en barco y luego dibujados repetidamente en su<br />

carnet de viajes, la infinitud de la pampa, la vitalidad<br />

de las personas de toda condición social, y el cálido<br />

recibimiento por profesionales y estudiantes. Obsesionado<br />

por el singular paisaje de Río, planteó unir a<br />

la bahía –o más bien, sistema de bahías– sin tocar a<br />

la ciudad existente. Esta sensibilidad llamaba la<br />

atención, a cuatro escasos años de haber presentado<br />

su Plan Voisin en la Exposición de Artes Decorativas<br />

de Industriales Modernas, donde proponía una<br />

despiadada remodelación de París que hubiera hecho<br />

temblar al Barón Haussmann. Para Sâo Paulo<br />

19<br />

Profesor de<br />

Mérito, Facultad<br />

de Arquitectura,<br />

ISPJAE, La Habana.<br />

Asesor del Grupo<br />

para el Desarrollo<br />

Integral de la Capital.<br />

Premio Nacional de<br />

Arquitectura 2001,<br />

Distinción Nacional<br />

de Habitat 2004.<br />

Profesor Invitado en<br />

la GSD de Harvard,<br />

2002; y en la<br />

Angewandte<br />

de Viena, 2006.<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura 20<br />

propuso un esquema con edificios cruciformes; y en<br />

Buenos Aires planteó la estratégica apertura al río<br />

con una nueva ciudad de los negocios.<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> también quedó impresionado por sus<br />

encuentros con miembros de la alta sociedad sudamericana,<br />

de quienes pensaba conseguir numerosos<br />

encargos, como Monteiro de Carvalho, Graça<br />

Aranha o Paulo Prado en Río y Sâo Paulo, o los Bullrich,<br />

Martínez de Hoz y la Ocampo en Buenos Aires.<br />

Esos encuentros con la élite fueron descritos con una<br />

mezcla de ingenuidad y esnobismo en sus cartas a<br />

la madre y a su futura esposa, Ivonne Gallis, su<br />

petite Bombón: «se habla un francés impecable», decía<br />

en carta a su mamá del 29 de octubre, y describía<br />

a su nuevo amigo González Garraño como «hombre<br />

de gran y fina cultura, descendiente de un Virrey».<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> se impactó igualmente con el<br />

colorido folclor de las favelas, y las sensuales mulatas<br />

que le presentó su amigo, el arquitecto bohemio<br />

Carlos <strong>Le</strong>âo; y vivió una estrecha relación amistosa<br />

con la vedette Josephine Baker, la famosa Platanitos.<br />

Esas impresiones aparecen recogidas poéticamente<br />

en su texto Précisions.<br />

Era un <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> exultante, enamorado, donde<br />

se insinuaba un alejamiento de ese racionalismo<br />

rígido que lo revestía como una coraza protectora.<br />

En su proyecto de villa en Zapallar, cerca de<br />

Santiago de Chile, para el diplomático Matías<br />

Errázuriz (1930), mostraba una sensibilidad muy<br />

terrenal por el paisaje y las calidades de los materiales<br />

naturales como la piedra y la madera<br />

redonda. Por cierto, parece que el aristócrata<br />

chileno esperaba de él una emblemática caja<br />

blanca purista, en lugar de esta celebración del paisaje<br />

de su país natal, y el proyecto nunca fue<br />

construido. Quedaba atrás la máquina para habitar de<br />

supuesta validez universal, y se podía presentir el<br />

giro en su camino que en los años Cincuenta le regalaría<br />

al mundo el brutalismo, para confusión de<br />

sus seguidores de entreguerras. Preanunciado en sus<br />

Unités d’Habitation, ese vuelco creador conduciría<br />

a Ronchamp, La Tourette y Chandigarh. En 1929 <strong>Le</strong><br />

<strong>Corbusier</strong> era un hombre feliz, ya reconocido<br />

internacionalmente como un Maestro.<br />

EL SEGUNDO ENCUENTRO<br />

Cuando su segundo viaje a Sudamérica, en 1936, la<br />

situación del mundo y la suya personal eran distintas.<br />

A principios de la década consiguió construir el<br />

Pabellón Suizo en la Ciudad Universitaria de París,<br />

el edificio de apartamentos Clarté en Ginebra (1930),<br />

y el edificio Molitor en la calle Nungesser et Coli<br />

(1931-1934), donde tomó para su vivienda y estudio<br />

de pintura los dos últimos pisos. Pero los efectos<br />

de la crisis económica mundial muy pronto hicieron<br />

escasear los encargos. Su innovador proyecto<br />

para el concurso del Palacio de los Soviets (1930)<br />

fue rechazado, y el que resultó seleccionado como<br />

ganador dejaba bien claro que la arquitectura Moderna<br />

en la Unión Soviética estaba liquidada, y con<br />

ello se le cerraban esas puertas.<br />

Haber tomado en 1930 la ciudadanía francesa no<br />

pareció ayudarlo. Los proyectos A, B, C y H para Argel<br />

(1930), donde desarrollaba el concepto de cinta<br />

continua de viviendas con autopista en el techo,<br />

pensado por primera vez para Río el año anterior, no<br />

llegaron a materializarse. Igual sucedió con los proyectos<br />

de tránsito urbano que propuso para la<br />

misma ciudad en 1931, 1934 y 1938. LOS cinco<br />

proyectos que hizo entre 1934 y 1936 para la Exposición<br />

Mundial de París de 1937 tampoco fueron<br />

aceptados. La misma suerte tuvieron sus propuestas<br />

preliminares para Bat’a en Zlin y Hellcourt<br />

(1935), al igual que el Plan Maciá para Barcelona<br />

dos años antes. Tampoco prosperó La esperanza<br />

de poder proyectar una de las nuevas ciudades<br />

italianas que Mussolini promovía. Ante la escasez<br />

de encargos, Corbu reorientó su trabajo hacia la<br />

escala territorial y urbanística. En el segundo tomo<br />

de su Oeuvre Complète, decía: «1930 abrió un ciclo de<br />

nuevos intereses: los grands travaux… de ahora en<br />

adelante no hablaré más de la revolución arquitectónica,<br />

que ha terminado; el urbanismo es ahora<br />

la preocupación principal».<br />

La Ville Radieuse, concebida en 1930 y publicada en<br />

1933, expresó sus ideas para las grandes ciudades<br />

como centros de control. La rígida jerarquización<br />

social de La Ciudad Contemporánea para Tres Millones de<br />

Habitantes (1922) quedaba suavizada, aunque su<br />

fundamentalismo reaparecería en los Tres Establecimientos<br />

Humanos (1940-1945). En el III CIAM, celebrado<br />

en Bruselas, expresó al mesianismo recurrente<br />

de la Modernidad, que buscaba redimir a la Humanidad<br />

a través del buen diseño. Pero fue en el IV<br />

CIAM a bordo del Patris, en ruta de Marsella a Atenas,<br />

donde <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> expuso magistralmente sus<br />

conceptos urbanísticos, incluyendo las famosas<br />

Cuatro Funciones, habitar, trabajar, recrear y circular.<br />

El tema del Congreso era La Ciudad Funcional, y<br />

su aporte fue la estricta zonificación de funciones,<br />

que <strong>Le</strong>wis Mumford le criticaría ácidamente más<br />

tarde por su papel desarticulador de las ciudades.<br />

El Congreso no tuvo unas memorias formales, pero<br />

el grupo francés, centrado por <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>, publicó<br />

en 1943 un documento que fijaba sus posiciones, la<br />

famosa Carta de Atenas. Las próximas ediciones de la<br />

Carta aparecieron ya solo con la firma del Maestro.<br />

Exceptuando la casa del doctor Curutchet en<br />

La Plata (1949), ninguna de las villas que proyectó<br />

para sus nuevas amistades de la oligarquía sudamericana<br />

fue construida, como la ya mencionada<br />

para la Ocampo en 1928, la de Paulo Prado (1929), y<br />

las de Errázuriz y Martínez de Hoz en 1930. Sus planes<br />

urbanos para Río y Buenos Aires también quedaron<br />

en el papel. En este segundo viaje a Brasil en<br />

1936 <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> veía la oportunidad de aplicar<br />

esas ideas y reactivar sus contactos en América del<br />

Sur. Mientras tanto, el mundo estaba cada vez más<br />

convulso. Mussolini, Hitler, Franco, Oliveira Salazar<br />

y Stalin consolidaban su poder irrestricto en el Viejo<br />

Continente. Su contrapartida tropical en Brasil era la<br />

Nueva República de Getúlio Vargas, que vacilaba entre<br />

el Eje y los Estados Unidos. Esa indefinición tenía su<br />

equivalente en el aparentemente incomprensible<br />

apoyo simultáneo que en Brasil de entonces tu-vieron<br />

el academicismo Beaux Arts y el raciona-lismo<br />

del Movimiento Moderno, simbolizado en dos franceses<br />

de enfoques opuestos, Donat-Alfred Agache y<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>. Y en ese mismo año, Prost y Rotival<br />

trabajaban en un plan director para Caracas.


En su viaje de 1936, <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> había sido invitado<br />

para asesorar el proyecto de la Ciudad Universitaria<br />

y el del nuevo edificio para el Ministerio de Educación<br />

y Salud, el actual Palacio Gustavo Capa-nema,<br />

llamado así en homenaje al ministro ilumi-nado<br />

que apoyó a los jóvenes arquitectos de la vanguardia<br />

brasileña de aquel momento. El proyecto del<br />

campus universitario se haría en definitiva en la Ilha<br />

da Fondâo por Jorge Machado Moreira, siguiendo el<br />

espíritu del Maestro. Proyectado en 1936 y construido<br />

entre 1937-1943, el Ministerio de Educación y<br />

Salud fue posiblemente el mejor edificio moderno de<br />

los años Treinta en el mundo, con sus enormes pilotis,<br />

el atrio techado con vidrio, y el empleo audaz<br />

–extendido a una fachada completa– de un nuevo<br />

elemento de protección solar, el brise-soleil. A esto se<br />

añadían las áreas exteriores proyectadas por el gran<br />

paisajista Roberto Burle Marx (1938), los murales y<br />

cerámicas de Cándido Portinari y las esculturas de<br />

Bruno Giorgi y Celso António Menezes.<br />

En el proyecto del Ministerio trabajaron Lúcio Costa,<br />

Affonso Eduardo Reidy, Carlos <strong>Le</strong>âo, Ernani<br />

Vasconcelos y Jorge Machado Moreira; pero allí<br />

afloró especialmente el talento de un joven Óscar<br />

Niemeyer, quien conseguiría reconciliar en su larga<br />

vida los códigos del Movimiento Moderno con el<br />

paisaje y la identidad nacional brasileña, desplegando<br />

una facilidad quizás excesiva. La autoría de<br />

este magnífico edificio es un tema controversial,<br />

porque fue indudablemente resultado de un trabajo<br />

en equipo, en cuyo proceso sufrió varias modificaciones.<br />

En su Oeuvre Complète 1934-1946 <strong>Le</strong><br />

<strong>Corbusier</strong> se adjudicaría la paternidad del proyecto.<br />

Dos años antes de su segundo viaje a América<br />

del Sur <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> había elaborado un plan director<br />

para Buenos Aires. Entre 1938 y 1939 dos arquitectos<br />

argentinos, Jorge Ferrari Hardoy y Juan<br />

Kurchan, trabajaron en el atelier del Maestro en<br />

París, y de vuelta a su país recibieron el encargo de<br />

hacer un plan director para Buenos Aires, a partir<br />

de 1947. También trabajaron con <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> en<br />

París dos arquitectos colombianos que se destacarían<br />

después, Germán Samper y Rogelio Salmona; y<br />

el catalán Josep Lluís Sert.<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> mantuvo su relación con América del<br />

Sur después de este segundo viaje en 1936. Aparte<br />

de la casa que construyó para el doctor Curutchet<br />

en 1949, al año siguiente realizó un plan director<br />

para Bogotá, con la colaboración de Sert. También<br />

proyectó para esa ciudad una zona de viviendas<br />

utilizando sus famosas grecas, y casas en tira con<br />

lotes estrechos y profundos, organizadas en manzanas,<br />

en una deuda clara con su Plan Maciá. El<br />

contacto directo con el Maestro, trabajando con él<br />

o asistiendo a sus conferencias, fue importantísimo<br />

para un grupo de jóvenes arquitectos latinoamericanos,<br />

sobre todo brasileños, cuya influencia se<br />

multiplicó cuando muchos se incorporaron a enseñar.<br />

Ellos se ejercitaron en el método lecorbuseriano<br />

y su rigor conceptual, lo que debería servirles para<br />

escapar, o al menos flanquear, la tentación de repetir<br />

unas formas externas sin haber recorrido el proceso<br />

de su gestación. El propio <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> estaba<br />

muy claro sobre el peligro de caer en un nuevo<br />

academicismo moderno, como antes sucedió con los<br />

códigos Clásicos. Algo similar ocurrió también con<br />

Luis Barragán, del que algunos clonaron sus colores<br />

y formas sin comprender siquiera que ellos salían<br />

del misticismo ascético y atormentado del gran<br />

maestro mexicano, y su genial sincretismo a partir<br />

de una indagación profunda en las esencias de las<br />

raíces nacionales y lo mejor de la cultura arquitectónica<br />

contemporánea universal.<br />

Pero los arquitectos cubanos nunca tuvieron<br />

ese contacto personal con la obra ni con el<br />

método del Maestro.<br />

Villa Savoye, Poissy, 1928<br />

21<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

22<br />

LE CORBUSIER LLEGA TAR<strong>DE</strong> A CUBA<br />

¿Cómo llegó a Cuba la influencia de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> –<br />

de su obra, de sus escritos– y qué peso tuvo en la<br />

introducción y consolidación de los códigos del Movimiento<br />

Moderno en este país? Directamente, poca.<br />

En realidad, su obra se conoció tarde y poco en Cuba,<br />

y aquí fue mal interpretada y copiada de trasmano,<br />

quizás a veces sin saberlo los propios copiones. A<br />

pesar de morir en plena juventud, Alberto Camacho<br />

(1901-1925) fue el introductor y propulsor en Cuba<br />

de las vanguardias arquitectónicas europeas del<br />

Siglo XX. Sin embargo, en sus conferencias y escritos<br />

se refirió a la obra de arquitectos como Oud, Van<br />

der Vlugt, Höger, o Perret, y poco a <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>. Eso<br />

resulta curioso en un historiador de Arte, teniendo<br />

en cuenta la importantísima obra escrita del Maestro,<br />

que desde 1920 se publicaba en la revista L’Esprit<br />

Nouveau; y que uno de sus textos seminales, Vers<br />

Une Architecture, había aparecido ya en 1923.<br />

Quizás para explicar ese retraso en la llegada de la<br />

Modernidad haya que entender el conservadurismo del<br />

medio arquitectónico en Cuba en las primeras décadas<br />

del siglo XX, después de las terribles guerras de<br />

Independencia que destruyeron la próspera economía<br />

del XIX. Ese modo de producción ya estaba<br />

herido de muerte por no acomodarse al paso inevitable<br />

de una economía anacrónica de plantación<br />

con mano de obra esclava al capitalismo industrial y<br />

financiero. La renovación formal del Art Nouveau,<br />

breve aquí como en todas partes, arribó tarde a Cuba,<br />

justo al comenzar el siglo y con él una independencia<br />

muy condicionada por los Estados Unidos.<br />

Esa renovación fue rechazada por los primeros arquitectos<br />

graduados en el país, ansiosos por hacer<br />

sus ejercicios académicos a la manera Beaux-Arts<br />

en la que habían sido entrenados. Ellos encontraron<br />

su clientela en una nueva burguesía conserva-<br />

dora de políticos corruptos e inmigrantes rápidamente<br />

enriquecidos con el alza del precio del azúcar,<br />

en parte mezclados por matrimonio con los residuos<br />

del ilustrado patriciado terrateniente criollo<br />

decimonónico. El Art Nouveau –que en Cuba se<br />

afilió más bien al Modernisme catalán– no sirvió aquí<br />

como un paso adelante hacia al Movimiento Moderno,<br />

pues lo siguió un eclecticismo europeo que<br />

llegó retrasado, igual que el neoclasicismo en el siglo<br />

anterior. Ese eclecticismo, especialmente el menor,<br />

conformó lo que todavía hoy es la principal<br />

masa construida en las zonas centrales de La Habana<br />

y todas las demás ciudades cubanas.<br />

MO<strong>DE</strong>RNO, PERO NO TANTO<br />

Las ideas transgresoras de las vanguardias arquitectónicas<br />

europeas fueron vistas con una mezcla<br />

indecisa, y en definitiva provinciana, de preocupación<br />

por lo nuevo desconocido, y de otra parte, deslumbramiento<br />

por todo lo que viniese del Viejo Continente.<br />

Curiosamente, parece que algunos arquitectos<br />

jóvenes cubanos de los roaring twenties eran<br />

más conservadores que sus mayores. Ya en 1926-<br />

1927 el argentino Alejandro Christopher había tocado<br />

en la revista habanera El Arquitecto la oposición<br />

entre modernidad y tradición, un tema que<br />

seguiría recibiendo mucha atención. En ello influyó<br />

la conciencia extendida sobre los valores del patrimonio<br />

construido colonial cubano y la preocupación<br />

por adaptarse al clima y el modo de vida,<br />

que serían determinantes en la aparición de una<br />

modernidad regionalista, o mejor apropiada, a partir<br />

de los años cuarenta.<br />

Elementos de la tradición arquitectónica decantada<br />

en cuatros siglos de dominio colonial español<br />

serían creativamente reelaborados: patios, portales<br />

y galerías, ventanas de persianas de piso a te-<br />

Capilla Notre-Dame-du-Haut,<br />

Ronchamp, 1950.


cho, celosías, vitrales, techos inclinados,<br />

el manejo de las texturas y la vegetación,<br />

la búsqueda de la ventilación<br />

cruzada y la interacción interior/exterior.<br />

Ejemplos de esa tendencia, donde<br />

se destacó el arquitecto Eugenio Batista,<br />

fueron las residencias para la familia<br />

Falla-Bonet (1939-1940), y en su propia<br />

casa (1944), todas en Miramar.<br />

La Exposición de Artes Decorativas<br />

e Industriales Modernas de París<br />

en 1925 había iniciado un alejamiento<br />

cauteloso de los códigos historicistas,<br />

sin renunciar a la decoración que seguían<br />

pidiendo los usuarios. Con esa<br />

recurrente falta de perspectiva histórica<br />

de los que solo miran a lo que pasa<br />

alrededor, aquella arquitectura fue<br />

llamada moderna en sus inicios<br />

–el término Arte Decó no sería creado<br />

hasta 1966– lo que ayudó a confundirla<br />

con la arquitectura del Movimiento<br />

Moderno. La simplificación creciente de<br />

la ornamentación en las obras de poco<br />

presupuesto, y el paso gradual de la<br />

vertiente streamline o Moderne al<br />

protorracionalismo –con vetas de lo que<br />

en Cuba se llamó Monumental Moderno,<br />

tan caro a los regímenes autoritarios–<br />

facilitó una transición hacia los<br />

códigos de una vanguardia que ya no<br />

era tan joven ni tan iconoclasta, en camino<br />

a convertirse en International Style.<br />

Todavía en 1931, Angel Guido criticaba<br />

en la revista del Colegio de Arquitectos de La Habana<br />

la maquinolatría de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> y certificaba la<br />

defunción de la arquitectura maquinista en Alemania<br />

y Austria. Para ello se apoyaba en la referencia<br />

despectiva que hacía Taut a una arquitectura<br />

de «gallinas peladas», y en la polémica entre<br />

OSA y ASNOVA en la Unión Soviética, donde la<br />

experimentación y el debate en la arquitectura, igual<br />

que en otros campos, estaba a punto de ser aplastada<br />

por el estalinismo. Generosamente, Guido<br />

dejaba abierta la puerta para que el Maestro<br />

rectificara, concediéndole el talento para hacerlo<br />

(Guido 1931). En cambio otros, como Silvio Acosta,<br />

criticaban la resistencia para aceptar la Arquitectura<br />

Moderna (Acosta 1934).<br />

Joaquín Weiss, el más dedicado e influyente de los<br />

historiadores cubanos de la Arquitectura en el siglo<br />

XX, reconocía a <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> como gran maestro, pero<br />

sin mostrarle mucha devoción. Su visión esquemática<br />

de la historia como una espiral de ciclos recurrentes<br />

hacía que, incluso tan tarde como en la segunda<br />

posguerra, identificase a la exclusión de ornamento<br />

como la primera fase arcaica de cualquier<br />

estilo; y por lo tanto aceptaba a la arquitectura desnuda<br />

del Movimiento Moderno como una etapa inevitable<br />

en el camino hacia la madurez, siempre que<br />

«no violen flagrantemente los principios fundamentales<br />

de la composición» (Weiss 1947, viii). Esa posición<br />

conservadora en los conceptos se aprecia también<br />

en la gran masa de la obra construida en Cuba<br />

hasta fines de los años cuarenta, versiones pasadas<br />

Edificio Molitor, estudio de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>.<br />

por agua de las nuevas formas de los verdaderos creadores,<br />

algo similar a lo que sucede con el prêt-à-porter<br />

con respecto a la moda transgresora de las pasarelas.<br />

La entrada de la arquitectura racionalista en Cuba<br />

había sido demorada por la crisis combinada que<br />

provocó la caída del dictador Machado y la Gran<br />

Depresión durante los años treinta. Ello significó el<br />

fin de la República de Generales y Doctores, tal como<br />

había sucedido tres años antes en Brasil con la República<br />

Velha de la oligarquía paulista y minera. Esa<br />

crisis empató en Cuba con el estancamiento de la<br />

construcción debido a la Segunda Guerra Mundial.<br />

No obstante, hubo en esa década algunas obras pioneras<br />

del Movimiento Moderno, como el pequeño<br />

edificio de apartamentos en 23 y 21, por el arquitecto<br />

Pedro Martínez Inclán (1931), en realidad poco<br />

importante fuera del hecho de haber sido el primero;<br />

la hermosa casa de Hilda Sarrá en 19 y 2, por<br />

Rafael de Cárdenas (1934), quien se apartó aquí del<br />

historicismo que había inspirado cuatro años antes<br />

su ejercicio en gótico veneciano para la mansión<br />

de Estanislao del Valle; o el edificio Santeiro<br />

(1937) y el Hospital de Maternidad Obrera (1939)<br />

ambos por Emilio de Soto, que ya empezaba a alejarse<br />

del Art Decó streamline.<br />

LOS ECOS <strong>DE</strong> CORBU<br />

Esa apertura continuó en la década de los cuarenta<br />

con el edificio de apartamentos de Espada 5-7 (Arroyo<br />

y Menéndez) y el Solimar (Antonio Copado),<br />

23<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura 24<br />

ambos de 1944; y sobre todo con la obra de una<br />

firma de arquitectos que asumió tempranamente<br />

los códigos racionalistas, Max Borges padre e hijo.<br />

Ellos fueron los autores de la casa purista de Santiago<br />

Claret en el Malecón (1941), el edificio de apartamentos<br />

en Jovellar (1943), el premiado Centro<br />

Médico Quirúrgico (1948), hoy casi irreconocible; o<br />

la propia casa de Max Borges hijo, en Miramar (1949),<br />

un bien proporcionado prisma blanco levantado en<br />

pilotis, con la escalera entrando por debajo, que en<br />

realidad le debía más a la casa de Gropius en Lincoln,<br />

Massachussets que a la Villa Savoye.<br />

Borges hijo lograría en el Cabaret Tropicana (1951)<br />

una perfecta integración por contraste entre las<br />

delgadas bóvedas de hormigón, hechas en colaboración<br />

con Félix Candela, y el espléndido arbolado<br />

existente. Sin embargo, la consolidación del<br />

Movimiento Moderno en Cuba fue con el Edificio<br />

Radiocentro (1945-1947), por Emilio del Junco,<br />

Miguel Gastón y Martín Domínguez, primero de<br />

ese tamaño que albergó varias funciones en volúmenes<br />

bien diferenciados y con terminaciones lisas<br />

sin decoración alguna. Ese edificio detonó el impetuoso<br />

desarrollo de La Rampa, que se convirtió<br />

en el centro más cosmopolita de la capital en los<br />

años cincuenta y sesenta, con un predominio de la<br />

Arquitectura Moderna.<br />

La tendencia racionalista en Cuba recibió influencias<br />

de las vanguardias europeas a través de publicaciones<br />

como El Arquitecto, Arquitectura, Colegio de<br />

Arquitectos, Arte y Decoración, y Arquitectura y Artes<br />

Decorativas. Pero la arquitectura del Movimiento<br />

Moderno llegó fundamentalmente desde otros países<br />

latinoamericanos como Brasil, México y en menor<br />

medida Venezuela; y fue muy divulgada en Cuba<br />

durante los años cincuenta por Espacio. Esta publicación<br />

de avanzada era hecha por estudiantes de<br />

Arquitectura, en los que coincidía la vanguardia<br />

arquitectónica con la vanguardia política en la lu-<br />

Villa Errázuriz (no construida), Zapallar, Chile,<br />

perspectiva, lápiz negro sobre papel<br />

transparente de estudio, 1930<br />

cha contra la dictadura de Batista. Entre 1953 y<br />

1955 esa revista publicó las principales obras de<br />

los brasileños Óscar Niemeyer, Jorge Machado<br />

Moreira, Affonso Eduardo Reidy, Sergio Bernardes,<br />

Rino <strong>Le</strong>vi, Arturo Bratke, Ícaro de Castro Melo y<br />

Roberto Burle Marx; y de los mexicanos Mario Pani<br />

y Pedro Ramírez Vázquez, junto a las obras de la<br />

Ciudad Univer-sitaria. En cambio, se conoció muy<br />

poco la buena arquitectura Moderna que se hacía<br />

contemporáneamente en Argentina, Uruguay,<br />

Chile o Colombia.<br />

Con esas influencias indirectas se repetía el proceso<br />

de triangulación que a menudo marcó la asimilación<br />

de las nuevas ideas en Cuba. Pero quizás la<br />

mayor vía de entrada del Movimiento Moderno fue<br />

a través de revistas como Architectural Record y sobre<br />

todo Arts and Architecture, y de los arquitectos<br />

cubanos que estudiaron o viajaban frecuentemente<br />

a los Estados Unidos. De esa manera conocieron<br />

la obra de los maestros europeos que se asentaron<br />

en los Estados Unidos, como Richard Neutra,<br />

Walter Gropius, Josep Lluís Sert, Marcel Breuer o<br />

Ludwig Mies van der Rohe. Los tres primeros visitaron<br />

Cuba en los años cuarenta y cincuenta, pero<br />

Neutra fue el único que dejó una obra construida,<br />

la magnífica Casa Schulthess (1956) en La Habana,<br />

actual residencia de los embajadores suizos, con<br />

jardines por Burle Marx.<br />

Esa influencia a través de los Estados Unidos puede<br />

explicar el relativamente poco peso directo que tuvo<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> en la arquitectura cubana, unido a que<br />

sus visitas y proyectos latinoamericanos fueron a<br />

países lejos de Cuba. En diciembre de 1959, primer<br />

año del triunfo revolucionario, Corbu fue oficialmente<br />

invitado a realizar el proyecto de un centro<br />

de telecomunicaciones en La Habana, lo que declinó<br />

por estar muy comprometido con Chandigarh.<br />

En 1963 el arquitecto cubano Fernando Salinas lo<br />

visitó en su famoso atelier en el 35 de la Rue de


Sèvres para invitarlo al VII Congreso de la Unión<br />

Internacional de Arquitectos en La Habana. <strong>Le</strong><br />

<strong>Corbusier</strong> se excusó por razones de trabajo, y como<br />

compensación le entregó un mensaje manuscrito<br />

al momento para los arquitectos cubanos, donde<br />

les recomendaba, escalonadamente: mirar, ver, observar,<br />

discernir, inventar y crear –et voilá! Durante<br />

la conversación el Maestro tuvo una pequeña explosión<br />

de ira ante la pérdida continuada de los dibujos<br />

que hacía en el taller: ¡Ladrones, estoy rodeado de<br />

ladrones!, exclamó delante de un azorado Salinas.<br />

Nunca llegó a visitar Cuba. Dos años después, el 27<br />

de agosto de 1965, en su refugio de Cap Martin, moriría<br />

mientras nadaba en el mar.<br />

En realidad, en Cuba la arquitectura orgánica de<br />

Frank Lloyd Wright tuvo mucho más influencia,<br />

siempre presentada en oposición al purismo maquinista<br />

asociado al Corbu de entreguerras. Aparte<br />

de la obvia conveniencia de los grandes aleros en un<br />

clima como el nuestro, otras características<br />

wrightianas como el manejo de los contrastes de<br />

volúmenes, luces y sombras, texturas y materiales<br />

parecen haber sido más cercanas al gusto criollo,<br />

igualmente distante de las cajas de vidrio de Mies.<br />

Sin embargo, elementos lecorbuserianos tan apropiados<br />

al trópico y con tantas posibilidades expresivas<br />

como son los brise-soleil, no fueron utilizados<br />

en la arquitectura cubana hasta comienzos de los<br />

años cincuenta, a pesar de haberse utilizado<br />

antológicamente en las fachadas del Ministerio de<br />

Educación en Río. Ese fue el caso del Banco Pedroso<br />

en Aguiar 251 (Víctor Morales, 1952-1954) y sobre<br />

todo el Retiro Odontológico (Antonio Quintana, junto<br />

con Manuel Rubio y Manuel Pérez Beato, 1953),<br />

en L 353, premiado con Medalla de Oro, donde la<br />

fachada principal fue cubierta completamente de<br />

esa manera, mostrando la influencia del proyecto<br />

de rascacielos de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> para Argel.<br />

Fue en esa década cuando se consolidó en Cuba el<br />

Movimiento Moderno, apoyado en una gran explosión<br />

constructiva. Un grupo de los mejores arquitectos<br />

jóvenes cubanos, como Mario Romañach,<br />

Max Borges hijo, Frank Martínez, Antonio Quintana<br />

o Nicolás Quintana –que en su mayoría habían<br />

tomado parte en la simbólica quema del Vignola en<br />

1947, en el patio de la Facultad de Arquitectura como<br />

rechazo a la enseñanza academicista– consiguieron<br />

combinar los códigos modernos con una sensible<br />

adecuación al contexto físico e histórico. Esos arquitectos<br />

lograron una obra de calidad internacional,<br />

a la vez moderna y cubana, que superó la supuesta<br />

ubicuidad del modelo racionalista de los inicios<br />

del Movimiento. Uno entre los más jóvenes de<br />

ellos, Ricardo Porro, fue de los primeros en divulgar<br />

en Cuba la arquitectura posracionalista de <strong>Le</strong><br />

<strong>Corbusier</strong>, como Ronchamp o La Tourette. Dos casas<br />

suyas en el Nuevo Vedado, la Abad (1954) y la<br />

Ennis (1957) muestran una influencia digerida de<br />

esas obras en el movimiento de los techos y el empleo<br />

de gárgolas y muros escultóricos.<br />

En Cuba, las ideas urbanísticas de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> tuvieron<br />

desde etapas tempranas mayor divulgación<br />

que las arquitectónicas. Ya en los años veinte<br />

Camacho comentaba el I CIAM, y a fines de los treinta<br />

se difundían en Arquitectura los conceptos urba-<br />

nísticos de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>, como las cuatro funciones,<br />

el zoning, la jerarquización vial, o el edificio alto de<br />

vivienda rodeado de parques. Sin embargo, las<br />

materializaciones serían pocas, tardías y muy<br />

distorsionadas. El Barrio Obrero de Luyanó (Pedro<br />

Martínez Inclán, Mario Romañach, Antonio Quintana<br />

y Jorge Mantilla, 1948) fue el primer conjunto<br />

de vivienda social que utilizó bloques de apartamentos<br />

con una expresión austera, donde el único movimiento<br />

en las fachadas lisas eran las escaleras.<br />

El camino posterior sería mucho más indirecto, y<br />

también más escuálido. El modelo seguido para la<br />

reconstrucción de las ciudades francesas después<br />

de la Segunda Guerra Mundial –y con ello las tecnologías<br />

de grandes paneles lanzadas por Coignet,<br />

Camus y Ballency– fue tomado por la Unión Soviética<br />

y los países del Este de Europa para sus masivos<br />

programas de construcción de viviendas.<br />

De allí el modelo fue trasplantado a Cuba desde fines<br />

de los años sesenta, y durante un cuarto de<br />

siglo el país se llenó de bloques de apartamentos de<br />

cinco y hasta seis pisos sin ascensor, pantallas de<br />

ocho y doce pisos, y torres de veinte y hasta veinticinco,<br />

que empleaban proyectos repetitivos con elementos<br />

prefabricados pesados de hormigón.<br />

Los jardines que supuestamente deberían rodear a<br />

esos bloques nunca fueron hechos, y en cambio<br />

surgieron construcciones precarias de todo tipo que<br />

respondían a necesidades no previstas. La pobreza<br />

visual y el desarraigo social en esos conjuntos exponían<br />

más crudamente problemas conceptuales<br />

del modelo que inicialmente habían estado enmascarados<br />

por la maestría formal de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> y<br />

otros arquitectos Modernos de primera fila.<br />

Ya en 1941 se había creado en La Habana la ATEC<br />

(Agrupación Tectónica de Expresión Contemporánea),<br />

vinculada a los Congresos Internacionales de<br />

Arquitectura Moderna (CIAM), con Eugenio Batista,<br />

Emilio del Junco, Martín Domínguez, Nicolás Arroyo<br />

y Gabriela Menéndez, entre otros; y en 1942 se<br />

fundó la Comisión Pro-Urbanismo, muy enfocada a<br />

la preservación del patrimonio. Esta Comisión organizó<br />

junto con la ATEC dos importantes exposiciones<br />

de Arquitectura Moderna en Varadero y Trinidad.<br />

Entre 1945 y 1946 la revista Arquitectura divulgó<br />

el urbanismo inglés de los años cuarenta, el<br />

Plan Abercrombie-Forshaw para Londres, y la teoría<br />

y obra de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>. A fines de esa década<br />

25<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura 26<br />

Gropius visitaría La Habana, y en<br />

1949 Pedro Martínez Inclán publicó<br />

su Carta de La Habana, una<br />

adaptación de la Carta de Atenas.<br />

Durante los años cincuenta también<br />

visitaron La Habana Gastón<br />

Bardet, Josef Albers, Roberto Burle<br />

Marx, Paul <strong>Le</strong>ster Wiener y<br />

Franco Albini.<br />

Pero la presencia más importante<br />

fue la de Josep Lluís Sert, amigo<br />

y colaborador de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong>, presidente<br />

del CIAM y decano de la<br />

Graduate School of Design de<br />

Harvard. Sert había participado<br />

con el Maestro en un plan director<br />

para Bogotá a principios de la<br />

década de los cincuenta , e hizo<br />

otros para Chimbote y Lima en<br />

Perú, Cidade das Motores en Brasil,<br />

y Puerto Ordaz y Cerro Bolívar<br />

en Venezuela. Ya en 1939 había<br />

estado de paso por La Habana en<br />

ruta hacia los Estados Unidos, y<br />

en 1953 realizó unos estudios<br />

para viviendas en Cuba, donde<br />

reelaboró el patio colonial usando<br />

las grecas del Plan para Bogotá. Fue invitado a<br />

realizar un Plan Regulador para La Habana entre<br />

1955-1958, para lo que juntó un equipo de colaboradores<br />

que incluyó a Wiener, Paul Schulz y el cubano<br />

Mario Romañach.<br />

El Plan mantenía la cuadrícula habanera y aplicaba<br />

conceptos de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> usados en Chandigarh,<br />

como las Cinco Vías y las Cuatro Funciones. Esto<br />

generaba una zonificación funcional estricta, con<br />

la consiguiente segregación social, ya que las zonas<br />

de viviendas obreras se ubicaban con las industrias<br />

al sudeste, y ciudades satélites para obreros a una<br />

distancia entre treinta y cincuenta kilómetros de<br />

La Habana. Se proponía un gran centro políticoadministrativo<br />

dominante, y cordones verdes<br />

estructurando el territorio. Frente al tramo más<br />

antiguo del Malecón se planteaba una isla artificial<br />

con casinos y hoteles, y se barría con una franja<br />

central de una cuadra de ancho a lo largo del viejo<br />

recinto amurallado para formar una espina dorsal<br />

con edificios altos. El interior de cada pequeña manzana<br />

de La Habana Vieja era clareado para ubicar<br />

estacionamientos de autos; y la amorfa Plaza Cívica,<br />

recién inaugurada en 1953, se reorganizaba con<br />

una secuencia de espacios menores mucho mejor<br />

articulados.<br />

El Plan creaba un nuevo gran centro en La Habana<br />

del Este, detrás del Morro, que incluía el más grande<br />

palacio presidencial del mundo, donde probablemente<br />

el dictador Batista se sentiría más seguro<br />

después del asalto por revolucionarios el 13 de marzo<br />

de 1957, que casi le costó la vida. De esa manera<br />

la influencia de <strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> llegó finalmente a La<br />

Habana, y en grande, de la mano de un colaborador<br />

cercano. Paradójicamente, el autor de El Corazón de<br />

la Ciudad planteaba eviscerar a La Habana, al menos<br />

el antiguo recinto amurallado. Ese proyecto<br />

quedaría igualmente en el papel, aunque la revolu-<br />

Croquis de Río de Janeiro, carboncillo y pastel<br />

sobre papel fuerte, s/f<br />

ción triunfante que lo frenó se mantuvo adscrita al<br />

espíritu de la Modernidad. De hecho, si las prioridades<br />

de la construcción no se hubieran dirigido rápidamente<br />

al resto del país, el redesarrollo de la capital<br />

no hubiese sido en esencia muy diferente al previsto<br />

por Sert, como se anunciaba ya en 1959 con la<br />

Unidad Nº 1 de La Habana del Este y se intentó de<br />

nuevo en los años setenta con la remodelación de<br />

tierra arrasada en Cayo Hueso. Ese modelo degeneró<br />

en los grandes conjuntos anónimos de viviendas,<br />

con Alamar como insignia, como el cubano<br />

majá respecto a su antepasado mejor alimentado,<br />

la gran boa sudamericana,<br />

¿UN CORBU CENTENARIO?<br />

<strong>Le</strong> <strong>Corbusier</strong> siempre demostró, igual que Picasso,<br />

una gran capacidad para auto-renovarse conceptual<br />

y formalmente. Es tentador especular sobre lo<br />

que hubiera pasado si el Maestro hubiera vivido<br />

hasta los cien años y conservado sus facultades<br />

mentales, como Óscar Niemeyer. ¿Habría sido capaz<br />

de reaccionar por sí mismo a los problemas del<br />

urbanismo del Movimiento Moderno, hijo suyo en<br />

gran medida? Quizás hubiera salido con algo diferente<br />

al urbanismo neo-tradicional, saltando por<br />

sobre las utopías high-tech de los sesenta y las abstracciones<br />

aparentemente más pragmáticas de los<br />

planes directores y planes estratégicos, siempre burlados<br />

por la realidad. ¿Hubiera abierto un <strong>Le</strong><br />

<strong>Corbusier</strong> longevo nuevos caminos para una arquitectura<br />

posbrutalista, soslayando al carnaval<br />

posmoderno? La obra arquitectónica de Álvaro Siza,<br />

o de los Cinco de Nueva York, John Hejduk, Charles<br />

Gwathmey, Michael Graves y especialmente Peter


Eisenman y Richard Meier, demuestra que el imaginario<br />

de las cajas blancas no estaba agotado.<br />

En todo caso, la lección más duramente aprendida<br />

es cuidarse de aquellos que creen poseer la verdad<br />

absoluta y proponen soluciones supuestamente<br />

incuestionables, por atractivas que parezcan, sobre<br />

todo cuando implican decisiones muy importantes<br />

sobre la vida de los demás. En la renovación<br />

constante, la pluralidad y la diversidad están las<br />

claves de la supervivencia. Más que al genio<br />

mesiánico de los manifiestos trascendentales y los<br />

hermosos proyectos urbanos de un neoplatonismo<br />

tardío, prefiero al hombre que en 1929, a los<br />

cuarentidós años y ya mundialmente famoso, quedaba<br />

deslumbrado por la sensualidad de un mundo<br />

nuevo donde todo parecía posible, y transmitía tiernamente<br />

esas impresiones a su bonne petite Maman<br />

y a su petite Vonvon.<br />

La Habana, julio 2006-marzo 2007<br />

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_____________, Arquitectura Cubana Contemporánea , Colegio Nacional de<br />

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27<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura<br />

28<br />

AÑO<br />

188 7<br />

188 9<br />

LE C ORBU SIER,<br />

HOMBRE Y VIDA<br />

Nace Charles-Edo uard<br />

Jean neret en<br />

Chau x-de-Fon ds, Su iza<br />

LE CORBUSIER,<br />

EN AMÉRICA<br />

<strong>DE</strong> L SUR<br />

OTROS HECH OS<br />

Y CLÁSICOS<br />

CON TEMP ORÁN EOS<br />

Exposición Universal<br />

de Par ís, Torre Eiffel<br />

189 8 Nace Alvar Aalto<br />

190 0<br />

191 0<br />

191 3<br />

1914- 15<br />

Entra como apr endiz<br />

de grabador en la Escuela de<br />

Arte de Chaux-le-Fonds<br />

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Nace Eero Saarinen.<br />

Revolución Mexicana<br />

Walter Gropius, Fábrica<br />

Fagus en Alfeld-au-der-<br />

<strong>Le</strong>ine<br />

Com ienza la Primera Guerra Mundial<br />

191 7 Se asienta en París Revolución de Octub re<br />

191 8<br />

191 9<br />

192 0<br />

192 2<br />

192 3<br />

1924<br />

192 5<br />

192 6<br />

192 7<br />

192 8<br />

192 9<br />

193 0<br />

193 1<br />

193 2<br />

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Palais d u Peuple, Par ís.<br />

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Seine.<br />

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y 15 del Weissenhof,<br />

Stuttgart.<br />

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Sociedad de las Naciones,<br />

Ginebra.<br />

C on P. J ean ner et, c omi enz a la<br />

Villa S avoye "<strong>Le</strong>s Heures<br />

Claires", Poissy (termina en<br />

1931).<br />

Comienza el Centrosoyus,<br />

Moscú (termina en 1935).<br />

Une maison, un palais.<br />

C on P. J ean ner et, c omi enz a<br />

Cité de Refuge, del Ejército de<br />

Salvación, París (termina en<br />

1931)<br />

C on P. J ean ner et, C i udad<br />

Universitaria, París. S e hace<br />

ciudad ano francés. Ville<br />

R adieu se, s iti o si n<br />

especificar. Proyecto para el<br />

concurso del Palacio de los<br />

Soviets, Moscú. Proyectos<br />

urbanos A, B, C y H para<br />

Argel . Edificio de<br />

apar tamentos Clarté,<br />

Ginebra.<br />

Edificio Molitor, Paris<br />

(Terminado en 1934)<br />

Pabellón S uizo en la<br />

Ciudad Universitar ia, París<br />

193 3 Plan Maciá, Barcelona<br />

1934<br />

193 5<br />

Proyectos par a la Exp osició n<br />

Inter nacio nal d e París de<br />

1937, hasta 1936<br />

Urb anism o de Bat' a, en Zlin y<br />

Hellcourt. La Ville Radieuse.<br />

Proyecto Villa Ocampo,<br />

Buen os Air es<br />

Viaje a Río d e Janeiro,<br />

S âo Paulo, Montevideo,<br />

Asu nción y B uenos<br />

Aires. Proyecto s<br />

urban os par a R ío y<br />

Buen os Air es.<br />

Conferencias. Estudios<br />

urban ísticos para Río.<br />

Proyecto de Villa Paulo<br />

Prado, Sâo Paulo.<br />

Proyectos Villa<br />

Martínez<br />

de Hoz, Bu enos Aires; y<br />

Casa Er rázuriz, cerca de<br />

Santiago de Chile.<br />

Proyectos urbanos para<br />

Buen os Air es<br />

Termina la Pr imera Guerra<br />

Mundial.<br />

Se confo rma el trazado<br />

urb ano de Miramar<br />

Gropius funda la<br />

Bauhaus en Weimar.<br />

Pedro Martínez Inclán,<br />

plan director para La<br />

Habana<br />

Gunnar Asplund,<br />

Biblioteca Mu nicipal,<br />

Esto colmo<br />

(term inada en 1928).<br />

Cu ba, Danza de los<br />

Millones<br />

Erich Mendelsohn termina<br />

la Torr e Einstein, Potsd am,<br />

iniciada el año anterior.<br />

Mussolini, Marcha sobre<br />

Rom a. Pr imera emisión d e<br />

radio en Cu ba.<br />

Frit z Höger termina la<br />

Chilehaus, Ham burgo,<br />

iniciada el año anterior.<br />

Reform a Universitaria y<br />

Protesta de los Trece en<br />

Cuba. Primo d e Rivera,<br />

dictad or en España.<br />

Ford, Modelo T.<br />

Gerrit Rietveld, Villa<br />

Utrecht.<br />

JJP Oud, casas pareadas,<br />

Hoek van Holland .<br />

Forestier, proyecto d e la<br />

Costanera p ara B uenos<br />

Aires.<br />

Mann, La Montaña Mágica<br />

Exposición Inter nacional<br />

de Ar tes Decor ativas e<br />

Indu str iales Modern as,<br />

París.<br />

Gropius, segunda<br />

Bauhaus en Dessau<br />

Ci clón del Vei nti s éis azota<br />

La Habana<br />

Rich ard Bu ckm in ster<br />

Fuller, pr imera Casa<br />

Dymaxion prefabricada.<br />

Clippers anfibios vuelan<br />

entre La Habana y Cayo<br />

Hueso.<br />

I CIAM, La S arraz.<br />

VI Conferencia<br />

Panamericana<br />

en La Habana.<br />

Ludwig Mies van der<br />

Rohe, Pabellón Alemán en<br />

Barcelo na. Richard Neutr a,<br />

Casa Lovell,<br />

Los Angeles.<br />

Cr ack bancario mundial<br />

Se acuña el tér mino<br />

Estilo Internacional.<br />

Rockefeller Center, N ueva<br />

York . Alvar Aalto,<br />

sanatorio en Paimio. Cart a<br />

de Aten as sobre<br />

co nservación d e<br />

monumentos<br />

Los nazis cier ran la<br />

Bauh aus<br />

IV CIAM, celebrado en el<br />

Patris, en ru ta Marsella-<br />

Atenas. Derrocamiento de<br />

Machado en Cuba.<br />

Alvar Aalto, Biblioteca de<br />

Viipuri<br />

Eduar do To rroja,<br />

Estad io de Madrid.<br />

Muerte de Gardel.


AÑO<br />

LE CORBUSIER,<br />

HOMBRE Y VIDA<br />

1936 Proyecto de auto Minimum<br />

1937<br />

1938<br />

1943<br />

194 5<br />

1946<br />

Ilot Insalubre # 6, París.<br />

Quand les cathédrales étaint<br />

blanc hes.<br />

LE C ORBU SIER,<br />

EN AMÉ RICA<br />

<strong>DE</strong>L SUR<br />

Segundo viaje a Br asil.<br />

Trabaja en proyectos<br />

par a la Ciudad<br />

Universitaria, y el<br />

Minister io de Salud y<br />

Educación, Río<br />

(terminado en 1943)<br />

Plan Dir ector p ara<br />

Bu enos Aires<br />

Redacción y publicación de la<br />

Carta de Atenas<br />

Unité d'Habit ation, Marsella<br />

(terminado en 1951).<br />

Modulor.<br />

<strong>Le</strong>s Tro is Établissements<br />

humains.<br />

Fábrica Claude & Duval,<br />

Saint- Dié<br />

1 947-1 951 Viaja 5 veces a Bogotá<br />

1949<br />

1950<br />

1951<br />

1952<br />

1953<br />

195 5<br />

1956<br />

1957<br />

1958<br />

1959<br />

1960<br />

1961<br />

1962<br />

1964<br />

196 5<br />

Comienza Notre-Dame du<br />

Haut, Ronchamp<br />

Recibe el encargo de<br />

proyectar Chandigarh, nueva<br />

capital par a el estado indio<br />

de Punjab. Palacio de los<br />

Hilandero s, Navrangpur a.<br />

Museo, Villas Sarabhai y<br />

Shodhan, Ahm edabad.<br />

Museo, Chandigarh. Casas<br />

Jaou l, Neu lly-sur-Seine<br />

Ter mina el Palacio d e Justicia<br />

de Chandigar h. Unité<br />

d'Habitatio n, Nantes-Rezé.<br />

Secretariado, Chandigarh.<br />

Casa de Brasil, Ciu dad<br />

Universitaria, Par ís.<br />

Convento Sainte-Marie- de-la-<br />

Tourette, Eveux-sur-l'Arbresle<br />

Ter min a Nôtre-Dame du<br />

Haut, Ronchamp. Palacio de<br />

la Asamblea, Chand igar h.<br />

Tu mba <strong>Le</strong> Co rbusier,<br />

Roquebrune-Cap Martin.<br />

Unité d' Habit ation, Briey-en-<br />

Forêt. Estadio, Firm iny.<br />

Estadio, Bagdad.<br />

Unité d'Habit ation,<br />

Ber lín- Charlottenburg.<br />

Museo Nacional de Arte<br />

Occidental, Tokío<br />

Pabellón Philips,<br />

Feria Internacional de<br />

Br uselas<br />

Inauguración del Pabellón de<br />

Brasil en la Ciudad<br />

Universitaria, Par ís<br />

Iglesia d e Saint- Pierr e,<br />

Firminy. Unité d'Habitation,<br />

<strong>Le</strong>s Br uneaux, Fir miny.<br />

L'Atelier de la recherche<br />

p atiente.<br />

Centro Carpenter d e Artes<br />

Visuales, Harvard, Cambridge<br />

Proyecto de nuevo hospital,<br />

Venecia<br />

Muer e en Ro quebr une- Cap-<br />

Martin mientr as nadaba en<br />

el m ar<br />

Casa del Doctor<br />

Curutchet, La Plata<br />

Proyectos urbano s para<br />

Bogot á. Litografía<br />

L'Ennu it R éignait au<br />

Deho rs, d ibu jo s previ os,<br />

y tapiz.<br />

Capilla funeraria<br />

Delgado-Chalbaud ,<br />

Caracas.<br />

Viaja a B rasilia para el<br />

pr oyecto de la<br />

Embajada<br />

de Francia<br />

Estud io de mobiliario,<br />

proyectos sin fecha<br />

para la Embajada de<br />

Francia, Brasilia<br />

OTROS HECH OS<br />

Y CLÁSICOS<br />

CON TEM PORÁN EOS<br />

Fr ank Lloyd W ri ght, C asa<br />

Kaufmann, "Falling<br />

Water" ,<br />

Bear Ru n. Giu sep pe<br />

Terragni, Casa del Fascio,<br />

Com o.<br />

Fr ank Lloyd W ri ght,<br />

Fábrica de Cera Johnson,<br />

Racin e<br />

Neutra visita La Habana.<br />

Bombas atómicas sob re<br />

Hir oshim a y Nagasaki. Fin<br />

de la Segu nd a Guer ra<br />

Mundial<br />

Fr ank Lloyd W ri ght,<br />

proyecto p ara el Museo<br />

Guggenheim, Nueva Yor k<br />

(term inado en 1959). Se<br />

fundan Las Naciones<br />

Unidas.<br />

1947, Quem a del Vignola<br />

por<br />

un grupo de estudiantes<br />

de Ar quitectura radicales<br />

en la Universidad de La<br />

Habana. T hom as Mann ,<br />

Doktor Faustus<br />

Philip Johnson, Glass<br />

House, New Canaan.<br />

Alvar Aalto, Ayuntamiento<br />

de S äynätsalo. Mies van<br />

der Rohe empieza el<br />

Institu to Tecnoló gico de<br />

Illinois, Chicago,<br />

terminado en 1956.<br />

Mies, apartamentos<br />

Lake Shore Drive, Chicago.<br />

Go rdon Bu nshaft term ina<br />

la <strong>Le</strong>ver Ho use, Nueva<br />

York , em pezada el año<br />

anterior.<br />

Josef Albers visita La<br />

Habana. Bat ista, golpe de<br />

estado<br />

en Cuba.<br />

Asalto al cuartel Moncada<br />

en Santiago de Cuba.<br />

Ernesto Gó mez Sam pera,<br />

Edificio FOCSA en La<br />

Habana. Juan Rulfo, Pedro<br />

Páramo.<br />

Eero S aarinen empieza la<br />

Terminal TWA, Idlewind ,<br />

Nueva York (ter minada en<br />

1962)<br />

Oscar Ni em eyer,<br />

Edificio del Congreso,<br />

Senado<br />

y to rre d e oficinas en la<br />

Plaza<br />

de los Tr es Poderes,<br />

Brasilia (terminados en<br />

1964).<br />

La Unión S oviética lanza<br />

el sputnik. Creación del<br />

ICCROM en R oma. Asalto<br />

al Palacio Pr esidencial en<br />

La Habana.<br />

Ludwig Mies van der<br />

Roh e,<br />

con Philip Johnson,<br />

termina el Edificio<br />

Seagr am en N ueva Yo rk<br />

(empezado en 1954).<br />

Paul Rudolph em pieza el<br />

Edificio de Arte y<br />

Arquitectur a en la<br />

Universidad de Yale,<br />

New Haven, terminado en<br />

1964.<br />

Muere Frank Lloyd Wright.<br />

Triunfo de la revolución<br />

en Cuba.<br />

Kevin Lynch,<br />

The Image of the City<br />

Jane Jacobs, The Death and<br />

Life of Great American Cities.<br />

Es derr otada la invasión<br />

por Playa Gir ón<br />

Carlo Scarpa termina el<br />

Museo de Castelvecchio,<br />

en Verona, com enzado en<br />

1956. Carta de Venecia<br />

sobr e conservación<br />

de Monumentos<br />

Louis Kahn term ina el<br />

Instituto James Salk, La<br />

Jolla, empezado en 1959.<br />

Creación del ICOMOS en<br />

Ven eci a<br />

29 Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura


Autorretrato, 1954.<br />

Imágenes tomadas<br />

de Gracias a la vida,<br />

Alberto Korda fotógrafo.<br />

Comune di Prato,<br />

Regione Toscana,<br />

2004.<br />

Revolución y Cultura<br />

30<br />

Savoir faire,<br />

savoir vivre<br />

Jaime Sarusky<br />

ntre los muros grises de la sólida y austera<br />

edificación de un colegio protestante que<br />

se alzaba en un suburbio de La Habana,<br />

conocí en 1941 a Alberto Díaz. Ni el nombre ni el<br />

apellido dirían nada hasta tanto revele que se trata<br />

de Alberto Korda, el mundialmente conocido autor<br />

de la foto de Che Guevara, la imagen más difundida<br />

en el siglo XX y en la historia de la fotografía. Coincidimos<br />

entonces en aquel plantel de cierto<br />

prestigio donde también había estudiado, años antes,<br />

Alejo Carpentier. Ya manifestaba Alberto Díaz,<br />

como luego Korda, parecida inquietud y curiosidad<br />

ante las cosas, aunque a veces, reflexivo, observaba,<br />

atento y discreto, el demasiado lento fluir de la<br />

vida para sus doce o trece años de edad...<br />

Todavía me pregunto si no fue en la capilla del colegio<br />

donde brotó y creció, sin que él mismo lo supiera,<br />

su pasión por las mujeres, por la belleza femenina.<br />

Todos, varones y niñas, éramos cómplices de<br />

sus afanes amorosos cuando se detenía a contemplar,<br />

¿a dialogar en silencio?, con una de las más<br />

hermosas alumnas que, se suponía también,<br />

escuchaba el sermón del pastor. Como muchos<br />

otros de sus colegas cubanos, Alberto Korda también<br />

se inició en la fotografía como lambio. Ese término<br />

se le aplicaba y se le aplica a aquel que, cámara<br />

en mano, ha tirado y tira fotos en banquetes,<br />

bautizos, bodas y fiestas. Por ejemplo, toma las fo-<br />

tos, va al cuarto oscuro, las revela e imprime, regresa<br />

y las vende a los interesados en conservarlas<br />

como recuerdo. Y, claro, en pocos meses ya estaban<br />

amarillas y las figuras borrosas.<br />

Fue otra cosa fundar un estudio fotográfico con Luis<br />

Pierce, inquieto buscavidas que andaba y desandaba<br />

La Habana en bicicleta, retratando lo que le permitiera<br />

ganar unos pesos. Para quienes lo conocimos,<br />

él era Korda el Viejo o el Viejo Korda, aunque<br />

muchos le decían Hemingway, por su extraordinario<br />

parecido con el escritor. El estudio fotográfico<br />

nacería con el mismo nombre que lo consagró:<br />

Korda, apellido de los cineastas húngaros, Zoltan y<br />

Alexander, cuyas películas se exhibían en Cuba en<br />

esa época. Además, era fácil relacionarlo con el de<br />

Kodak, marca siempre identificada a la fotografía.<br />

Sin embargo, lo que más le interesaba a Alberto<br />

Korda era el fascinante mundo de la moda, de la<br />

fotografía de modas. Así se juntaban sus dos pasiones,<br />

sus dos obsesiones: la belleza femenina a la<br />

que se entregaba sin reservas y la fotografía, que<br />

también lo sedujo desde muy temprano. Y empezó<br />

entonces la cacería de jóvenes bonitas, atractivas,<br />

hermosas, dotadas de los encantos que tipificaban<br />

a la modelo profesional. De hecho, ni Korda tenía<br />

entonces un mercado ni en Cuba se hacían tal tipo<br />

de fotos. Pero sí logró tener una sección fija en una<br />

revista semanal habanera donde aparecían mucha-


chas sugestivamente eróticas, increíblemente bellas<br />

o elegantes que anunciaban vestidos, perfumes<br />

o jabones. Así, Korda se convertía en pionero de<br />

la foto de modas, la publicitaria, en Cuba. Esa<br />

era, sin dudas, su verdadera vocación y Richard<br />

Avedon, el connotado fotógrafo de modas<br />

norteamericano, su modelo a imitar.<br />

No sé si decir que una cosa piensa el individuo y<br />

otra el destino, pero la historia irrumpiría dándole<br />

en lo adelante un vuelco a su profesión y a su propia<br />

vida. La victoria de los revolucionarios, los barbudos<br />

descendiendo de las montañas y entrando<br />

en las ciudades, modificarían completamente sus<br />

proyectos. Así, Korda fue uno de los llamados a formar<br />

parte del equipo del recién estrenado periódico<br />

Revolución. Eran las primeras semanas de 1959 y la<br />

vida cubana comenzaba a transformarse vertiginosamente.<br />

En ese diario se abría un amplio espacio<br />

para destacar la fotografía y se desplegaban grandes<br />

titulares en primera plana, convirtiéndola, de<br />

hecho, en cartel movilizador. La fotografía, además,<br />

disponía de cuatro páginas adicionales en el suplemento<br />

gráfico que aparecía tres veces a la semana.<br />

En abril de 1959, Fidel Castro visitó los Estados<br />

Unidos y Korda fue uno de los reporteros gráficos<br />

que cubrió las incidencias del viaje. Evidentemente,<br />

supo aprovechar la extraordinaria oportunidad<br />

de registrar, día a día, las múltiples actividades del<br />

dirigente cubano. Un buen ejemplo fue la impresionante<br />

fotografía que le hizo, cuando le rindiera homenaje<br />

a Lincoln en el Memorial en Washington.<br />

Y luego lo acompañaría en sus viajes en Cuba y al<br />

extranjero. Korda recordaba en particular la estancia<br />

del Comandante en 1963 en la Unión Soviética<br />

y su recorrido por varias regiones de ese país. Compartiría<br />

con Nikita Jruschov y sus familiares en la<br />

intimidad, en una atmósfera distendida, que recogió<br />

para la historia. Esas imágenes revelaban o pretendían<br />

mostrar un mayor acercamiento, después<br />

del impasse provocado por las decisiones tan divergentes<br />

que ambos encararon durante la crisis de<br />

los cohetes en octubre de 1962.<br />

Otra experiencia muy enriquecedora y novedosa<br />

para Korda resultó su encuentro con Richard Avedon<br />

en Nueva York. Lo llamó por teléfono y le dijo que<br />

acompañaba a Fidel Castro en su comitiva y se presentó<br />

como «el rey de la fotografía de modas en<br />

Cuba». Avedon lo recibió en su estudio y Korda extrajo<br />

de su carpeta las fotos que le hizo a Norka<br />

modelando. Ella fue su modelo preferida, su musa y<br />

luego su mujer. Avedon le aconsejó que retratara a<br />

las modelos en medio de los acontecimientos de la<br />

revolución. Y así lo haría Korda en no pocas ocasiones,<br />

incluso Paris-Match publicó en la década de los<br />

sesenta un amplio reportaje, ella exhibiéndose en<br />

varias fotos con la camisa azul de mezclilla y el<br />

pantalón verde olivo, uniforme de los milicianos.<br />

Después del colegio protestante, Korda y yo nos encontraríamos<br />

nuevamente en 1959, en el periódico<br />

Revolución. Había perdido de vista, durante casi veinte<br />

años, a Alberto Díaz y ahora descubría y reconocía<br />

a Alberto Korda. Él fotógrafo, yo periodista. Bien<br />

lejos estábamos de imaginar que trabajaríamos<br />

estrechamente en 1962 y 1963 cuando tuve a mi<br />

cargó el suplemento gráfico del diario y Korda me<br />

entregaba sus fotos para ser publicadas. De hecho,<br />

allí se nuclearon desde 1959 periodistas, fotógrafos,<br />

escritores, pintores, diseñadores, poetas, casi<br />

Modelo Norka,<br />

ca 1956.<br />

31<br />

Revolución y Cultura


Desnudo con guitarra,<br />

ca 1955.<br />

Revolución y Cultura<br />

32<br />

todos jóvenes que publicaron sus operas primas en la<br />

editorial creada por el periódico.<br />

Antes se produjo una nueva coincidencia. El 5 de<br />

marzo de 1960, fecha en que Korda hubo de tirar la<br />

memorable foto de Che Guevara en el curso de una<br />

manifestación popular de duelo por las víctimas de<br />

la explosión del barco francés La Coubre en el puerto<br />

de La Habana, me hallaba igualmente en la tribuna<br />

en funciones de traductor de Jean-Paul Sartre<br />

y de Simone de Beauvoir. Korda, en la calle, foto-<br />

grafiaba a ocho o diez pasos de<br />

la tribuna donde Fidel Castro<br />

se dirigía a la muchedumbre.<br />

El Che, que hasta entonces se<br />

había mantenido en un segundo<br />

plano, avanzó hasta la baranda<br />

protectora y se asomó a<br />

contemplar el río de gente. Instante<br />

que como un chispazo de<br />

la fortuna lo atrapa la mirada<br />

de lince de Korda a través de su<br />

cámara con un semitelefoto. Y<br />

casi junto al Che, en la misma<br />

tira de la prueba de contacto lo<br />

acompañan Sartre y Simone<br />

de Beauvoir.<br />

«Yo le tiro al Che dos fotos nada<br />

más y él se va inmediatamente.<br />

Habrá estado medio minuto<br />

apenas en esa posición» –<br />

explicaría Korda años más tarde.<br />

Es notorio el contraste entre<br />

lo vertiginoso de la toma de<br />

la foto de Che y el hecho de que<br />

es la que más ha perdurado, la<br />

que más ha trascendido en<br />

nuestra época. Así, devino símbolo<br />

universal al cual cada espectador<br />

le atribuye su propia<br />

interpretación. Simbólicas<br />

también han resultado otras<br />

fotos de Korda, como la de esa<br />

niña que, inocente, carga su<br />

«muñeca», es decir, un trozo de<br />

madera o «El Quijote de la<br />

farola», ese campesino que, por<br />

encima de la muchedumbre,<br />

descubre y conquista el mejor<br />

lugar en lo más alto de la farola<br />

urbana, símbolo de la gran ciudad.<br />

Tal vez en ese momento<br />

los fotógrafos no tenían real<br />

conciencia de que no sólo estaban<br />

documentando la dinámica<br />

de una revolución sino<br />

que, al mismo tiempo, emprendían<br />

una historia más coherente<br />

de la fotografía del país. De<br />

ese modo se convertiría en eficaz<br />

herramienta y testigo excepcional<br />

de los sucesos que se<br />

precipitaban en la Isla.<br />

A decir verdad, el destino de la<br />

foto del Che fue bien discreto<br />

hasta el día en que esa imagen del héroe, asesinado<br />

en Bolivia, empezó a ser objeto de veneración<br />

y culto, como los que se le rinden a un santo,<br />

sobre todo en países de la América Latina. En<br />

Italia, la editorial Feltrinelli vendía centenares<br />

de miles de posters después que Korda –con una<br />

generosidad inverosímil en el mundo moderno–,<br />

le obsequió en La Habana una copia de la foto<br />

al propietario de la editorial, a pesar de tener todos<br />

los derechos sobre la misma.


Pero detengámonos en el aspecto que presentaba<br />

el Che esa mañana friolenta, nublada, de aquel marzo<br />

habanero, teñido de dolor, de ira, de violencia<br />

contenida. Poco o nada se ha escrito de tales condiciones<br />

invernales que, de alguna manera, explican<br />

ese Che con su jacket verde claro y negro, cerrado<br />

hasta el cuello, rostro adusto, hierático. Era<br />

la imagen perfecta, ideal, para hacer irrumpir la<br />

leyenda, que de ningún modo hubiese prosperado<br />

de seleccionarse otras fotos del Che como, por ejemplo,<br />

cuando aparece con la camisa verde olivo desabotonada,<br />

u otra, sonriente, manejando una carretilla<br />

en el trabajo voluntario o sudoroso, tiznado<br />

el rostro y el uniforme, luego de una jornada<br />

cortando caña. Pues sí, que hasta el mito, y mucho<br />

más si parte de una imagen, debe tener una presencia<br />

que se ajuste al propósito que se persigue.<br />

Hay en las manifestaciones de unción casi religiosa<br />

hacia la foto del Che una bizarra sensación de<br />

extrañamiento porque, quien conozca algo de su<br />

pensamiento, sabe, a no dudarlo, que él habría sido<br />

el primero en desmantelar todo el andamiaje de<br />

tal adoración. Paradójicamente, mientras más se<br />

reproduce esa imagen, más se aleja de lo esencial<br />

del modelo.<br />

Aquella misma noche del sepelio<br />

se desplegaron sobre la<br />

mesa de trabajo del diseñador<br />

de Revolución decenas de fotos,<br />

entre ellas la del Che de Korda.<br />

Pero no se le consideró para<br />

ser publicada. También resultó<br />

un tanto irónico el hecho,<br />

revelado por Korda, de que el<br />

Che no aceptaba de buen grado<br />

que lo retrataran, a pesar<br />

de que la fotografía era una<br />

de sus aficiones preferidas, al<br />

punto que pudo sobrevivir<br />

ejerciéndola como oficio en<br />

México, antes de alistarse<br />

como médico del contingente<br />

de los rebeldes cubanos.<br />

En la edición de Revolución del<br />

día siguiente se destacarían<br />

las fotos de Fidel Castro y de<br />

la multitud a la que se dirigía,<br />

granadas en alto, para subrayar<br />

la idea de que el estallido<br />

de la nave pudo deberse<br />

a un sabotaje.<br />

La foto del Che sólo se publicaría<br />

al año siguiente, el 15<br />

de abril de 1961 (casualmente,<br />

la víspera de la invasión<br />

por la bahía de Cochinos)<br />

acompañando un breve anuncio<br />

de la conferencia que, en<br />

su condición de ministro de<br />

Industrias, impartiría en un<br />

canal de televisión. A pesar de<br />

que ha dejado una obra fotográfica<br />

considerable, lo cierto<br />

es que Korda sólo vino a ser<br />

reconocido años después de esa foto, incluso años<br />

después de ser conocida en todo el mundo.<br />

Korda tuvo el privilegio de vivir, trabajar y disfrutar<br />

intensamente. Tenía una vocación de esteta y de<br />

hedonista que le permitían compartir unos y otros.<br />

Porque siempre hizo lo que le gustaba. La vida se<br />

muestra casi siempre generosa y pródiga con quienes<br />

están tocados por esos dones y aplican tal filosofía.<br />

De habérselo propuesto, pudo haber vivido<br />

del modo que hubiera querido en cualquier rincón<br />

de la tierra, pero prefirió su terruño, rodeado de<br />

amigos, de fotos que confirmaban que era uno de<br />

los más versátiles maestros cubanos de ese arte y<br />

de jóvenes y hermosas mujeres que amaba, a su<br />

modo y manera, mientras desde su pequeño apartamento<br />

podía contemplar, con el sosiego de quien<br />

sabe ya bien cumplida su obra, el lento fluir del río<br />

Almendares disolviéndose en las intensas aguas<br />

azules del golfo de México.<br />

Alberto Korda y Diana, ca 1956.<br />

33<br />

Revolución y Cultura


Afiche de la Exposición<br />

de Arte Nuevo 1927,<br />

realizado por<br />

Eduardo Abela.<br />

Revolución y Cultura<br />

34<br />

Nombres que<br />

dividieron<br />

aguas (I)<br />

Israel Castellanos <strong>Le</strong>ón<br />

En los últimos tiempos se ha reexaminado<br />

el tópico de la periodización en la historia<br />

del arte visual cubano. Se ha cuestionado la<br />

pertinencia –metodológica, sobre todo– de conservar<br />

las subdivisiones por lapsos de tiempo, o mediante<br />

jalones marcados por exposiciones<br />

antológicas, etc. Pero se desconoce la formulación<br />

de historiar una parte de la visualidad cubana a<br />

través de las diferentes denominaciones que han<br />

recibido el arte moderno y el académico en su pugna<br />

estético-artística. Una lidia prolongada por varias<br />

décadas y cifrada a veces en el título de ciertas<br />

muestras, no todas tenidas por trascendentes. Una<br />

porfía que resulta igualmente palmaria en concomitantes<br />

referencias escritas –catálogos y reseñas–<br />

o en textos independientes alumbrados en publicaciones<br />

periódicas. Por ello, ¿qué tal un acercamiento<br />

desde esta otra perspectiva?<br />

Hace ochenta años, emergentes artistas de la plástica<br />

cubana expusieron en un local de la Asociación<br />

de Pintores y Escultores (APE), ubicado en el<br />

habanero Paseo del Prado. No era la primera ocasión<br />

en que varios de ellos confluían en una exhibición<br />

colectiva, pero esta vez no se trataba de una<br />

muestra al uso. En mayo de 1927 convergieron allí,<br />

animados por un espíritu segregacionista. La Exposición<br />

de Arte Nuevo –como se intituló– fue un cisma<br />

entre los pintores renovadores y los académicos,<br />

quienes se codeaban en ámbitos como los salones<br />

de bellas artes, dominados por el conservadurismo.<br />

Al mismo tiempo, aquella exhibición antológica<br />

tuvo un sentido gregario. Reunió, lanzó y bautizó a<br />

un grupo heterogéneo por sus grados de acercamiento<br />

a lo renovador, que se había presentado disperso<br />

en pequeñas y esporádicas muestras autónomas, y<br />

en lo adelante acostumbraría a exponer en coto separado<br />

al de los academicistas, incluso dentro de<br />

un mismo espacio o certamen.<br />

«Lo nuevo era un gesto de segregación de la dominante<br />

académica.» 1 Ello implicaba, desde luego, más<br />

que una pose asumida por artistas a quienes también<br />

se les llegó a denominar «independientes».<br />

Como a los pintores –sobre todo impresionistas–<br />

que en la Francia de finales del siglo XIX montaron<br />

tienda aparte a causa de la hostilidad de los dogmáticos<br />

reinantes. Pero si los apelativos «arte nue-<br />

vo» o «artistas independientes» separaban a los pintores<br />

contestatarios de sus colegas conservadores,<br />

también anudaban a aquellos entre sí.<br />

Ahora bien, ¿hasta qué punto esa producción artística<br />

cubana se avenía con el calificativo «arte nuevo»?<br />

Ciertamente, dinamitó el formalismo de receta<br />

acuñado en San Alejandro. Echó por tierra los<br />

grandes relatos, los temas épicos, históricos, mitológico-religiosos<br />

y alegóricos que el rancio<br />

neoclasicismo-romanticismo-simbolismo imponía<br />

desde la Academia criolla, donde se habían formado<br />

varios de los nuevos iconoclastas. Estos siguieron<br />

trabajando géneros tradicionales como el retrato,<br />

el desnudo y el paisaje, y no siempre renunciaron<br />

al uso del modelo ni a la pintura al aire libre.<br />

Pero cuando recurrieron a estos expedientes fue de<br />

manera anticonvencional, con manieras que<br />

fluctuaban entre el impresionismo –no totalmente<br />

descontinuado o demodé para el contexto cubano– y<br />

los ecos vanguardistas del fauvismo, el cubismo y<br />

el expresionismo, cuyos momentos de mayor esplendor<br />

habían tramontado en el Viejo Continente.<br />

En la denominación «arte nuevo» –retomada en el<br />

título de otra muestra colectiva realizada en 1929<br />

en el Lyceum de La Habana–, «se afirmó un concepto<br />

que reconocía […] el papel activo y consciente<br />

del sujeto en su capacidad de apropiación artística<br />

de la realidad, el valor de las experiencias artísticas<br />

precedentes y el reconocimiento de la multiplicidad<br />

formal con la que se expresaban nuestras artes<br />

en aquellos años». 2 Ahí estaban las «vistas<br />

pluviosas» de Víctor Manuel, las neblinosas azoteas<br />

habaneras de Eduardo Abela, los desnudos en


paisajes recreados por Carlos Enríquez, las pinturas<br />

impresionistas y con asomos cromáticos fauvistas<br />

de Marcelo Pogolotti, el objetualismo pictórico<br />

cubista de Antonio Gattorno… Esos ismos que ya no<br />

constituían «el último grito de París», sirvieron<br />

a los criollos que intentaban expresar el colorido<br />

y la luminiscencia de estas latitudes para representar<br />

«lo cubano», lo cotidiano, la pérdida de<br />

solemnidad y de trascendentalismo.<br />

El «arte nuevo» cubano se situaba así entre la tradición<br />

y la modernidad. No era tan avant-garde,<br />

avant-la-lettre o avanguardia como su paradigma europeo,<br />

pero sí lo era para la circunstancia insular.<br />

Aunque seguía mirando sobre todo a Europa, estaba<br />

más actualizado que el academismo aún<br />

rampante en Cuba y eclipsado en París. El «arte<br />

nuevo» criollo estaba ganoso por salir del histórico<br />

atraso artístico de la Antilla Mayor, algo que lograron<br />

en mayor o menor medida las figuras que partieron<br />

a la meca de entonces: Lutecia, la Ciudad<br />

Luz. El «arte nuevo» insular buscó una conciliación<br />

entre vanguardia y nacionalismo, entre el<br />

moderno lenguaje internacional y la expresión de<br />

lo propio, en sintonía con lo que sucedía también<br />

en algunos países de América Latina.<br />

En la revista de avance –patrocinadora de la Exposición<br />

de Arte Nuevo–, Jorge Mañach llamó indistintamente<br />

«vanguardistas», «muchachada del día»,<br />

«innovadores», a los representantes del «arte nuevo»<br />

en Cuba; y los respaldó frente a los «académicos»<br />

o «pompiers», «pasadistas», «no-nuevos». 3<br />

Mañach, quien a pesar de estar dotado para ello no<br />

fue el mentor crítico, apasionado, constante y comprometido<br />

que deseaba y necesitaba esa nueva hornada<br />

de artistas, en un inicio tomó partido por el<br />

«vanguardismo». Abogó incluso por vincularlo con<br />

un «ISMO de militancia», de índole sociopolítica, a<br />

tono con la tendencia izquierdista de esa publicación<br />

editada por escritores del grupo minorista<br />

–la vanguardia literaria cubana–, entre los que figuraba<br />

el propio Mañach.<br />

Pintor retratista de impronta más bien académica,<br />

este catedrático universitario recurrió a términos<br />

sobre los que conviene llamar la atención. «Muchachada<br />

del día» alude a la juventud de esa camada<br />

artística pero no deja de comportar cierto aire de<br />

condescendencia, de paternalismo, de mirar cual<br />

travesura de enfants terribles la renovación incoada<br />

por aquellos artistas bisoños. Por otro lado, al<br />

designar a los académicos como «pasadistas»,<br />

presuponía una antinomia con los «futuristas»,<br />

denominación que en la Cuba de entonces era<br />

mejor entendida en el predio literario.<br />

En la poesía se consideraba como futurista el uso de<br />

palabras relativas al universo maquinista. También<br />

se validaba el uso arbitrario de las minúsculas,<br />

como prueba la tipografía del propio nombre de la<br />

revista de avance, además, indicador de progreso,<br />

movimiento, dinamismo, proyección hacia adelante.<br />

Pero, en la plástica, el futurismo no se asociaba<br />

con una tendencia artística diferenciada, sino con<br />

la vanguardia visual en general. Y aun cuando aquella<br />

publicación periódica auspició –entre otras exhibiciones<br />

de artistas extranjeros– una muestra del<br />

futurista belga Pierre Flouquet, traída por el poeta<br />

Emilio Ballagas, inaugurada el 20 de junio de 1927<br />

en la APE y reseñada en la propia revista por Martí<br />

Casanovas, esa exposición «resultaría prematura<br />

para la comprensión de nuestro público», como afirmó<br />

luego nuestro único futurista: M. Pogolotti. 4<br />

Otro vocablo usado por Mañach para denotar a los<br />

académicos: «pompiers» –en español, «bomberos»–,<br />

era recurrente en el argot artístico de París. Eduardo<br />

Avilés Ramírez –periodista nicaragüense asentado<br />

en la capital francesa y corresponsal de publicaciones<br />

periódicas cubanas– reportó al respecto: «El origen<br />

de esta palabra es sencillo. Pierre Albert-Bitot<br />

nos recuerda que nació en los días en que los jóvenes<br />

pintores comenzaron a fatigarse de los cuadros<br />

de falsa romanidad de sus maestros. Allí había romanos<br />

que esgrimían cascos auténticos, iguales<br />

absolutamente a los cascos de los bomberos modernos.<br />

‘Se tomó al hombre por el objeto –dice– y<br />

todo pintor o escultor que continuaba a hacer la<br />

pintura de su maestro con ancho servilismo (es decir,<br />

que continuaba a hacer cascos romanos) devino<br />

matemáticamente un ‘pompier’». 5<br />

En ese texto de 1929, Avilés llamó «renovadores» a<br />

quienes obraban como algunas figuras del «arte nuevo»<br />

cubano que estuvieron en Europa. Por eso los<br />

nombró en plural: «los Abela, los Víctor Manuel, los<br />

Enríquez, los Pogolotti». Y preguntó: «¿cuál sería el<br />

paisaje actual del arte pictórico cubano si ellos no se<br />

hubieran expuesto a la indignación, a la burla, a la<br />

ironía de los que pasan su vida machacando en frío?<br />

Servilismo estético, que es peor pecado que el<br />

revolucionarismo sinceramente equivocado. Sería<br />

una época bien triste, la nuestra. Una época de copiadores<br />

que no dejaría historia y que ningún accidente<br />

vendría a señalarla a las futuras generaciones».<br />

Esta primera promoción vanguardista, conformada<br />

por Víctor Manuel, Eduardo Abela, Marcelo Pogolotti,<br />

Antonio Gattorno, Carlos Enríquez, Arístides<br />

Fernández, Domingo Ravenet, Jorge Arche, et al., fue<br />

rebautizada «generación de 1924» por el crítico<br />

Víctor Manuel,<br />

Avenue du Maine,<br />

París, óleo sobre<br />

tela, 65 X53 cm.<br />

35<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura 36<br />

francocubano Guy Pérez Cisneros, quien la contrapuso<br />

a la siguiente, denominada por el mismo autor<br />

como «generación de 1937». La representaban: Amelia<br />

Peláez, Mariano Rodríguez, Alfredo Lozano, René<br />

Portocarrero, Mario Carreño, Cundo Bermúdez, Felipe<br />

Orlando, Roberto Diago y otros pocos más.<br />

Febril portavoz de esta última hornada, a la que<br />

acompañó, Pérez Cisneros atizó un antagonismo<br />

con la precedente. A su juicio, la primera se había<br />

quedado varada en una representación pintoresquista,<br />

folclorista, superficial, banal, esteticista,<br />

de lo cubano; y ello debía ser superado. Esta actitud<br />

negadora y agresiva –que provocó una violenta<br />

reacción escrita por Carlos Enríquez– transitó luego<br />

a una connivencia táctico-estratégica con la<br />

promoción anterior, en contra del academicismo<br />

agonizante. Este pacto tácito se evidenció en<br />

exhibiciones que Pérez Cisneros organizó con Domingo<br />

Ravenet, un exponente de la promoción pionera. Pero<br />

a raíz de la Exposición de Arte Cubano Contemporáneo<br />

(1941), Pérez Cisneros insistió en señalar al de las<br />

generaciones como el problema crucial latente en esa<br />

muestra. No sólo entre los nuevos (modernos) y los<br />

viejos (académicos, para él ya derrotados) sino también<br />

entre las dos promociones vanguardistas<br />

interactuantes, entre las que veía una «sorda<br />

polémica», una «rabiosa rivalidad» que indicaba<br />

«vitalidad artística». 6 De modo que si bien las<br />

mancomunaba, también las seguía contraponiendo.<br />

¿Acaso por ser la contradicción fuente de desarrollo?<br />

M. Pogolotti –un artista de la primera promoción<br />

que sí poseía una clara visión dialéctica– no percibía<br />

a las generaciones como masas homogéneas,<br />

pues cada sujeto redescubría el mundo a su manera,<br />

desde su óptica y circunstancias, independientemente<br />

de la edad. También señaló que si bien las<br />

generaciones podían parecer un conjunto combativo,<br />

brillante, serio o frívolo, revolucionario o retardatario,<br />

podían contener individualidades que fuesen<br />

todo lo contrario. 7<br />

Según este pintor y crítico de arte, en el siglo XX se<br />

había hablado mucho de las generaciones: «esas olas<br />

humanas que vienen a extenderse, una tras otra,<br />

sobre las playas de la historia, conforme se conceptúan<br />

comúnmente, si bien resultaría más exacto el<br />

símil del continuo fluir de las aguas de un río». Y<br />

apuntando a la condición de guías, no de antagonistas,<br />

que correspondía a los mayores y más expertos,<br />

indicó: «la visión de los que llegan a este<br />

mundo cambiante al producirse un estadio distinto,<br />

tiene que ser diferente. Las grandes renovaciones<br />

llegan sobre los hombros de la juventud, pero<br />

bajo la égida de espíritus claros y maduros, cuyo<br />

conocimiento del pasado y del presente les proporciona<br />

una cabal comprensión del devenir».<br />

No obstante, el concepto de generación tenía mucho<br />

de ficticio para el más intelectual de los pintores<br />

modernos cubanos. Por ello, puntualizó con precisión<br />

meridiana: «Los plazos de tiempo son indeterminados<br />

y también difíciles de situar con exactitud<br />

[…] En ningún caso puede discernirse con claridad<br />

algo que permita entrever una ‘comunidad de<br />

sentimiento’ y un ‘ritmo biológico’ que se produce<br />

en períodos de veinticinco a treinta años.» Sirvan<br />

de ejemplo: Fidelio Ponce (n. 1895), Amelia Peláez<br />

(n. 1896) y Wifredo Lam (n. 1902), asociados a veces<br />

con la segunda promoción al haber adquirido<br />

notoriedad en la época de esta, aunque por edad les<br />

correspondería la primera.<br />

El conflicto de las generaciones –teorizado por Ortega<br />

y Gasset y también por Pinder–, estuvo más<br />

focalizado en Cuba hacia el predio literario. Lógicamente,<br />

tenía sus irradiaciones. Máxime, cuando figuras<br />

de esas dos promociones de la vanguardia plástica<br />

criolla también se nuclearon en torno a revistas<br />

de arte y literatura, concebidas por diferentes<br />

grupos de escritores. Una fue la ya mencionada revista<br />

de avance, que también aglutinó al «arte nuevo»<br />

mediante colaboraciones gráficas en sus páginas.<br />

Y otras fueron las dirigidas por José <strong>Le</strong>zama<br />

Lima –desde Verbum, 1937, hasta Orígenes, 1944-<br />

1956–, donde amén de publicar ilustraciones, algunos<br />

artistas de la segunda hornada, junto al propio<br />

Pérez Cisneros y otros, integraron los consejos editoriales.<br />

Incluso, Mañach y <strong>Le</strong>zama protagonizaron<br />

una polémica en torno a la relación de continuidadnegación<br />

entre las publicaciones que representaban.<br />

La pugna intergeneracional en el campo de la plástica,<br />

promovido y sostenido por Pérez Cisneros<br />

durante el período moderno, es un planteo que ha<br />

tenido ecos en la contemporaneidad. Es cierto que<br />

el término «promoción» ha ido sustituyendo con<br />

fuerza al de «generación», habida cuenta de que la<br />

edad no es forzosamente el factor que define la<br />

emergencia de hornadas de creadores, ni el que las<br />

aglutina. No obstante, en gran medida se conservan<br />

las fechas –generalmente lapsos de diez años– para<br />

enmarcar y designar a esos conglomerados. Los<br />

individuos que no se avienen con los parámetros<br />

ideoartísticos de máxima generalidad, prescritos,<br />

suelen quedar fuera de tales balances. Si alcanzan a<br />

demostrar alguna valía artística, devienen en esa<br />

suerte de electrones libres que han existido en todas<br />

las épocas. Si no, los aguarda la indeterminada<br />

ausencia referativa.<br />

Notas:<br />

1<br />

Wood, Yolanda. «Periodizar el arte cubano contemporáneo: ¿poliedro o bola<br />

de cristal?». En: Artecubano . La Habana, 1999, no. 1, p. 75.<br />

2<br />

Wood, Yolanda. De la plástica cubana y caribeña. La Habana, Editorial <strong>Le</strong>tras<br />

Cubanas, 1990, p. 109.<br />

3<br />

Cfr. Mañach, Jorge. «Vanguardismo». En: revista de avance. La Habana, 15 de<br />

septiembre de 1927. Las demás referencias a este autor proceden de la misma<br />

fuente.<br />

4<br />

Pogolotti, Marcelo. «Nacimiento de la nueva pintura cubana». En: Islas. La<br />

Habana, no. 2, 1961, p. 100.<br />

5 Avilés Ramírez, Eduardo. «Pompiers». En: El País. La Habana, 1929. (Sin<br />

otros datos. Fotocopia del archivo de la Dra. Luz Merino.) Todas las referencias<br />

a este autor pertenecen a la misma fuente citada.<br />

6 Pérez Cisneros, Guy. «Nuestra pintura». En: Las estrategias de un crítico. La<br />

Habana, Editorial <strong>Le</strong>tras Cubanas, 2000, pp. 147.<br />

7 Pogolotti, Marcelo. «Las generaciones». En: Puntos en el espacio. La Habana,<br />

Ediciones Unión, 1991, pp.141-154.<br />

Todas las citas al respecto per tenecen a la misma fuente.


TRES NOVELAS<br />

TEATRALES Amado del Pino<br />

e andado por España tras las huellas de<br />

Miguel Hernández. Ya he comentado con<br />

nuestros lectores el proyecto de llevar a<br />

las tablas al gran poeta de Orihuela, junto a nuestro<br />

Pablo de la Torriente Brau. En estos meses también<br />

me he asomado, tímidamente, a un diálogo más<br />

directo y vivaz con la literatura española. Unos<br />

amigos me regalaron tres de las muy agradables,<br />

aunque algo efectistas, novelas de Javier Marías y –<br />

como pago espiritual a una charla en Alicante– otro<br />

colega puso en mis manos el grueso tomo de 2666,<br />

el soberbio cuerpo de narraciones de intenso aliento<br />

que escribió Roberto Bolaño poco antes de morir.<br />

Con todo, el más enriquecedor «descubrimiento» ha<br />

estado en la narrativa de Javier Tomeo (Quincena,<br />

Huesca, 1935), un escritor del que había oído hablar<br />

con insistencia por la fecunda y extensa vida teatral<br />

de algunos de sus textos.<br />

En las parcas fichas de autor que acompañan a los<br />

libros de Tomeo, se insiste en que estudió derecho y<br />

criminología en la Universidad de Barcelona. Lo más<br />

singular de su trayectoria radica en que las versiones<br />

teatrales de sus novelas en Londres, París y otras<br />

plazas del mundo han propiciado su destacado lugar<br />

en la literatura actual de su país, a tal punto que<br />

ha formado parte de las proposiciones al Premio<br />

Nobel. Además, desde hace un lustro se organiza un<br />

concurso de narrativa que lleva su nombre. En marzo<br />

de este año –durante la discreta Feria del Libro<br />

que se celebra en Murcia– conversé bastante con el<br />

narrador y supe que nació en Aragón, aunque resulta<br />

evidente que Cataluña ha sido decisiva en su formación<br />

y proyección. Me percaté en esa misma noche<br />

levantina de que está muy feliz con que sus<br />

libros se representen con tanta suerte. De paso (y<br />

un acto que llamaría por lo menos bondad) estuvo<br />

de acuerdo con que adaptase para el teatro La noche<br />

del lobo. 1 Sí, porque en las cuartillas que siguen opino<br />

como lector sobre las dos primeras obras –consagradas<br />

en los mejores teatros europeos– y también<br />

rindo testimonio de mi labor como adaptador<br />

de La noche…<br />

Vale recordar que Amado monstruo 2 resultó finalista<br />

en la segunda edición del prestigioso Premio Herralde<br />

en 1984. A partir de esa fecha, Anagrama ha dado a<br />

conocer –a menudo con varias ediciones– sus siguientes<br />

libros: El castillo de la carta cifrada, Preparativos<br />

de viaje, El cazador de leones, La ciudad de las palomas,<br />

La máquina voladora, Los misterios de la ópera. En 1998<br />

esta sólida editorial publica Diálogo en re mayor. En el<br />

prólogo a esa edición, Tomeo aclara que se trata de<br />

una versión enriquecida después de la experiencia<br />

37<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

38<br />

de las exitosas puestas en escena de Madrid, Barcelona,<br />

Stuttgart, Zurich, Hamburgo y París.<br />

«Está sentado tras una enorme mesa y ni siquiera<br />

hace ademán de levantarse cuando entro en el despacho.<br />

Se limita a darme la mano». 3 Las primeras<br />

líneas de Amado monstruo revelan ya una vocación<br />

de movimiento, un afán de ponernos al tanto de la<br />

situación espacio-temporal, que hacen recordar<br />

las acotaciones o didascalias teatrales. Parece importarle<br />

más la acción concreta de sus dos personajes,<br />

que el lucimiento exterior del lenguaje del narrador.<br />

La forma en que se irán ofreciendo las informaciones<br />

es también progresiva y, casi siempre, en<br />

la voz de los protagonistas.<br />

Tomeo insiste en lo que los teatristas solemos llamar<br />

biografía de los personajes. En esta novela, el hecho<br />

de tratarse de una entrevista a alguien que aspira<br />

a un puesto de trabajo facilita la exposición de<br />

elementos personales. Además, el narrador no pierde<br />

tiempo, nos muestra enseguida sus reglas de juego.<br />

El cuestionario desborda ampliamente la lógica<br />

real y al adentrarnos en el frenético argumento nos<br />

quedará claro que, bajo el pretexto formal de un<br />

careo rutinario, ruge un intercambio hondo y<br />

tragicómico. No se trata de la reproducción costumbrista<br />

de una entrevista con candidatos a un empleo,<br />

sino de usar el ritual conocido para abrirse a<br />

un toma y daca que se basa en lo que William Archer<br />

prefiere llamar compresión y síntesis.<br />

El autor apela a un discurso narrativo sobrio,<br />

voluntariamente entrecortado, límpido pero sin<br />

digresiones filosóficas ni desfile de adjetivos parásitos.<br />

La semilla teatral se localiza también en el<br />

uso de los verbos:<br />

Pues verá usted (le digo), cuando supo que me<br />

ofrecía para cubrir una plaza de vigilante<br />

nocturno le entró un ataque de risa. Luego,<br />

cuando se le acabó la cuerda, me puso como<br />

chupa de dómine. Estuvo a punto de romper la<br />

carta, pero se la quité de las manos antes de que<br />

pudiese hacerlo. Metí la cuartilla en un sobre, me<br />

escapé a la calle y eché la carta en un buzón. 4<br />

Aquí la narración evoca todo el tiempo la acción<br />

física. La sabia utilización de las formas verbales,<br />

despojadas de hojarasca, conducen directamente<br />

a la necesidad o al menos a la pertinencia del gesto;<br />

construye párrafos breves y nítidos, lo cual propicia<br />

la sensación rítmica cercana a lo espectacular.<br />

El uso eficaz del punto y seguido aviva el cambio<br />

de suceso, facilita la incorporación de lo narrado<br />

a lo representable.<br />

Para terminar por ahora con el rico tema de los verbos.<br />

Se suele recomendar a los dramaturgos jóvenes<br />

que no abusen de las referencias al pasado. El<br />

drama vive de la acción en presente, ese instante<br />

único y devorador en el que el público coincide con<br />

el actor en un espacio y tiempo efímeros, irrecuperables.<br />

Por supuesto que los grandes autores se han<br />

desligado de esa sugerencia en algunos de sus mejores<br />

textos. Para asirnos a un virtuoso de nuestra<br />

tradición, Abelardo Estorino en Morir del cuento logra<br />

una espléndida novela para representar (como él mismo<br />

llamó al principio a su obra maestra) a partir de<br />

la sombra del pasado, nutriendo el juego y las<br />

disyuntivas del presente de los personajes. Pues bien,<br />

Tomeo– que escribe novelas, que puede permitirse<br />

todas las evocaciones o historias pasadas que quiera–<br />

tiende a convertir en presente de la acción buena<br />

parte de lo que se cuenta.<br />

Más allá de procedimientos de lenguaje, se aprecian<br />

en este autor obsesiones y perspectivas que recuerdan<br />

a una zona del teatro del siglo XX. Estoy pensando<br />

sobre todo en Brecht. En Amado monstruo se<br />

insiste en el contraste entre el salario reducido que<br />

cobrará el candidato y las grandes fortunas que<br />

está dispuesto a proteger con sus noches en vela.<br />

En esta área de la narrativa de Javier Tomeo hay<br />

una insistencia en la multiplicación de sentidos;<br />

una continua apelación a la ironía o hasta al sarcasmo;<br />

una frecuente utilización del contraste entre<br />

la palabra y el gesto, que lo emparienta con la del<br />

autor de Madre coraje y sus hijos. Ante otros procedimientos<br />

como la valoración del silencio, la yuxtaposición de conceptos<br />

aparentemente deshilvanados hace recordar a<br />

otros imprescindibles como Beckett, Pinter o Ionesco.<br />

En la citada entrevista, Tomeo comentaba: «Entonces<br />

empecé a fijarme en modelos extranjeros como Kafka,<br />

Camus, Beckett, Poe, Ionesco, Knut Hamsum, libros que<br />

estaban en el altillo, prohibidos».<br />

En las tres novelas –Amado monstruo, Diálogo en Re<br />

mayor y La noche del lobo– nos encontramos con dos<br />

personajes masculinos. Las coincidencias van más<br />

allá del sexo, la edad o la condición de los únicos<br />

protagonistas. En los tres casos se trata de circunstancias<br />

temporales aparentemente efímeras, que a<br />

primera vista podrían pasar por encuentros sin trascendencia.<br />

Tal parece que Tomeo juega también con<br />

ese parecido de las situaciones. Estamos ante hombres<br />

más bien maduros –aunque la edad no es lo


que más importa–, de vidas afectadas por la mediocridad,<br />

el paternalismo o formas sutiles de la frustración.<br />

El autor anda lejos de repetirse, porque en<br />

cada caso se desencadena de forma poderosa y original<br />

el argumento. El entrevistado se va tornando<br />

entrevistador, el músico del tren no encuentra mentira<br />

ni pretexto tras el cual esconderse, pero su «atacante»<br />

va dejando al desnudo algunas cicatrices;<br />

los dos hombres perdidos en la noche no pueden<br />

verse el rostro pero la luna los encamina hacia un<br />

sutil y creciente conocimiento de sus almas.<br />

Si en Amado monstruo la teatralidad está dada por la<br />

potencialidad escénica de preguntas que generan<br />

pequeños monólogos y, sobre todo, por la progresiva<br />

vocación confesional del que interroga, Diálogo en re<br />

mayor hace del intercambio su instrumento expresivo<br />

más abundante. Claro, no se trata de diálogos<br />

totalmente dramáticos. Tienen de narrativo la necesidad<br />

de hacer comentarios que orienten al lector.<br />

A pesar de la celebrada cualidad sintética, le siguen<br />

sobrando matices para subir al escenario. Con todo,<br />

el novelista convierte el duelo verbal en principal<br />

catalizador de las circunstancias o los sentimientos<br />

de sus personajes. Veamos:<br />

–Voy a hacerle, ante todo, algunas preguntas –<br />

me anunció de improviso–. Primera pregunta:<br />

¿qué es lo que nos recuerdan los violines, antes<br />

incluso de que empiecen a sonar? ¿Qué es los que<br />

nos sugiere su deliciosa forma?<br />

<strong>Le</strong> dije que no lo sabía y se llevó las manos a la<br />

cabeza, escandalizado por mi ignorancia.<br />

–Vamos a ver, piénselo un momento –me dijo–,<br />

¿no le evoca la caja del violín el cuerpo de una<br />

doncella núbil, es decir, el cuerpo de una doncella<br />

que no conoce todavía el dolor del mundo?<br />

<strong>Le</strong> contesté que sí, pero se lo dije con un<br />

movimiento de cabeza, porque no soy de esos<br />

obsesos que están hablando siempre de mujeres. 5<br />

Se comprueba aquí la señalada propensión a no<br />

darlo todo, una exquisita tendencia a huir de lo explícito.<br />

Se incluyen el gesto y el silencio como opciones<br />

de respuesta y –aún más– el autor nos está<br />

proponiendo un subtexto, ese mundo inasible, subterráneo<br />

de ideas y sentimientos del que tanto se<br />

nutre el arte del actor.<br />

En el encuentro murciano, Tomeo me insistió en<br />

una entrevista que había leído, en la que supone a<br />

La noche del lobo más difícil de llevar al teatro que sus<br />

antecesoras. Por cierto, me sonrojé un tanto cuando<br />

le dije algo así como «Encontré en internet un<br />

trabajo…» Precisamente en esta novela el escritor<br />

se burla de la reciente costumbre de conferirle a la<br />

gran autopista de la información el patrimonio de<br />

las verdades absolutas. Después pude saber que<br />

Tomeo también revisa el ordenador, aunque sin el<br />

afán compulsivo de su protagonista.<br />

En mi versión –cuyo titulo provisional es La jirafa<br />

sólo tiene siete vértebras– la pantalla del ordenador se<br />

convierte en otro personaje. Busco así que los elementos<br />

narrativos –aquí más abundantes que en<br />

los otros dos textos– se integren al espectáculo, ofreciendo<br />

otro ángulo visual y conceptual. Traté de<br />

sacar partido también a dos pájaros que acompañan<br />

a los hombres accidentados en la noche.<br />

Aquí el novelista lleva al grado máximo sus reflexiones<br />

acerca de la comunicación humana.<br />

Macario e Ismael han caído con sus respectivos<br />

tobillos lastimados y no pueden verse la cara. También<br />

crece en este texto la ironía, el manejo de la<br />

sutileza y una vocación social que se profundiza<br />

sin llegar, para nada, al panfleto. Intenté darle más<br />

cuerpo, más repertorio de los sentidos a los personajes,<br />

profundizar en los resortes musicales del<br />

original, enfatizar en el debate ético.<br />

Resultó una experiencia estimulante. En La noche<br />

del lobo, Tomeo ofrece también muchos elementos<br />

ricos para servir de punto de partida a lo teatral. El<br />

ingenio se vuelve a desencadenar, los contrastes reinan,<br />

ahora el bosque habla desde sus murmullos y<br />

marca pautas con su silencio. Ojalá con esta u otra<br />

versión en España –que tan bien está reflejada esencialmente<br />

en la novela–, en Cuba o en otra plaza del<br />

mundo se lleve a las tablas, esta o cualquiera de las<br />

otras versiones que seguramente se escribirán para<br />

la escena. Tengo la certeza de que también en La<br />

Habana podrían interesar estas historias tan humanas,<br />

traviesas y dinámicas.<br />

Notas<br />

1<br />

Javier Tomeo: La noche del lobo, Narrativas Hispánicas/ Anagrama,<br />

Barcelona, 2006, pp.146.<br />

2<br />

Tomeo comentaba en 1996: «El monstruo es una metáfora, es una vía de<br />

perfeccionamiento interior; está ahí para que aprendamos a amarlo, para<br />

que nos sintamos menos disconformes con nuestras pequeñas anormalidades<br />

de burgués». (Entrevista con Elena Pita en La Revista, edición digital de<br />

El Mundo, n.136/1996)<br />

3<br />

Javier Tomeo: Amado monstruo. Compactos/ Anagrama, Barcelona, 1985, p. 7.<br />

4<br />

Ob.cit., p. 10.<br />

5<br />

Javier Tomeo: Diálogo en re mayor, Anagrama/ Narrativas hispánicas,<br />

Barcelona, 1998. pág. 27.<br />

39<br />

Revolución y Cultura


Poeta y traductor<br />

español. Premio<br />

Internacional de<br />

Poesía San Juan<br />

de la Cruz en 2003<br />

por su libro Grillos.<br />

Ha traducido, entre<br />

otras, la poesía de<br />

Safo, Catulo,<br />

Anacreonte, y Teognis,<br />

y El arte de amar de<br />

Ovidio.<br />

Revolución y y Cultura<br />

40<br />

Toda época llamada gran época es una época de traductores<br />

(Ezra Pound)<br />

o casi mejor<br />

Qué terrible vivir una vida de fidelidad...<br />

(Felipe Goico para Compay Segundo)<br />

e venido aquí a hablarles de mi experiencia<br />

apasionada en la traducción de los poetas<br />

antiguos y soy consciente del lugar al<br />

que he venido; soy consciente de que desde Juan<br />

Bautista Barea para acá muchos han sido los cubanos,<br />

de Santiago, de La Habana, de Camagüey, de<br />

otras ciudades de la Isla, que nos regalaron a los<br />

hablantes de la lengua castellana sus esmeradas<br />

traducciones de los líricos latinos, sus Horacios,<br />

Ovidios, Catulos y Virgilios: Rodríguez de la Barrera,<br />

Romay y Chacón, Zequeira, Céspedes, Heredia, Poey,<br />

los Guiteras, José Martí y tantos otros hombres de<br />

armas, de ciencias y de letras. Y pienso, cómo no, en<br />

las memorables versiones de Varona, o en los trabajos<br />

inspirados de nuestros contemporáneos<br />

Fernández Retamar, Amaury Carbón, Nicolás<br />

Farray, Luis Álvarez o Ángel Luis Fernández... Doscientos<br />

años de traducción latina en Cuba que quiero<br />

tener presentes mientras hablo.<br />

Y es que con poco más que con la tradición puede<br />

contar quien se dé al aprendizaje de estas artes de la<br />

versión de antiguos, y definitivamente sólo con la<br />

tradición si estos antiguos son poetas. Nula es, en<br />

efecto, la ayuda de escuela para el que quiera hacerse<br />

y ejercitarse en estas artes; y los estudios de las<br />

lenguas clásicas, al menos en la España que conozco,<br />

inciden en la carga gramatical de las lenguas, y<br />

La traducción<br />

de la lírica<br />

Grecolatina:<br />

Un ejercicio literario<br />

de realidad.<br />

Juan Manuel Rodríguez Tobal<br />

por extensión, de sus textos, descuidando<br />

la significativa circunstancia<br />

de que no hay un solo texto antiguo<br />

escrito en griego o en latín que no<br />

merezca hoy la consideración de literario,<br />

pues, como todo el mundo sabe,<br />

el latín y el griego son para nosotros –<br />

y lo son desde siempre– lenguas literarias;<br />

y miren bien que digo literarias,<br />

no sagradas.<br />

¿Qué pensaríamos si cada vez que nos<br />

acercáramos a nuestra pareja con<br />

buenas intenciones y una franca disposición<br />

a la caricia, ésta nos espetase: «recuerda,<br />

te soy fiel», «oh, cómo te respeto en el fondo y en la<br />

forma»? Además del fastidio que supondría el que<br />

se haga sonajero impertinente del solemne juramento<br />

conyugal cuando nada en nosotros lo reclama,<br />

uno terminaría por volverse inevitablemente<br />

escamón y sospechoso.<br />

Pues en nada diferentes los fastidios y sospechas<br />

que despiertan en mí como lector los prólogos rituales<br />

de una grandísima parte de las traducciones<br />

que se han venido haciendo de la poesía antigua al<br />

castellano, en las nutricias faldas de la universidad,<br />

para acabar en traje clásico y pasta dura. Prólogos<br />

como éste de una reciente traducción de un<br />

poeta latino que transcribo omitiendo la fuente,<br />

pues no es cosa que aquí nos interese: «En el trabajo<br />

de traducción el principio fundamental que hemos<br />

tratado de seguir es el de la fidelidad a la forma y<br />

fondo del texto, con las servidumbres que ello a veces<br />

impone». O este otro más significativo aún: «Entre<br />

los distintos y lícitos planteamientos con los<br />

que pueda abordarse una traducción, y especialmente<br />

si lo es de un poeta clásico, nos hemos inclinado<br />

por el de la fidelidad más absoluta posible al<br />

original. A esta fidelidad, procurando conseguir una<br />

lectura castellana agradable y sin ningún tipo de<br />

pretensiones poéticas, hemos sacrificado mayores<br />

libertades o elegancias de estilo». Oigan bien que el<br />

traductor nos advierte que no va a ser elegante ni<br />

poético por ser fiel: el pobre autor aquí traducido era<br />

Virgilio, que a lo que se ve no debió de ser ni elegante,<br />

ni poeta. Y los traductores siempre con sus duras<br />

servidumbres y sacrificios...


Pero veamos qué se suele esconder verdaderamente<br />

tras la declarada fidelidad a un original.<br />

Hay una primera manera de fidelidad que afecta al<br />

contenido, al qué del texto. Es una fidelidad que el<br />

traductor se esfuerza en demostrar con una escrupulosa<br />

precisión del término elegido, pues parte de<br />

la consideración de que el texto sobre el que aplicará<br />

sus desvelos es un texto sagrado, y ya se sabe lo<br />

que la letra pesa en tales casos; pero no nos engañemos:<br />

nunca entre los antiguos las palabras de un<br />

poema merecieron esa consideración, ni siquiera la<br />

palabra de Homero. Fue Borges quien dijo aquello de<br />

que «el concepto de texto definitivo no corresponde<br />

sino a la religión o al cansancio», sin duda cualquier<br />

poeta griego o latino habría suscrito la frase.<br />

Aún así, en aras de esta fidelidad sagrada, el traductor<br />

ejerce de diccionario severo del original y podemos<br />

encontrar a una pastora virgiliana «con su cesta<br />

de mimbre para flores y frutos» donde el original<br />

dice cum calatho. Para distanciarse con alegría de estas<br />

maneras de la traducción, Aníbal Núñez, espléndido<br />

poeta y espléndido traductor, avisa en su<br />

Rimbaud: «He sido más fiel a Rimbaud que al diccionario,<br />

lo confieso».<br />

Paradójicamente esos mismos traductores que<br />

amordazan nuestras objeciones esgrimiendo en su<br />

descargo la condición sagrada de los originales no<br />

sienten empacho alguno en volverse sacrílegos y<br />

hasta violentamente iconoclastas cuando algún<br />

verso o alguna palabra de contenido escabroso puebla<br />

de mil picores su dignidad. He aquí cómo explica<br />

un traductor su apostasía: «Dejar sin traducir estos<br />

pasajes delataría en el fondo una cobardía o una<br />

prevaricación. Pero la propia dignidad impone hoy,<br />

al mismo tiempo, ciertos límites. Por ello he prescindido<br />

en tales casos de la ciega fidelidad<br />

a la letra y he acudido a expresiones<br />

más o menos equivalentes, a<br />

conceptos vagos o a evidentes eufemismos».<br />

Así, donde el poeta dice glubit<br />

magnanimi Remi nepotes, leemos que<br />

<strong>Le</strong>sbia: «prodiga todos sus favores a los<br />

nietos del magnánimo Remo», en lugar<br />

de «se la pela» que es el único favor<br />

del que habla Catulo. [Bueno, los ejemplos<br />

con Catulo serían interminables<br />

y casi que uno debe decantarse por<br />

la risa en lugar de por la indignación:<br />

pedicabo ego vos et irrumabo («os daré<br />

las pruebas de mis facultades<br />

viriles»), Ameana, puella defututa<br />

(«Ameana, esa moza tan manoseada»,<br />

o «Niña gastada por el coito, Amiana»),<br />

o aquel divertido verso que ilustra<br />

cumplidamente qué es y para qué sirve<br />

una aliteración Bononiensis Rufa<br />

Rufulum fellat («Rufa la de Bolonia no<br />

niega caricia a su Rufito»), etc.].<br />

A propósito de otra celebrada versión<br />

española del mismo poeta escribe un<br />

reputado filólogo:<br />

El mérito principal de esta versión es<br />

su fidelidad al original: el traductor no<br />

ha intentado poetizar su traducción –<br />

les recuerdo que el autor traducido es<br />

un poeta–. En cuanto a su tratamiento de los pasajes<br />

obscenos –continúa la cita–, he aquí lo que nos<br />

dice el propio traductor: «Teniendo en cuenta el carácter<br />

que imprimen a la obra catuliana –y esto ya<br />

son las palabras del traductor– nos hemos esforzado<br />

en traducir el mayor número posible con toda<br />

fidelidad compatible con la moral y el lenguaje comúnmente<br />

aceptado. Pero a pesar de todo, en bastantes<br />

ocasiones nos hemos visto obligados a atenuar<br />

considerablemente la crudeza del vocabulario<br />

de Catulo, que rebasa con mucho toda la tradición<br />

escrita en lengua española. En tales casos, sin embargo,<br />

quien tenga en cuenta las posibilidades del<br />

lenguaje hablado entre los hombres cuando, en un<br />

corro de amigos, se narran aventuras galantes, se<br />

maldice al superior jerárquico, al rival o al enemigo,<br />

o sencillamente se echan pullas algo subidas de tono,<br />

no encontrará gran dificultad en descorrer el velo de<br />

nuestros eufemismos».<br />

En fin, que ya vamos viendo qué cosa viene a ser eso<br />

de la fidelidad.<br />

La otra manera de fidelidad (aquí sería más propio<br />

hablar de infidelidad) es la que afecta a la forma, al<br />

continente, al cómo del texto. La idea desde la que<br />

levantan sus versiones algunos traductores es que<br />

la poesía por su propia naturaleza es intraducible,<br />

ya que las pérdidas originadas en la operación de<br />

trasvase son irreparables. Ni siquiera esto, que podría<br />

ser considerado una media verdad, es formulado<br />

sin acritud. Voy a permitirme, pues, abrumarles<br />

a ustedes con una retahíla de ásperas declaraciones,<br />

que más parecen proclamas contra el lenguaje<br />

poético que las declaraciones de una notoria limitación,<br />

cuando no incapacidad, para la poesía. En<br />

una traducción de un poeta latino hecha en los años<br />

41<br />

Ilustraciones del<br />

Archivo de R y C.<br />

Revolución y Cultura y Cultura


Revolución y Cultura 40<br />

Revolución y Cultura 42<br />

ochenta el traductor –y les anticipo que la cita es<br />

larga, pero sustanciosa– declara:<br />

Nuestros escritores y humanistas profesaron<br />

como axioma inconcuso que los vates griegos y<br />

latinos debían traducirse en verso, porque así lo<br />

reclamaba la naturaleza intrínseca de sus<br />

producciones; considerando a la prosa incapaz<br />

de seguir los raptos atrevidos de la fantasía, y<br />

menos de encarnar las efusiones del sentimiento<br />

con la galanura, precisión, fluidez y gracia<br />

encantadora del lenguaje versificado. No les<br />

faltaba en ello razón; pero los repetidos fracasos<br />

de los que se empeñaron en la ardua labor de<br />

vestir a la española a los clásicos antiguos,<br />

intentando producir con sus lánguidas versiones<br />

los efectos sorprendentes de los respectivos<br />

originales, convenciéronles de la inutilidad de sus<br />

afanes y de que, en vez de contribuir a la<br />

glorificación de aquellos a quienes consagraban<br />

sus vigilias, laboraban en su descrédito,<br />

convertidos en inconscientes detractores de su<br />

fama: que así merecen llamarse los que falsean y<br />

degradan al autor que pretenden divulgar en otra<br />

lengua, pues nadie les exige que rivalicen en ella<br />

con los méritos de la nativa en que sus obras<br />

vieron la luz. Nada más fácil a la imaginación<br />

ardiente del alumno de las musas que revestir de<br />

formas ideales el pensamiento y expresarlo con<br />

el ritmo y la medida en versos magníficos,<br />

rebosantes de vigor y lozanía; pero nada más<br />

difícil, si no toca los términos de lo imposible,<br />

que acomodar esta expresión a conceptos<br />

extraños, imágenes no concebidas en nuestro<br />

cerebro o sentimientos que jamás haya<br />

experimentado nuestro corazón.<br />

Y aquí debo interrumpir la cita para recordarles que<br />

el poeta traducido es un ser humano, no fueran a<br />

pensar ustedes que los «conceptos extraños», las<br />

«imágenes no concebidas en nuestro cerebro» y los<br />

«sentimientos jamás experimentados» a los que se<br />

refiere nuestro traductor vienen de un ser de naturaleza<br />

extraterrena. Pero la cita continúa:<br />

Reconocemos, como versados en la estructura<br />

del lenguaje poético de griegos y latinos, que sus<br />

estrofas y medidas se parecen poco a las de las<br />

lenguas modernas, y oponen obstáculos<br />

formidables a ser trasladadas en métricas<br />

diferentes, conservando la elegancia y eufonía<br />

que supieron darle sus autores, y limitamos<br />

nuestras pretensiones a verter en el patrio idioma<br />

los conceptos e imágenes de sus obras<br />

imperecederas en estilo llano y castizo, a fin de<br />

que el lector se aproveche de sus reflexiones sobre<br />

la vida y el Arte, ya que no le sea dado saborear<br />

las galas del decir, el sorprendente efecto de sus<br />

audaces trasposiciones, la melodía deliciosa de<br />

los sonidos y el placer inefable de las cadencias<br />

que sólo se consiente gozar a quienes con la<br />

debida preparación consagran estudiosas vigilas<br />

a leerlos en su propio idioma [...] Supla la<br />

benevolencia de quien lea esta versión lo que falte<br />

al deleite de los oídos, y regale sus ojos con los<br />

matices de las flores del poeta, ya que el perfume<br />

se haya evaporado al pasar a la lengua de Castilla<br />

por el tamiz de nuestro flaco entendimiento.<br />

Lo cierto es que es este largo flemón introductorio<br />

tiene su lado divertido, pero por lo bajo de ese estilo<br />

engolado y violento palpitan los mismos argumentos<br />

a los que acuden la mayoría de los traductores<br />

de lírica griega y latina, aunque sean manifestados<br />

con más moderación. Como éste de una conocida<br />

versión de poesía griega: «Pero el traductor de poesía,<br />

ése sí que es un traidor redomado, cien veces<br />

traidor, al querer nombrar con otras palabras,<br />

al evocar con otros sones lo que el poeta expresó<br />

con precisión irrepetible, con pasión lúcida, con<br />

hiriente acuidad. El traductor de poemas está condenado<br />

a la traición y al fracaso». Y hecha esta<br />

declaración que acabo de citarles, el traductor nos<br />

advierte de lo que él nos dará:<br />

En nombre de esa fidelidad, de reducir la traición<br />

a lo indispensable, prescindamos de pedir galas<br />

prestadas a la traducción. Acaso sean más bellas<br />

sin excesivos adornos y mejor que sean bellas<br />

un tanto descoloridas que demasiado pintadas.<br />

Se difumina el color, el tono no tiene la<br />

acendrada alegría, la tersura fónica ni la<br />

musicalidad del original, pero, con todo, tal vez<br />

se rescate en nuevas palabras el dolorido sentir,<br />

las imágenes esenciales, la personalidad<br />

individual del poeta originario.<br />

Yo, la verdad, cuando leo cosas como ésta, pienso<br />

que el traductor debe de sentir la misma dolorosa<br />

frustración que un jovencito que aspirara a ser<br />

neurocirujano y terminara despachando menudillos<br />

en una carnicería.


Y termino este paseo por los prólogos exculpatorios<br />

con el de una reciente edición de Virgilio: «Traducir<br />

estos versos de Virgilio a prosa corriente castellana<br />

–nos explica el traductor– es como si uno se empeñase<br />

en destruir lo que laboriosa y hábilmente ha<br />

montado el poeta; es como demoler y echar por tierra<br />

un palacio de cristales multicolores: esa llanura<br />

de escombros informes es el resultado de la traducción.<br />

Con todo, tenga, al menos, esta traducción una<br />

virtud: su fidelidad perseverante al original».<br />

Antes veíamos qué iba siendo eso de la fidelidad en<br />

materia de contenido, ahora vemos también qué<br />

significa ser fiel al continente.<br />

¿Cuál es, pues, el resultado de la coincidencia de<br />

ambas fidelidades? ¿Qué es, en definitiva, eso<br />

que llaman una traducción fiel de un libro de<br />

poesía antigua?<br />

Mis primeros contactos con la literatura clásica<br />

grecolatina vinieron, como es natural, de la mano<br />

de las traducciones. Dos cosas llamaban mi atención<br />

de aquellas lecturas. La primera, que el español<br />

que encontraba en casi todos aquellos libros era<br />

un español particular, altisonante, solemne y anticuado.<br />

Y este castellano romo y malsonoro (aunque<br />

rico en asunto) era el marchamo de la literatura<br />

clásica, un marchamo que igualaba géneros, autores<br />

y mil años de escritura, y que hacía una e inconfundible<br />

la voz de aquellos padres de nuestra literatura<br />

que con tanta fidelidad se me entregaban. Y no<br />

es el mío un pensamiento singular (seguro que<br />

muchos de ustedes habrán sentido esto mismo); el<br />

ya mencionado Aníbal Núñez en la nota<br />

introductoria a su Catulo se pregunta por qué se<br />

suelen envejecer con una especie de pátina las versiones<br />

de los clásicos, por qué se traduce el latín a<br />

un castellano especial para traducciones de latín.<br />

La segunda impresión que de aquellas lecturas me<br />

llegaba es que la poesía antigua debía de ser un arte<br />

bien distinto a aquel que yo aprendía a disfrutar por<br />

esos mismos años en Manrique, Garcilaso o Juan<br />

Ramón. Aún así, se me aseguraba en los prólogos<br />

que no había música comparable a la de los versos<br />

de Píndaro, de Horacio o de Virgilio y que de ello<br />

tendría que hacer dogma de fe pues era el castellano<br />

una lengua incapaz para delicia tanta. No tardé en<br />

entender que la razón de ese desajuste entre lo contenido<br />

en los originales y lo dado en sus versiones<br />

era sencillamente que el traductor no sólo había<br />

traducido a otra lengua, sino también a otro lenguaje.<br />

Y siempre amparándose en la naturaleza<br />

intraducible de la poesía, que es la materia prima<br />

del proceso. El poeta Luis Javier Moreno, en su extraordinaria<br />

traducción de Day by day de Robert<br />

Lowell, nos vacuna contra estos sublimadores<br />

sublimistas que parecen situar los géneros poéticos<br />

en el territorio del arcano, donde lo inteligible es el<br />

coto particular, vedado a muchos, en el que sólo los<br />

iniciados se solazan: «A la simpleza de que la poesía<br />

es intraducible –afirma el traductor en su prólogo–<br />

la rebaten los hechos: una experiencia de siglos de<br />

excelsas traducciones entre las que no es infrecuente<br />

encontrar poemas traducidos que superen a los originales».<br />

Y es que, visto lo visto, bajo la declarada fidelidad al<br />

texto no creo que se oculte otra verdad que la forzosa<br />

fidelidad del traductor a su propio entendimien-<br />

41 Revolución y Cultura<br />

43 Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura<br />

44<br />

to y a su propia escritura. Asumiendo estas dos<br />

limitaciones –la competencia lingüística del<br />

traductor y su destreza en materia poética–<br />

¿qué criterios pueden ser considerados por quién<br />

se aventure en esta apasionante labor que es la traducción<br />

de un poema?<br />

Podríamos decir que la aspiración última de esta<br />

tarea es procurar que el lector, enfrentado al texto<br />

traducido, perciba que aquellos poemas, escritos en<br />

una lengua distinta a la que él lee, son poesía; una<br />

poesía lo más parecida posible al original. Pero la<br />

poesía es poesía porque contenido y continente, qué<br />

y cómo, forman un todo inextricable, y nada, por<br />

tanto, lo uno sin lo otro. Teniendo en cuenta que la<br />

poesía, como lengua literaria, es una desviación del<br />

uso corriente de la lengua, una manera especial de<br />

hacer palpitar las palabras en un discurso que no es<br />

el discurso normalizado en el que la palabra suele<br />

manifestarse, el traductor de poesía no deberá tener<br />

la misión de traducir las palabras o frases del poema<br />

original, sino exactamente la de traducir aquella<br />

distorsión a la que han sido sometidas. Frente a<br />

la resignada actitud del traductor que considera que<br />

en una traducción de poesía se pierden lo que tan<br />

vagarosamente denomina «matices expresivos»,<br />

«melodía deliciosa de los sonidos», «tersura fónica»,<br />

«color», «placer inefable de las cadencias», el que<br />

traduce poesía debe estar convencido de que todos<br />

estos valores que es capaz de percibir en el poema<br />

original están perfectamente disponibles en su propia<br />

lengua, pues no hay recurso literario que no esté<br />

codificado en lengua alguna que haya desarrollado<br />

literatura. Traducir poesía será así –y es la tercera<br />

vez que traigo aquí al gran Aníbal Núñez– «traducir<br />

al pie de la letra y de la mano del estilo». Y ello significa<br />

que no se puede concebir una traducción poética<br />

que no conserve en lo posible la forma original, que<br />

no contenga recursos que froten el oído del lector,<br />

no sólo el ojo; y hablo tanto del sonido de las palabras<br />

como de su ritmo. A propósito del ritmo el profesor<br />

García Calvo (que es además poeta, filólogo,<br />

agitador de conciencias y uno de los más audaces<br />

y certeros traductores de poesía grecolatina a nuestra<br />

lengua, con una versión de Ilíada que yo considero<br />

dentro ya de la historia de la literatura en<br />

español) apunta: «el ritmo está por fuera de la gramática<br />

de las lenguas, y aunque las condiciones<br />

prosódicas sean idiomáticas de cada una, las artes<br />

métricas se trasladan sin impedimento fundamental<br />

de una lengua a otra».<br />

Hace unas semanas, en un suplemento literario de<br />

un diario nacional español, un crítico muy competente,<br />

poeta también y experto en lenguas clásicas,<br />

señalaba a propósito de una reciente traducción mía<br />

de los líricos arcaicos griegos que yo había hecho la<br />

traducción de los líricos de mi generación como cuarenta<br />

años antes había hecho Juan Ferraté la de la<br />

suya. Superados los efluvios del halago, esta afirmación<br />

me hizo pensar algo mucho más importante<br />

–y este algo es lo que hace sustanciosas las palabras<br />

del crítico–: del mismo modo que cada tiempo<br />

construye su tradición, también cada tiempo necesita<br />

su propia traducción, porque traducir no es respetar<br />

el original sino reproducirlo, producirlo de<br />

nuevo. Y esto significa que el poema traducido, aun-<br />

que viene del original, no debe ser considerado nunca<br />

un poema subalterno, no debe ser una ilustración<br />

del original, sino, como nos advierte Jenaro<br />

Talens a propósito de sus versiones de Hölderlin,<br />

*<br />

una reescritura del original, un nuevo punto de partida,<br />

no de llegada, que hace válido el poema para el<br />

lector presente, y esa validez es –creo– lo que certifica<br />

que el original permanece en él.<br />

No sé si el traductor de poesía debe ser o no poeta,<br />

pero sí sé que sólo si el traductor ejerce de poeta<br />

puede obtener un verdadero poema. Ésta es la única<br />

manera de fidelidad en la que creo. Manera de fidelidad<br />

que por fortuna no es del todo infrecuente en<br />

las versiones castellanas más últimas que de los<br />

líricos grecolatinos han venido haciéndose por estos<br />

años: desconsiderado sería no mencionar aquí<br />

las magníficas traducciones de Juan Antonio<br />

González Iglesias o de Aurora Luque, junto a los<br />

trabajos de los ya traídos Luis Javier Moreno, Aníbal<br />

Núñez y Agustín García Calvo.<br />

Hay un último aspecto de la traducción sobre el que<br />

quiero hacer una pequeña reflexión. La lírica latina,<br />

y aún más la lírica griega, representan un momento<br />

de «realidad» como nunca después ha conocido la<br />

historia de la literatura. Entiendo por «realidad» el<br />

polo opuesto a la «ficción de la realidad». Si menciono<br />

esta circunstancia es porque en los últimos años<br />

en España se ha oficializado una poesía realista que<br />

utiliza un lenguaje «normalizado». Esta poesía realista,<br />

también llamada figurativa o poesía de la experiencia,<br />

es –y lo digo en el peor de los sentidos–<br />

literatura; es un modo de ficción, un acto de imitación<br />

que busca que el poema «se parezca a la realidad».<br />

El poeta Antonio Gamoneda, que ha cuestionado<br />

siempre la naturaleza poética de esta «poesía<br />

oficial», sostiene que la poesía no necesita del realismo<br />

porque es una realidad en sí misma, «es una<br />

pasión indiscernible de la vida y la muerte; es un<br />

hecho estético, sí, pero, más aún, es una realidad<br />

existencial (y si no lo es no se trata de poesía); una<br />

realidad que abre el conocimiento de lo que, siendo<br />

también real, es desconocido e incomunicable fuera<br />

de la poesía». El gran poeta leonés, que está afirmándose<br />

en su propia idea de la poesía (de la que<br />

humildemente me declaro partidario), está señalando<br />

el valor tal vez más significativo de la poesía<br />

antigua: el pensamiento poético, que es música en<br />

su origen, y su escritura como una extensión de la<br />

interioridad de nuestra vida. No hay que olvidar<br />

que la lírica arcaica griega nace (junto a la filosofía<br />

y la ciencia) como un efecto natural, libre y espontáneo<br />

del verdadero alumbramiento de ese momento<br />

griego: la conciencia dulceamarga de la propia<br />

individualidad y la asunción, no siempre resignada,<br />

de la limitación del hombre y lo terrestre<br />

frente al estar sin tiempo de los hijos del cielo.<br />

Por eso la lírica antigua es ella misma una realidad,<br />

porque no es escritura sobre la vida, sino una<br />

emanación de la vida.<br />

¿Puede esta reflexión aportar alguna perspectiva a<br />

la labor de traducción? Una –y fundamental– sobre<br />

el lenguaje. El traductor que sea consciente de esta<br />

circunstancia de la poesía que traduce no puede<br />

someterse al lenguaje que se le ofrece hoy como el<br />

único lenguaje poético posible. Cortázar habla en


Rayuela de devolverle al lenguaje sus derechos. En<br />

un momento de su novela un personaje escritor<br />

cambia «descender» por «bajar» como medida higiénica<br />

y justifica así el cambio: «Lo que busco es<br />

devolverle al verbo «descender» todo su brillo para<br />

que pueda ser usado como yo uso los fósforos y no<br />

como un fragmento decorativo, un pedazo de lugar<br />

común [...] está muy bien hacerle la guerra al lenguaje<br />

emputecido, a la literatura por llamarla así,<br />

en nombre de una realidad que creemos verdadera».<br />

Y es que los griegos nos enseñaron que lenguaje<br />

quiere decir residencia en una realidad, vivencia en<br />

una realidad. Revivir el lenguaje que fue vida: ése ha<br />

de ser –me parece– el afán apasionado del traductor<br />

de cualquier poesía verdadera.<br />

Con un hermoso texto de un griego de hoy, el poeta<br />

Zanasis Jatsópulos, termino ya esta pequeña reflexión<br />

en voz alta. Pertenece a Verbos para la rosa y la<br />

traducción que les leo es de Vicente Fernández:<br />

¿La palabra montaña de qué materiales está<br />

hecha? En todo caso, no de las siete letras que la<br />

hacen sonar. Tierra y agua la habitan, pizarrales,<br />

rocas marmóreas, piedra porosa; tomillo y<br />

almácigo, orégano, acebuches; piedras y más<br />

piedras. Al menos en Grecia. Porque en otros sitios<br />

la misma palabra, con sus propias letras que la<br />

hacen sonar de otro modo –a veces prolongada, a<br />

veces monosílaba, con acordes diferentes en<br />

cualquier caso–, está llena de altísimas coníferas<br />

y es verde, más verde que la de los montes griegos,<br />

gris y, al caer la tarde malva. Así la montaña suena<br />

con diferente combinación de letras según su<br />

altitud. En el cuerpo de la palabra a veces nieva; a<br />

veces está cubierta por espesas nubes o por niebla.<br />

Y además la palabra está hecha de diferentes<br />

materiales en cada estación. Su composición<br />

mineral, sin embargo, que varía de montaña a<br />

montaña, permanece tercamente invariable para<br />

la misma montaña, tal y como fue definida por<br />

la era geológica de su formación. ¿De qué material<br />

está hecha la palabra poesía?<br />

45 Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura


Profesora Titular<br />

Adjunta de la Facultad<br />

de <strong>Le</strong>nguas<br />

Extranjeras de la<br />

Universidad de La<br />

Habana y Profesora<br />

Invitada de la<br />

Universidad<br />

Complutense de<br />

Madrid. Actualmente<br />

preside la Sección de<br />

Traducción Literaria<br />

de la UNEAC.<br />

Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura<br />

46<br />

Éramos una máscara, con los calzones de Inglaterra, el<br />

chaleco parisiense, el chaquetón de Norte América…<br />

Éramos charreteras y togas, en países que venían al mundo<br />

con la alpargata en los pies y la vincha en la cabeza.<br />

José Martí.<br />

a lengua que utiliza, no solo en el plano de<br />

la literatura sino de la comunicación en general,<br />

la mayoría de los habitantes de este<br />

continente, para interrelacionarse con el resto de<br />

la comunidad hispanoparlante a escala planetaria<br />

es, como se sabe, una de las más numerosas y extendidas,<br />

toda vez que ocupa el cuarto lugar entre<br />

las más habladas del mundo, mas en sus inicios,<br />

para los habitantes de la región que llegó a ser<br />

América Latina, no era sino una lengua de adopción,<br />

una lengua puente, toda vez que su territorio<br />

de asentamiento era mestizo desde sus orígenes, y<br />

una de las regiones más plurilingües que haya conocido<br />

la humanidad.<br />

Pero, tan pronto aparece la noción de pluringüismo,<br />

ya se trate del de dentro o del de fuera de las fronteras<br />

de una comunidad lingüística dada, estaremos<br />

hablando implícita o explícitmente de transvase,<br />

de mediación, de fenómenos de interculturalidad.<br />

¿Por qué analizar especialmente el caso del español<br />

de Latinoamérica ? ¿Podría decirse que este español<br />

es también una lengua de traducción/traducible<br />

1 para la cultura y la realidad de los pueblos de<br />

ese continente? ¿Existe pues un español de la traducción<br />

en América? Y más aún, ¿cabría entonces<br />

hablar de una lengua para la traducción?<br />

El español<br />

que hablamos<br />

en Latinoamérica.<br />

¿Es una lengua<br />

de traducción?<br />

Lourdes Arencibia<br />

Creo que es útil evocar,<br />

antes de seguir adelante,<br />

la torre de Babel, una de<br />

las grandes metáforas de<br />

la historia de la comunicación,<br />

la representación<br />

que a través de los tiempos<br />

ha transmitido una<br />

visión supuestamente<br />

caótica de la multiplicidad<br />

de lenguas. Pero el<br />

plurilingüismo que simboliza<br />

Babel puede también<br />

contraponerse a los<br />

actuales intentos de<br />

globalización de la lengua, y en tal sentido, el fracaso<br />

de su imagen negativa puede interpretarse como<br />

el triunfo de la pluralidad y de la diversidad racionalmente<br />

entendidas. Y por supuesto, de la evidencia<br />

y del reconocimiento al papel arbitral y<br />

vinculante de la mediación lingüística en una sociedad<br />

que necesita expresarse. Desde este punto de<br />

vista, una mirada al español de América que a lo<br />

largo de más de cinco siglos ha ido ganando privilegios<br />

como lengua de la comunicación y de la traducción,<br />

es un acercamiento necesario al vector por<br />

excelencia del encuentro y del mestizaje de culturas,<br />

nuestras y ajenas.<br />

Babel indirectamente también llevó implícita la<br />

necesidad de traducir. Nuestra América ha sido<br />

siempre una región de migraciones. Aquí muchos<br />

llegamos de algún lugar y la conciencia del origen<br />

es un factor contribuyente de la unidad cultural.<br />

No es casual que la identidad se construya en el<br />

imaginario de manera permanente. Pero a la vez,<br />

nos pone de cara a una pluralidad de orígenes y de<br />

mutuas influencias y esta aparente contradicción<br />

ha ido dando paso –no sin fricciones, pero tampoco<br />

sin irreconciliables malquerencias–, a una dialéctica<br />

de más de cinco siglos entre la/s lenguas y culturas<br />

del centro y de la periferia, entre las lenguas y<br />

culturas de la periferia entre sí y consecuentemente,<br />

entre las concepciones sobre sus transvases.


El encuentro de 1492, acontecimiento del cual Cuba<br />

fue un escenario privilegiado, significó para el pensamiento<br />

racional no sólo la comprobación de la<br />

esfericidad geográfica del planeta, sino el<br />

completamiento de su mapa cultural, si bien cargado<br />

de toda suerte de matices distintivos. En el<br />

Caribe por ejemplo, los primitivos habitantes de<br />

nuestras islas fueron trasladando a saltos de canoa<br />

toda su cultura hacia nuevos territorios y aún<br />

hoy siguen haciendo lo mismo, porque el emigrante<br />

siempre necesita llevar consigo los atributos que<br />

le dan fe de vida. Pero ese fenómeno, además natural<br />

y visible, pero no absolutizador, no nos debe llevar<br />

a la conclusión tan frecuente como engañosa<br />

de que la cultura oral o escrita, se define como una<br />

cultura del fragmento, cuando en realidad debe ser<br />

entendida como una cultura de la parte de un discurso<br />

que sólo en apariencia puede haber perdido<br />

su vínculo con el todo del lenguaje universal.<br />

En el contexto de mi propia definición antropocéntrica<br />

de la Cultura, me empeño en señalar que<br />

para mí, la Cultura es sobre todo y también, –y subrayo<br />

el carácter no taxativo de ese también– la<br />

manera en que el Yo individual y el Yo colectivo<br />

traducen e interpretan su realidad y la enriquecen,<br />

y por eso propongo pensar en la cultura de Nuestra<br />

América como el resultado acumulativo de la labor<br />

de «impensamiento» y de «transpensamiento» que<br />

ha hecho el hombre americano a través de su Historia<br />

y que se expresa en su comportamiento social<br />

e individual, en sus proyecciones, en su modo de<br />

vida, en su manera de pensar, en sus creaciones, y<br />

por supuesto, en su discurso. En esta cuerda, la originalidad<br />

de América Latina forma parte de la identidad<br />

universal del hombre.<br />

La canadiense Danièle Marcoux, ha señalado con<br />

justeza que el potencial de una lengua, –evocando<br />

el potens que descubría <strong>Le</strong>zama Lima en la poesía–,<br />

reside no tanto en sus «significados» como en<br />

su «capacidad de significar» 2 Y esa capacidad de<br />

significar de nuestro español americano es, sobre<br />

toda otra consideración, la que ha de servir al sujeto<br />

traductor para conservar y actualizar sus visiones<br />

de la cultura y las realidades del mundo en<br />

que vive. Y tal «filosofía» no se aparta tampoco del<br />

concepto de la Weltliteratur de Goethe, en su acepción<br />

más abierta y abarcadora, ni de la dinámica<br />

epistemológica característica de la traducción,<br />

generadora de discursos plurales sin desentenderse<br />

de la definición martiana de universo: «versus<br />

uni : lo múltiple en el uno.»<br />

En una conferencia dictada en 1994, el escritor<br />

martiniqueño Edouard Glissant señaló: «Lo que<br />

sugiere toda traducción en sus principios, mediante<br />

el paso de una lengua a otra, es la virtualidad de<br />

todas las lenguas del mundo. Y por eso mismo, es la<br />

señal evidente de que, dentro de nuestro imaginario,<br />

tenemos que concebir esa totalidad de lenguas.»<br />

3 Para Glissant, traducir es una manera de<br />

trascender las barreras de las lenguas, e ir más allá<br />

del propio idioma; una forma de trascendencia, una<br />

tentativa de abarcar lo universal.<br />

Así, la lengua es el elemento patrimonial que<br />

posee mayor arraigo entre los pueblos y junto<br />

a su posibilidad de ser transvasada, se une<br />

indisolublemente a la identidad y a los poderes<br />

propios en dos de los motores impulsores más importantes<br />

del desarrollo humano.<br />

Huelga dejar sentado que como vehículos de transmisión<br />

del pensamiento, todas las lenguas cumplen<br />

por igual su función comunicativa, independientemente<br />

de la cantidad de personas que se sirva<br />

sólo de alguna de ellas. Igual que todo el mundo<br />

tiene el mismo interés e igual derecho a enterarse y<br />

a hacerse entender a través de la comunicación<br />

mediada, esto es, de la traducción.<br />

Pero si bien esa comprobación tiene validez universal,<br />

no es menos cierto que tanto en este continente,<br />

como en todas partes, las lenguas muestran<br />

diferencias en su corpus, en sus niveles evolutivos<br />

y no se han desarrollado de manera homogénea<br />

como para que puedan utilizarse indistintamente<br />

sin mayores incidencias en cualquier contexto<br />

cultural, político, económico u otro, independientemente<br />

de la voluntad comunicativa, sin<br />

riesgos de pérdidas o distorsiones importantes, de<br />

tensiones lingüísticas y conflictos socioculturales<br />

inherentes a la incomunicación de grupos monolingües<br />

de lenguas indígenas entre sí, o de la comunicación<br />

parcial o incompleta entre éstos y los<br />

monolingües en castellano. Ese es un fenómeno<br />

perfectamente observable.<br />

De manera que el español que adoptamos pese a<br />

todos los avatares de la Conquista y la colonización,<br />

lengua múltiple a su vez –y ahí está el estudio<br />

de su morfología histórica en más de cinco siglos de<br />

utilización– uniforme sólo en apariencia, llegó a ser<br />

en América una koiné, la <strong>Le</strong>ngua –alguien ha dicho<br />

que es otro esperanto–. Desde el punto de vista estrictamente<br />

socio y psicolingüístico, ¿qué le valió<br />

semejante privilegio, más allá de otras consideraciones<br />

inherentes a las imposiciones de orden histórico<br />

y politico? Pues, por ejemplo, sus posibilidades<br />

expresivas y su viabilidad, reconocidas por<br />

el número abrumador de hablantes dispersos por<br />

todo el planeta, más allá de los confines de este<br />

hemisferio; su tradición humanista, la riqueza de<br />

su producción literaria –entendida la literatura en<br />

su sentido más amplio– por un lado; y su eficacia,<br />

rentabilidad y proyección en los demás planos de<br />

la comunicación, por el otro; sin dejar de lado las<br />

facilidades para el intercambio pluricultural que<br />

le otorga ventajas para la comunicación en cualquiera<br />

de los dos polos del diálogo humano a<br />

través de la traducción.<br />

¿Cuáles serían entonces el papel y la función de la<br />

traducción al y del español en América como puentes<br />

del fortalecimiento del plurilingüismo?<br />

En primer lugar, los de posibilitar el conocimiento<br />

de la cultura del Otro y la difusión de la propia según<br />

se coloque el español como lengua fuente o como<br />

lengua meta. Dijo el escritor austriaco Herman<br />

Broch que la traducción es la actividad humana<br />

más democrática porque refuerza su atención a lo<br />

Otro. En segundo lugar, los de facilitar el proceso de<br />

dinamización del español de América, contribuyendo<br />

así al enriquecimiento en su evolución semántica,<br />

a la flexibilización de su estructura, a la lógica<br />

de su transformación fonética y a las renovaciones<br />

de su léxico. En tercer lugar, los de afincar su vigen-<br />

Ilustraciones del<br />

Archivo de R y C.<br />

47 Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

48<br />

cia en el panorama internacional y fundamentalmente<br />

en determinados foros estratégicos donde la<br />

pugna por la primacía de las llamadas lenguas fuertes<br />

pretende restarles voz al pensamiento y a la cultura<br />

hispanoparlantes iberoamericanas. En cuarto<br />

lugar, los de permitir la realización de transacciones<br />

económicas controlando las posibles y reales<br />

variaciones conceptuales inherentes a la intervención<br />

de otras lenguas regionales de nivel de desarrollo<br />

desigual en ese ámbito particular. Y por último,<br />

los de facilitar la participación del español de América,<br />

no solo en el proceso de universalización de la<br />

cultura y de nuestras letras, sino en el intercambio<br />

de conocimientos en general; por ejemplo, en el enriquecimiento<br />

del acervo terminológico de las ciencias<br />

sociales y de la lengua científica, así como en la<br />

innovación, un campo donde el español se bate en<br />

franca desventaja con el inglés.<br />

A reserva de abundar con mayores argumentos en<br />

una comprobación que explica en parte por qué, en<br />

la práctica, el español se ha erigido en nuestra región<br />

como «la» lengua de utilización cuantitativamente<br />

mayoritaria, con el menor perjuicio para<br />

las autóctonas, quisiera señalar que lanzarnos en<br />

el análisis de un tema como éste, supone abordar el<br />

papel, la misión y los retos que tiene que asumir ese<br />

español que hablamos, con el que creamos y al que<br />

traducimos, desde muchísimos ángulos.<br />

Podrían identificarse tres campos en donde la presencia<br />

de las lenguas propias en América quedaría<br />

protegida, y con ellas, los signos de visualización de<br />

un país con bolsones de incomunicación temporal,<br />

sin perder sus signos de identidad y sin renunciar a<br />

la vez a la utilización del español como «lengua fuerte»<br />

a través de la traducción: en primer lugar, la<br />

proyección cultural exterior y la formación interior<br />

en campos como el de la traducción literaria, la traducción<br />

científica y técnica, el aprendizaje de las<br />

lenguas, el doblaje y la subtitulación de materiales<br />

mediáticos. Después, la representatividad política<br />

(presencia en foros internacionales, políticos, económicos<br />

y culturales, paralelamente a la activación<br />

de un amplio sector de la edición a través de la<br />

producción y difusión de traducciones de obras de<br />

la literatura universal al español, mas no sólo de<br />

aquellas que pertenecen a la llamada «alta cultura»,<br />

sino también de las que se consideran géneros<br />

«menores» que, sin embargo, reciben una muy alta<br />

difusión). Y por último, el comercio internacional<br />

Esta misión sin embargo, no transita precisamente<br />

por un camino de flores. Afronta por el contrario<br />

no pocos problemas y voy a mencionar algunos:<br />

¿Cabe hablar de un español americano en la misma<br />

medida que cabe hablar de un inglés americano<br />

frente al británico? ¿Qué reconocimiento alcanza<br />

ese español por parte del castellano? ¿Desempeña<br />

ese español efectivamente su papel como lengua<br />

pivote de la comunicación y de la literatura en<br />

la América Morena –me rehúso siempre a calificarla<br />

de latina– frente a las lenguas autóctonas?<br />

Cómo se comporta en la traducción intercultural,<br />

como lengua fuente y como lengua meta? ¿Qué<br />

espacio ocupa por ejemplo, el traductor americano<br />

en el mercado editorial hispanoparlante?<br />

Propongo, en vez de preguntar tanto, avanzar<br />

algunos comentarios.<br />

La creación intelectual de los hispanohablantes en<br />

nuestra región suele tener dos grandes destinatarios:<br />

Europa y los Estados Unidos, y las traducciones<br />

al español, van fundamental aunque no exclusivamente<br />

a esos países. Tiene también un mercado<br />

editorial más reducido en sus vecinos de América<br />

Latina, si bien hay países en nuestro hemisferio<br />

que se consideran y lo son, plazas editoriales fuertes:<br />

Colombia, México, Argentina, Chile... Y según<br />

afirmaciones que le escuché ya hace algunos años<br />

al entonces director del Instituto Cervantes, Fernando<br />

Rodriguez Lafuente, la mayor parte de la producción<br />

editorial española se ha trasladado a América<br />

Latina en razón de los costos, donde operan filiales<br />

de las mayores editoriales ibéricas: Alfaguara,<br />

Planeta,Tusquets, Mondadori....<br />

Según datos divulgados recientemente, que proceden<br />

de la Federación de Cámaras de Comercio<br />

(Fedecal), de la Secretaría de Estado de Turismo y<br />

Comercio del Ministerio de Industria y de la Dirección<br />

General del Libro del Ministerio de Cultura de<br />

España, ese país es la cuarta potencia mundial por<br />

volumen de exportación de libros, detrás del Reino<br />

Unido, Estados Unidos y Alemania, con un crecimiento<br />

del 1.56 por ciento en el área iberoamericana, considerándose<br />

el concepto de exportación editorial no sólo<br />

referido a productos gráficos, sino a la venta de derechos<br />

de autor y a las traducciones.<br />

España es también la nación con mayor índice<br />

traductográfico, y traduce varios miles de títulos<br />

anuales, lo cual coloca a ese país en el tercer lugar<br />

de la edición y en el primero de la traducción. Este<br />

solo fenómeno hace de la lengua española uno de<br />

los destinatarios más amplios de nuestro entorno<br />

internacional en cuanto a la traducción.<br />

Otros temas que inciden en el español al y del que<br />

traducimos son el tratamiento de la variedad temática<br />

y dialectal del español americano, que es<br />

fuente permanente de contenidos, frente a la tendencia<br />

a la «castellanización de las traducciones»;<br />

el análisis de los efectos deformadores del sentido<br />

en el uso de los calcos sobre el mismo idioma y de<br />

los empobrecedores del tratamiento reductor de las<br />

etimologías toponímicas en las lenguas criollas de<br />

base hispánica; y el estudio y la valoración de dos<br />

aspectos diferentes a tomar en cuenta por el traductor<br />

americano: el primero atañe a la pertinencia<br />

o no de alcanzar en la traducción un español que se<br />

ha dado en llamar «neutro» –calificativo poco afortunado,<br />

sumamente ambigüo y harto polémico–, y<br />

el segundo, se refiere a la necesidad de definir la<br />

norma culta nacional y la norma culta regional.<br />

Con respecto al primero, traducir a un español «neutro»;<br />

o sea, que resulte «familiar» y entendible a la<br />

mayor cantidad posible de hispanohablantes dentro<br />

y fuera de la región, tiene a no dudarlo, tanto<br />

consecuencias empobrecedoras como favorecedoras<br />

para la lengua. Entre los efectos empobrecedores,<br />

cabe apuntar que esa lengua supuestamente «ideal»<br />

y consecuentemente artificial, reduciría las variantes<br />

en la realización del habla americana. Como<br />

contrargumento, el célebre traductor Antoine<br />

Berman, ya fallecido, señala: «Cuando decimos que


la traducción tendría siempre que ser un poco más<br />

clara que el original, nos situamos de cara a un fenómeno<br />

que se manifiesta en todas las traducciones:<br />

traducir generaliza, clarifica, universaliza el<br />

sentido, lo acentúa, suprime los espesores, los estratos,<br />

el significado y la resonancia, en suma, todo<br />

lo que obstaculiza la libre circulación del sentido.» 4<br />

Entre las consecuencias favorables a esa idealidad<br />

de lengua meta, se señala que propicia una lectura<br />

con voluntad unificadora que facilita el entendimiento<br />

entre los hablantes en los distintos lugares<br />

donde existen culturas de base hispánica, acortando<br />

de paso también, distancias entre las lenguas<br />

desgajadas del español. Pero, ¿dónde quedan las<br />

variables diatópicas en el español que se habla en<br />

los distintos países hispanoparlantes de América y<br />

cómo distinguirlos del localismo a la hora de traducir?<br />

Por ejemplo, ¿cuál es la elección correcta para<br />

«grocery» cuando según el Multicultural Spanish<br />

Dictionary, en Argentina se diría «almacén»; en<br />

Colombia, «mercado»; en Costa Rica, «compras»;<br />

en Cuba, «bodega»; en República Dominicana,<br />

«víveres»; en El Salvador, «pulpería»; en Guatemala,<br />

«tienda»; en México, «super»; en Panamá,<br />

«abarrotería»; en Puerto Rico, «colmado»; y en<br />

Venezuela, «abastos»?<br />

Según Martha Hildebrandt, «el localismo es todo<br />

uso lingüistico –fonético, morfosintáctico,<br />

léxico– vigente en un país latinoamericano<br />

excluído empero del español general.» 5 Los<br />

vocablos arriba enumerados, no están<br />

excluídos del español general, y algunos<br />

de ellos ni siquiera de la norma<br />

culta del español ame-ricano, ¿cómo<br />

los trata la traducción?; ¿deben recibir<br />

un tratamiento diferenciado con<br />

respecto a variables diatópicas<br />

como pozole o guajalote?<br />

¿Qué hay de los fenómenos<br />

de semantización, resemantización,<br />

y desemantización<br />

temporal de términos en<br />

función de la época, el grupo<br />

social, la coyuntura,<br />

la moda?; ¿y qué del<br />

voseo y la correlación<br />

familiaridad/cortesía<br />

que denota una forma<br />

de tratamiento peculiar<br />

en varios países de<br />

América, mientras<br />

que en otros no se usa<br />

en lo absoluto?<br />

Cabría hablar también<br />

del papel de ese<br />

español frente a otras<br />

lenguas de utilización<br />

igualmente mayoritaria,<br />

dentro y fuera de<br />

nuestra zona geográfica,fundamentalmente<br />

frente al inglés.<br />

Cuando los creadores<br />

hispanoparlantes de<br />

la diáspora latioame-<br />

ricana escriben en Estados Unidos, a la hora de elegir<br />

la lengua de sus originales, se enfrentan a una<br />

dis-yuntiva que tiene que ver con la reacción del<br />

lector potencial. Si escriben en su lengua materna,<br />

para ser traducidos después, no tienen la misma<br />

recepción que los autores que escriben en inglés,<br />

porque en ese país, pese a la sorprendente cantidad<br />

de personas que hablan y leen el español, la gente<br />

prefiere leer en su propio idioma y no se acerca con<br />

simpatía a la literatura traducida. Por eso, a la hora<br />

de evaluar la inversión, y cuando las editoriales<br />

activan sus mecanismos de promoción para elevar<br />

las ventas, la prioridad que otorgan a un autor<br />

que necesita ser traducido pasa a un segundo rango.<br />

Pero también está la otra cara de la moneda. Si<br />

esos mismos autores latinos escriben en la lengua<br />

extranjera, se crean un extrañamiento con los lectores<br />

de su país de origen que se traduce en rechazo<br />

y hasta en distanciamiento y da lugar a una<br />

categorización negativa de su obra repecto a la de<br />

la producción nacional.<br />

Además, vale la pena en este contexto, examinar la<br />

clase de reto a que se enfrentan los traductores ex-<br />

49<br />

49<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura 50<br />

Revolución y Cultura<br />

tranjeros de literatura latinoamericana con algunos<br />

ejemplos verdaderamente representarivos de la<br />

envergadura de tal desafío. El tema posee múltiples<br />

aristas que nos remiten una y otra vez a la pregunta<br />

inicial de si el español de América Latina es una<br />

lengua de traducción en el siglo XXI. T. S. Eliot decía<br />

que cada época transmite la impresión de que sus<br />

traducciones son transparentes, pero de ser así, y si<br />

cada época genera su propia lengua de traducción,<br />

es indiscutible que los problemas del transvase al<br />

español de América, sobre todo y fundamentalmente<br />

de las obras literarias, que arrancaron en el siglo<br />

XVI cuando los misioneros de las órdenes religiosas<br />

adaptaron el alfabeto latino a las lenguas<br />

autóctonas para poder recomponer la memoria de<br />

las grandes civilizaciones americanas que ellos mismos<br />

se habían empeñado en hacer desaparecer, no<br />

han cesado de plantearse, sino que se manifiestan<br />

con mucha fuerza, sobre todo a partir del boom de la<br />

literatura latinoamericana con sus defectos, audacias<br />

y/ o conformismos.<br />

La cuestión empero admite un doble análisis; según<br />

se mire con la óptica de los editores, o desde la<br />

ética del traductor y del margen de maniobra que le<br />

conceda el original. En un caso, afecta a los traduc-<br />

tores al español, y en el otro, atañe fundamentalmente<br />

a los traductores del español. En los párrafos<br />

precedentes, hicimos mención al tema de la<br />

castellanización a ultranza de los textos traducidos<br />

en Latinoamérica. Esta tendencia responde a<br />

un interés muy especifico: la traducción tiene en la<br />

mayoría de los casos un destino comercial muy ligado<br />

a la edición y, por supuesto, a las exigencias de<br />

ese mercado y de quienes lo dirigen, y esos intereses<br />

generan presiones que muchas veces trastornan<br />

profundamente los resultados del transvase, so pretexto<br />

de lograr una lengua con determinados atributos,<br />

cuidada y correcta con arreglo a parámetros<br />

artificiales que respondan a las expectativas de un<br />

cierto público. Huelga señalar que ningún profesional<br />

de la traducción que se respete, se resigna a que<br />

su creatividad se vea acotada por una dimensión<br />

comercial cuyo fundamento está muy lejos de ser<br />

evidente y/o necesario. Y que suele conceder una<br />

prioridad mayor a la lengua como sistema, que al<br />

habla como uso.<br />

El segundo análisis que es el que nos interesa desarrollar<br />

verdaderamente a continuación, tiene que<br />

ver con el margen real de maniobra que le otorgue al<br />

traductor el original.


Para seguir profundizando en la cuestión, no considero<br />

ocioso volver la mirada una vez más al punto<br />

de partida. El conocido traductor y crítico de traducciones,<br />

Claude de Frayssinet, en un estudio realizado<br />

sobre el francés, avanza algunos criterios que<br />

ilustran perfectamente nuestros propósitos. En todas<br />

partes del mundo –nos recuerda–, cada comunidad<br />

lingüística posee y defiende las reglas, hábitos<br />

y tradiciones que conformaron la lengua, y los<br />

hispanohablantes de Latinoamérica, que adoptaron<br />

una lengua metropolitana desde la periferia, vale<br />

decir, desde su condición de colonia respecto del castellano<br />

del centro/metrópoli, defendieron con mucha<br />

fuerza la legitimidad de los aportes lingüísticos<br />

al mestizaje que supuso ese injerto del español con<br />

centenares de lenguas y dialectos autóctonos en el<br />

crisol de una convivencia plurisecular. Sin hablar<br />

de los que preñaron el habla americana de voces<br />

africanas, asiáticas y de otras raíces europeas.<br />

A renglón seguido, presentamos tres fragmentos de<br />

literatura española, hispanoamericana y caribeña<br />

traducidos a lenguas extranjeras. El primero corresponde<br />

a Reinvidicación del conde Don Julián, de Juan<br />

Goytisolo:<br />

falta el lenguaje, Julián, desde estrados, iglesias,<br />

cátedras, púlpitos, academias, tribunas los<br />

carpetos reivindican con orgullo sus derechos de<br />

propiedad sobre el lenguaje es nuestro, nuestro,<br />

nuestro, dicen<br />

nosotros lo llevamos a la otra orilla del Atlántico<br />

con la moral y las leyes, la espiga y el arado, la<br />

religión, la justicia a dieciocho naciones que hoy<br />

hablan y piensan, rezan, cantan, escriben como<br />

nosotros y he aquí que el coro sublime de sus<br />

voces atraviesa el océano y resuena, estentóreo,<br />

a miles y miles de kilómetros de distancia por las<br />

pulperías de la Lagunilla en México por la<br />

bonaerense calle de Corrientes por el barrio de<br />

Jesús María de la Habana<br />

y el tlaxcalteca el porteño el Yoruba lo escucharán<br />

con indignado asombro y darán rienda suelta a<br />

su labia<br />

boy boy pinche gachupín quiobas con el totacho<br />

abusadísimo mi cuás ya chingaste hace ratón,<br />

con tu lopevega ora te chingas gachupas ora te<br />

desflemo el cuaresmeño...<br />

carpeteame un cacho al coso ese y decime si no<br />

es propio un plato, ma que castiya ni castiya,<br />

ñato, estos gaitas ya me tienen estufo...<br />

mía paeso, pero que babbaridá compai, que viene<br />

ette gaito con su cuento de limpia, fija y desplendol<br />

y tiene la caradura de desil-le aúno, a menda, a<br />

mi mimmo, asien medio de la conversadera y<br />

too que no se puée desil luse posque, muy fino el<br />

tipo...<br />

No obstante las notables dificultades de este texto,<br />

Aline Schulman, quien nos acaba de dar por cierto<br />

una nueva traducción al francés del Quijote, en el<br />

marco de su cuatricentenario, se atrevió con<br />

Goytisolo y lo llevó al francés, pero elude totalmente<br />

el sentido para proponer una sustitución musical,<br />

una transposición a nivel cultural, buscando<br />

las claves en la francofonía caribeña, o marroquíes,<br />

fuera de sus propias fronteras lingüísticas. Sobre su<br />

trabajo, comenta la propia traductora: «Cuando<br />

Goytisolo introduce en su texto castellano secuencias<br />

en un habla cubana en su transposición fonética,<br />

voy a buscar en la periferia: le pido a un antillano<br />

(francófono) que me traduzca esas palabras en su<br />

jerga. Cuando uno de sus personajes marroquí se<br />

expresa en un español más que aproximativo, un<br />

oído pied-noir (los franceses originarios de Argelia)<br />

como el mío, encuentra fácilmente el equivalente en<br />

nuestra lengua».<br />

51<br />

Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura<br />

6 La traducción de Schulman fue<br />

dada a la estampa por Gallimard, en 1971.<br />

El segundo fragmento corresponde al «Velorio de Papá<br />

Montero», del libro Sóngoro Cosongo, 1931, de Nicolás<br />

Guillén:<br />

¡Ahora sí que te rompieron,<br />

Papá Montero!<br />

El el solar te esperaban<br />

Pero te trajeron muerto;<br />

Fue bronca de jaladera,<br />

Pero te trajeron muerto;<br />

Dicen que él era tu ecobio,<br />

Pero te trajeron muerto;<br />

El hierro no apareció,<br />

Pero te trajeron muerto.<br />

Ya se acabó Baldomero:<br />

¡zumba, canalla y rumbero!<br />

Alfred Melon, el conocido escritor martiniqueño,<br />

hablando de las dificultades de la traducción del<br />

léxico de la poesía de Guillén, dice:<br />

Fuera de la integración ya natural del bohío, el<br />

barracón, el ingenio, la mocha, el batey, cuyo<br />

sentido ya todo el mundo conoce ahora (si bien a<br />

los traductores les quita el sueño) aparecen voces<br />

menos difundidas en la poesía culta, «bembón»,<br />

«sin pega» por sin trabajo; el jipi, la majagua o<br />

flus […] la «salasión» (o salación que los<br />

diccionarios señalan por «voz vulgar del hampa<br />

afro-cubana», la mata por árbol; el ajiaco,<br />

cubano, chileno, mexicano y peruano, el fufú, la<br />

cumbancha la bachata; ajumarse […] etc, etc. 7 ...<br />

No obstante, Dario Puccini, realizó la traducción al<br />

italiano no sólo del poema citado sino de una amplia<br />

selección de la poesía del cubano: 8<br />

El tercero y último ejemplo, corresponde a Tirano<br />

Banderas, de Ramón Valle-Inclán, donde el autor da<br />

de bruces con la relación entre el español de España<br />

y el español de América Latina, como oportunamente<br />

subraya Antonio Valencia, en el prólogo que<br />

antecede el texto de la novela, en la edición de Espasa<br />

Calpe de 1975: «Figuraban en el lenguaje de esta<br />

obra raros términos castellanos entreverados de<br />

americanismos, por lo común remotos, propios del<br />

habla mexicana, cubana, peruana, argentina, chilena,<br />

en una síntesis genial […] Es indiscutible su<br />

valor literario absoluto como caracterización incluso<br />

musical de lo hispanomericano.» Ahora veamos<br />

las dificultades con que tuvo que lidiar el traductor<br />

a francés, Claude Fell, bien conocido de los<br />

cubanos:<br />

El Coronelito, sobre la puerta del jacal, atalayaba<br />

el Campo del Perulero.<br />

- No te dilates, manís.<br />

Ya salía el cholo, con el crío en brazos y la chinita<br />

al flanco. Suspira, esclava, la hembra:<br />

51


Revolución y Cultura 52<br />

Revolución y Cultura<br />

- ¿Cuando será la vuelta?<br />

- Pues y quién sabe! Enciéndele una velita a la<br />

Guadalupe.<br />

- <strong>Le</strong> encederé dos!<br />

- Está bueno.<br />

Besó al crío, refregándole los bigotes, y lo puso en<br />

brazos de la madre. » 9<br />

La traducción de Fell, fue editada por Flammarion,<br />

en 1979.<br />

Laurence Malingret es concluyente: «Una de las<br />

dificultades que enfrenta el traductor, es el riesgo de<br />

que la lengua de la traducción se vuelva una lengua<br />

convencional, un modelo de lengua correcta que<br />

admita la infraestructura, en vez de una escritura<br />

que consienta extranjeridad, o simplemente<br />

originalidad. » 10<br />

Es obvio que esa lengua, si existe, aunque proclame<br />

aspiración de idealidad y pureza, y pugne por abrirse<br />

paso con cierta «patente de corso» como fórmula<br />

de avenencia y función arbitral para los problemas<br />

de interculturalidad, por lo menos en el ámbito editorial<br />

so pretexto de mal menor, no puede ser más<br />

que una suerte de entelequia, una lengua de relación,<br />

de puente: permeable, maleable, cuestionada<br />

y cuestionable por definición. Pero ¿es que acaso<br />

hay una solución distinta o mejor para el hablante<br />

Otro?<br />

Claude de Frayssinet concluye, con sensatez y objetividad<br />

a la que nos adherimos en este trabajo, en la<br />

misma cuerda que Edouard Glissant, que la traducción<br />

inventa un lenguaje necesario, común a dos<br />

lenguas, un lenguaje de transición que pone en paralelo<br />

realidades muy a menudo heterogéneas: el<br />

resultado es una lengua de relación que añade a la<br />

una y a la otra. 11 Quizás entonces, no quepa hablar<br />

de una lengua de la traducción, pero sí de una lengua<br />

del traductor. Y desde que el hombre intentó<br />

comunicarse con sus semejantes, ese mediador está<br />

cumpliendo, de alguna manera, su misión universalizadora<br />

del pensamiento.<br />

Y para dar por cerrado este paseo a la redonda por<br />

un aspecto importante y poco valorado de la mediación<br />

con el español americano, nos referiremos<br />

muy breve y someramente, por falta de espacio, a<br />

tres casos diferentes de las llamadas derivaciones<br />

dialectales que colocan a nuestra lengua y a los traductores<br />

en los márgenes de los márgenes: el<br />

spanglish, el portuñol, y el/los créole/s.<br />

El spanglish: La lengua establece siempre una relación<br />

de poder; recordemos el axioma: «quién controla<br />

la lengua, controla el debate», y la pujanza del spanglish<br />

actualmente tiene que ver con el peso económico<br />

que ha ido adquiriendo con los años la presencia de<br />

emigrantes cubanos, mexicanos, dominicanos, colombianos,<br />

ecuatorianos, en los Estados Unidos. La<br />

dispersión enorme hacia los bordes de la cuenca<br />

antillana que ha tenido un segmento importante<br />

de la población de la región –que ya suma millones<br />

de personas–, las interminables corrientes<br />

migratorias y el re-asentamiento y la re-inserción<br />

de sus hablantes en nuevos contextos lingüísticos,<br />

han dado lugar no sólo a un permanente y singular<br />

contrapunteo entre las lenguas antillanas –con<br />

mayor pujanza entre el español, que es la mayoritaria<br />

de la inmigración– y el inglés, suplementario<br />

al que ya existe por otras razones a nivel mundial<br />

entre el inglés y todas las demás lenguas; pero también<br />

ha favorecido una permanente retroalimentación<br />

en las lenguas y culturas en contacto, sobre<br />

todo en el estado de la Florida y en las fronteras con<br />

México. El español ha dejado de ser en esas zonas<br />

una lengua de inmigrantes como ocurriera más al<br />

norte con el yiddish, el italiano o el polaco, para<br />

devenir una lengua pidgin, criolla, especie de moderno<br />

cóctel, o como quiera designársela, llamada<br />

spanglish, cuyas implicaciones políticas, económicas,<br />

lingüísticas, sociales, culturales, religiosas darían<br />

por sí solas materia de reflexión para un análisis<br />

en un contexto mucho más detallado. Véase si<br />

no el revuelo que ha causado en la Real Academia<br />

Española de la <strong>Le</strong>ngua, la obra del mexicano Ilán<br />

Stavans, profesor del Amherst College de<br />

Massachusetts, que traza la historia del spanglish<br />

desde 1848 a la actualidad, y en la que incluye una<br />

traducción del primer capítulo del Quijote a esa «lengua<br />

de contacto».<br />

El portuñol: Ese enorme coloso suramericano que<br />

es Brasil durante años se ha sentido muy aislado<br />

del resto de los países de la región y ha desarrollado<br />

el portuñol –mezcla curiosa de español y portugués,<br />

que carece de reglas y que cada cual habla como<br />

quiere– para comunicarse con sus vecinos hispanohablantes.<br />

El portuñol no es una lengua, ni siquiera<br />

es un dialecto, y no se enseña, que sepamos,<br />

en ninguna parte del país. Mucho menos es una<br />

lengua de traducción. Empobrece y estanca el desarrollo<br />

de las dos lenguas de las que se nutre y entorpece<br />

en los contactos internacionales la comprensión<br />

del pensamiento de sus hablantes. El gobierno<br />

brasileño no es ajeno a ese fenómeno y recién ha<br />

dictado una ley que oficializa el aprendizaje del español<br />

como segunda lengua en todas las escuelas<br />

secundarias, y está además empeñado en abrir el<br />

país a los contactos con el exterior a partir de la<br />

utilización y rescate de la lengua oficial del Brasil<br />

que es el portugués, lo cual reducirá ciertamente el<br />

espacio para el desarrollo y la utilización del<br />

portuñol en los contextos principales.<br />

El/los créole/s: La lengua se muestra en la literatura<br />

caribeña como lugar de conflictos y escenario de<br />

la tensión entre una escritura que expone el universo<br />

del colonizador y la oralidad que llena de ruidos<br />

significativos el sistema lingüístico oficial. El créole<br />

nació y se desarrolló como expresión de la dualidad<br />

centro/periferia. La utilización que hacen autores<br />

haitianos, jamaicanos y antillanos en general, del<br />

español, inglés o del francés subraya cómo en el<br />

plano de la lengua, la inserción de voces en créole,<br />

inglés y francés en los textos en español adquiere<br />

un significado particular porque contribuye a enraizar<br />

los relatos en la cuenca antillana y a hacer de<br />

la multiplicidad lingüística y de la fragmentación<br />

cultural de la región, heredada del colonialismo, un<br />

tema subyacente en los intertextos. El traductor al<br />

español que explore las relaciones entre lengua e<br />

identidad en la cultura caribeña francófona, por<br />

ejemplo, no podría pasar por alto que la oralidad se<br />

expresa en créole y la escritura en francés, lo cual ya<br />

lleva implícita la doble traducción. El caso de los<br />

créoles, entonces, tiene sobre todo una connotación<br />

política e identitaria que no se puede soslayar.


Notas<br />

1<br />

En lo adelante, al referirnos al español de la traducción en sentido general,<br />

salvo que se especifique que se trata de una sola dirección en el transvase<br />

(al español, o del español), deberá entenderse que estamos hablando de la<br />

traducción en ambos sentidos, es decir del proceso que utiliza el español en<br />

cualquiera de los dos polos de la comunicación, ya sea como lengua de<br />

partida o de llegada.<br />

2<br />

Danièle Marcoux. Ponencia presentada en el 8vo. Simposio de Traducción<br />

Literaria, UNEAC, La Habana, 23 al 25 de noviembre de 2005. (inédita)<br />

3<br />

Edouard Glissant, Traduire, r elir e, r elier. 1994 (inédita)<br />

4<br />

Antoine Berman, «L’essence platonicienne de la traduction» En: Revue<br />

d’ Esthétique, Paris, 1986.<br />

5<br />

Hildebrandt se refiere en esta definición a los peruanismos. En nuestro<br />

artículo, la hemos aplicado a los localismos en general, pues atañe al mismo<br />

uso en cualquier otro país de América. Véase Marta Hildebrandt. Peruanismos,<br />

Lima, Bibliteca Nacional,del Perú, 1994. P. 13.<br />

6 Intervención de Aline Schulman en el Coloquio sobre Juan Goytisolo, Assises<br />

de la Traduction Littéraire d’Arles, Francia, 1987 (inédito)<br />

7 Veáse: Alfred Melon «Guillén, poeta de las síntesis» En: Tr es ensayos sobre<br />

Nicolás Guillén : La Habana: Ediciones Unión, 1980 p. 68.<br />

8 Véase: Nicolás Guillén. Elegie e Canti Cubani, trad. de Dario Puccini, Milan:<br />

Accademia-Sansoni Editori 1971. p. 60.<br />

9 Ramón Valle Inclán, Tirano Banderas, libro 1, capítulo VII, cuarta parte<br />

10 Laurence Malingret, Stratégies de traduction: <strong>Le</strong>s lettres hispaniques en langue<br />

française, Paris: Artois, Presses Universitaires, 2002.<br />

11 Retomamos y coincidimos aquí con algunas ideas planteadas oralmente<br />

por Claude de Frayssinet en su ponencia presentada en el XV Encuentro<br />

Inter nacional de Traductores Literarios, celebrada en México, D.F. del 26 al 28<br />

de octubre de 2005.<br />

53<br />

Revolución y Cultura<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

54<br />

Un libro,<br />

un maestro del arte*<br />

n los días de la IX Bienal de<br />

La Habana se produjo la presentación<br />

de un libro que<br />

compila las obras creadas por<br />

Agustín Bejarano entre 1987 y<br />

2005, es decir, casi dos décadas de<br />

fecunda labor creativa. El volumen,<br />

editado por el sello Arte Cubano Ediciones,<br />

es un completo catálogo sobre<br />

el quehacer de un creador que<br />

sobresale por su talento y dedicación<br />

al arte. Y se suma a otros libros<br />

similares que han venido apareciendo<br />

en los últimos años como<br />

testimonio de obras personales que<br />

ya han alcanzado una gran legitimación<br />

dentro y fuera del país.<br />

Presentado en el patio del Museo<br />

Nacional de Bellas Artes por el<br />

investigador Jesús Veiga y quien escribe,<br />

éste, dedicado a Bejarano, merece<br />

ser reseñado.<br />

Comencemos por los textos. Tanto<br />

Rufo Caballero, como Caridad Blanco<br />

y David Mateo, ponderan, desde su<br />

evidente conocimiento de la obra de<br />

Agustín los rasgos de una labor dedicada<br />

por completo a las artes visuales.<br />

Todos coinciden en la maestría y<br />

versatilidad de Bejarano, en su capacidad<br />

de trabajo que es casi insuperable<br />

en el panorama plástico nacional,<br />

y en el gradual reconocimiento<br />

que el artista ha ido obteniendo tanto<br />

en el universo chico como en los<br />

más exigentes circuitos del llamado<br />

mainstream del mercado del arte.<br />

Rufo abre el volumen con una tentativa<br />

de interpretación de la poética del<br />

artista, dividiéndola en tres motivos:<br />

el cosmos, la ínsula y el hombre. Con<br />

prosa rápida cataloga a Bejarano<br />

«como uno de los autores más personales,<br />

cambiantes y artísticamente<br />

densos de la plástica cubana».<br />

Rafael Acosta de Arriba<br />

Luego pasa a calificarlo<br />

como<br />

atrevido, lo que<br />

desde luego lo ha<br />

sido, y lo es, y se<br />

introduce en una<br />

exégesis meticulosa<br />

del itinerario<br />

temático y estilístico del artista. Finalmente,<br />

Rufo califica su obra como<br />

«una enciclopedia emocional de (su)<br />

contemporaneidad».<br />

Caridad, también muy vinculada con<br />

el quehacer artístico de Agustín, esboza<br />

su interpretación desde una fórmula<br />

cronológica donde va barriendo<br />

la biografía creativa del artista. Al<br />

igual que Rufo, resalta los temas eróticos<br />

que le fueron tan caros al artista<br />

desde su inicio: los colores austeros,<br />

la gestación de texturas y el dibujo<br />

preciso que caracterizaron esta<br />

obra desde sus primeros pasos. Cari<br />

también subraya que, en cuanto a la<br />

historia del grabado en Cuba, «por<br />

primera vez un artista realizó obras<br />

que excedieron los diez metros lineales<br />

como hizo Agustín Bejarano». Hoy<br />

pudiéramos confirmar con sus últimas<br />

muestras, y Abismos en particular,<br />

que esa predilección suya por<br />

los formatos grandes se mantiene en<br />

la pintura. Caridad concluye su extenso<br />

texto refiriéndose a la importancia<br />

del silencio y la soledad como<br />

temas recurrentes en la obra más<br />

reciente del artista.<br />

David Mateo, a mi juicio el crítico que<br />

más tiempo ha dedicado a la observación<br />

de la obra de Bejarano, opta<br />

por utilizar el género de la entrevista<br />

con lo cual permite un cierre completo<br />

en el acercamiento al artista y a<br />

su trabajo. Buen entrevistador, David<br />

va precisando momentos y circuns-<br />

tancias en la vida y la formación del<br />

artista a partir de interrogantes que<br />

hacen hablar a Bejarano, en una amena<br />

recreación autobiográfica. De esta<br />

manera, a la mirada del otro se suma<br />

la propia conciencia del artista sobre<br />

su evolución, una autorreferencialidad<br />

muy útil para comprender este fenómeno<br />

tan peculiar del paisaje plástico<br />

cubano actual. Es clave la pregunta<br />

sobre la presencia de José Martí<br />

en la obra de Agustín Bejarano, asunto<br />

que también abordaron los dos críticos<br />

precedentes, pero la respuesta<br />

del artista merece ser citada: «Las<br />

interpretaciones de Martí que hago<br />

en mis obras tienen más bien un carácter<br />

filosófico. Hago una evocación<br />

muy respetuosa de su imagen, que a<br />

veces puede parecer lacerante por<br />

estar representado desnudo, como un<br />

hombre cualquiera, pero en realidad<br />

lo que me importa es resaltar por<br />

todos los medios su trascendencia<br />

humana, despojando a la figura de toda<br />

sofisticación.» Es casi imposible estar<br />

en desacuerdo, pues en el orden<br />

personal siempre percibí esa idea de<br />

acercarnos al Martí persona, en la<br />

que Agustín insistía una y otra vez,<br />

bajando al prócer del pedestal para<br />

mostrárnoslo tal y como lo vieron sus<br />

coetáneos, un hombre, excepcional<br />

desde luego, pero un hombre que<br />

amaba, erraba y necesitaba de las<br />

relaciones personales para poder ser.<br />

Después de estos tres textos que


tanto se agradecen, sigue una cronología<br />

del artista, las exposiciones<br />

personales y colectivas, y la bibliografía<br />

pasiva fundamental sobre el<br />

creador y su obra. Al final, los textos<br />

traducidos al inglés cierran este volumen<br />

esencial para conocer una obra<br />

capital en el arte cubano de las últimas<br />

dos décadas.<br />

A lo largo del libro, e iluminándolo,<br />

aparecen las reproducciones de las<br />

obras debidas a las fotografías de<br />

Rodolfo Martínez e Ignacio Vázquez,<br />

Ernesto Fernández, Carlos Herrera,<br />

Andrés Ferrer, José R. Fernández y<br />

del archivo personal del artista. Son<br />

destacables el diseño, a cargo del<br />

joven Juan Carlos Pérez Cendon, la<br />

traducción de Olimpia Sigarroa y el<br />

trabajo de edición que realizó Elvia<br />

María Elena Llana<br />

an estigmatizada antaño<br />

como el homosexualismo<br />

pero mucho menos reivindicada,<br />

al menos en el espacio literario,<br />

la ubicación de clase pequeño<br />

burguesa comienza a reclamar su lugar<br />

bajo el sol, precisamente en la<br />

obra de mujeres escritoras.<br />

Hubo en nuestro devenir una época<br />

«obrero campesina» en que haber<br />

pertenecido a una familia que oliera<br />

a burguesía, incluso en su estamento<br />

menor, y mucho menos a vínculos<br />

con el batistato, era pecado original<br />

no redimible, base inexcusable a la<br />

desconfianza política preconizada por<br />

quienes ahogaron en fariseísmos<br />

idénticos antecedentes.<br />

Las nubes dibujaron un carnero, novela<br />

de Denia García Ronda, publicada<br />

por <strong>Le</strong>tras Cubanas, tiene la valentía<br />

de encarar ambas circunstancias,<br />

de tratarlas como lo cotidiano<br />

irrevocable en la vida de una niña<br />

que llega a la juventud en los años<br />

sesenta. Y que, como es natural, se<br />

vio frente al imperativo de elegir su<br />

propia ubicación.<br />

Lo mejor es que no aborda el tema<br />

como mea culpa o arenga vindicativa,<br />

sino en el transcurrir de un<br />

coloquialismo que es mérito fundamental<br />

en la novela y que se echa de<br />

menos en los momentos en que la<br />

autora conceptualiza sobre el erotismo,<br />

por ejemplo, lo cual tampoco está<br />

Rosa Castro, liderando la compleja<br />

relación de equipo que tiene lugar cuando<br />

se gesta un libro como este. Por<br />

último, celebrar una vez más, la calidad<br />

de la fotomecánica y la impresión<br />

a que nos tiene acostumbrados<br />

Escandón Impresores, el taller sevillano<br />

donde se imprimen la revista Arte<br />

Cubano y muchos otros libros de nuestros<br />

más reconocidos artistas.<br />

No tengo por qué reiterar elogios sobre<br />

Agustín Bejarano y su obra que<br />

he pronunciado en inauguraciones de<br />

muestras, entrevistas, documentales<br />

y algunos textos que he garabateado<br />

sobre mi querido amigo. Solamente<br />

recordar que cuando me manifestó<br />

su deseo de acometer la empresa de<br />

este volumen le dije en el acto que<br />

sí, que era necesario, que su obra lo<br />

Cuando las nubes<br />

saben dibujar<br />

de más en un contexto en que el personaje<br />

–primera persona, femenino–<br />

está proponiéndose cómo escribir su<br />

propia novela.<br />

Este arte de permutaciones personaje-autora,<br />

utilizado por algunas de las<br />

más recientes novelistas cubanas,<br />

revela lo que quizás sea una clave de<br />

nuestro tiempo: la inesquivabilidad<br />

histórica, un cierto crédito de lo sé<br />

porque lo viví que se resuelve en atractiva<br />

ficción testimonial. Se sitúa así<br />

no sólo la novela escrita por mujeres,<br />

sino a la mujer misma, en el acto<br />

de hacer trascender en materia literaria<br />

consciente su propia identidad,<br />

en forma directa, de primera mano.<br />

Formalmente, Las nubes dibujaron<br />

un carnero –título que evoca un lejano<br />

libro de lectura– la novela recrea<br />

una de las fórmulas del juego con el<br />

tiempo: hace transcurrir toda la acción<br />

durante una sola caminata por<br />

el Vedado, locus urbano emblemático,<br />

en la cual una mujer va al encuentro<br />

de un hombre con quien ha<br />

enfrentado sucesivas rupturas debido<br />

a causas tan cotidianas entre nosotros<br />

como las posiciones políticas,<br />

los divorcios y la emigración.<br />

Ella, que todo el tiempo es «ella», sin<br />

nombre propio que le impida la ubicuidad<br />

genérica, no sabe qué lo ha<br />

hecho llamarla esta vez. Soñadora,<br />

pese a todo, se dice que puede ser<br />

que busque asilo emocional. Vetera-<br />

requería y que podía contar con toda<br />

la ayuda del CNAP para llevarla a feliz<br />

término. Hoy tengo la satisfacción<br />

de ver convertido en una realidad lo<br />

que fue un sueño compartido entre<br />

el artista y el que les habla.<br />

*Palabras de presentación del libro de<br />

Agustín Bejarano<br />

na de cien batallas, piensa que quizás,<br />

ahora que regresó al país, no<br />

tenga casa. Y soluciona el asunto con<br />

una frase lapidaria: No es tiempo de<br />

dignidad y orgullo. Cabe al lector suponer<br />

a quién se refiere ese «tiempo»,<br />

si a ella misma, a él o al mundo<br />

en que están viviendo.<br />

En realidad lo que Marcial –él si tiene<br />

nombre– no sabe y el lector sí, es<br />

que cuando se encuentren, va a enfrentar<br />

el sentido de la independencia<br />

que se ha ido enraizando en ella,<br />

obligada por las circunstancias para<br />

no ser vencida, lapso en el cual aprendió<br />

a aceptar la soledad como moneda<br />

de cambio.<br />

Queda el final abierto para imaginar<br />

si la serpiente se muerde la cola y<br />

«ella» se retoma como muchacha<br />

obediente y soñadora para vivir el<br />

happy end de su novela. O se reafirma<br />

en el egoísmo de quien afronta la<br />

vejez –así, sin eufemismos–, huérfana<br />

de afectos pero a salvo de los<br />

achaques –la próstata, etc.– de alguien<br />

que ya ha adquirido una forzosa<br />

cuota de ajenidad.<br />

La novela transcurre sobre la base<br />

de pinceladas, como los recuerdos,<br />

anárquicos en cuanto al orden<br />

55<br />

Revolución y Cultura


Adelaida de Juan<br />

Profesora de la<br />

Universidad<br />

de la Habana.<br />

Su libro más<br />

reciente es<br />

Abriendo<br />

ventanas.<br />

Textos críticos<br />

(2007).<br />

Revolución y Cultura<br />

56<br />

cronológico. Y en ese collage de tiempos<br />

y personas, afloran el padre que<br />

era sargento de la Policía Militar y la<br />

madre que se deslomaba planchándole<br />

los duros uniformes de servicio.<br />

Se recrea la migración interna, de<br />

Santiago a La Habana y la dicotomía<br />

afectiva entre el lar nativo y el de<br />

adopción, en excelente alusión a la<br />

época en que se buscaba fortuna en<br />

bloque familiar, sin dejar la isla.<br />

Porque otro atractivo de la novela de<br />

DGR es que, más allá del rock y de la<br />

beca, se remonta a los albores de los<br />

cincuenta, cuando los que ahora afrontan<br />

la «tercera edad» eran niños y vivían<br />

bajo la disciplina de un catolicismo<br />

tradicional del que sólo se respetaban<br />

el bacalao en Semana Santa y<br />

el férreo control sobre los hijos.<br />

Resulta enriquecedor que esta novela<br />

nos sitúe en el momento álgido de la<br />

dicotomía padres e hijos. Y que el enfrentamiento<br />

termine cuando los padres<br />

abandonan el país, lo que a ella le causa<br />

pesar y alivio al mismo tiempo,<br />

confesión que reafirma la sinceridad<br />

Por: Adelaida de Juan<br />

ontoto coloca un reluciente<br />

tomate sobre la base de una<br />

construcción un tanto estropeada<br />

por el tiempo. Su rojo brilla, seguramente<br />

es suave al tacto y la vista<br />

resbala sobre sus formas curvas. Las<br />

secciones arquitectónicas, por el contrario,<br />

son rugosas y rechazan la tentación<br />

del toque delicado sobre su superficie.<br />

La luz es, asimismo, de una importancia<br />

capital; corta en segmentos<br />

lo visible y, al igual que el fruto, está<br />

trabajada con una técnica similar a la<br />

preconizada por el hard-edge de ciertas<br />

tendencias ajenas a la que estoy<br />

observando aquí. Hay, pues, varias realidades,<br />

varios realismos, chocantes por<br />

su rara conjunción: el tomate –que también<br />

pudiera ser un pedazo de pan, otro<br />

vegetal, un trozo de material–, la arquitectura<br />

en un fragmento significante<br />

no solo como soporte y marco, la luz<br />

que ilumina y deviene protagónica.<br />

Puede pensarse de inmediato que la<br />

extraña cercanía de elementos cotidianos<br />

que Montoto emparienta, están<br />

dando una voltereta a los conocidos<br />

paraguas y máquina de coser<br />

como uno de los puntales de la obra.<br />

Cuando los recuerda, valora el apoyo<br />

que le dieron y sabe que no le demostraron<br />

mayor cariño porque no<br />

sabían. Y, por eso, en su memoria<br />

les perdona que, siendo niña, acudieran<br />

a una santera en vez de llevarla<br />

al psicólogo para controlar, entre<br />

otras rebeldías, la de orinarse en la<br />

cama. Detalles como este, convierten<br />

el fugaz dibujo de las nubes en<br />

un sólido fresco de la familia cubana<br />

clasemediera, digno del mejor museo<br />

de psicología social.<br />

Se suma a esa composición plástica<br />

la concepción racial de una pequeña<br />

burguesía blanca que acepta a los<br />

negros, siempre que no se trate de la<br />

relación amorosa, aunque macondiana<br />

por esencia, esta familia santiaguera,<br />

una vez consumado el hecho, acoja<br />

al elemento exógeno y a su prole.<br />

Tras estos datos, que deben considerarse<br />

en un acontecer sazonado sucesivamente<br />

por disímiles puntos de<br />

vista, el corpus de esta primera novela<br />

–que no podrá ser la última– de<br />

sobre la mesa de disección que postulara<br />

Lautreamont hace más de un<br />

siglo. El insistente realismo con que<br />

están presentados los disímiles elementos<br />

de Montoto, forma parte de<br />

una de las corrientes más reiteradas<br />

(si no la de mayor persistencia) en la<br />

historia de las artes representativas<br />

canónicas de los últimos siglos. Lo<br />

«raro», lo misterioso, lo incitante, se<br />

encuentra, me parece, en la cercanía<br />

tranquila con que nuestro artista coloca<br />

los elementos de los cuales provienen<br />

estos objetos, que pertenecen<br />

a lo común y cotidiano, lugares donde,<br />

según el criterio de Degas, se halla<br />

la gracia. Esa gracia, en Montoto, se<br />

ofrece en principio de modo aparencialmente<br />

fácil y obvio. Solo una reflexión<br />

posterior conduce precisamente<br />

al asombro ante el misterio de lo<br />

cotidiano, ante el hecho sabido de que<br />

«la realidad sobrepasa la ficción».<br />

Montoto ha potenciado la aprendida<br />

pericia técnica de representar a los<br />

objetos observados al ubicarlos lado<br />

a lado de un modo inusual. No se<br />

trata, ni remotamente, del automa-<br />

Denia García Ronda tiene muchos<br />

matices. Entre ellos, una valoración<br />

afectiva y arquitectónica del Vedado,<br />

que puede ser el ojo mágico que nos<br />

permita mirar la ciudad, el país, la<br />

vida..., para plantear algo más que el<br />

crearse, recrearse, hacerse y volverse<br />

a hacer de una mujer que, a sus<br />

sesenta años, acude a una cita a ciegas<br />

con un amor que ha sido perdurable,<br />

por ausencia o por reincidencia.<br />

Es grato acompañarla en ese<br />

recorrido, que incorpora al fresco a<br />

Carmen, Rebeca, Sonia, o la tía<br />

Onelia, antiguos personajes de cuentos<br />

que un ex esposo le aconsejó que<br />

rompiera. E ir oyendo los sabrosos<br />

comentarios de mujeres que se cruzan<br />

en su camino y que bien pudieran<br />

darle a esta nota un final de suspense<br />

radionovelero:<br />

¿Se lanzará «ella» en los brazos abiertos<br />

de Marcial o le dirá, después de<br />

tantos años y de tan largo abandono:<br />

«...qué va mi hermano, tu no ves que<br />

yo estoy muy buena pa aguantarle<br />

zoqueterías a ningún macho»?<br />

SOBRE MONTOTO Y LOS REALISMOS<br />

tismo preconizado por los<br />

surrealistas; ni de la conjunción arbitraria<br />

de elementos pertenecientes a<br />

un mismo reino. Más bien escoge un<br />

marco similar pero diverso cada vez<br />

que enfrenta las bases constructivas<br />

de la ciudad, para entonces acentuar<br />

sus posibilidades imaginativas añadiéndoles<br />

un elemento de un reino<br />

otro, trabajado con igual pericia y<br />

detallismo minucioso. Del resultado<br />

emana un misterio inefable, fuerte y<br />

al parecer obvio, cuyas ramificaciones<br />

interpretativas parecen infinitas.<br />

Un tanto por azar –si es que el azar<br />

existe, o ¿se trata de haber encontrado<br />

lo que buscaba sin saberlo a ciencia<br />

cierta?– me puse a releer a Proust<br />

después de haber contemplado un grupo<br />

de obras de Montoto similares a<br />

aquellas a las que me he referido anteriormente.<br />

Y en la monumental obra<br />

del francés, se abrió la página en la<br />

cual evoca la pintura de Elstir: allí<br />

dice que ésta es «la imagen singular<br />

de una cosa conocida, imagen distinta<br />

de lo que estamos acostumbrados<br />

a ver, singular y sin embargo verda-


dera, que, por lo mismo, nos es doblemente<br />

sobrecogedora porque nos<br />

asombra, nos hace saber de lo acostumbrado<br />

y a la vez nos hace entrar<br />

en nosotros mismos al recordarnos<br />

una impresión.» Creo que aquí podría<br />

encontrarse una clave posible para la<br />

más profunda entrada en el misterio<br />

al parecer oculto de la pintura de<br />

Montoto: lo cotidiano, lo que pensamos<br />

pertenece al reino de lo real, y<br />

su recreación por medio de la pintura.<br />

Uso con cierta reserva este último<br />

término, pues en el modo de<br />

trabajarla el artista provoca una sensación<br />

tectónica en los elementos<br />

referidos a la arquitectura representada<br />

fragmentariamente. Tengo la<br />

impresión de que estoy contemplando<br />

la presentación de algo volumétrico,<br />

que obedece a una dimensión<br />

que escapa y es recapturada por el<br />

lienzo plano. Es importante esta condición<br />

que he denominado tectónica,<br />

pues en su más reciente obra,<br />

Montoto lleva hasta sus últimas consecuencias<br />

esta nota característica<br />

para que el ilusionismo del relieve<br />

devenga relieve en sí.<br />

En el catálogo para la instalación titulada<br />

Ciudad para ciegos (Museo de<br />

Arte Colonial, marzo-abril 2006),<br />

Montoto escribe: «En toda representación<br />

el espacio y el tiempo devienen<br />

significados figurados.» Ha construido,<br />

con la colaboración de invidentes,<br />

un fragmento citadino cuyo recorrido<br />

está establecido por guías ampliadas<br />

de letras Braille y leves relieves que<br />

marcan los ámbitos cotidianos de una<br />

ciudad. En una Bienal que ha privilegiado<br />

los ámbitos protagónicos de la<br />

villa, Montoto ha aislado un segmento,<br />

suprimiéndole la luz, haciéndonos<br />

compartir brevemente las experiencias<br />

de nuestros compañeros privados<br />

de la visión. Lo táctil, implícito<br />

en las pinturas de Montoto –como<br />

apunté anteriormente al mencionar el<br />

carácter tectónico de ciertas zonas<br />

de sus composiciones– aquí deja de<br />

ser un recurso visual para concentrarse<br />

en la sensibilidad de las yemas de<br />

los dedos. Los que disfrutamos del<br />

privilegio de la vista no podemos descifrar<br />

el alfabeto de los invidentes,<br />

por ampliado que esté, y nuestra marcha<br />

por la ciudad creada por Montoto<br />

se hace titubeante y en dependencia<br />

de nuestra percepción sensorial de<br />

la mano. Cuando emergemos del túnel-ciudad,<br />

habiendo sentido las palabras<br />

y las columnas que guiaron<br />

nuestros pasos, estamos conscien-<br />

tes de haber tenido una experiencia<br />

profunda y duradera. Por unos instantes,<br />

algunos sentidos nos han permitido<br />

cierto tipo de lectura que trasciende<br />

su mero desciframiento. No<br />

sabemos con seguridad el tiempo que<br />

ha transcurrido mientras duraba nuestro<br />

tartamudeante recorrido; tampoco<br />

sabemos cuánto han podido asimilar<br />

nuestras manos apropiándose<br />

de la función de la vista.<br />

No caben dudas de que Montoto ha<br />

subido la parada, eliminando uno de<br />

los integrantes de lo que por esencia<br />

ha sido siempre una asimilación sensorial.<br />

Las artes plásticas con razón<br />

suelen incluirse dentro de las artes<br />

visuales. Montoto nos ha hecho palpable<br />

–uso el término con toda intención<br />

plurívoca– de que no siempre,<br />

ni necesariamente, la experiencia estética<br />

depende de esa ubicación.<br />

Como vivencia ha sido impactante y<br />

colmada de intensidad; como muestra<br />

representa la inclusión de una<br />

parte trascendente de nuestra población<br />

que se hace así partícipe y<br />

coautora de la exposición. No me<br />

cabe duda de que Montoto nos ha<br />

proporcionado una experiencia vital de<br />

trascendencia y perdurabilidad.<br />

57<br />

¿Seremos fértiles?<br />

I-2000, óleo sobre<br />

lino, 80 X 100 cm.<br />

Revolución y Cultura


El monte de<br />

los olivos I,<br />

mixta sobre lienzo,<br />

250 X 200 cm,<br />

2007.<br />

Revolución y Cultura<br />

58<br />

MONTOTO<br />

OTRA VUELTA<br />

<strong>DE</strong> LA TUERCA<br />

lguna vez he citado que el pintor<br />

Mariano, para referirse<br />

con admiración a un creador,<br />

dictaminaba: «Tiene demonio». Ese<br />

demonio, ciertamente habita, con diversa<br />

forma, en nuestros más relevantes<br />

artistas. Me ha venido a la<br />

mente esta frase de Mariano al visitar<br />

la más reciente muestra de Arturo<br />

Montoto en Villa Manuela, Conversación<br />

en el huerto, que reúne obras<br />

recientes. Relativamente pocas piezas<br />

ocupan por su formato los espacios<br />

de la Galería; con toda intención<br />

he escrito ocupan, pues de hecho el<br />

espacio está ocupado; ocupado porque<br />

llena nuestra visión hasta límites<br />

insospechados, ocupado porque<br />

sentimos que el artista nos ha capturado<br />

–captado– hasta los límites de<br />

lo posible.<br />

Hace veinte años, Montoto exhibió<br />

algunas de sus fotografías en una<br />

muestra que significativamente tituló<br />

Chiaroscuro, reuniendo en ella<br />

obras realizadas entre 1985 y 1987.<br />

Tituló la foto liminar del catálogo «El<br />

elogio de la sombra», elogio que adquiriría<br />

una notable connotación en<br />

la pieza «Providencia», en la cual una<br />

pelota aparece marcadamente solitaria<br />

en un triángulo de luz. En efecto,<br />

la sombra y la luz devienen, en la producción<br />

del artista, protagonistas de<br />

múltiples visiones, engañosas por su<br />

aparente entrega factual, mientras<br />

guardan para su posterior desciframiento<br />

las connotaciones pletóricas<br />

de significados diversos.<br />

Antes de esa etapa, Montoto, estudiante<br />

que arrancó bajo el influjo<br />

magnífico de la obra alucinada de<br />

Acosta <strong>Le</strong>ón, elabora piezas en las<br />

cuales se pone de manifiesto lo que<br />

él ha denominado su «vocación<br />

abstraccionista-informalista». En la<br />

serie Paisajes, de 1984, se produce<br />

una manifiesta conjunción entre el<br />

trazo dibujado en medio del campo<br />

matizado por manchas de color. Posteriormente,<br />

en piezas como «La escena<br />

nebulosa», habría de variar la<br />

base matérica, manteniendo el ma-<br />

nejo de una composición cromáticamente<br />

matizada, dentro de la serie<br />

titulada <strong>Le</strong>cturas.<br />

He mencionado brevemente estos<br />

datos de la trayectoria de Montoto<br />

para tratar de rastrear el aparente<br />

cambio con respecto a los inquietan-tes<br />

bodegones que tendieron a<br />

catalogar al artista como una suerte<br />

de realista hard-edge: objetos cotidianos<br />

presentados con minucioso<br />

precio-sismo en un feérico ámbito<br />

arquitec-tónico en el cual las cosas<br />

visibles lanzan con precisión su nítida<br />

sombra. La composición es sencilla,<br />

en el sentido en que ese término,<br />

signi-ficante rico en castellano,<br />

es total-mente intraducible. (Cf. los<br />

Versos sencillos intocados por el<br />

buen traductor.)<br />

Pero ahora, en Conversación en el<br />

huerto, asoma de nuevo la vocación<br />

informalista. (No puedo dejar de abrir<br />

un paréntesis aquí para evocar la<br />

memoria de Raúl Martínez, uno de<br />

nuestros iniciales pintores abstractos,<br />

también fotógrafo, quien, como<br />

Rauschenberg, pasó orgánicamente a<br />

la figuración, en sus casos de reminiscencia<br />

pop, para finalizar con un<br />

retorno a la abstracción). El lazo conductor<br />

con la obra anterior de Montoto<br />

está dado por la escogida de un objeto<br />

«común y corriente» que centra,<br />

solitario, la composición. Está, asimismo,<br />

dado por la precisión incitadora<br />

con que se presenta a nuestra<br />

vista desde un lienzo que va ganando<br />

en dimensión, con cierto sentido sobrecogedor<br />

ante nuestros ojos. También<br />

tiene en común la riqueza de los<br />

títulos otorgados a cada pieza, esos<br />

paratextos que Montoto les otorga<br />

para una mayor incitación a nuestra<br />

mirada indagatoria.<br />

Así, la silueta se hace suelta, mediante<br />

trazos rápidamente dibujados<br />

–¿con carboncillo?– para entonces<br />

recibir en su interior algunos toques<br />

de color que la llenan, como azarosamente,<br />

de valoración cromática.<br />

Esta manera de ofrecer la imagen de<br />

un objeto se hace aun más visible en<br />

piezas como «Tránsito», en la cual la<br />

presencia de las zapatillas tiradas<br />

como al descuido provoca no pocas<br />

indagaciones. Montoto mantiene el<br />

uso de sombras proyectadas por los<br />

objetos centrales de cada pieza y, en<br />

ocasiones, por sus elementos cons-


titutivos. Así, en «El monte de los<br />

olivos», la divergencia solo aparente<br />

de las sombras de las varias secciones<br />

de la ratonera, acentúan el ámbito<br />

inquietante de la pieza toda.<br />

De hecho, la línea es de marcada<br />

importancia en la conformación de<br />

estas obras, al ser el vehículo de ese<br />

contorno definitorio que ciñe la imagen<br />

de modo absoluto. Es, eso sí,<br />

una línea suelta que a menudo adquiere<br />

el carácter de un esbozo dibujado.<br />

El papel desempeñado por el<br />

trazo ágil sugiere un contrapunto con<br />

la solidez que emana del objeto recreado<br />

en el lienzo.<br />

En ocasiones, la línea se aleja de esa<br />

función delimitadora para conformar<br />

ciertos elementos inquietantes, sobre<br />

todo en las piezas realizadas en<br />

2007. En las del año anterior, el objeto<br />

protagónico está más centrado<br />

en nuestra mirada. En los más re-<br />

cientes, por cierto de mayores dimensiones<br />

en su formato, el objeto se<br />

aleja, pues Montoto delinea elementos<br />

que crean tal alejamiento, tal<br />

distanciamento. Así, las telas metálicas,<br />

las estacas a veces con alambres<br />

de púas (que a veces son atributos<br />

solitarios, a veces coexisten en<br />

una misma pieza) pueden devenir en<br />

un símbolo de separación, una manera<br />

de marcar territorio. Ejemplos sobresalientes<br />

de la presencia de estos<br />

elementos importantes en la visión<br />

que se nos ofrece, están dados<br />

en «Los dos extremos del peligro» y<br />

en «Ayer se ha mondado el jardín».<br />

Todos estos atributos a los que he<br />

hecho referencia –línea, color, zonas<br />

compactas– señorean la presentación<br />

de los objetos reconocibles que intervienen<br />

en esta Conversación en el<br />

huerto. Pero la conversación (ahora<br />

entre creador y receptor) ocurre fren-<br />

te a un fondo riquísimo en gradaciones<br />

cromáticas, trazos sueltos, suaves zonas<br />

en pasteles que matizan el entorno.<br />

En contraste con los fondos nítidos<br />

y, diríamos, ceñidos con bordes<br />

cortantes de su obra anterior, aquí el<br />

artista ha dejado fluir libremente el<br />

color, ha creado una composición amplia<br />

en su recepción, precisamente por<br />

la apertura de su incitante composición.<br />

En suma, los fondos frente a los<br />

cuales se nos presentan los objetos<br />

reconocibles de cier ta cotidianidad son,<br />

de hecho, abstracciones informalistas.<br />

No deja de ser incitante esta conjunción<br />

de factura objetual realista con una<br />

composición abstracta que está obligada<br />

a permanecer como una suerte<br />

de telón de fondo. Tal contrapunto no<br />

solo es incitante, sino que, además,<br />

abre a indagaciones sobre el devenir<br />

de su quehacer, que abrirá sin dudas<br />

nuevos mundos expresivos.<br />

Tránsito I,<br />

mixta sobre lino,<br />

100 X 100 cm,<br />

2006.<br />

59<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

60<br />

JOSE JUAN ARROM<br />

(1910-2007): IN MEMORIAM<br />

Eugenio Chang-Rodríguez<br />

ace poco falleció el gran escritor cubano José Juan Arrom en su casa de Massachussets,<br />

su última residencia desde que se jubiló de la Universidad de Yale, tras varias decenas<br />

de docencia. Fue miembro fundador de la Academia Norteamericana de la <strong>Le</strong>ngua<br />

Española y miembro correspondiente de la Academia Cubana de la <strong>Le</strong>ngua. Su partida enluta a<br />

las letras hispánicas.<br />

Este destacado crítico literario nació en Holguín, Cuba, de padre mallorquín y madre cubana. Por<br />

su talento y dedicación al estudio, su familia lo envió a la Universidad de Yale, de donde recibió<br />

tres títulos universitarios en letras y varios honores. Por las becas que le otorgaron y los<br />

trabajos desempeñados, fue nombrado Conservador de la Colección Latinoamericana de Yale,<br />

tarea que cumplió con gran eficiencia, al mismo tiempo que continuó su labor docente y asesoría<br />

de los estudiantes de literatura hispánica. En 1962 cesaron sus funciones de Conservador para<br />

asumir nuevas responsabilidades como orientador principal de estudios hispánicos en Yale. Su<br />

jubilación prematura de la cátedra no disminuyó el ritmo acelerado del humanista y acucioso<br />

investigador de las literaturas y el folclor latinoamericanos.<br />

Sus aportes significativos a la cultura hispanoamericana comienzan en 1941, en la Revista<br />

Bimestre Cubana, con el enjundioso artículo « Primeras manifestaciones dramáticas en Cuba,<br />

1512-1776». Se encuentran ahí las dos vertientes principales de sus inquietudes investigadoras<br />

académicas: el teatro y las crónicas hispanoamericanas coloniales, a las que tanto contribuyó<br />

en las siguientes décadas. Su primer libro, Estudios de literatura hispanoamericana (La Habana,<br />

1950), expande sus temas predilectos, para incluir la poesía afrocubana, a cuya apreciación<br />

e interpretación ofrece mucha originalidad. A partir de entonces la Revista Cubana, el Handbook<br />

of Latin American Studies y la Revista Iberoamericana periódicamente recogieron valiosos artículos<br />

suyos. La Sociedad Económica de Amigos del País publicó en La Habana, en 1951, la primera<br />

edición de El príncipe jardinero y fingido Cloridiano, comedia sin fama del capitán don Santiago de<br />

Pita, natural de La Habana, cuyo estudio preliminar, edición y notas pertenecen a José Juan<br />

Arrom. Ofrece después meticulosos artículos, como «Criollo: definición y matices de un concepto»,<br />

incluido en la revista norteamericana Hispania (No. 34, 1951, pp.172-176), que el autor de<br />

esta breve nota necrológica, incluyó en la sección antológica del texto universitario de gramática<br />

castellana deductivo auspiciado por la Modern Language of America, Continuing Spanish (N. Y.,<br />

1967), usado por decenas de miles de universitarios norteamericanos y de la Pontificia Universidad<br />

Católica del Perú. Otros trabajos de Arrom aparecieron tanto en Américas como en Thesaurus,<br />

Boletín del Instituto Caro y Cuervo, que también dio a la estampa en tres ediciones una de las<br />

obras maestras del recordado cubano: Esquema generacional de las letras hispanoamericanas.<br />

Otras revistas conocidas también recogieron sus aportaciones eruditas: The Journal of Inter-<br />

American Studies. Cuadernos Americanos, Revista del Instituto de Cultura Puertorriqueña y el<br />

Boletín de la Academia Norteamericana de la <strong>Le</strong>ngua Española.<br />

Asimismo, Arrom escribió acuciosas páginas sobre folclor: «Mitos taínos en las letras de Cuba,<br />

Santo Domingo y México», «La Virgen del Cobre: historia, leyenda y símbolo sincré-tico», y<br />

«Presencia del negro en la poesía folclórica americana». Todas ellas son productos de la armónica<br />

fusión interdisciplinaria de la historia, la literatura y el folclor, disciplinas integrantes de la<br />

cultura de la nación continental indoamericana. Sobre la integridad y unicidad de la cultura<br />

latinoamericana Arrom editó Certidumbre de América, cuya segunda edición publicó Gredos en<br />

1971. Otra grandes aportaciones suyas son: 1) «Martí and the Problems of Generations», Latin<br />

American Literary Review (1.1, 1972, pp. 25-38); 2) «Precursores coloniales del cuento<br />

hispanoamericano: Fray Martín de Murúa y el idilio indianista», El cuento hispanoamericano<br />

ante la crítica (Madrid: Editorial Castalia, 1973, pp. 24-36); y Fray Ramón Pané. «Relación<br />

acerca de las Antigüedades de los Indios» el primer tratado escrito en América. Nueva versión, con<br />

estudio preliminar, notas, mapa y apéndices por José Juan Arrom (México: Siglo XXI, 1974). En<br />

todos ellos apreciamos la información erudita, la evaluación novedosa, el gusto y el calor humano.<br />

Con la partida final de José Juan Arrom las letras hispánicas se encuentran de duelo.


udo que alguien no quede<br />

impactado ante el contundente<br />

final de Madrigal, el<br />

nuevo largometraje de Fernando<br />

Pérez, quien, consciente de los riesgos<br />

que corría, desde el propio proceso<br />

de concepción del guión, expresó:<br />

«Siempre he dicho que con cada<br />

uno de los proyectos que he hecho<br />

me lanzo al vacío como con un paracaídas,<br />

el paracaídas se abre o no<br />

se abre. Hasta ahora parece ser que<br />

se ha abierto, pero con Madrigal siento<br />

que me lanzo al vacío sin paracaídas,<br />

caigo de pie o me escacho completo.<br />

Es un proyecto que es la negación<br />

de Suite Habana. Es un guión<br />

muy artificioso, busca la<br />

artificialidad, busca crear una realidad<br />

artificiosa que puede chocarle<br />

al espectador. Pero si el espectador<br />

logra entrar en esa realidad, a lo<br />

mejor fluye. Madrigal niega o rompe<br />

con muchas leyes dramatúrgicas tradicionales<br />

porque son dos historias.<br />

Cuando termina la primera, al cabo<br />

de una hora de película, comienza<br />

otra, que deriva de la primera: es un<br />

reto. No sé si se podrá lograr o no,<br />

pero algo me dice que por ahí hay un<br />

camino, que necesito andar y quiero<br />

probarme a ver. A lo mejor me<br />

escacho, pero si resulta bueno puede<br />

ser algo interesante».<br />

La secuencia que cierra el controvertido<br />

filme –una de las más memorables<br />

en toda la historia del cine cubano–<br />

nos incita a retomar las páginas<br />

del libro Sueños de realidad. Fernando<br />

Pérez: tres décadas de cine,<br />

del crítico e investigador de cine y<br />

literatura Jorge Ruffinelli (Montevideo,<br />

1943). El volumen, acreedor a<br />

una Mención especial en los Premios<br />

de Ensayo sobre cine en Iberoamérica<br />

y el Caribe, convocados en el año<br />

2004 por la Fundación del Nuevo Cine<br />

Latinoamericano y la Universidad de<br />

Alcalá de Henares, fue publicado con<br />

el aporte de la Fundación Autor de<br />

España. A la inveterada paciencia y<br />

rigor de Ruffinelli, quien desde hace<br />

años prepara su Enciclopedia del<br />

Cine Latinoamericano que aparecerá<br />

en libro, DVD y CD-Rom, la bibliografía<br />

de cine latinoamericano le debe<br />

títulos como: Patricio Guzmán<br />

(2001) y Víctor Gaviria: Los márgenes<br />

al centro (2004). Ahora, este<br />

apasionado acercamiento a la obra<br />

del cineasta cubano Fernando Pérez<br />

deviene una contribución decisiva<br />

para su estudio. El realizador había<br />

sido ya objeto de un examen precedente<br />

–La vida es un silbo: Fernando<br />

Pérez, de Mercedes Santos Moray<br />

(Ediciones ICAIC/ ARCI-UCCA, 2004–<br />

que toma como punto de partida un<br />

Entre la realidad<br />

y el sueño:<br />

Fernando Pérez<br />

Luciano Castillo<br />

fructífero diálogo entre la autora y el<br />

creador.<br />

Pero Ruffinelli no se limita a la revisión<br />

minuciosa de cada uno de los<br />

títulos de la filmografìa del director<br />

de Siembro viento en mi ciudad, sino<br />

que profundiza en la evolución, motivaciones,<br />

propósitos y recurrencias<br />

de este realizador que admitió, en<br />

cierta ocasión, que sueña despierto,<br />

a su juicio, la mejor manera de soñar.<br />

Con los pies sobre la tierra, desde<br />

el desgarrador alarido de Isabel<br />

Santos en la secuencia final de Clandestinos<br />

(1987), opera prima en la<br />

ficción del cineasta, la ilusión por liberarse<br />

o aislarse de la realidad que<br />

vive por la Larita de Hello, Hemingway,<br />

o la Laurita de Madagascar, o cualquiera<br />

de los seres que se entrecruzan<br />

en La vida es silbar, o las personas<br />

devenidas personajes de la inclasificable<br />

Suite Habana, o la obesa protagonista<br />

de Madrigal, las búsquedas<br />

expresivas del creador son inalterables.<br />

Ruffinelli lo sabe y apunta que<br />

el trabajo en el Noticiero ICAIC y en<br />

el documental, fue para Fernando<br />

como una suerte de campo de entrenamiento:<br />

«Esa experiencia le ayudó<br />

a imprimir determinados dispositivos<br />

narrativos en el documental, que más<br />

tarde intentaría trasladar a la ficción.<br />

Así como a negarse a emplear otros cuando<br />

61<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

62<br />

descubrió que no coincidían con sus conceptos<br />

fílmicos y con el cine que quería hacer.»<br />

El proceso de enfrentamiento, seducción<br />

y apropiación de la realidad constituye,<br />

para Ruffinelli, la diferencia<br />

cardinal que distingue su cine documental<br />

y la ficción más «experimental»,<br />

iniciada con Madagascar (1994).<br />

El libro está conformado por una serie<br />

de ensayos que ofrecen una sólida<br />

visión de la trayectoria de uno de<br />

los artistas cimeros del cine cubano<br />

contemporáneo –recientemente<br />

galardonado con uno de los Premios<br />

Nacionales de Cine 2007–: al que<br />

le da título le siguen «Cómo se teje<br />

el sueño (de amor) revolucionario:<br />

Clandestinos»; «La realidad y el sueño<br />

libertario. La educación sentimental<br />

de una adolescente: Hello,<br />

Hemingway»; «De Larita a La(u)rita.<br />

La realidad interior (en el período<br />

especial) se hace viaje y metáfora:<br />

Madagascar»; «Nutriéndose de su<br />

propia cultura (Bola de Nieve, Benny<br />

Moré, Elpidio Valdés, Santa Bárbara,<br />

Shangó), la alegoría se hace realidad:<br />

La vida es silbar» y «La realidad<br />

de «las pequeñas cosas» en la dulce<br />

y melancólica Habana cotidiana:<br />

Suite Habana».<br />

El libro incluye además, con el título<br />

«Cuentos y descuentos: breve visita<br />

a la recepción de La vida es silbar y<br />

Suite Habana», un análisis de la acogida<br />

por parte de la crítica especializada<br />

nacional de esas dos cintas.<br />

Se añade la filmografìa y la biblio-<br />

grafía sobre el cineasta existente<br />

hasta el año 2003 (entrevistas y artículos),<br />

y como anexo una reveladora<br />

entrevista concedida por Fernando<br />

a raíz del estreno de Suite Habana:<br />

«La Habana que uno mira pero no ve,<br />

y es la que está, ahí, todos los días».<br />

Algo constante en las declaraciones<br />

del director de Madrigal, con su perenne<br />

vocación de riesgo, es confesarse<br />

más cinéfilo que cineasta,<br />

amén de reconocer que se deja arrastrar<br />

por las intuiciones. Ruffinelli, brillante<br />

y acucioso investigador lo<br />

sabe, e incita a su admirado interlocutor<br />

a ir más allá de la génesis de<br />

su declaración de amor a la ciudad<br />

de La Habana para abordar la función<br />

atribuida al silencio, a las improvisaciones,<br />

a la presencia de<br />

<strong>Le</strong>nnon, a sus colaboradores habituales<br />

–el fotógrafo Raúl Pérez Ureta,<br />

la editora Julia Yip y el compositor<br />

Edesio Alejandro–, y hasta del salto<br />

estético-narrativo en su trayectoria<br />

implicado por Madagascar y La vida<br />

es silbar, entre otros aspectos.<br />

Con Sueños de realidad. Fernando<br />

Pérez: tres décadas de cine, Jorge<br />

Ruffinelli inscribe un libro definitivo<br />

y de obligada referencia para aproximarse<br />

a los treinta años transcurridos<br />

entre su irrupción en el documental<br />

con la codirección de Puerto Rico<br />

(1975) y la resonancia internacional<br />

de Suite Habana. En la entrevista que<br />

cierra este libro –carente no solo de<br />

una portada atractiva y con las sola-<br />

pas desperdiciadas, sino de un prólogo,<br />

fotografías, e incluso, hasta de<br />

la propia ficha biográfica del autor–<br />

el realizador confiesa que, por no<br />

haber perdido su carácter de espectador<br />

que se emociona ante una película,<br />

podría ensayar todos los estilos<br />

y todas la maneras de narrar.<br />

Ferviente admirador del Lars von<br />

Trier, que no temió una ruptura radical<br />

con Dogville, Fernando Pérez,<br />

como este investigador precisa en<br />

el libro, tampoco vaciló en observar<br />

desde una óptica diferente un tema<br />

como la lucha clandestina –que muchos<br />

pensaban manido–, ni en<br />

apelar a la metáfora y los símbolos<br />

en la trilogía Madagascar–La vida es<br />

silbar–Madrigal.<br />

Jorge Ruffinelli es el biógrafo-cronista-crítico<br />

de alguien como Fernando<br />

Pérez, poseedor de una exacerbada<br />

sensibilidad, que se advierte en cada<br />

uno de sus planos, para quien uno de<br />

los preceptos por los cuales se rige<br />

es aquel de Tagore: «Yo siento que a<br />

veces busco lo que no encuentro y<br />

encuentro lo que no busco». Fascinante<br />

como provocación a la indiferencia,<br />

dotada de la rara virtud de<br />

polarizar criterios a extremos inimaginables,<br />

sobre Madrigal –que seguramente<br />

marcará un antes y un después<br />

en su quehacer– habrá que volver<br />

una y otra y otra vez, con la certeza<br />

de hallar mucho más de lo que busca,<br />

algo análogo a lo que ocurre con<br />

un libro como este de Rufinelli.


BECAS <strong>DE</strong> PENSAMIENTO<br />

BOLÍVAR–MARTÍ<br />

Los Ministerios de Cultura de Cuba y Venezuela, convocan a las Becas de Pensamiento Bolívar Martí,<br />

destinadas a estimular el pensamiento antihegemónico, descolonizador y de profunda voluntad emancipadora,<br />

acorde con la tradición de soberanía nacional y de transformación social que ha caracterizado el movimiento<br />

revolucionario en América.<br />

Se otorgarán siete Becas de ensayo, que se regirán por las siguientes bases:<br />

1– Podrán participar todos los interesados que residan de manera permanente en Venezuela y Cuba.<br />

2– Las Becas serán otorgadas a proyectos ensayísticos basados en los principios de esta convocatoria, que<br />

aborden, con una perspectiva original, aspectos relevantes de la problemática histórico–social, cultural, económica<br />

y política de los países del continente americano en la actualidad.<br />

3– Los proyectos deberán ser totalmente inéditos, y podrán ser presentados por un autor o colectivo de autores.<br />

En este último caso el monto de la Beca será dividido en partes iguales entre ellos.<br />

4– Los proyectos serán presentados en forma de un guión que detalle los temas que se tratarán, una fundamentación<br />

y el cronograma con la fecha de terminación, que no deberá exceder de un año a partir de la entrega de la Beca.<br />

A esta propuesta se le adjuntará un capítulo o fragmento no menor de 30 cuartillas y una ficha curricular del autor<br />

o los autores.<br />

5– La documentación relacionada en el punto anterior deberá ser presentada en tres copias impresas, más una<br />

versión en soporte digital.<br />

6– Las Becas consistirán en:<br />

* Cinco Becas de 20 000 USD cada una para proyectos presentados por autores mayores de 35 años. El libro que<br />

se presente como resultado final no deberá ser menor de 200 cuartillas. Dicha extensión no incluye los apéndices<br />

e ilustraciones que formen parte del volumen.<br />

* Dos Becas de 15 000 USD cada una para proyectos presentados por autores menores de 35 años. Se considerarán<br />

en esta categoría aquellos autores que no hayan cumplido los 35 años en el momento de darse a conocer los<br />

premios. En caso de que se trate de un proyecto colectivo, todos los autores deben cumplir ese requisito. El libro<br />

que se presente como resultado final no deberá ser menor de 200 cuartillas. Dicha extensión no incluye los<br />

apéndices e ilustraciones que formen parte del volumen.<br />

7– El financiamiento de las Becas se distribuirá de la siguiente manera:<br />

En el caso de las Becas de 15 000 USD:<br />

· 5000 USD para el proyecto ganador al momento de ser seleccionado.<br />

· 5000 USD para el proyecto ganador una vez concluido el texto definitivo.<br />

· 5000 USD para financiar la publicación del libro, que serán entregados al editor que se encargará de la publicación<br />

en cualquiera de los dos países.<br />

En el caso de las Becas de 20 000 USD:<br />

· 7 500 USD para el proyecto ganador al momento de ser seleccionado.<br />

. 7 500 USD para el proyecto ganador una vez concluido el texto definitivo.<br />

· 5 000 USD para financiar la publicación del libro, y serán entregados al editor que se encargará de la publicación<br />

en cualquiera de los dos países.<br />

8– El Jurado, compuesto por un total de hasta siete miembros, estará integrado por representantes de los<br />

Ministerios de Cultura de Cuba y Venezuela, así como por prestigiosas figuras del pensamiento y del ensayismo de<br />

nuestra América. El Jurado podrá dejar desierta algunas de las becas si considera que no hay suficientes proyectos<br />

que las ameriten, y su fallo será inapelable.<br />

9– Los ganadores se comprometen a hacer constar en un lugar visible del libro, cada vez que lo publiquen, que fue<br />

merecedor de la Beca de Pensamiento Bolívar Martí.<br />

10– Los proyectos deben ser enviados a las sedes de los Ministerios de Cultura de ambos países<br />

11– El plazo de admisión cierra el 31 de Octubre de 2007.<br />

12– Los proyectos seleccionados serán dados a conocer antes de concluir el año 2007, y las Becas serán<br />

otorgadas en ceremonia pública que se celebrará como parte de la Feria Internacional del Libro Cuba 2008.<br />

13– La participación en esta convocatoria supone la aceptación de estas bases.<br />

Ministro de Cultura de Venezuela Ministro de Cultura de Cuba<br />

63<br />

Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

64<br />

L OS CUARENTA <strong>DE</strong>L ICL<br />

Autores y editores se reunieron en el<br />

Memorial José Martí, de la Plaza de<br />

la Revolución, para festejar el aniversario<br />

40 de la fundación del Instituto<br />

Cubano del Libro. Abel Prieto, ministro<br />

de Cultura, departió con el historiador<br />

Rolando Rodríguez, el editor<br />

Pablo Pacheco y el poeta Omar<br />

González, quienes tuvieron en diversos<br />

momentos la responsabilidad de<br />

dirigir el Instituto. En el acto, legítima<br />

celebración de la sensibilidad y el<br />

espíritu humanista, fue evocada la<br />

impronta del Comandante en Jefe Fidel<br />

Castro en la gestación de aquel acontecimiento<br />

que marcó un nuevo hito<br />

en el proceso de profundas transformaciones<br />

registradas en la vida cultural<br />

de la nación.<br />

Quien tuvo la responsabilidad de fundar<br />

el organismo, el reconocido historiador<br />

Rolando Rodríguez, rememoró<br />

cómo la idea de estructurar orgánicamente<br />

los eslabones del sistema<br />

de edición, impresión y distribución del<br />

libro nació en medio del torrente de<br />

novedades e iniciativas que desataba<br />

Fidel al conversar con profesores y<br />

estudiantes en sus habituales<br />

encuentros en la colina universitaria.<br />

El acto sirvió, además, para la entrega<br />

de diplomas de reconocimiento a cuarenta<br />

y cuatro editores, diseñadores,<br />

redactores y promotores que por más<br />

de tres décadas han aportado talento<br />

y laboriosidad en diversas instancias<br />

del sistema editorial.<br />

En el propio Memorial quedó inaugurada<br />

una muestra fotográfica de cuarenta<br />

imágenes que, bajo el título<br />

carpenteriano De lo real maravilloso,<br />

resumen la avidez con que el público<br />

lector ha hecho suya la actividad editorial<br />

en la Isla y testimonian el milagro<br />

revolucionario de convertir al<br />

libro en uno de nuestros bienes más<br />

preciados.<br />

INAUGURAN EN ITALIA PLAZA<br />

<strong>DE</strong>DICADA A WIFREDO LAM<br />

Una plaza dotada de un conjunto<br />

escultórico que lleva el nombre del<br />

pintor cubano Wifredo Lam (1902-<br />

1982), fue inaugurada en la ciudad<br />

italiana de Albissola Mare, donde vivió<br />

el pintor desde 1960. El acto inaugural<br />

ocurrió como parte del programa<br />

del Festival Internacional de la<br />

Mayólica, evento que concluyó el pasado<br />

30 de mayo.<br />

El proyecto de la plaza fue realizado<br />

por los arquitectos Anna Pisan y Danilo<br />

Demi y está integrado por dos hileras<br />

de columnas en semicírculo que se<br />

cierran, al fondo de la instalación, en<br />

un gran mural cerámico de dos metros<br />

de alto por cuatro de largo. Este<br />

conjunto reproduce con fidelidad la<br />

Jungla, monumental obra por la que<br />

Lam es conocido mundialmente. En<br />

el acto de apertura habló Stéfano<br />

Parodi, alcalde de Albissola Mare,<br />

quien destacó el gran aporte del artista<br />

cubano a la cultura visual del<br />

siglo XX. (Fuente: PL)<br />

OTORGAN PREMIO <strong>DE</strong> LA LATINIDAD<br />

A FERNÁN<strong>DE</strong>Z RETAMAR<br />

La Unión Latina, entidad intergubernamental<br />

que acoge a las naciones<br />

de lenguas neolatinas para fomentar<br />

y proteger su cultura y las<br />

raíces de la latinidad presentes en<br />

ella, otorgó su premio en reconocimiento<br />

a la labor de toda una vida,<br />

correspondiente a 2007, al escritor<br />

Roberto Fernández Retamar.<br />

Según el fallo del jurado, el lauro<br />

recayó en Retamar «por su destacada<br />

presencia en la producción literaria<br />

cubana y su dedicación a fomentar<br />

los valores de la identidad latinoamericana».<br />

El galardón se entregó<br />

simultáneamente el 15 de mayo<br />

en los cuarenta países miembros de<br />

la organización, coincidiendo con el<br />

Día de la Latinidad.<br />

Instituido con el objetivo de distinguir<br />

a prestigiosos intelectuales del mundo<br />

latino, el premio se otorga en la Isla<br />

desde 2001. Entre las personalidades<br />

que lo han merecido se encuentran<br />

Rosario Novoa, Graziella<br />

Pogolotti, Luisa Campuzano, Eusebio<br />

<strong>Le</strong>al y Cintio Vitier. (PL)<br />

CINCO ARTISTAS CUBANOS<br />

EN EL SALÓN <strong>DE</strong> MAYO 2007<br />

Desde su apertura el pasado día 3, el<br />

Salón de Mayo confirmó nuevamente<br />

su condición de ser uno de los foros<br />

internacionales de mayor prestigio en<br />

la promoción del arte contemporáneo.<br />

Joel Jover (Camagüey, 1953),<br />

Miguel Ángel Salvo (Holguín, 1971),<br />

Aziyadé Ruiz (Camagüey, 1972), Yuri<br />

Moreno (Santiago de Cuba, 1972) y<br />

Yami Martínez (Trinidad, 1974)<br />

fueron seleccionados para confrontar<br />

sus realizaciones en el Espacio<br />

Commines, de París, sede de un Salón<br />

que desde 1943 no ha dejado de llamar<br />

la atención sobre las novedades en las<br />

diversas manifestaciones artísticas.<br />

Este año los organizadores intentan<br />

subrayar la validez del arte<br />

como legítima invención del espíritu<br />

humano, a partir del rigor del<br />

trabajo de cada artista y lejos de<br />

las exigencias elitistas comercia-<br />

les de galerías, museos y fundaciones.<br />

De ahí la saludable confluencia<br />

de artistas consagrados y noveles<br />

aplaudida por la crítica.<br />

En el caso de los cubanos sobresale<br />

la obra de Jover, uno de los más importantes<br />

creadores de la Isla en el<br />

último cuarto de siglo, por su esmerada<br />

realización y la fuerte carga simbólica<br />

de su tratamiento semántico.<br />

Ruiz exhibe un cuadro en el que prosigue<br />

su línea reveladora de la condición<br />

femenina. Moreno recrea libremente<br />

en un díptico el martirio de San<br />

Sebastián. Salvo, en un espacio reducido,<br />

concentra sus ambiciones<br />

muralísticas de resonancias épicas.<br />

En una textura abigarrada, la obra de<br />

Yami, Mujer con espinas, llama la<br />

atención por su poderoso impacto<br />

visual. (Fuente: Granma Digital)<br />

GRAN PREMIO CUBADISCO 2007 PARA<br />

OBRAS <strong>DE</strong> EXCELENCIA CULTURAL<br />

El Comité del Premio de la Feria Internacional<br />

del Disco volvió a apostar por<br />

la excelencia en términos culturales,<br />

al conceder su Gran Premio a dos obras<br />

que denotan el interés de los sellos<br />

cubanos por dejar huellas de hondo calado.<br />

Tales son los casos de<br />

Akapelleando, de Vocal Sampling<br />

(EGREM) y Cinco conciertos para piano<br />

y orquesta de Heitor Villa-Lobos (Colibrí),<br />

producido por Ulises Hernández.<br />

La integral de los conciertos del célebre<br />

compositor brasileño, admirado por<br />

nuestro Alejo Carpentier, fue grabada<br />

durante las jornadas sinfónicas efectuadas<br />

el 10 y el 14 de diciembre de<br />

2003 en el teatro Amadeo Roldán, en<br />

las cuales actuaron como solistas, por<br />

ese orden, los pianistas cubanos Elvira<br />

Santiago (Concierto no. 1), Roberto<br />

Urbay (no. 5), Patricio Malcolm (no.<br />

3), Ulises Hernández (no. 2) y Harold<br />

López-Nussa (no. 4), con el acompañamiento<br />

de la Orquesta Sinfónica<br />

Nacional, dirigida por el maestro Enrique<br />

Pérez Mesa. Si arduo y proceloso<br />

resultó el trabajo de localización y<br />

digitalización de las partituras, la selección<br />

de los solistas y el montaje del<br />

repertorio, lo fue también el registro<br />

en audio y video, y la concepción de un<br />

DVD en el que se muestra el balance<br />

de una empresa fundacional, puesto<br />

que ni siquiera en Brasil se había llevado<br />

a cabo. Una vez más, Ulises<br />

Hernández dio pruebas aquí de su tenacidad<br />

como promotor de difíciles<br />

pero hermosos proyectos, y los directivos<br />

del sello Colibrí de una irreductible<br />

sensibilidad cultural.


En cuanto a la producción de Vocal<br />

Sampling, su gran mérito radica en que<br />

rebasa con creces los tópicos del mimetismo<br />

instrumental, que ha caracterizado<br />

el modo de hacer de esta valiosa<br />

y popular agrupación. Ciertamente,<br />

cada uno de sus seis integrantes<br />

(Abel Sanabria, Reinaldo Sanler, Jorge<br />

Núñez, Oscar Porro, Julio César Pérez<br />

y su líder René Baños) imitan casi a la<br />

perfección el formato instrumental que<br />

se proponen, pero si en otros registros<br />

lo principal era crear la ilusión de que<br />

se estaba en presencia de cuerdas pulsadas,<br />

elementos percutidos y sonidos<br />

emitidos por trompetas y flautas, ahora<br />

pasa a primer plano la articulación<br />

entre la mimesis y la cualidad vocal<br />

intrínseca, como para dejar bien sentado<br />

el carácter de elaboración intelectual<br />

y sensible del trabajo de<br />

(re)creación musical. Y ello tiene que<br />

ver con la selección temática del disco:<br />

sones de recia estirpe, buenos para<br />

escuchar y bailar a la vez, incursiones<br />

en el folclor rural, una sabrosísima guaracha<br />

cruzada con aires de cumbia,<br />

«Apretaíto pero relajao», y una versión<br />

del clásico del pop/rock «Hotel<br />

California», así como la reinvención<br />

sonera del popular calypso que lanzó<br />

al estrellato a Harry Belafonte, «Banana<br />

boat». (Fuente: Granma Digital)<br />

LOS POETAS EN <strong>DE</strong>FENSA<br />

<strong>DE</strong> LA HUMANIDAD<br />

Recuperar la esencia de la poesía,<br />

«aparato respiratorio de la imaginación<br />

sin la cual el hombre es un ser<br />

inválido», y rescatar el pensamiento<br />

de los pueblos, constituyó el fundamento<br />

de la Junta Mundial de Poetas<br />

en Defensa de la Humanidad,<br />

celebrada como parte del programa<br />

del XII Festival Internacional de Poesía<br />

de La Habana, que transcurrió en la<br />

capital cubana y en otras ciudades de<br />

la Isla.<br />

Estas palabras, emergidas del verbo<br />

preciso del venerable poeta mexicano<br />

Juan Bañuelos –presidente en esta edición<br />

de la ya tradicional Junta–, destacaron<br />

la significación de una iniciativa<br />

que resalta la valía poética de los países<br />

de África y del Caribe, a los cuales<br />

estuvo dedicado el festival.<br />

El encuentro, presidido por el también<br />

poeta Alex Pausides, coordinador del<br />

Proyecto Sur, que auspicia junto a la<br />

UNEAC el evento; Armando Hart, director<br />

de la Oficina del Programa<br />

Martiano; y el intelectual mozambiqueño<br />

Marcelino dos Santos,<br />

escuchó un emotivo mensaje de salu-<br />

tación y fraternidad enviado por los cinco<br />

cubanos luchadores antiterroristas,<br />

leído por María Eugenia Guerrero, hermana<br />

de Antonio.<br />

(Fuente: Granma Digital)<br />

ERNEST HEMINGWAY<br />

SE ADUEÑA <strong>DE</strong> LA HABANA<br />

Mítico, legendario, polémico, intensamente<br />

vivencial, Ernest Hemin-gway es un personaje<br />

de la fábula insular, desde la primera mitad<br />

del siglo XX. La Habana fue el epicentro de<br />

su escritura y también de sus utopías, por<br />

eso, en San Francisco de Paula, escenario<br />

que él pobló, en su hogar de la Finca Vigía,<br />

se desarrolló entre el 21 al 24 de junio la<br />

oncena edición del Coloquio Internacional<br />

dedicado a su vida y su obra.<br />

Y en este año 2007, cuando tantos<br />

aniversarios lo relacionan con dos de<br />

sus contextos naturales, Cuba y España,<br />

se subrayaron esos tópicos en<br />

el encuentro. No olvidemos que bajo<br />

el bombardeo de los aviones nazis,<br />

de aquellos junkers mortales sobre<br />

Madrid, en los días de la Guerra Civil<br />

española, el periodista Hemingway, no<br />

solo testimonió el heroísmo del pueblo<br />

y de los combatientes de la República<br />

en sus crónicas, sino que también<br />

escribió algunas de sus más<br />

memorables páginas, como su pieza<br />

teatral La quinta columna y se integró<br />

al equipo de filmación del cineasta<br />

holandés Joris Ivens, en el rodaje del<br />

documental Tierra de España, cuya<br />

versión al inglés contó con su voz en<br />

off, como con sus manos y corazón<br />

en la escritura primaria del libreto que<br />

luego se plasmó en imágenes.<br />

Y Cuba, espacio para este coloquio,<br />

también aparece reflejada en su obra,<br />

como con su novela Tener y no tener,<br />

que celebra en este año su aniversario<br />

setenta, y cuya temática narra la<br />

violencia represiva instaurada en la Isla<br />

por la dictadura de Machado, así como<br />

la acción de los revolucionarios. Se<br />

conmemora en este año, además, el<br />

aniversario cuarenta y cinco de la<br />

fundación en Finca Vigía, donde crearía<br />

algunas de sus más universales<br />

novelas, del museo dedicado a este<br />

escritor. (Fuente: CubaSí)<br />

CULTURA Y <strong>DE</strong>SARROLLO:<br />

NOS SALVARÁ LA VOZ <strong>DE</strong> LA CULTURA<br />

La especie humana sobrevivirá al temor<br />

inevitable a los cambios y modificaciones<br />

de la naturaleza. Pero para<br />

hacerlo es indispensable una movilización<br />

cierta, que reclame, batalle y<br />

entienda que es tiempo de saltar y<br />

dar nuestra opinión y usar para ello la<br />

voz de la cultura, de la palabra viva, la<br />

voz de la poesía. Con esta aseveración<br />

realizada por el doctor Eusebio<br />

<strong>Le</strong>al, Historiador de La Habana, concluyó<br />

el V Congreso Internacional Cultura<br />

y Desarrollo, que tuvo como eje<br />

la defensa de la diversidad cultural.<br />

«Tanto hemos luchado por la igualdad<br />

que es indispensable luchar por la singularidad.<br />

Es bueno preocuparse por<br />

todo lo que se destruye de forma impía»,<br />

dijo <strong>Le</strong>al. A lo que añadió Eduardo<br />

Heras <strong>Le</strong>ón, director del Centro de<br />

Formación Literaria Onelio Jorge<br />

Cardoso, que es sumamente importante<br />

que los Estados y las políticas<br />

reconozcan la diversidad cultural, como<br />

un factor sustentable a escala local,<br />

nacional y regional. El destacado intelectual<br />

cubano se refirió a las propuestas<br />

de acciones concretas para<br />

el respeto y preservación de las identidades,<br />

condición esencial de la paz<br />

y el desarrollo sostenible.<br />

La ocasión fue propicia también para<br />

que José Regato, secretario general<br />

de la Casa de Cultura Ecuatoriana,<br />

hiciera un llamado a participar en el<br />

V Encuentro Continental de Solidaridad<br />

con Cuba, que se desarrollará del<br />

26 al 28 de octubre venidero, y contará<br />

con el apoyo del Comité Ecuatoriano<br />

de Solidaridad con Cuba, la Casa<br />

de Cultura ecuatoriana, la Fundación<br />

Guayasamín y el Ministerio de Cultura<br />

del país sudamericano.<br />

A la clausura asistieron Abel Prieto,<br />

miembro del Buró Político y ministro<br />

de Cultura; y Eliades Acosta, jefe del<br />

Departamento de Cultura del Comité<br />

Central, entre otras personalidades.<br />

(Fuente: JR Digital)<br />

ADIÓS <strong>DE</strong> RENÉ <strong>DE</strong> LA C RUZ<br />

En junio, uno de los grandes de la escena<br />

cubana nos dijo su último adiós.<br />

René de la Cruz, Premio Nacional de<br />

Teatro 2007, dejó una huella imborrable<br />

en el pueblo por sus actuaciones<br />

en seriales como Julito el pescador y<br />

En silencio ha tenido que ser.<br />

De la Cruz, nacido en 1932 en Sancti<br />

Spíritus, se inició artísticamente en la<br />

radio en la década del cincuenta, y<br />

posteriormente pasó a la televisión. A<br />

lo largo de su prolífica carrera realizó y<br />

dirigió teatro en grupos como Teatro<br />

del Tercer Mundo y Teatro Político<br />

Bertoldt Bretch, asimismo participó en<br />

películas como Nuestro hombre en la<br />

Habana, de Carol Reed, Realengo 18,<br />

Memorias del subdesarrollo, El<br />

Brigadista, Río Negro, Aquella larga noche,<br />

Polvo Rojo, Jíbaro, El corazón sobre<br />

la tierra, Baraguá y Bajo presión.<br />

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Revolución y Cultura


Revolución y Cultura<br />

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l pasado 4 de mayo, en nuestra galería Espacio<br />

Abierto, fue inaugurada la exposición<br />

BodyExpress, del joven fotógrafo Erick Coll.<br />

En sus palabras de presentación, Enrique Pineda<br />

Barnet afirmó: «…Hay varias tendencias propias de<br />

la juventud que resultan frecuentes en el arte y en<br />

la vida, rebelarse o revelarse.» Poco tiempo después,<br />

la crítica de arte Gretel Medina Delgado, nos hizo<br />

llegar un texto donde abundaba al respecto:<br />

BodyExpress es la primera muestra personal de Erick<br />

Coll, joven fotógrafo, que con una formación<br />

medianamente empírica, ha asumido esta técnica<br />

como lenguaje artístico. Sus trabajos anteriores<br />

muestran una indudable intención narrativa, a<br />

partir de la subversión de sentidos que logra con el<br />

rejuego entre los títulos y las composiciones. En<br />

estos pequeños montajes se privilegiaban los<br />

primeros planos para resaltar la fuerza del objetivo,<br />

pinceladas de humor también los llenaban de<br />

desenfado y frescura, además de que establecía con<br />

el espectador una comunicación directa.<br />

Pero la presente exposición constituye un punto<br />

de giro en la naciente obra del fotógrafo. Ahora se<br />

vuelca a la creación de una imagen mucho más<br />

estilizada donde composición, contrastes de<br />

sombras y texturas asumen el protagonismo de<br />

las dieciocho piezas que conforman la muestra.<br />

Los primeros planos muy cerrados son, una vez<br />

más, un sello estilístico común. Efecto que permite<br />

transmitir la intimidad de los ambientes,<br />

reforzando así su carácter introspectivo. Igualmente<br />

repite la gama de grises y oscuros donde las sombras<br />

y luces se encargan de toda la fuerza expresiva […]<br />

La temática seleccionada es también novedosa en su<br />

producción y constituye una arista muy personal de<br />

un tema recurrente: el cuerpo humano, que como<br />

contenedor material de lo emotivo y lo intelectual ha<br />

despertado en los creadores de todas las épocas la<br />

compulsión del arte. Un envoltorio sensible que es<br />

también prisión, límite entre el mundo real y el<br />

cúmulo de experiencias que componen cada<br />

personalidad. Las marcas identitarias, culturales,<br />

sexuales estampadas en el cuerpo han sido terreno<br />

investigado por los artistas contem-poráneos y<br />

especialmente por la fotografía. En Cuba la tradición<br />

es arraigada y diversa […]<br />

Las piezas de Coll se encauzan dentro de este eje<br />

asumiendo cierta independencia, si bien logra<br />

imágenes de alto vuelo estético, se aleja de la<br />

concepción tradicional del desnudo. Por medio de<br />

efectos de luz y acercamientos violentos borra la<br />

huella identitaria de los sujetos. Con lo que crea<br />

estados de ambigüedad y duda, una sensua-lidad<br />

callada que no se ancla en los roles de los sexos sino<br />

que se recrea en el hedonismo de la forma. De igual<br />

manera el cuerpo se fragmenta, descono-ciendo las<br />

exactas zonas reflejadas, que aparecen confundidas<br />

y sugeridas. Los fragmenos que se retratan funcionan<br />

como elementos de un cali-doscopio, formando<br />

composiciones abstractas […] En algunas de las fotos<br />

se contrapone la presencia de la tela (contenedor,<br />

cortina, dis-fraz) con la de la piel, rasgando un poco<br />

esa poesía que busca en lo sensual su principal<br />

materia lírica. Tirar un cable a tierra, hacer coloquial<br />

el poema, restar trascendencia a los grandes temas<br />

son también las intenciones que se adivinan en estos<br />

trozos de jeans, camisetas, que acompañan, cubren<br />

y descubren la dermis presentada.

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