Núm. 25 - Marzo-Abril 1957 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

teóricos sobre aspectos econón~icos, legales, religiosos, iilos0licos, etc., de iiiia época
dada, tomando como auxiliar el sistema monetario del mismo.
Aun, recientemente, son pocas las piiblicaciones de hallazgos qiie reúnan estas
exigencias y miiy escasos los trabajos monográficos que las hayan tenido en cuenta.
Y no nos cansaremos de repetir que ksta es la hase fundamentnt sobre la cual se
va a edificar el sistema y lo único que ser5 toma'do en cuenta por los investigadores
venideros. Tertium seculum non i~idet eum hominem quem ~idit primum, y mucho
menos verá como nosotros los problemas si no los exponemos con todo detaIle y
cuidado.
IIay que desterrar las menciones, tan manoseadas, de similar a o bien de
ric~nte de y copiar los epigrafes monetarios como realmente aparecen en las monedas.
Aparte de ello, hay que citar siempre el peso, el diametro original y la posición
de los ciifios de anverso y reverso. En los trabajos monográficos es preciso llegar
al estudio de las secuencias de ciiiios, cuando sea posible, aunque el trabajo sea
largo y pesado, la atención que precisa extrema y el lucimiento personal casi nulo.
Hay que siihordinnr esto último a las exigencias de la lahor científica y sólo
aventurarse a proponer iina teoría, cuando se deduzca lógicamentr del material
estudiado al detalle. y no haya ninguna ley numismatica que la contradiga. Sólo
de esta manera conseguiremos adelantar de verdad en los difíciles campos (le la
numismática ihérica.
Cierto quc el problema es de tal e~ivergarliira que es lahor de equipos más
bien que de individualidades, pero espercnios que la afición, cada vez más extendida
a t.stos estudios, nos proporcione un núcleo de investigadores-ya hay algunos
de gran valia-que reuniendo las condjcioncs niininias de preparación científica,
paciencia y tiempo necesarios, colaboren en esta interesantísima tarea. Qui si
non nrrmqrlnm oflendunt, non es1 mirum, pero debe dárseles un amplio margen de
confianza si el trabajo que realizan es diiratlcro, y ayuda'rles en todo lo posible,
ya que. cn cfclinitiva, todos los que nos dedicamos a estos estiidior saldremos beneficiados
con ello. Cooperemos, pues, todos para que estas vocaciones qiic salen tlcl
campo del mero coleccionismo, unidas a las de los que profesionalmente tienen la
obligacibn de estudiar los mismos problemas históricos, no queden defraudadas
ante la poca consistencia de los trabajos que se Ics señalen como modelos a seguir.