Núm. 25 - Marzo-Abril 1957 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

J A I M E L L U I S . Y N A V A S - B R U S I
Mateu ha interpretado muchos topónimos monetarios con la lengua vasca (1).
. En cuestiones de detalle, sus criterios presentan puntos dudosos, como él mismo
parece reconocer. Pero tal cúmulo de coincidencias no parece atribuible siempre
a casualidad. Incluso no siendo .exacta la interpretación, expresaría una simili-
tud de estructura lingüística que ha posibilitado establecer tales relaciones de
coincidencia.
Asimismo, ciertos elementos de la terminología monetaria parecen corro-
borar la existencia de aportaciones de diverso origen en la formación del habla
indígena. Hemos visto el término cala, considerado camita, junto a briga, de raiz
celta, y al il vascongado, de discutido origen primigenio, y el salir, relacionado con
el vascuence, y a través de éste, quizá de procedencia indogermánica, asimismo
el término ban parece expresar la idea de génesis (salirban), y quizá represente
un resabio del protocamita (2). En cuanto a las terminaciones en on es posible que,
según los casos, tengan procedencia camita o celta; es decir, que estemos ante
un fenómeno de convergencias fonéticas. En resumen, parece, pues, que la mo-
neda corrobora la existencia de elementos lingüísticos de diverso origen. Coincide
con éste en las citas de los autores; algunas ya las hemos visto, y asimismo Silvio
Itálico, quien sostenía que entre los galaicos había ((lenguas nativas,. Pero los
antiguos autores son poco explícitos, y no sabemos hasta qué punto son meras
variantes dialectales y a qué origen idiomático hacen referencia. Acabamos de
ver que la moneda permite perfilar algo más, pero su vocabulario, en último tér-
mino, es reducido; no permite perfilar hasta qué grado la fusión estaba plenamente
realizada. Lo que sí parece demostrar es que los contactos estaban ya en desarro-
llo, a juzgar por la forma cómo algunos términos se cruzan en varias poblaciones,
y el área que tienen coincide con la onomástica peninsular, donde incluso en el
Norte nos muestra nombres iberos y celtas, lo que parece expresar también un
fenómeno de fusión; mas es difícil precisar con estos solos datos cual fué el ele-
mento preponderante en origen, aunque parece que, cualquiera que fuera, tenia
ya muchas relaciones con lo que iba a ser el vascuence (3).
Merece destacarse la existencia de varias raíces, que parecen expresar ideas
de procedencia en algún sentido: ban, [ellar, [slken. En esto ha visto Tovar un
(1) MATEU: Hallazgos ..., p6g. 215 y sig.; Aporfacidn ..., phg. 5 y sig., e Idenfificacidn ..., phg. 45 y sig.
(2) J. LLUIS: Acofaciones ..., pdg. 56 y sig.
(3) ALI BEY-DOMINGO BAD~A Y LEBLICH (Viajes por Africa y Asia, Barcelona, 1943, parte 1, cap. 15)
aduce algunas palabras berberiscas, tal como se utilizaban en su tiempo, de interbs para el problema de la
evoluci6n de estos idiomas. Sobre esta cuestión tambien aportan datos de interbs, y que ademAs parecen
confirmar los puntos de vista aqui sostenidos: MICHEL HONNORAT (Dimonsfration de la parenlc! des langues
indo-europeénnes et sémitiques, París, 1933, pAg. 10-11, 192-193. 244-245,266-267,280 y 380-381) y A. CUNY
(Recherches sur le uocalisme en tnoslraliquer, Paris, 1943, pPg. 12-13 y 158). Algún otro ejemplo sobre el
posible alcance de los genitivos vascos y la raiz Turia en la moneda ibbrica pueden apreciarse en FERNANDO
GIMENO R~TA (Aportación al estudio de las monedas de Laie, Barcelona, 1950, p6g. 57 y sig.) y en ANTONIO
BELTRAN (En torno n la palabra rCastu* en algunas monedas de Turiasu, en NVMISMA, niim. 6 (1953), pkginas
23 y sig.).