Núm. 25 - Marzo-Abril 1957 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

I,A LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS
Lafon supone la lengua caucásica traída por inmigrantes procedentes de
Oriente y adoptada tbn la región vasca con superposición a una lengua anterior (1).
IJs posible, en cfccto, la existencia de iin sustrato de elementos lingüisticos caucásicos
mezclados a formas verbales procedentes de otrÓ origen. Pero históricarritnte
parece difícil una emigración distinta de las conocidas por la prehistoria,
y antropológicamente tambiEn parece de dificil explicación, tanto más cuanto
que se debería tratar de un movimiento de bastante importancia para que hubiera
visos de tal repercusión sobre el idioma éuscaro. Es dificil se trate de una aportación
de un pueblo de características étnicas y arqiieológicas similares a los preexistente~,
y por eso es de consideración el factor antropológico. Alas verosímil parece
que se trate, pues, de un antiguo pueblo con gran área mediterránea de extensión
y luego refugiado en el norte peninsular, lo que es admisible si lo relacionamos
con los precamitas. En una segunda fase pudo tener lugar el desarrollo de la fusión.
En el vascuence hay algunos elementos de declinación y flexión filiables como
indoeuropeos (2) y coincidentes con la posibilidad de varios estratos en el éus-
caro í:V, pero son insuficientes y de peligrosa interpretación aislada; también
entre el vascuence y el indoamericano hay ciertos paralelisn~os, pero no pue-
den obedecer a un contacto histórico y se explica por una similar fase de evo-
lución psicolingüística. Sin ser seguro, otro tanto pudo suceder con elementos
cuyo posit)le origen es oscuro y hay pocos casos para atribuir a un seguro con-
tacto histórico. De ahi la precisión de cautela. Uhlenbecl; ha señalado entre el
vascuence y el indogermano grandes diferencias y tambikn (