Núm. 25 - Marzo-Abril 1957 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

sión celta (1). Por eso Pittard también parece acertado al añadir: ((Es muy cierto
que el tipo humano, calificado de céltico por los antropólogos-hombres de talla
media, muy braquicéfalos y morenos-, no ha jugado ningún papel importante en
la composición de la naciOn española)) (2). Bicctivnmente, la llamada raza ibero-
insular parece corresponder a un pueblo camita, y, en todo caso, cualesquiera que
sean los complejos problemas presentados por la antropología camita y céltica,
no parece filiable como celta. Pesarían las facilidades de intercambio de sangre
que ofrece el Estrecho en contraposición al Pirineo (3).
b) Problemas pnrticu1are.s.-Según el conde de la Vega del Sella, en el neo-
litico los pueblos camitas ya parecen extendidos por toda la Penínsiila, e incluso
infiltrados en la actual Vasconia. De ser cierto, contribuiría a explicar lo que
siistentamos sobre las relaciones de la raza y lengua vasca con la antigua moneda
peninsular. Cuanto sabemos sobre el capsiense, el almeriense y demás culturas
de este período en relación con los movimientos de pueblos, explican que desde
antiguo empezara la difusión de los camitas y fusión con precamitas, con pre-
ponderancia de los primeros, tendiendo a formar un piicblo bastante uniforme.
Lo difícil, empero, es perfilar el grado en que la evolución idiomática fué paralela
y, por tanto, su exacta repercusión numisrnatica; pero sí parece que le afectaría
más o menos directamente (4). Probablemente, las mezclas que irían homogenei-
zando serían lentas. Suele ser lo frecuente, por las dificultades iniciales, precisión
de tiempo y cruces que suelen caracterizar a estos fenómenos. El hallazgo del
Argar lleva a conclusiones similares, tanto respecto del tiempo como de la propor-
ción de elementos intervinientes en la mezcla (5).
Los atlantomediterráneos de Deniker no están aún bien determinados. No
parecen una raza pura (en sus rasgos actuales) y se presentan como mezclados y
variantes de los dolicocéfalos camitas. Posiblemente, resultan del cruce de éstos
con los precamitas. Su mesocefalia (o, mejor, su dolicocefalia moderada) se expli-
caría por el cruce de los dolicocéfalos con los braquicéfalos, ya señalados. Broca
consideraba la braquicefalia como celta, y su aparición en las zonas montaiíosas
de Europa la atribuía a una vieja raza (calpina)) allí refugiada. En Espaiía, el índice
cefálico es inferior al de Europa (en realidad, mesocéfalo) y es difícil establecer
una relación con los alpinos europeos (mientras cabe con los precamitas). Pero,
incluso si cabe tal relación, lo único que pasaría es que conoceríamos otro rasgo
del sustrato preibero, y su menor hraquicefalia respondería al grado en que inter-
vino en la fusión de pueblos peninsulares. Lingiiisticarnente, dada la datación de
estos pueblos, tampoco surge gran problema, hoy por hoy, si bien contribuiría a
conocer el origen del sustrato vasco más antiguo. En Mugem aparece un tipo
braquicéfalo, originario quizá de Africa, mezclado a un dolicocéfalo, quizá preexis-
(1) Tanto la dolicocefalia como los elementos braquicéfalos susceptibles de aparecer en la Península,
tienen fundamentalmente una raíz piec6ltica.
(2) PITTARD: 06. cif., pág. 132 a 136.
(3) Vease M. REYGASSE: Monumenls funeraires prehislarniques de I'Afrique du Nord, París, 1950.
(4) Lurs PERICOT GARC~A, ya en 1934, en el tomo 1 de la Historia de España, del Instituto Gallach
(páginas 195-196), publicaba datos confirmando lo aqui indicado.
(5) Véase PERICOT: 06. cil., pág. 222.