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Núm. 25 - Marzo-Abril 1957 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

Núm. 25 - Marzo-Abril 1957 - Fábrica Nacional de Moneda y Timbre

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NVMISMA


S O C I E D A D I B E R O A M E R I C A N A<br />

D E E S T U D I O S N U M I S M Á T I C O S<br />

PUBLICACI 6~ BIMESTRAL<br />

M A D R I D<br />

Año VII <strong>Marzo</strong> -<strong>Abril</strong><br />

<strong>Núm</strong>. <strong>25</strong>


NVMISMA<br />

REVISTA DE LA SOCIEDAD IBEROAMERICANA<br />

DE ESTUDIOS NUMISMÁTICOS (S. 1. A. E. N,)<br />

D I R E C C I ~ N :<br />

FABRICA NACIONAL DE MONEDA Y TIMBRE.-MUSEO-BIBLIOTECA<br />

PLAZA DE COLON, 4<br />

COMITÉ DE PUBLICACIONES<br />

Presi<strong>de</strong>nte . . . Don F. Xavier Calicó.<br />

Secretario . . . Srta. Celina Iñíguez, Conservador <strong>de</strong>l Museo-Biblio-<br />

teca <strong>de</strong> la <strong>Fábrica</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> y <strong>Timbre</strong>,<br />

<strong>de</strong> Madrid.<br />

Vocales. . . . . Don Antonio Beltrán, Catedrático <strong>de</strong> Arqueología,<br />

Epigrafía y Numismática <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong><br />

Zaragoza.<br />

Don Pedro Batalha Reis, socio <strong>de</strong> honor <strong>de</strong> la<br />

S. 1. A. E. N., Académico correspondiente <strong>de</strong> la<br />

Aca<strong>de</strong>mia Portuguesa <strong>de</strong> la Historia.<br />

Asesor técnico. Don Carlos Foyaca <strong>de</strong> la Concha.<br />

b o n<br />

colaboradores <strong>de</strong> la Revista todos los socios <strong>de</strong> la S. I. A. E. N.,<br />

como asimismo algunos colaboradores especiales.<br />

De los juicios emitidos en los arlfeulos con firma, son responsables<br />

sus autores.<br />

Esta Revista se dlstrlbuye entre los mlembros <strong>de</strong> la Sociedad Iberoamericana <strong>de</strong> Entudlos<br />

NumismBtlcoi, o lntercambla, por acuerdo <strong>de</strong>l Comité <strong>de</strong> Pubilcsclones, con revlstsr rlmllares. l


NUMISMÁTICA ANTIGUA :<br />

S U M A R I O<br />

Lluis y Navas-Brusi, Jaime: La lengua <strong>de</strong> las monedas ibé-<br />

ricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

Guadan, Antonio Manuel <strong>de</strong>: Conientarios sobre la actual orien-<br />

tación <strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> numología ibérica. . . . . . .<br />

Karger, A lfredo: La numismática ecuatoriana . . . . . . .<br />

Rodrigue;, J. J.: Aportación al estudio <strong>de</strong> los reales <strong>de</strong> a dos.<br />

Mazard, Jean: Numismatique <strong>de</strong> 1'Interregne <strong>de</strong> Mauritanie.<br />

Beltrdt~ Villagrasa, Pío: Nueva ceca goda en el Pirineo<br />

Aragonés.-Fcrrari, Jorge N.: Un ((ensayo)) inédito y las<br />

monedas <strong>de</strong> cincuenta centavos, 1881-1956. (F. Xavier<br />

Calicó.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

MISCELÁNEAS<br />

:<br />

Noticiario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

<strong>Moneda</strong>s-medallas como regalo <strong>de</strong> Año Nuevo . . . . . . .<br />

Asuntos monetarios corilo motivos artísticos . . . . . . . .<br />

Nuevo Gabinete Nurnismático Bonaerense . . . . . . . . .<br />

Hallazgo monetario en Argentina . . . . . . . . . . . . .<br />

Medalla <strong>de</strong> proclamación inédita . . . . . . . . . . . . .<br />

Noiiciario social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .<br />

Instituto Bonaerense <strong>de</strong> Numismática y Antigüeda<strong>de</strong>s. . . .<br />

Philippine Numismatic Antiquariam Society . . . . . . . .<br />

Instituto Nurnismático c Paleográfico <strong>de</strong> Santos . . . . . .<br />

Pliginas


NUMISMATICA ANTIGUA


La lengua <strong>de</strong> las monedas ibéricas<br />

(Aportación a la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> sus bases<br />

<strong>de</strong> estudio)<br />

Por Jaime Lluis y Navas-Brusi<br />

1. CONSIDERACIONES GENERALES<br />

u NO <strong>de</strong> los problemas más interesantes <strong>de</strong> la numismática ibérica es el <strong>de</strong><br />

la fijación <strong>de</strong>l significado y lengua <strong>de</strong> sus leyendas monetarias. Un primer<br />

paso parece ya dado, al menos en sus líneas fundamentales, en gran parte gracias<br />

a los epigrafes monetarios: la transcripción <strong>de</strong> los símbolos alfabéticos, si bien<br />

aún está pendiente <strong>de</strong> solución alguna cuestión más o menos <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle (1). Pero<br />

subsiste otro aún más trascen<strong>de</strong>ntal y es el <strong>de</strong> la traducción <strong>de</strong> la lengua llamada<br />

ibérica. Para resolver esta cuestión, la Numismática sigue llamada a ejercer un<br />

importante papel, por constituir una <strong>de</strong> las pocas fuentes <strong>de</strong> conocimiento histórico<br />

en que cabe suponer <strong>de</strong> antemano el posible significado <strong>de</strong> sus epígrafes<br />

(topónimos, <strong>de</strong>clinaciones, etc.), lo que facilita el estudio <strong>de</strong> su representación<br />

concreta.<br />

Esta cuestión, ligada a la <strong>de</strong>l vascoiberismo, a su interés científico, une, a<strong>de</strong>más,<br />

el <strong>de</strong> encerrar el problema <strong>de</strong>l origen y ser <strong>de</strong> los pueblos peninsulares. Para<br />

su buen enfoque se precisa diferenciar tres cuestiones: raza, lengua y formas <strong>de</strong><br />

cultura. Se han cometido muchos errores por no analizar suficientemente a cuál<br />

<strong>de</strong> estos terrenos afectaba un dato concreto. Pero a la vez se precisa relacionarlos,<br />

y como ciertos eventos afectan a más <strong>de</strong> un aspecto <strong>de</strong> la realidad peninsular<br />

en medidas variables, es preciso relacionar con gran cautela las noticias proporcionadas<br />

por las diversas disciplinas.<br />

(1) Vease JAIME LLUIS Y NAVAS-BRUSI: Acofaciones a la lecfura <strong>de</strong>l numerario ibérico. en tNumario<br />

HispBnicoe, t. V, n6m. 9, pAg. 47-66.<br />

2 -9


J A I M E L L [<br />

, Y 1<br />

S Y N A V A S - B R C ' S I<br />

La Península, ro<strong>de</strong>ada en casi loda su periferia por mar. y a1 riorte separada<br />

por la cordillera pirenaica, tien<strong>de</strong> a constituir una unidad geográfica e histórica<br />

muy <strong>de</strong>terminada. Territorio a<strong>de</strong>más montañoso, tien<strong>de</strong> también a contener<br />

subdivisiones internas. Al mismo tiempo, toda la parte oriental <strong>de</strong> sus costas<br />

aparece bañada por las aguas mediterráneas.<br />

De ahí <strong>de</strong>riva que la geografía facilite unas ten<strong>de</strong>ncias en cierto aspecto contrapuestas,<br />

y que prcpon<strong>de</strong>ran alternativamente, salvo cuanílo se llega a soluciones<br />

armónicas. La unidad general facilita la ten<strong>de</strong>ncia a la constitución <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s<br />

culturales y políticas (área <strong>de</strong>l alfabeto ibérico, <strong>de</strong> la moneda <strong>de</strong>l jinete, diócesis<br />

<strong>de</strong> Hispania en la división <strong>de</strong> Diocleciano, reino visigodo, califato <strong>de</strong> (:a<br />

separado <strong>de</strong> Hagdad, unión española). I,a compartimcntación dificulta a vcccs<br />

que estas áreas ocupen toda la Pe~iinsula e incluso perniitc la aparición <strong>de</strong> tendcricias<br />

centrífugas (reinos <strong>de</strong> taifas, lugares don<strong>de</strong> no llega la moneda <strong>de</strong>l jinete, etc.).<br />

Otras veces surgen ten<strong>de</strong>ncias armónicas (en lo cultural, el área <strong>de</strong>l jinete, con diversidad<br />

<strong>de</strong> epígrafes que implican una autonomia acuñadora; en lo más mo<strong>de</strong>rno,<br />

la estructura <strong>de</strong> España en el Siglo <strong>de</strong> Oro, con una monarquía común respetuosa<br />

con las internas particularida<strong>de</strong>s locales). Por eso, en tiempos mo<strong>de</strong>rnos,<br />

se han registrado sucesos histórico-políticos en áreas peninsulares con evi<strong>de</strong>nte<br />

paralelismo con lo acaecido en la Edad Antigua (coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l Estado Español<br />

más Portugal, con el área <strong>de</strong> poblamiento <strong>de</strong> los antiguos camitas y precamitas).<br />

Naturalmente, los españoles <strong>de</strong>l Siglo <strong>de</strong> Oro no podían tener un sentido <strong>de</strong> la<br />

nacionalidad basado en un racismo si arqueológico^^ (l), cuando la prehistoria aun<br />

no había nacido (aun cuando algo sintieron vagamente, según muestra la leyenda<br />

<strong>de</strong> Tubal, fruto sea <strong>de</strong> un vago recuerdo <strong>de</strong>l pasado, o <strong>de</strong> una sreconstrucción))<br />

<strong>de</strong>rivada <strong>de</strong>l sentimiento <strong>de</strong> una comunidad humana diferenciada <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> antiguo). Lo sucedido <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la comunidad <strong>de</strong>l marco geográfico, que <strong>de</strong><br />

por si contribuye a advertir se constituye un grupo diferenciado <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> la<br />

humanidad y, a<strong>de</strong>más, porque la misma influencia <strong>de</strong>l cuadro geográfico permite<br />

el <strong>de</strong>sarrollo en su seno <strong>de</strong> elementos <strong>de</strong> Historia y cultura comunes, que <strong>de</strong>sarrollan<br />

la conciencia <strong>de</strong> comunidad (religión, luchas contra el Islam, separación<br />

<strong>de</strong> Europa, etc.). Todo ello explica la coinci<strong>de</strong>ncia en la Edad Mo<strong>de</strong>rna entre<br />

las ten<strong>de</strong>ncias políticas <strong>de</strong> entonces y el legado prehistórico. Esto no implica<br />

(1) De todos modos, sentían un cierto racismo, aunque <strong>de</strong>terminaran mal sus bases, que se refleja<br />

en las pruebas <strong>de</strong> limpieza <strong>de</strong> sangre, no súlo exigidas por la nobleza. sino tatnbi6ii por muchos gremios<br />

laborales. (Véase J. L. Di~z O'NEIL: LOS gremios en la Espda Imperial, hladrid, 1941.) Asimismo, teiilan<br />

un sentido <strong>de</strong> vieja comunidad histórica y geogrhfica; en cierto sentido, una diferenciacibn cnaciorial~. Lo<br />

que, naturalmente, conocfan peor que nosotros, por el estado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las ciencias que en aquel entonces<br />

era el exacto fundamento d5lcticon <strong>de</strong> esta comunidad; es <strong>de</strong>cir, la plasmaciún <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle, mhs que<br />

el criterio general (el principio), era lo que faiiaba.


LA LENGUA DE 'LAS MONELIAS IBÉRIcAS<br />

la aceptacibn <strong>de</strong>l <strong>de</strong>terminismo, pues el que la geografía ofrezca unas posibilida-<br />

<strong>de</strong>s <strong>de</strong> acción al hombre, e incluso el que haya convenido en este caso aceptar<br />

tal posibilidad, no supone necesariamente la ciega necesidad <strong>de</strong> obrar en tal sen-<br />

tido (1).<br />

Pero, a<strong>de</strong>más, su carácter costero abre unas posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> influjos extran-<br />

jeros (no siempre <strong>de</strong> fácil penetración hacia el interior, como consecuencia <strong>de</strong> las<br />

montañas, pero que cuando lo logran tien<strong>de</strong>n a abarcar en cierto sentido toda<br />

España, como consecuencia <strong>de</strong> su carácter peninsular). Dentro <strong>de</strong> esta fenomenolo-<br />

gia está la llegada <strong>de</strong> los iberos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hfrica, <strong>de</strong> los celtas en las costas cántabras<br />

y <strong>de</strong>l numerario y su alfabeto en las costas mediterráneas, marcando <strong>de</strong>spués<br />

una ten<strong>de</strong>ncia a penetrar hacia el interior, cruzándose con zonas culturalmente<br />

celtas y otras ibéricas. El resultado y naturaleza <strong>de</strong> estos cruces van a ser seguida-<br />

mente objeto <strong>de</strong> nuestro estudio.<br />

111. CONDIC IOR'ARI IENTO MISTÓRICO Y ANTROPOLÓGICO<br />

DE LA MONEDA IBÉRICA<br />

a) A'otas generales.-De nuestra protohistoria, el problema racial es quizá<br />

el menos oscuro, gracias a la base objetiva que proporcionan los restos antropo-<br />

lógicos. Prepon<strong>de</strong>raba ya en la Península el dolicocéfalo moreno, bajo <strong>de</strong> estatura<br />

(inferior a 1,/0), harto nervioso, etc. Es un tipo perteneciente a la raza llamada<br />

mediterránea o camita, que en un momento dado se extendió por toda la cuenca<br />

<strong>de</strong>l Mediterráneo y <strong>de</strong>l que son restos los iberos, los sicilianos, los berberiscos,<br />

libios y primitivos egipcios (2). I,a antropología eoinci<strong>de</strong> en esto con la lógica y la<br />

geografía (facilidad <strong>de</strong> atravesar el Estrecho, y lo que sabemos sobre la <strong>de</strong>secación<br />

<strong>de</strong>l Sahara y un movimiento camita <strong>de</strong> sur a norte, una <strong>de</strong> cuyas fases seria saltar<br />

<strong>de</strong>l Rif a la Península). Ya veremos su posible influencia sobre la lengua y, por tanto,<br />

la epigrafia monetaria.<br />

Esta tónica general no excluye ciertas particularida<strong>de</strong>s: un foco en Andalucia<br />

Occi<strong>de</strong>ntal relacionable quizá con los precamitas, las invasiones prerromanas<br />

y quizá con la cuestión tartesia (esta última con efectos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />

cultural sobre las zonas numismáticas don<strong>de</strong> hubo exclusión <strong>de</strong>l jinete); otro<br />

foco en el noroeste, posible mezcla <strong>de</strong> celtas y moradores más antiguos (quizá<br />

por ser uno <strong>de</strong> los primeros lugares dominados por los celtas, don<strong>de</strong> afincarían<br />

sólidamente y tendrían una base <strong>de</strong> incursiones hacia el interior), y el pueblo<br />

vasco, el que ha dado lugar a más discusiones y fantasías.<br />

(1) Sobre esta cuestión, v6ase J. LLLJIS Y NAVAS: El sujeto <strong>de</strong> la Historia, Barcelona, 1951, phg. 11, y<br />

Las cuestiones legales sobre la amonedación peninsular en la Edad Antigua, Madrid, 1953, phg. 33.<br />

(2) Como veremos, en esta cuestión la coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los antropblogos es notoria.<br />

.


J A I M E L L U I S Y N A \ ' A S - B R U S I<br />

Los vascos actuales (y, consiguientemente, el sustrato <strong>de</strong> los antiguos iberos)<br />

ofrecen el problema <strong>de</strong> su relación racial e histórica con otros elementos rubios<br />

en zona camita (guanches y los llamados bereberes rubios). Entre los bereberes<br />

aparecen, a veces, tipos <strong>de</strong> ojos claros (<strong>de</strong> pigmentación a veces incluso rubia).<br />

No parece que <strong>de</strong>sciendan siempre <strong>de</strong> los vándalos, aunque quizá si en algún<br />

caso. Las invasiones germánicas parecen haber sido poco numerosas, a juzgar<br />

por los rastros que han <strong>de</strong>jado, y su número disminuiría al irse alejando <strong>de</strong> Ger-<br />

mania y quedando elementos en el camino; su misma forma <strong>de</strong> emigrar por pueblos,<br />

con necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> abastecimiento, alojamiento, etc., limitaba el posible número<br />

<strong>de</strong> emigrantes; lo mismo se <strong>de</strong>duce <strong>de</strong> la falta <strong>de</strong> sorpresa <strong>de</strong> los autores contem-<br />

poráneos ante el número <strong>de</strong> invasores y que <strong>de</strong> ser más habrían sido muy diez-<br />

mados, llegando pocos a la meta <strong>de</strong> sus andanzas. La estructura económica y<br />

social (sistema sucesorio, economía <strong>de</strong> cazadores, etc.) harían pronto que necesi-<br />

taran nuevas tierras, sin ser muy numerosos en comparación con la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong><br />

habitantes al sur, y la antropologia parece confirmar estas observaciones (1).<br />

A<strong>de</strong>más, en el caso <strong>de</strong> los bereberes, los elementos rubios aparecen citados antes<br />

<strong>de</strong> la invasión germana (2).<br />

Por tanto, hemos <strong>de</strong> suponerlos <strong>de</strong>scendientes <strong>de</strong> los precamitas, y parece<br />

confirmarlo su localización en zonas <strong>de</strong> refugio y arrinconamiento (Canarias, mon-<br />

tes vascos y <strong>de</strong>l Atlas), propias <strong>de</strong> vencidos y refugiados. A<strong>de</strong>más, raramente<br />

una invasión aniquila totalmente al <strong>de</strong>rrotado, sea porque éste halla refugios<br />

don<strong>de</strong> subsistir, o porque el invasor no <strong>de</strong>sea un exterminio en masa, o ambos mo-<br />

tivos a la vez. El paralelismo entre vascos rubios y guanches rubios parece con-<br />

firmarlo en este caso.<br />

Tanto entre bereberes como entre vascos parece darse un fenómeno <strong>de</strong> fusión<br />

<strong>de</strong> camitas y precamitas, con ten<strong>de</strong>ncia a constituir un todo homogéneo. En<br />

el primer caso, es generalmente admitido por los autores; en el segundo, no se<br />

advirtió siempre, quizá por un error <strong>de</strong> método, <strong>de</strong>bido al <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> fijar tipos<br />

+puros)>, que harían olvidar la complejidad <strong>de</strong> los realmente existentes. Pero en<br />

las zonas vascas más alejadas <strong>de</strong> las comunicaciones son frecuentes los dolico-<br />

céfalo~ morenos con los ocho apellidos <strong>de</strong> un vasquismo evi<strong>de</strong>nte, lo que hace<br />

suponer que la mezcla es <strong>de</strong> remoto origen. Es dificil <strong>de</strong>terminar el momento en<br />

que empezó, y no sabemos exactamente hasta qué punto los primitivos camitas<br />

fueron a dominar aquel refugio, si a su vez se refugiaron ante posteriores invasores<br />

(celtas, romanos, germanos o árabes), o si tan sólo es un fenómeno <strong>de</strong> lenta oósmo-<br />

sis)) por la relación entre vascos y el resto <strong>de</strong> España a través <strong>de</strong> los siglos. Estas<br />

hipótesis ni se excluyen ni se implican. Lo más posible parece la existencia <strong>de</strong><br />

varias causas y capas <strong>de</strong> asimilación. Esta teoría simplifica el problema <strong>de</strong>l pano-<br />

rama antropológico actual. En cambio, complica el numisrnático y lingüístico, por<br />

cuanto una <strong>de</strong>ducción es que el estado antropológico <strong>de</strong> hoy dia poco nos pue<strong>de</strong><br />

(1) También pudo influir en sus migraciones la ambici6n econ6mica. el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> botin.<br />

(2) Véase Jos& MAR~A BATISTA Y ROCA, en Las razas humanas, Barcelona, 1928, tomo 11, phg. 186 y<br />

siguientes.


LA LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

ayudar a dilucidar el cuadro exacto en que se <strong>de</strong>sarrolló la lengua y moneda <strong>de</strong><br />

hace dos milenios. De todos modos, permite hacernos una i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l cuadro feno-<br />

mcnológico general, aun cuando no sobre en qué fase estaba el mismo, y hay dos<br />

<strong>de</strong>ducciones claras: que el País Vasco es un ((fondo <strong>de</strong> saco* don<strong>de</strong> se superponen<br />

capas <strong>de</strong>saparecidas <strong>de</strong> otros lugares <strong>de</strong> la Península, que se registran allí los mis-<br />

mos fenómenos <strong>de</strong> fusión, pero con un retraso cronológico (la subsistencia <strong>de</strong>l vas-<br />

cuence y su retroceso ante el castellano están en ese caso), y la Península no estaba<br />

habitada por una raza pura, pero si que prepon<strong>de</strong>raba un grupo (camitas mati-<br />

zados por precamitas) que tendía a homogeneizarse por fusión, fenómeno que<br />

ha continuado en el curso <strong>de</strong> la historia. Así la diferencia entre vascos y los res-<br />

tantes peninsulares no es racialmente cualitativa, sino cuantitativa, por parti-<br />

cipación <strong>de</strong> nienor sangre camita en la fusión, <strong>de</strong> la que hay en zonas más acce-<br />

sihles. Lllgunos autores consi<strong>de</strong>ran incompatibles las soluciones camita y vasca<br />

para las lenguas <strong>de</strong> nuestra moneda (1). En realidad, caen en una petición <strong>de</strong> prin-<br />

cipio, por no diferenciar bien el aspecto antropológico <strong>de</strong>l lingijístico ni matizar<br />

la diferencia <strong>de</strong> función <strong>de</strong> las posibles capas en la sangre y la lengua <strong>de</strong> los his-<br />

panos antiguos.<br />

Deiiiker y I'ittard sustentan criterios semejantes, atribuyendo el elemento<br />

prepon<strong>de</strong>rante a la que llaman raza iberoinstrlar (dolicocéfala, baja, etc.), con<br />

un elemento secundario que llaman raza mediterránea (mesocéfalo, algo mas alto)<br />

y apartlce en las zonas costeras <strong>de</strong> España y el litoral mediterráneo, entre nos-<br />

otros bastante mezclada a 19 anterior y quizá emparentada con un grupo étnico<br />

<strong>de</strong> las Islas Hritánicas (2), si bien esta segunda raza está peor conocida. Pero in-<br />

cluso los autores extranjeros reconocen que nuestro país es uno <strong>de</strong> los mejor<br />

coiiocidos antropológicamente y que, junto a Escandinavia, es el que ofrece mayor<br />

homogeneidad <strong>de</strong> Europa (3). El carácter peninsular, excéntrico y montañoso,<br />

<strong>de</strong> ambos territorios explica que en el fondo no se hayan prestado a la instalación<br />

<strong>de</strong> poblaciones <strong>de</strong>masiado divergentes, que las invasiones hayan sido <strong>de</strong> minorías<br />

antropológicamente.<br />

El reparto por zonas <strong>de</strong> los índices cefálicos y la general uniformidad <strong>de</strong> esta-<br />

tura lleva a conclusiones similares (4). No hay regiones esencialmente distintas, sino<br />

variantes, <strong>de</strong> la prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> la dolicocefalia (incluso en los casos <strong>de</strong>l País<br />

Vasco, Galicia y norte <strong>de</strong> Portugal). Tan sólo resulta mas acusada en el su<strong>de</strong>ste<br />

que en el noroeste. Ante la situación peninsular, Pittard pudo concluir que esta<br />

tierra ((entera no encierra más que hombres <strong>de</strong> cabezas alargadas ...; <strong>de</strong>bemos sub-<br />

rayar sobre ese territorio español, que fué recorrido en el curso <strong>de</strong> la historia por<br />

numerosos invasores, la ausencia completa <strong>de</strong> braquicéfalos)). Efectivamente, es<br />

la conclusión general que <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> la realidad. Las pequeñas variantes <strong>de</strong> esta<br />

unidad, atribuíbles a causas más o menos accesorias, no parecen fruto <strong>de</strong> la inva-<br />

(1) VBase, por ejemplo, E~IILIO RELANO: Babel. las lenguas <strong>de</strong>l mundo, Buenos Aires, 19-46, phg. 166 y<br />

siguientes.<br />

(2) EUGENE PITTARD: Les races et l'histoke, Parfs, 1924, p6g. 108-111.<br />

(3) PITTARD: Ob. cit., pAg. 114.<br />

(4) PITTARD: Oh. cit., pdg. 130 y sig.


sión celta (1). Por eso Pittard también parece acertado al añadir: ((Es muy cierto<br />

que el tipo humano, calificado <strong>de</strong> céltico por los antropólogos-hombres <strong>de</strong> talla<br />

media, muy braquicéfalos y morenos-, no ha jugado ningún papel importante en<br />

la composición <strong>de</strong> la naciOn española)) (2). Bicctivnmente, la llamada raza ibero-<br />

insular parece correspon<strong>de</strong>r a un pueblo camita, y, en todo caso, cualesquiera que<br />

sean los complejos problemas presentados por la antropología camita y céltica,<br />

no parece filiable como celta. Pesarían las facilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> intercambio <strong>de</strong> sangre<br />

que ofrece el Estrecho en contraposición al Pirineo (3).<br />

b) Problemas pnrticu1are.s.-Según el con<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Vega <strong>de</strong>l Sella, en el neo-<br />

litico los pueblos camitas ya parecen extendidos por toda la Penínsiila, e incluso<br />

infiltrados en la actual Vasconia. De ser cierto, contribuiría a explicar lo que<br />

siistentamos sobre las relaciones <strong>de</strong> la raza y lengua vasca con la antigua moneda<br />

peninsular. Cuanto sabemos sobre el capsiense, el almeriense y <strong>de</strong>más culturas<br />

<strong>de</strong> este período en relación con los movimientos <strong>de</strong> pueblos, explican que <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

antiguo empezara la difusión <strong>de</strong> los camitas y fusión con precamitas, con pre-<br />

pon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> los primeros, tendiendo a formar un piicblo bastante uniforme.<br />

Lo difícil, empero, es perfilar el grado en que la evolución idiomática fué paralela<br />

y, por tanto, su exacta repercusión numisrnatica; pero sí parece que le afectaría<br />

más o menos directamente (4). Probablemente, las mezclas que irían homogenei-<br />

zando serían lentas. Suele ser lo frecuente, por las dificulta<strong>de</strong>s iniciales, precisión<br />

<strong>de</strong> tiempo y cruces que suelen caracterizar a estos fenómenos. El hallazgo <strong>de</strong>l<br />

Argar lleva a conclusiones similares, tanto respecto <strong>de</strong>l tiempo como <strong>de</strong> la propor-<br />

ción <strong>de</strong> elementos intervinientes en la mezcla (5).<br />

Los atlantomediterráneos <strong>de</strong> Deniker no están aún bien <strong>de</strong>terminados. No<br />

parecen una raza pura (en sus rasgos actuales) y se presentan como mezclados y<br />

variantes <strong>de</strong> los dolicocéfalos camitas. Posiblemente, resultan <strong>de</strong>l cruce <strong>de</strong> éstos<br />

con los precamitas. Su mesocefalia (o, mejor, su dolicocefalia mo<strong>de</strong>rada) se expli-<br />

caría por el cruce <strong>de</strong> los dolicocéfalos con los braquicéfalos, ya señalados. Broca<br />

consi<strong>de</strong>raba la braquicefalia como celta, y su aparición en las zonas montaiíosas<br />

<strong>de</strong> Europa la atribuía a una vieja raza (calpina)) allí refugiada. En Espaiía, el índice<br />

cefálico es inferior al <strong>de</strong> Europa (en realidad, mesocéfalo) y es difícil establecer<br />

una relación con los alpinos europeos (mientras cabe con los precamitas). Pero,<br />

incluso si cabe tal relación, lo único que pasaría es que conoceríamos otro rasgo<br />

<strong>de</strong>l sustrato preibero, y su menor hraquicefalia respon<strong>de</strong>ría al grado en que inter-<br />

vino en la fusión <strong>de</strong> pueblos peninsulares. Lingiiisticarnente, dada la datación <strong>de</strong><br />

estos pueblos, tampoco surge gran problema, hoy por hoy, si bien contribuiría a<br />

conocer el origen <strong>de</strong>l sustrato vasco más antiguo. En Mugem aparece un tipo<br />

braquicéfalo, originario quizá <strong>de</strong> Africa, mezclado a un dolicocéfalo, quizá preexis-<br />

(1) Tanto la dolicocefalia como los elementos braquicéfalos susceptibles <strong>de</strong> aparecer en la Península,<br />

tienen fundamentalmente una raíz piec6ltica.<br />

(2) PITTARD: 06. cif., pág. 132 a 136.<br />

(3) Vease M. REYGASSE: Monumenls funeraires prehislarniques <strong>de</strong> I'Afrique du Nord, París, 1950.<br />

(4) Lurs PERICOT GARC~A, ya en 1934, en el tomo 1 <strong>de</strong> la Historia <strong>de</strong> España, <strong>de</strong>l Instituto Gallach<br />

(páginas 195-196), publicaba datos confirmando lo aqui indicado.<br />

(5) Véase PERICOT: 06. cil., pág. 222.


ldA 1,EiVC;I:A DE LAS MONEDAS IBBRIC'AS<br />

tente, cuyo hallazgo se fecha en los Kjiokkenmoddings. El neolitico <strong>de</strong> Asia Menor<br />

también presenta una raza braquicéfala, pero el nuestro, junto a una unidad cul-<br />

tural, presenta dolicocéfalos y hraquicéfalos; estos parecen constituir el sustrato<br />

más antiguo y <strong>de</strong> origen mediterráneo (1). Asimismo, hay algún caso en que los<br />

dolicocéfalos están en las cimas <strong>de</strong> las montañas, según señala Olóriz, si bien<br />

no es regla general. En Balaguer hay un núcleo mesocéialo en los estribos <strong>de</strong>l<br />

monte. En todo esto, aparte <strong>de</strong>l posible papel <strong>de</strong> los celtas, parecen po<strong>de</strong>r pesar<br />

los rnovimicntos politicos y <strong>de</strong> pueblos, que pue<strong>de</strong>n haber dado lugar a comple-<br />

plejos cambios <strong>de</strong> situación. En todo caso, nos ilustran sobre la posible comple-<br />

jidad <strong>de</strong> los precamitas (y sus grados <strong>de</strong> fusión), lo que ha <strong>de</strong> ser relacionado<br />

con la complejidad originaria <strong>de</strong> los atlantomediterráneos <strong>de</strong> Deniker. La distri-<br />

t~ución dc los mesoc4falos resulta difícilmente explicable, por las invasiones cel-<br />

tas, y si por anteriorrs invasiones (dolicocéfalas y braquicéfalas, quizá africanas), y<br />

posihlcrnente esta en la raiz <strong>de</strong> la explicación <strong>de</strong> los atlantomediterráneos. En<br />

todo caso, siempre llegamos a la conclusión <strong>de</strong> un substrato precamita, más o menos<br />

fundido y relacionado con antiguas poblaciones africanas, sobre e1 que se super-<br />

pone y crca un nuevo fenómeno <strong>de</strong> progresiva fusión, un elemento camita, que<br />

está en la raíz <strong>de</strong> lo que solemos enten<strong>de</strong>r por iberos y da la hase antropológica<br />

<strong>de</strong> la Península, sin <strong>de</strong>jar por eso <strong>de</strong> plantear otro problema <strong>de</strong> posible o distinta<br />

evolución lingiiistica que ha <strong>de</strong> tener muy en cuenta el numísmata, según veremos.<br />

El posible origen mediterráneo <strong>de</strong> estos precamitas (aun cuando quizá ya sean<br />

el elemento minoritario en la formación <strong>de</strong> los mesocefalos) encierran quizá la<br />

raíz <strong>de</strong>l origen <strong>de</strong> posibles elementos caucásicos en la lengua vasca y el carácter<br />

dc zona <strong>de</strong> arrinconamiento <strong>de</strong> los lugares en que aparecen estos elementos; es<br />

<strong>de</strong>cir, seria propia <strong>de</strong> los elementos en cierto sentido primitivos y arrinconados y<br />

fundidos antropol6gicamente por los elementos más mo<strong>de</strong>rnos (camitas). Antro-<br />

pológicamente, parece que nos hallamos ante una prepon<strong>de</strong>rancia general <strong>de</strong><br />

los camitas, con algunas zonas minoritarias en que, en más o menos grado, cuentan<br />

aún los clementos precamitas sometidos a un proceso <strong>de</strong> homogeneización. Pero<br />

es posible que los elementos lingüísticos intervinieran en proporción diferente, y<br />

esto pudo pesar consi<strong>de</strong>rablemente en los epigrafes monetarios.<br />

La ten<strong>de</strong>ncia a la uniformidad antropológica y su gradual <strong>de</strong>sarrollo se aprecia<br />

en que la diferencia <strong>de</strong> índices cefalicos entre las regiones peninsulares es general-<br />

mente pequeña; en algún caso quizá sea incluso error <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong> las<br />

zonas, en particular las <strong>de</strong> refugio y <strong>de</strong>l grado <strong>de</strong> fusión. Aparte <strong>de</strong> que en estas<br />

pequeñas difcrcncias pue<strong>de</strong>n haber intervenido elementos acci<strong>de</strong>ntales (clima,<br />

trabajos, etc.) y que, en todo caso, no pue<strong>de</strong> olvidarse su pequeñez.<br />

Como reconoce Schulten, hay bastante relación entre los precamitas <strong>de</strong> ambas<br />

riberas <strong>de</strong>l Estrecho, y ello contribuye a explicar las relaciones iberobereberes,<br />

por obe<strong>de</strong>cer a una cierta i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> los sucesivos estratos que los integran (2).<br />

En cuanto a Bosch Gimpera, i<strong>de</strong>ntifica iberos y cultura <strong>de</strong> Almeria, con lo cual<br />

(1) PITTARD: Oh. cit., p&g. 117-1<strong>25</strong> y 129-130.<br />

(2) VBase SCHULTEN: Hispania. Barcelona, 1920, pág. 107 y 109.


J A I M E L L U I S Y N A V A S - B R U S I<br />

resultaría que la iberización <strong>de</strong> la Meseta empezaría ya en el eneolítico U), lo que<br />

contribuiría a explicar una fusión <strong>de</strong> viejo origen, ya <strong>de</strong>sarrollada y quizá bastante<br />

homogeneizada en el periodo histórico en que se empezó a utilizar la moneda.<br />

Su presencia en la Península es uno <strong>de</strong> los problemas más oscuros y cuyas<br />

soluciones resultan más hipotéticas. Para Bosch Gimpera no existieron en His-<br />

pania. Su pretendida presencia proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> un error <strong>de</strong> los autores griegos. En tal<br />

caso, el problema <strong>de</strong>saparecería por inexistente.<br />

Para Schulten, representan la primitiva población peninsular, arrinconada<br />

por celtas e iberos. Vendrian a ser los aquí calificados <strong>de</strong> precamitas.<br />

Gómez-Moreno los consi<strong>de</strong>ra una invasión indogermánica en la Edad <strong>de</strong>l Bron-<br />

ce, extendida en el Norte Cántabro y la Meseta superior. Si! poca aparente influen-<br />

cia sobre la antropología peninsular se explicaría, en tal caso, por ser una invasión<br />

cultural o haber matizado a posteriori lo que hemos entendido por precamitas,<br />

fundiéndose con sus características, y por eso no perturban nuestros puntos <strong>de</strong><br />

vista (2). En pro <strong>de</strong> su tesis, Gómez-Moreno aduce que la esvástica y lengua ligures<br />

parecen indoeuropeas (3). Dentro <strong>de</strong> la oscuridad <strong>de</strong> la cuestión y poco concluyente<br />

<strong>de</strong> los argumentos, <strong>de</strong> ser cierto el indogermanismo lingüístico explicaría el punto<br />

<strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Caro Baroja sobre el posible origen indogermano <strong>de</strong>l término monetario<br />

salir (i<strong>de</strong>ntificado con plata) (4).<br />

¿Constituyeron los tartesios una invasión étnica o una superposición cul-<br />

tural? Gómez-Moreno se inclina por la segunda solución, pues las leyendas y <strong>de</strong>fen-<br />

sas amuralladas le parece prueban se trataba <strong>de</strong> una organización frente a bár-<br />

baros dominados (5). Efectivamente, sin ser argumentos <strong>de</strong>finitivos, inclinan hacia<br />

esa solución, pero a<strong>de</strong>más la antropología no parece mostrarnos un área étnica<br />

coinci<strong>de</strong>nte con la dominación política tartesia (6). Con todo, cabe que la fusión<br />

se realizara más a<strong>de</strong>lante, por los movimientos <strong>de</strong> pueblos <strong>de</strong>l Medievo, e incluso<br />

por cierta constante ((migración invisible)) <strong>de</strong> los norteños hacia el Sur, <strong>de</strong> los<br />

((foramontanoso. Cabe incluso fueran invasiones mediterráneas sin gran<strong>de</strong>s dife-<br />

(1) VBanse las observaciones <strong>de</strong> PERICOT, en la 0b. cit., phg. 264.<br />

(2) Estas observaciones hacen referencia al alcance general <strong>de</strong> la teorla. En otro lugar nos referimos<br />

a las tesis <strong>de</strong> G~MEZ-MORENO ~0bie 10s ~usC~~OS.<br />

(3) G~MEZ-MORENO: Miscelóneas, t. 1, Madrid, 1949, phg. 37.<br />

(4) J. LLUIS: Acotaciones ..., p4g. 52 y sig.<br />

(5) G~UEZ-MORENO: Ob. cit., phg. 34 Y 56.<br />

(6) T6mese esta afirmación con las salveda<strong>de</strong>s hechas anteriormente.


LA LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

rencias étnicas con los antiguos pobladores, algo así como hizo el elemento bereber<br />

en sus oleadas durante la Reconquista (1).<br />

Un cambio cultural tan diferenciado cual el tartesio, no parece posible sin.<br />

movimientos <strong>de</strong> pueblos. La arqueología parece confirmarlo; pero esto no resuelve<br />

su trascen<strong>de</strong>ncia antropológica y numismática, e inclusa el aspecto cultural pre-<br />

senta muchos problemas. Quizá influyera en la diferencia entre la numismática<br />

<strong>de</strong> la costa norte y sur <strong>de</strong> nuestra costa medilerránea, pero es difícil opinar, por<br />

influir otros elementos en nuestra moneda, y <strong>de</strong> la importancia <strong>de</strong> los fenicios<br />

y cartagineses.<br />

Philipon, basándose excliisivamente en la toponimia, consi<strong>de</strong>ró indoeuropeos<br />

a los tartesios e iberos, diferenciándolos completamente entre sí, y supuso que<br />

en momentos diferentes ocuparían toda la Galia, pero los tartesios llegarían <strong>de</strong><br />

Africa y ,\sia por mar y los iberos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Europa (2), y los extien<strong>de</strong> incluso por<br />

Alemania occi<strong>de</strong>ntal e Italia. Su tesis se presta a múltiples objeciones; se basa<br />

en vocablos <strong>de</strong> dudoso iberismo, amén <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> (cconvergenciass y neologismos,<br />

en apoyos exclusivamente toponímicos, y arqueológicamente esta expansión<br />

ibérica sólo parece relacionable con la <strong>de</strong>l vasco campaniforme (31, cuyo origen,<br />

a<strong>de</strong>más, parece peninsular o africano, y posiblemente fue más <strong>de</strong> una cultura<br />

que <strong>de</strong> una raza. Su distinción antropológica entre iberos y tartesios y el indo-<br />

germanismo que lcs atribuye, carcccn <strong>de</strong> sólido fundamento. La causa <strong>de</strong> su tesis<br />

parece ser lo mucho que ignoramos <strong>de</strong> la lengua ibérica, y es oscurísimo el viaje<br />

traseuropeo <strong>de</strong> los iberos, así como el punto en que fija su área y origen. A<strong>de</strong>más,<br />

razas y lenguas no tienen siempre las mismas áreas, y sería dificil relacionar esta<br />

expansión con la antropología. En la medida en que pudiera haber algo <strong>de</strong> cierto<br />

en esto, explicaría que los celtas se iberizaran algo en su camino hacia la Pen-<br />

ínsula y ello pudo matizar sus formas culturales y lingüísticas, incluso monetarias,<br />

en la IJeninsula. IbIonctariamcntc, no sc le conocerían más efectos que el uso <strong>de</strong>l<br />

jinete en el sur <strong>de</strong> Francia, explicable también por una expansión mas ((mo<strong>de</strong>rada*<br />

<strong>de</strong> los iberos.<br />

Es problemática la importancia antropológica <strong>de</strong> los celtas en España y su<br />

papel en la formación <strong>de</strong> los celtíberos. Los datos arqueolÓgicos, culturales y<br />

antropológicos no coinci<strong>de</strong>n siempre. El nombre <strong>de</strong> los celtíberos implica un ca-<br />

rácter mixto, pero esto no permite <strong>de</strong>cidir <strong>de</strong> antemano el papel <strong>de</strong> ambos elemen-<br />

tos en cada caso y tribu, si bien una cierta i<strong>de</strong>ntidad fenomenológica contribuirían<br />

a la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> calificación. Posiblemente, se trata <strong>de</strong> celtas superpuestos a afri-<br />

canos que, en más o menos grado, per<strong>de</strong>rían conciencia <strong>de</strong> sil personalidad, y <strong>de</strong>s-<br />

(1) VBase C. E. DURLER: Uber Berbersiedlungen auf <strong>de</strong>r iherischer Halbinsel, en ~Romanica Helvetica,,<br />

XX, phg. 182-196.<br />

(2) Les peupl~s primiiifs <strong>de</strong> 1'Europe méridionale, Paris, 19<strong>25</strong>, phg. 151 y sig.<br />

(3) HVBERT: Los cellns y In ezpansi6n céltica hnsla la Cpoco <strong>de</strong> Ln Ttne, Barcelona, 1941, phg. 107 y 385.


J A I M E 1, lA t 7 I<br />

S' 1. Sil \ ' A S - B l { U . S l<br />

pués vendría otra superposición <strong>de</strong> iberos reaccionarios más conscientes <strong>de</strong> su ser.<br />

Los datos que poseemos (sobre las épocas que <strong>de</strong>jaron restos humanos) pareccn<br />

confirmar la prepon<strong>de</strong>rancia camita entre los celtíberos. Los cráneos <strong>de</strong> Numancia<br />

respon<strong>de</strong>n a un tipo indígena y no celta; incluso en Galicia parece haber pohla-<br />

ciones sometidas, proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> antiguas capas étnicas (1).<br />

Garcia Bellido, siguiendo en parte a Bosch Gimpera, supone a los iberos<br />

establecidos en la Peninsula <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el eneolitico. por no conocerse posteriores<br />

mutaciones <strong>de</strong> pueblos. Los situa en el litoral niediterráneo, mientras atribuye<br />

a los celtas el noroeste y la Meseta a los ctltas. Consi<strong>de</strong>rando la Meseta poco<br />

poblada, atribuye los celtiberos a una posterior fusión, fruto <strong>de</strong> un movimiento<br />

<strong>de</strong> los iberos <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l Ebro hacia la zona céltica (2). Existe la posibilidad <strong>de</strong><br />

más venidas <strong>de</strong> africanos, <strong>de</strong> las registradas por la arqueología, por la similitud<br />

<strong>de</strong> cultura y raza, a ambos lados <strong>de</strong>l Estrecho, <strong>de</strong> fácil paso. La cremación difi-<br />

culta el estudio <strong>de</strong> los celtibcros, pero lo indicado sobre la anterior población<br />

y la que ha subsistido hace suponer que los camitas siempre permanecieron, aun-<br />

que se les superpusieran los celtas. La escasa <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> población (<strong>de</strong> antiguos<br />

camitas y <strong>de</strong> celtas superpuestos, que serían pocos en la etapa final <strong>de</strong> su expan-<br />

sión) haría quizá posihle un refuerzo <strong>de</strong>l elemento ibérico por una corrida <strong>de</strong> éste,<br />

cuya localización a partir <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l Ebro <strong>de</strong> todos modos no es segura, y nienos<br />

su alcance. Por mucho que pudieran pesar los movimientos <strong>de</strong> puel>los en la Re-<br />

conquista, es dudoso que ellos sean los <strong>de</strong>terminantes <strong>de</strong>l camitismo en la Jleseta,<br />

y, por tanto, hemos <strong>de</strong> suponer su prepon<strong>de</strong>rancia ya en la Antigüedad, que lo<br />

más probable es que responda a una subsistencia in situ, por más que posteriores<br />

reacciones pudieran reforzarlo, ya que los pueblos en tan gran<strong>de</strong>s zonas no suelen<br />

ser aniquilados en masa. Los nombres terminados en briga, aplicados a términos<br />

no celtas, parecen supervivencias <strong>de</strong> antiguas nomenclaturas, difícilmente expli-<br />

cables sin la supervivencia <strong>de</strong> antiguos moradores que transmitan el uso <strong>de</strong>l<br />

vocablo. Esto no excluye, empero, la posible implantación <strong>de</strong> una cultura celta<br />

en la Meseta.<br />

Sin olvidar la posible importancia (ciiltural, mas no antropológica) <strong>de</strong> posi-<br />

bles importaciones culturales célticas, sin invasión, incluso <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l esta-<br />

blecimiento en la Peninsula, otros datos explican el carácter minoritario <strong>de</strong> los<br />

celtas, incluso en sus casos <strong>de</strong> superioridad cultural. Así se explicaría que en tiem-<br />

pos <strong>de</strong> Aníbal los iberos se hubieran impuesto en la Meseta. Hubert (3), al estu-<br />

diar la sociología céltica, admite que el marco étnico lo proporcionaran los iberos<br />

a jefes y aristocracias cuya onomástica parece celta. Los contactos culturales<br />

hacen incluso posible que se dieran casos <strong>de</strong> utilización por los iberos asimilados<br />

<strong>de</strong> nombres celtas (como luego usarían romanos). Sin embargo, es posible que<br />

la reacción ibérica no fuera siempre muy agresiva, y que subsistieran ritos cel-<br />

(1) Vease PERICOT: Oh. cit., phg. 443-445.<br />

(2) VCase ANTONIO GARC~A BELLIDO: España y los españoles hace dos mil años, Madrid, 1945, p4g. <strong>25</strong>9-<br />

260 y 289-294.<br />

(3) HENRI HL'BERT: LOS rellns <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la épocd <strong>de</strong> La Tene y la civilizaci6n cdllica, Barcelona, 1942,<br />

pág. 100-105.


tas, perdido más o menos el recuerdo <strong>de</strong> su origen, resultando <strong>de</strong> general aceptación.<br />

I)e todos modos, hay que ser cauto al fijar subsistencias <strong>de</strong> nombres (topónimos<br />

y onomásticos), cuya etimologia y filiación no es siempre segura. Hubert parece<br />

haber visto en este aspecto más celtismo <strong>de</strong>l probablemente real. De todos modos,<br />

supone que en el siglo 111 una segunda invasión (belga), que ya hemos visto dudosa.<br />

no <strong>de</strong>sarrolló el área céltica peninsular ni revivió los antiguos Estados celtas. Por<br />

tanto, hemos <strong>de</strong> suponer que si existió fué pequeña (coincidiendo con las <strong>de</strong>más<br />

obse~-vaciones) y se enfrentó con un indigenismo solidificado. De lo contrario, y<br />

apoyada en una anterior invasión, hubiera sido más trascen<strong>de</strong>nte. Esto está en<br />

relación con la ten<strong>de</strong>ncia celta a constituir aristocracias feudales U), en lo quc<br />

pudieron intervenir complejas y diversas motivaciones, pero que se <strong>de</strong>berian a<br />

constituir una minoría conquistadora, fenómeno comprobado también en las Islas<br />

Británicas y que parece estar en la raíz <strong>de</strong> sus clanes (2). paralelo por causas similares<br />

<strong>de</strong> lo acaecido con las invasiones germánicas y que para el numísmata plantea<br />

el problema <strong>de</strong> si las monedas (producto ((oficial))) a veces contenían tan sólo la<br />

lengua <strong>de</strong>l dominador y no la más usual en el territorio. Las fusiones y relaciones<br />

empezarían pronto, según parecen <strong>de</strong>mostrarlo las observaciones <strong>de</strong> Almagro sobre<br />

Almeria; la similitud entre los temas monetarios <strong>de</strong> áreas culturalmente celtas y<br />

culturalmente iberas, y el bronce <strong>de</strong> Luzaga, escrito en letra ibérica, pero pareciendo<br />

<strong>de</strong> lengua celta (cuyo paralelismo posible con la moneda no pue<strong>de</strong> soslayarse),<br />

coinci<strong>de</strong> con lo que indicamos sobre los elementos formativos <strong>de</strong>l<br />

idioma vasco. Por esto y por la dificultad <strong>de</strong> fijar el momento en que las aristocracia~<br />

minoritarias celtas se fusionarian (y se absorberían antropológicamente,<br />

pero no culturalmente) con los preceltas, y por po<strong>de</strong>r existir variantes en cada tribu,<br />

hemos <strong>de</strong> ser cautos en fijar la fenomenologia <strong>de</strong> estos eventos y sus posibles variantes.<br />

La prepon<strong>de</strong>rancia antropológica <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> tanto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> los invadidos<br />

como la <strong>de</strong> los invasores. Los celtas, al llegar a la Meseta, no serían muchos,<br />

por haber <strong>de</strong>jado a sus hermanos en el camino, y ello contribuiría a las<br />

posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> resistencia ibérica en el litoral y las montañas y quizá la ulterior<br />

prepon<strong>de</strong>rancia <strong>de</strong> la sangre ibera en el celtiberismo. El mismo Gómez-Moreno,<br />

que consi<strong>de</strong>ra no estar probado el predominio ibero en el celtiberismo (cuya.<br />

tesis sólo tiene posibilidad <strong>de</strong> acierto en el plano cultural), reconoce que, a través<br />

<strong>de</strong> los siglos <strong>de</strong> dominación romana, el iberismo hubo <strong>de</strong> ser muy extenso, a juzgar<br />

por los nombres geográficos <strong>de</strong> zona celtíbera, análogos a los <strong>de</strong> territorios <strong>de</strong> iberismo<br />

indudable, suprimiéndose tan sólo los sufijos celtas (3), corroborando la<br />

tesis <strong>de</strong> una zona originariamente ibera, con una posterior superposición <strong>de</strong> una<br />

lengua que ccceltizóo la toponimia sin reinventarla, fenómeno frecuente en la historia,<br />

pues el dominador tien<strong>de</strong> (cuando no hay especiales razones <strong>de</strong> otro obrar)<br />

a adaptar la nomenclatura preexistente a su fonética y gramática, sin alterar inne-<br />

(1) HUBERT: Los celtas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la época <strong>de</strong> La Tdne ..., p8g. 289 y sig.<br />

(2) HUBERT: LOS celtas g la ezpansión cdttiea ..., phg. 358 y sig.<br />

(3) G~MEZ-MORENO: Misceldneas .... pág. <strong>25</strong>2-<strong>25</strong>3.


J A I M E L L U I S Y N A V A S - B R U S I<br />

cesariamente <strong>de</strong>nominaciones, con lo que sólo crearía confusionismo y hasta rebasaría<br />

su capacidad <strong>de</strong> invención toponimica. La misma naturaleza <strong>de</strong> esta actitud<br />

explica las limitaciones al respeto <strong>de</strong> las viejas <strong>de</strong>nominaciones y, por tanto,<br />

la introducción <strong>de</strong> algunas noveda<strong>de</strong>s. De ahí la cautela necesaria para diferenciar<br />

los nombres celtas <strong>de</strong> los meramente celtizados.<br />

Sabemos cómo se efectuaron en Irlanda las fusiones entre celtas y preceltas<br />

(1) y ayuda a suponer lo acaecido en otras zonas celtas, sin perjuicio <strong>de</strong> las<br />

posibles variantes propias <strong>de</strong> cada lugar. En España, los contactos entre dominados<br />

y dominadores (como en la Edad Rfedia con los germanos) abocarían en una<br />

fusibn, étnica y ciiltural. En el plano antropológico, las leyes <strong>de</strong> la Naturaleza<br />

darian el predominio al elemento más numeroso. En lo cultural, hay una selección<br />

mental y las soluciones podían ser más variadas. Así se explica que los celtas<br />

peninsulares, poco celtas antropológicamente, hayan aparecido como más numerosos<br />

<strong>de</strong> lo que racialmente eran por una expansión cultural, qae llegaría a influir<br />

sobre los iberos (dibrcsh). »e ahí también las posibles faltas <strong>de</strong> coinci<strong>de</strong>ncia entre<br />

arqueologia antropología. I'cro existiría un niinimo <strong>de</strong> área común cultural, o,<br />

al menos, mercantil, incluso entre zonas iberas y celtas, como parece <strong>de</strong>mostrar el<br />

área monetaria <strong>de</strong>l jinete.<br />

Polihio, aiitor tardío, fija iin área celta inferior a la <strong>de</strong> los geógrafos más antiguos.<br />

Con toda la cautela con que hay que tomar a estos tratadistas, parece confirmar<br />

el proceso <strong>de</strong> retroceso celta. Pero, al mismo tiempo, pudieron subsistir<br />

e interrelacionarse elementos <strong>de</strong> cultura. La misma extensión <strong>de</strong>l culto a la Luna,<br />

al parecer <strong>de</strong> origen camita (2). y tan frecuentemente manifestado en la numismática<br />

ibera, induce a pensar en este sentido, y precisamente los cultos religiosos,<br />

por el área <strong>de</strong> intereses a que afectan, suelen ser elementos culturales muy arraigados.<br />

Schultcn atribuyó el retroceso celta en la Península al avance galo en<br />

Francia, que empujaría a los iberos <strong>de</strong>l Midi, y al refugiarse al sur <strong>de</strong>l Pirineo,<br />

<strong>de</strong>sarrollarian su área peninsular. Es una hipótesis verosímil en varios casos, pero<br />

cuyo alcance es dificil fijar. La falta <strong>de</strong> hermandad cntre los iberos y las diflculta<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> tal movimiento hacia el Sur, hacen dudoso hasta qué punto se efectuó<br />

un movimiento así por i<strong>de</strong>ntidad étnica, aunque en algún caso quizá sucediera.<br />

,También pudieron pesar reacciones contra aristocracias celtas, que no podían<br />

mantenerse in<strong>de</strong>finidamente en condición <strong>de</strong> minoría gobernante. Junto a la<br />

reacción


lo mal representados que están en España los principales grupos antropológicos<br />

celtas y la falta <strong>de</strong> <strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> ciertos movimientos célticos (1). Sin embargo,<br />

y ser criterios en parte hipotéticos, parecen confirmados por el conjunto <strong>de</strong>l<br />

panorama.<br />

Existe la posibilidad (hoy por hoy muy hipotética) <strong>de</strong> que celtas y presuntos<br />

iberos se mezclaran en las Islas Británicas y pasaran a la Península. Habríamos <strong>de</strong><br />

admitir tal posibilidad si admitimos que los iberos pudieron llegar por mar a<br />

Irlanda, cuestión poco clara. Parecería facilitado si es exacta la opinión <strong>de</strong> Siret (2),<br />

quien supone que los celtas llegarían a ,Espana <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las Islas Británicas y por<br />

vía marítima. También Gómez-Moreno (3) sostiene que la arqueología, las áreas<br />

y formas <strong>de</strong> expansión <strong>de</strong> los megalitos, <strong>de</strong> aparente proce<strong>de</strong>ncia peninsular,<br />

parecen confirmar las viejas leyendas <strong>de</strong> nuestras antiguas relaciones con Irlanda.<br />

De ser ciertas estas dudosas suposiciones, contribuirían a fijar el proceso <strong>de</strong> una<br />

antigua iherización <strong>de</strong> los celtas llegados a España. Sin embargo, es difícil fijar su<br />

posible cronología y trascen<strong>de</strong>ncia antropológica. A<strong>de</strong>más, aunque parece que el<br />

mar facilitaria circular en ambos sentidos, no siempre suce<strong>de</strong> asi (J), pues <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong> los medios con que cuenta cada forma <strong>de</strong> cultura, por eso hemos <strong>de</strong> ser cautos<br />

para valorar estos datos.<br />

Asi, pues, el celtiberismo no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> presentar problemas oscuros, pero en<br />

líneas generales parece que hemos <strong>de</strong> diferenciar su escasa trascen<strong>de</strong>ncia antro-<br />

pológica con la mucha que parece tener culturalmente y quizá lingüísticamente,<br />

extremos éstos que afectan directamente a las acuñaciones <strong>de</strong> moneda.<br />

IV. CONDICIONAMIENTO CULTURAL DE NUESTRAS ACURACIONES<br />

ANTIGUAS<br />

En el paleolítico superior ya se aprecia la llegada a España <strong>de</strong> gentes europeas<br />

y africanas (51, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> varieda<strong>de</strong>s culturales. Así, Caro Baroja y hlartínez Santa-<br />

olalla distinguen en la cerámica neolítica una cultura ((hispanomauritanao y otra<br />

((iberosaharianab) y <strong>de</strong>ducen que ala unidad cultural no se extendía a todos los<br />

ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> la vida)). Los sepulcros <strong>de</strong> cúpula tienen paralelos en todo el Medite-<br />

rráneo (incluso en Creta), confirmando que la Península estuvo abierta a la africa-<br />

(1) Véase ROGET DE BELLOGE: Ethnogtnie gauloise, Paris, 1872, pág. 370 y sig., y HUBERT: LOS celtas<br />

y la expansión ..., pAg. 15-16, 39-41 y 263 y sig., y Los celtas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Cpoca ..., pAg. 181.<br />

(2) L. SIRET: Queslions <strong>de</strong> chronologie et d'elhnographie ibtrique, Paris, 1913, vol. 1, phg. 103 y 195.<br />

(3) G~MEZ-MORENO: Ob. Cit., pág. 1<strong>25</strong>.<br />

(4) Véase JAIME LLUIS Y NAVAS: Sobre las causas y formas <strong>de</strong> ezpansión <strong>de</strong> la moneda griega en el<br />

Medilerráneo antiguo, en NVMISMA, núm. 9 (1953). pbg. 35 y sig., y Consi<strong>de</strong>raciones sobre los inicios <strong>de</strong> la<br />

acuñacidn musulmana, en NVMISMA, núm. 8 (1953). pág. 27 y sig.<br />

Los pueblos <strong>de</strong> España, BarceIona, 1946. p4g. 19.<br />

(5) JULIO CARO BAROJA:


J A I ,I.I E L L U I S Y M A V A S - B R U S I<br />

'nidad mediterránea. En cuanto al carro <strong>de</strong> ruedas <strong>de</strong>l norte peninsular, quizá tenga<br />

un origen caucásico, llegado a través <strong>de</strong> i.ífrica U), si bien no po<strong>de</strong>mos rechazar<br />

un fenómeno posible <strong>de</strong> concordancias. En todo caso, esto nos ilustra sobre el po-<br />

sible elemento mediterráneo africano (le los precamitas y su posible coinci<strong>de</strong>ncia<br />

con las culturas <strong>de</strong>l Illogreb. La misma esistencia <strong>de</strong> un paralelismo <strong>de</strong> movimien-<br />

tos culturales, sin ser argumento <strong>de</strong>finitivo, parecen probar las cuevas <strong>de</strong>l Rlogreb<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Túnez hasta Océano, relacionables con las <strong>de</strong> Andalucía (2), y que tienen<br />

una réplica en los posteriores contactos entre la numismática numidomauritana<br />

y la <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> España.<br />

Segun Pericot (3), al comienzo <strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong> Hierro habría una cultura franco-<br />

cantábrica en el Norte, quizá con ramificaciones en el Sur y Levante (4), y las<br />

mo<strong>de</strong>rnas investigaciones parecen confirmarlo. Sus here<strong>de</strong>ros jF asturienses, dados<br />

al pastoreo, <strong>de</strong>rivarían hacia la cultura pirenaica. Cuestión ligada a la preexis-<br />

tencia en la Península <strong>de</strong> los capsienses, <strong>de</strong> origen africano (o, al menos, exten-<br />

didos allí, que es lo importante), y <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong>l paleolítico superior, darían los<br />

precamitas, mientras otro grupo, mas mo<strong>de</strong>rno, también africano, la cultura <strong>de</strong><br />

Almeria se exten<strong>de</strong>ría por Levante y luego en Andalucía y la Meseta, constituyen-<br />

do la base antropológica peninsular y dando origen a los iberos <strong>de</strong> raíz camita.<br />

Los focos vascos y catalanes <strong>de</strong> la cultura pirenaica van siendo cada vez más<br />

entrelazados, con hallazgos en la zona aragonesa, y parece más verosimil la unidad<br />

<strong>de</strong> esa zona (incluso lingüísticamente). Otra cuestión es la <strong>de</strong> su alcance en el<br />

valle <strong>de</strong>l Ebro, en directa relación con el problema <strong>de</strong> la unidad idiomática <strong>de</strong><br />

las monedas <strong>de</strong>l jinete, que por cierto parece existir en bastante grado, sin excluir<br />

posibles variantes dialectales y <strong>de</strong> sustratos formativos. Para Hubert, se sostiene<br />

mal la i<strong>de</strong>ntificación <strong>de</strong> vascos e iberos, tanto arqueológica como lingüisticamente,<br />

y consi<strong>de</strong>ra a los éuscaros restos <strong>de</strong> antiguas poblaciones prehistóricas confina-<br />

das (51, lo cual pue<strong>de</strong> admitirse respecto <strong>de</strong> una fase primitiva; pero en sus diver-<br />

sas facetas (cultura, lengua, etc.) ha habido un posterior fenómeno <strong>de</strong> super-<br />

posición, que salva ya el escollo para las épocas <strong>de</strong> acuñación <strong>de</strong> moneda y que<br />

resuelve las posibles dificulta<strong>de</strong>s que, al no reconocer este aspecto <strong>de</strong> la realidad,<br />

presenta la prehistoria española.<br />

En el problema céltico, los casos <strong>de</strong> disparidad entre la antropología y la<br />

arqueología se explican por lo indicado sobre las aristocracias celticas, que en<br />

el interior es incluso posible que tuvieran poca sangre indogermana. Llegados a las<br />

(1) VBase CARO: Ob. cit., p4g. 41, 43 y 59.<br />

(2) C~~MEZ-MORENO: Ob. cit., phg. 103.<br />

(3) PERICOT: Ob. cit.. p4g. <strong>25</strong>9.<br />

(4) Por su misma hrea, mejor que llamarla cultura francocanthbrica. sería hispanoaquitana, pero<br />

conservamos la terminología establecida.<br />

(5) HUBERT: LOS celtas la ezpunsidn ..., pág. 105.


costas nórdicas peninsulares, empezarían por asimilar a su cultura, más o menos,<br />

a los antiguos pobladores, quienes así divorciados <strong>de</strong> sus hermanos <strong>de</strong>l Centro y<br />

mejor armados conquistariari el interior, que por eso presentaría más huellas<br />

culturales que antropolOgicas <strong>de</strong>l celtismo. Inútil <strong>de</strong>cir 'a cuántas variantes lingüística~<br />

esto'pudo dar lugar y los problemas <strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> las monedas que exige<br />

sean planteados. i\ esta prepondcraricia ibérica también contribuiria la mayor<br />

<strong>de</strong>nsidad <strong>de</strong> población en la costa niedilerránea U), que indica Estrabón, y es zona<br />

ibera y cuya <strong>de</strong>nsidad ha <strong>de</strong> relacionarse con la cuestión <strong>de</strong> la<br />

reacción ibera hacia el interior, y las posibilida<strong>de</strong>s en que se apoyaba.<br />

V. EI. CUADRO LINGO~STICO<br />

La primitiva i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> los tratadistas fué investigar en función <strong>de</strong> una supuesta<br />

(más postulada que probada) i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> lengua y raza en Yasconia.<br />

Era una posición simplista, pero no censurable, pues es humano no advertir <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el comienzo todos los extremos <strong>de</strong> un problema y los límites <strong>de</strong> los datos utiliza-<br />

dos (2). Mucho fué plantear la posibilidad <strong>de</strong> relaciones entre los iberos y otros pue-<br />

blos, y si se suplió la falta <strong>de</strong> datos con exceso <strong>de</strong> imaginación, entonces no se<br />

podía exigir mucho más.<br />

Actualmente los peninsulares utilizamos lenguas <strong>de</strong> origen extraño (portu-<br />

gués, catalán, castellano, etc.). Otro tanto pudo suce<strong>de</strong>r con el vascuence. ¿Des-<br />

pojándolo <strong>de</strong> sus neologismos latinos, lo que queda es ibero, celta o precamita?<br />

El vascuence mo<strong>de</strong>rno tiene, por lo menos, elementos latinos y prelatinos, y quizá<br />

los prelatinos sean varios. Si Yasconia es una zona <strong>de</strong> refugio en diversas épocas,<br />

es posible que se vayan superponiendo elementos arcaizantes; pero una cosa es<br />

la mezcla y otra la importancia <strong>de</strong> la participación <strong>de</strong> cada elemento, cuya natu-<br />

raleza hay que fijar. Esiste la cuestión <strong>de</strong> si los elementos precamitas son el idioma<br />

<strong>de</strong> la Edad <strong>de</strong> Piedra, los restos <strong>de</strong> un pueblo caucásico arrinconado en montañas<br />

(Caucaso, Yasconia y Albania). Hay que diferenciar también los problemas <strong>de</strong>l<br />

vocabulario y los <strong>de</strong> estructura gramatical. Lo más probable es que diversos con-<br />

tactos hayan influído en el vocabulario. Pero el problema es filiar el elemento pre-<br />

pon<strong>de</strong>rante y cuáles son los elementos más o menos parciales introducidos por<br />

contacto. Hay casos en que el dominador impone su lengua; en otras, fracasa.<br />

Roma lo consiguió en Occi<strong>de</strong>nte y fracasó en Oriente. Influyen varias razones:<br />

el grado <strong>de</strong> cultura, con el consiguiente atractivo <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> un idioma; las diver-<br />

(1) ESTRAB~N: Geografía, 111, 1, 2 (136-137).<br />

(2) Veanse las observaciones sobre este particular en NVMISMA, 3 (1952). p4g. 95 a 99.<br />

- 23


J A I M E L L L ' I S Y N A V A S - B R U S I<br />

gencias religiosas limitaron la adopción en España <strong>de</strong>l árabe. En el caso <strong>de</strong>l vasco-<br />

iberismo, es imposible una respuesta aprioristica ni a título <strong>de</strong> presunción verosi-<br />

mil. Pero hay más dificulta<strong>de</strong>s: la posible evolución semántica (véase la divergen-<br />

cia <strong>de</strong> significado entre testa, en catalán, y tiesto, en castellano). La toponimia<br />

ofrece casos <strong>de</strong> fusiones <strong>de</strong> palabras <strong>de</strong> sustratos distintos (Guadiana, Afedinasido-<br />

nia, Juliobriga, etc.). Complican el problema posibles concordantes fonéticas<br />

(el eureli vasco y el eureka griego). Los sonidos (y, por tanto, vocablos) humanos<br />

son limitados. De ahí que puedan surgir en diversos pueblos similares combina-<br />

ciones sin relación ni i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong> sentido (el il <strong>de</strong> los epígrafes monetarios presenta<br />

un problema <strong>de</strong> esta índole). En cambio, entre lenguas cmparentadas, suce<strong>de</strong> a<br />

veces lo contrario con algún sonido y podría <strong>de</strong>sorientarnos (caso <strong>de</strong>l castellano<br />

uva y el catalán raím). El fuego es zimessi en rifeño, afa en bereber y takat en<br />

susi (1). Otras veces, las limitaciones <strong>de</strong> conocimiento y expresión humanas (2)<br />

llevan a asimilar una palabra a la más parecida conocida, sin filiación común ori-<br />

ginaria (los espaííoles llamaron a Siracusa Zaragoza <strong>de</strong> Sicilia). A<strong>de</strong>más, al adoptar<br />

una palabra extranjera, se <strong>de</strong>forma por el sentido fonético <strong>de</strong>l idioma adoptante<br />

(el apellido Amaíriain parece una euskerización <strong>de</strong> Emeterius y la terminación<br />

ain, en general, se ha supuesto <strong>de</strong> origen romano, lo cual, aun siendo muy discuti-<br />

ble, nos muestra la cautela con que <strong>de</strong>bemos proce<strong>de</strong>r). En bereber, la peseta ha<br />

dado absita (3). Empero, estas <strong>de</strong>formaciones y adaptaciones al espíritu <strong>de</strong> la len-<br />

gua nos indican su vitalidad, algunas características y su resistencia a <strong>de</strong>sapa-<br />

recer, lo cual, bien utilizado, contribuye a su conocimiento.<br />

Estas dificulta<strong>de</strong>s, con ser reales, no <strong>de</strong>ben exagerarse. Las lenguas tienen<br />

variaciones susceptibles <strong>de</strong> inducir a error. Pero también tienen elementos útiles.<br />

Lo que sí pasa es que no es posible montar una teoría con un solo dato, que todo<br />

lo más proporcionará una hipótesis <strong>de</strong> trabajos. El olvido <strong>de</strong> esta precaución<br />

y excesos <strong>de</strong> imaginación han apoyado teorías que sólo oscurecen el proble-<br />

ma real.<br />

Por eso, la filiación filológica <strong>de</strong>l vascuence no resuelve <strong>de</strong> por sí la antropo-<br />

lógica <strong>de</strong> los iberos, por po<strong>de</strong>r obe<strong>de</strong>cer a otros contactos y subsistencias; pero<br />

también po<strong>de</strong>mos prever que cualquiera que sea su grado <strong>de</strong> intervención en la<br />

lengua ibérica tendrá elementos relacionados con ella, si bien su <strong>de</strong>terminación<br />

ofrece dificulta<strong>de</strong>s por lo dicho y por la posibilidad <strong>de</strong> variantes dialectales (vas-<br />

cas, berberiscas y verosimilmente iberas). La lengua vasca no nació por genera-<br />

ción espontánea. Es prelatina y arrinconada. El verda<strong>de</strong>ro problema es, pues,<br />

<strong>de</strong>purar los neologismos latinos, fijar su antigua área y, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ella, filiar sus<br />

primitivos elementos. Así, Estrabón nos dice que la lengua tur<strong>de</strong>tana era distinta<br />

a la ibera, que los iberos tenían varias (4); pero'no nos resuelve si eran diferencias<br />

dialectales o fundamentales. Pues es incluso posible que las aristocracias celtas<br />

(1) Véase Fr. ESTEBAN IBAÑEZ, O. F. M.: Diccionario rifeño-español (etirnol6gico), Madrid, 1949, phgina<br />

XXXIX.<br />

(2) Véase JAIME LLUIS Y NAVAS: El sujeto <strong>de</strong> la Historia, Barcelona, 1951, pág. 12 y sig.<br />

(3) ESTEBAN IBAREZ: Ob. cif., phg. XLIII.<br />

(4) EsT~~N: Ob. cit., 111, 1. 6 (139).


llegaran a zonas don<strong>de</strong> la arqueología y antropología es ibera y no apreciemos<br />

bien la posible situación lingüística <strong>de</strong> tales casos sin otros rastros, por la forma<br />

como se realizarían los contactos y asimilación.<br />

a) Este área nos condiciona el problema <strong>de</strong> la lectura <strong>de</strong> los textos y mone-<br />

das ibéricos, el <strong>de</strong> si la solución ha <strong>de</strong> ser uniforme o variada. Es difícil <strong>de</strong>cir si<br />

el vascuence se utilizó en toda la Península. Pero parece indudable que tuvo<br />

mayor extensión que ahora. A fines <strong>de</strong>l XVIII aún se usó en casi toda Vasconia y<br />

Navarra (1). En la Edad Media, en Rioja, pues Hernando el Santo autorizó a jurar<br />

en éuscaro; quizá no fuera el único; pero, al menos, seria un idioma utilizado<br />

por los riojanos. También parece que el vascuence coinci<strong>de</strong> con el idioma <strong>de</strong>l valle<br />

<strong>de</strong>l Ebro y el litoral mediterráneo, la zona <strong>de</strong> la moneda <strong>de</strong>l jinete y, en líneas<br />

generales, <strong>de</strong> la provincia Tarraconense, primero, y la Corona <strong>de</strong> Aragón, <strong>de</strong>spués.<br />

Parece probarlo la extensión <strong>de</strong> los topónimos. Es peligroso ciertamente montar<br />

teorías con un solo dato y, a<strong>de</strong>más, los topónimos se prestan a fenómenos <strong>de</strong> con-<br />

cordancia. Pero en este caso la verosimilitud histórica y la abundancia <strong>de</strong> testi-<br />

monios es tal, que po<strong>de</strong>mos aceptar la hipótesis. Así, la moneda presenta el pre-<br />

fijo il (Iltirta, Ilduro) y las terminaciones ken y sken (Layesken, Untikesken).<br />

Pero ken es el genitivo plural vasco, y el uso <strong>de</strong>l genitivo fué frecuente en la mo-<br />

neda <strong>de</strong> la antigüedad (2), en pueblos <strong>de</strong> historia monetaria ligada a la nuestra, y<br />

se explica se utilizara este ejemplo. Incluso hoy, en la indicación <strong>de</strong> pueblo emisor,<br />

la moneda sobrentien<strong>de</strong> siempre un genitivo <strong>de</strong> pertenencia y un locativo <strong>de</strong> ori-<br />

gen. Il (o ili, según los dialectos) expresa en vascuence mo<strong>de</strong>rno la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> pobla-<br />

ción y cabría pensar en interpretaciones, como Pueblo Tirta y Villa Duro, paralelas<br />

<strong>de</strong> las románicas Villafranca y Villacisneros y <strong>de</strong> las semíticas Medinaceli y Me-<br />

dinasidonia. Y no <strong>de</strong>sdice <strong>de</strong> esta tesis la posibilidad <strong>de</strong> que en algún caso il ex-<br />

prese un territorio más extenso que una ciudad (3). Caro Baroja supone que il es<br />

ilur, voz ligur <strong>de</strong> significado similar. Quizá sea aplicable a algún caso (Iluro),<br />

pero es dudoso que a todos (Iltirta), y cabría la posibilidad <strong>de</strong> que el ibero y el<br />

vascuence reciban una voz <strong>de</strong>l ligur (41, sin contra<strong>de</strong>cir el fondo <strong>de</strong> esta tesis.<br />

El río Turia está también en el área <strong>de</strong> la moneda <strong>de</strong>l jinete. En vascuence<br />

zuria significa blanco. El paso <strong>de</strong> la T a la peculiar Z vasca no ofrece dificultad<br />

filológica. Los árabes llamaron a este río Guadalaviar (Río Blanco), y parece,<br />

pues, que se limitarían, como en otros casos, a traducir el nombre <strong>de</strong> los naturales<br />

<strong>de</strong>l país. En la misma área numismática, la estela <strong>de</strong> Sinarcas parece mostrarnos<br />

(1) Vdase B. DE ARRI~ARAY: Euskel Irakaspi<strong>de</strong>a, Totana, 1919, p4g. 8.<br />

(2) VIase J. LLUIS y FERNANDO GIMENO: El problema <strong>de</strong>l aunizequzsmo iblrico, en NVMISMA, n6m 11<br />

(1954). phg. 13 y sig.<br />

(3) Véase la nota anterior, y J. LLUIS: Acotaciones ..., p4g. 52 y sig.<br />

(4) La coinci<strong>de</strong>ncia, relativa, entre el 4rea <strong>de</strong>l Jinete y la Corona <strong>de</strong> Aragdn parece explicable por<br />

razones geopoliticas. No implica ni correspon<strong>de</strong> a un bloque antropolbgico, pero conviene tenerlo en cuenta<br />

por los efectos culturales y 1ingLiisticos <strong>de</strong>rivables <strong>de</strong> tal ten<strong>de</strong>ncia geogrtíflca.


J A I M E L L L ' I S Y ,VA V A S - R H l ' S I<br />

alguna voz vasca, entre ellas, ni o Ri (1); el pronombre <strong>de</strong> primera persona <strong>de</strong> sin-<br />

gular (yo), <strong>de</strong> notoria semejanza, con su correspondiente pronombre vasco y bere-<br />

ber (21, y que seria un eslabón entre ambos. Cierto que en la estela <strong>de</strong> Sinarcas no<br />

hay separación <strong>de</strong> palabras y hay el peligro <strong>de</strong> cortarlas mal, pero el caso <strong>de</strong> ni<br />

parece bien resuelto (3), por su colocación, repetición y fácil explicación: la estela<br />

parece funeraria y no sorpren<strong>de</strong>ría que el difunto o algún allegado hiciera indi-<br />

caciones en primera persona. Asimismo, en un bronce ibérico <strong>de</strong> Ampurias, la<br />

vecina <strong>de</strong> los indiquetes, cuyas monedas tienen el sufijo vasco sken, aparece la<br />

voz lnyun, consen-ada en el vascuence mo<strong>de</strong>rno (4). Se podrá hacer alguna obje-<br />

ción <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle a estas observaciones, pero es dificil sea aplicable al conjunto <strong>de</strong><br />

coinci<strong>de</strong>ncias.<br />

Marino Urrutia ha i<strong>de</strong>ntificado como vascos muchos topdnimos <strong>de</strong> Rioja y<br />

Burgos (5); parecen mostrarnos un viejo sustrato vasco, cuya mezcla <strong>de</strong> sangre<br />

y lengua se vería quizá facilitada por la expansión norteña durante la Recon-<br />

quista, pero <strong>de</strong> raíz anterior. El origen <strong>de</strong> Aragón y el primitivo nombre <strong>de</strong> Cas-<br />

tilla (Bardulia) parecen expresar un <strong>de</strong>splazamiento éuscaro ((9. Seiíalan Campion<br />

y Sánchez Albornoz que el límite norte <strong>de</strong> A-árdulos y caristios seguia el actual<br />

<strong>de</strong> las provincias <strong>de</strong> Vizcaya y Guipúzcoa y <strong>de</strong> sus respectivos dialectos (y la<br />

división provincial vascongada es uno <strong>de</strong> los pocos casos no artificiales <strong>de</strong> nuestra<br />

actual división territorial). Esto nos muestra tanto el <strong>de</strong>splazamiento que pudo<br />

originar mezclas étnicas como arraigos dialectales, que no po<strong>de</strong>mos olvidar en la<br />

cuestión lingüística (7).<br />

En el valle <strong>de</strong>l Ebro aparecen muchas palabras filiables por el vascuence,<br />

entre ellas bastantes topónimos monetarios. Algunas interpretaciones podrán<br />

estar equivocadas, pero su conjunto no parece atribuible al azar y esa zona, cuando<br />

menos, hablaría un vasco sin neologismos latinos y, naturalmente, con dos mile-<br />

nios menos <strong>de</strong> evolución. En el Pirineo aragonés y catalán hay también abundan-<br />

tes topónimos vascos, difícilmente explicables, ya que allí no se habló antaño el<br />

Cuscaro. El romance pirenaico tiene muchos puntos comunes con el vasco, expli-<br />

cables por contacto, y en la vertiente norte el vascón llega al Valle <strong>de</strong> Arán (8)<br />

y llevan a similares conclusiones sobre las antiguas lenguas <strong>de</strong> esa zona.<br />

Asimismo, en muchos rios peninsulares, aparece la raíz ur (Turia, Iberus,<br />

Duero; en portugués, Douro), raíz que coinci<strong>de</strong> con la vasca <strong>de</strong>l agua (ure, en<br />

(1) J. LLUIY: Acotaciones ..., pág. 52 y sig.<br />

(2) Véase E. IBASEZ: Ob. cil., pág. 206, y GISES PEREGR~N PERECRIN: Rudimentos <strong>de</strong> bereber riferio,<br />

Tetuán, 1944, pág. .<strong>25</strong>:<br />

(3) Véanse las indicaciones que hacemos en ~Ampuriasr, XIII (1951), pág. 297, y Pío RELTHAN VILLA-<br />

GRASA: La estela ibirica <strong>de</strong> Sinarcas, en tBoletIn <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la Historiar, XXVI, 121, páginas<br />

245 y sig.<br />

(4) MART~N ALMAQRO: Nuevas inscripciones ibiricas en Ampurias, en +Zephinis*, 11 (1951), phg. 103<br />

y siguientes.<br />

(5) MARINO URRUTIA: El vascuence en La Rioja y Burgos, en @Revista <strong>de</strong> dialectologia y tradiciones<br />

populares*, t. V (1949). pág. 370 y sig.<br />

(6) Véase CARO BAROJA: Ob. cit., pág. 338-341, 347, 368 y 431.<br />

(7) PERICOT: Ob. cit., pág. 432-434.<br />

(8) VBase VICENTE GARC~A DE DIE~O: Manual <strong>de</strong> Dialectologia española, Madrid, 1946, pág. 222-224,<br />

234 y 237-240.


LA LENGUA DE LAS MONELIAS IUÉRICAS<br />

vizcaíno; ura, en guipúzcoano) y que se ha sospechado formaría parte <strong>de</strong>l nombre<br />

<strong>de</strong> los rios, indicándonos su área vasca. Es silposición poco segura. ],a ir y la r son<br />

letras <strong>de</strong> frecuente uso y su aparición pudo obe<strong>de</strong>cer a causas diversas. El lugar<br />

en que aparece ur varia mucho y es dificil sea un afijo <strong>de</strong> idéntica naturaleza en<br />

todos los casos; sin embargo, es posible que en alguno sea válida. Nótese que<br />

las dos posibles interpretaciones <strong>de</strong> Turia parecen excluirse, pues es difícil que<br />

la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> agua esté en la génesis <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> blanco (zrtria). Con todo, existe<br />

una remota posibilidad <strong>de</strong> que hubiera tal relación.<br />

Ida cerámica <strong>de</strong> Liria nos interesa por su área monetaria <strong>de</strong> aparición. Hemos<br />

creído po<strong>de</strong>r leer un texto gracias al vascuence (1). En otra inscripción, muy con-<br />

trovertida, aparece el texto gudua <strong>de</strong>itz<strong>de</strong>a (cuya clara traducción vasca es llamada<br />

<strong>de</strong> guerra) junto a una escena <strong>de</strong> guerreros embarcados en canoas, que parece<br />

coincidir con la leyenda. Caro Baroja ha objetado que la escena podría ser <strong>de</strong> pes-<br />

ca; la transcripción no es segura, y la voz gudzl es <strong>de</strong> origen germánico. Las dos<br />

primeras objeciones son meras hipótesis dubitatiras. El discutible indogerma-<br />

nismo <strong>de</strong>l vocablo quizá llegara a traves <strong>de</strong>l celta o <strong>de</strong> los ligures, <strong>de</strong> Gómez-<br />

Moreno. Así, pues, más que el vasquismo <strong>de</strong>l término lo que quizá sería discutible<br />

es su fuente <strong>de</strong> origen, y esto se liga con la cuestión <strong>de</strong> los estratos formativos<br />

<strong>de</strong>l éuscaro.<br />

Cejador intentó leer un plomo iberico con el vascuence. Obtuvo un cuento<br />

<strong>de</strong> borrachos, expuesto con poca coordinación. Por eso no se le tomó en serio.<br />

Su interpretación es <strong>de</strong>fectuosa, pero la falta <strong>de</strong> coordinación no es una objeción<br />

grave, a la luz incluso <strong>de</strong> la mo<strong>de</strong>rna literatura popular vasca, recogida por el<br />

padre Azcúe (24, que gira en torno al sistema <strong>de</strong> fragmentarias exposiciones <strong>de</strong><br />

las i<strong>de</strong>as básicas, sobrentendiéndose el resto <strong>de</strong> la narración. 1.0s <strong>de</strong>fectos <strong>de</strong><br />

Cejador habrá que buscarlos en la técnica <strong>de</strong> trabajo, y en que un texto <strong>de</strong> esta<br />

índole es poco probable contenga una narración literaria. Podría ser un tratado<br />

entre tribus.<br />

Toda la etnología tiene restos prehistóricos; pero, paralelamente a lo suce-<br />

dido con la lengua, los aquelarres <strong>de</strong> la brujería vasca parecen tener más raíces<br />

ibéricas que la brujería castellana (31, en las formas que han perdurado hasta<br />

que la Inquisición <strong>de</strong>sarraigo tales supersticiones. Se explicaría, más que por<br />

razonec psicológicas, por una situación cultural similar a la lingüistica, por el<br />

grado <strong>de</strong> resistencia a las formas <strong>de</strong> cultura romanizadas.<br />

b) El alfabeto monetario ofrece singulares paralelismos con el <strong>de</strong> otros orí-<br />

genes y es <strong>de</strong> alto interés para fijar la trascen<strong>de</strong>ncia y alcance <strong>de</strong> los epígrafes<br />

<strong>de</strong> nuestro antiguo numerario.<br />

En vascuence existen ciertos cambios <strong>de</strong> consonantes (t en d, por ejemplo).<br />

García <strong>de</strong> Diego (4) lo explica por el carácter sintético <strong>de</strong>l vasco, que pone en con-<br />

(1) J. LLUIS: Acotaciones ..., p4g. 55 y sig.<br />

(2) RESURRECCI~N MAR~A DE AXUE: Euskaleriaren yakiniza, Madrid, 1947, t. iv, p4g. 137 y siguientes.<br />

(3) Vease CARO BAROJA: Ob. cit., pAg. 405.<br />

(4) GARC~A DE DIEOO: Ob. cit., pAg. 214.


J A I M E L L U I S Y N A V A S - B R U S I<br />

tacto muchos fonemas. Esto pue<strong>de</strong> dificultar la filiación <strong>de</strong> las palabras. Pero<br />

las letras intercambiadas suelen correspon<strong>de</strong>r a las <strong>de</strong> símbolo común en el alfa-<br />

beto <strong>de</strong> las monedas ibéricas, y es posible que estemos ante sonidos poco dife-<br />

renciados, en proceso <strong>de</strong> progresiva distinción. El símbolo ibérico y la relación<br />

fonética entre estos sonidos parece confirmarlo.<br />

El estudio <strong>de</strong> Gómez-Moreno, <strong>de</strong> los epígrafes <strong>de</strong>l plomo <strong>de</strong> Alcoy, parece con-<br />

firmar la extensión <strong>de</strong> área vascocamita (1). La ten<strong>de</strong>ncia al uso <strong>de</strong> la b exis-<br />

tente en vascuence, celtoligur, guanche y las lenguas camitosemitas; la ausencia<br />

<strong>de</strong> f y <strong>de</strong> p inicial (como en vasco y celta); la carencia <strong>de</strong> los grupos br, ir, gr, pl,<br />

pt, ls, nl, y el no comenzar por dos consonantes ni diptongo (como en las mone-<br />

das, el protoprecamita y las lenguas semíticas) que separan <strong>de</strong>l ario; la falta <strong>de</strong><br />

ciertas letras itálicas (f, h, m, p, q), <strong>de</strong> las cuales tienen importancia la f, h y p,<br />

por su coinci<strong>de</strong>ncia con otros datos, y menos la q, por existir la k, y la m, por<br />

aparecer en otros casos la separación <strong>de</strong>l etrusco (falta <strong>de</strong> h y f, existencia <strong>de</strong><br />

o, b, g), corroboran lo ya observado sobre la raíz, área y posible origen <strong>de</strong> la len-<br />

gua <strong>de</strong> los plomos ibéricos, o <strong>de</strong> éste, al menos, y viene a coincidir con la estruc-<br />

tura <strong>de</strong>l alfabeto monetario, con la que también coinci<strong>de</strong> la aparición dos veces<br />

<strong>de</strong> la palabra salir, lo que parece coincidir con una alusión a la plata o moneda (2).<br />

Estas notas parecen confirmadas, a<strong>de</strong>más, por el plomo <strong>de</strong> Ascoli, don<strong>de</strong> faltan las<br />

letras f, h, q, u, x y r, y la m y la p tienen pocas manifestaciones, permutándose<br />

a veces por la también bilabial b. Pero también este texto tiene nombres, <strong>de</strong>sta-<br />

cados por Gómez-Moreno, que vendrían a confirmar nuestra suposición. Destaca<br />

la raíz beles, que tiene también varias manifestaciones monetarias (31, con las que<br />

coinci<strong>de</strong>, y parece filiable por el vascuence, como bela (cuervo) y beltz (negro,<br />

o, quizá, moreno, <strong>de</strong>signación cromática frecuente en los apellidos <strong>de</strong> los más<br />

diversos idiomas: Brown, Lebrún, Schwartz, Xegre, en catalán, y Moreno, en cas-<br />

tellano) y relacionado con los apellidos Vela y Velasco. La interpretación anima-<br />

listica (totémica?) y cromática no son incompatibles por el color <strong>de</strong> los cuervos<br />

y la posible evolución semática <strong>de</strong> la palabra que los <strong>de</strong>signa.<br />

El vascuence carece <strong>de</strong> f y u. El castellano y el catalán, es <strong>de</strong>cir, la gran área<br />

peninsular, tien<strong>de</strong>n a suprimirlas. La u es ortográfica, y sin la influencia erudita,<br />

los Alonsos habrían <strong>de</strong>sterrado a los Alfonsos. En Aragón, se tien<strong>de</strong> a sustituir<br />

la f por j: Juiste por fuiste (4). Esta carencia <strong>de</strong> f contribuiría a las espiraciones<br />

<strong>de</strong> las lenguas camitas, que darían razón <strong>de</strong>l paso <strong>de</strong> la f a una aspiración <strong>de</strong>l tipo<br />

<strong>de</strong> la h alemana y luego a la j, para acabar <strong>de</strong>sapareciendo, <strong>de</strong>jando sólo rastro<br />

ortográfico. Se ha pretendido que el paso <strong>de</strong> f a h es un fenómeno románico (5).<br />

Es una tesis más que discutible. Incluso si existía esta ten<strong>de</strong>ncia en latín, éste<br />

contenía muchas f al llegar a España y hay el paralelismo <strong>de</strong> su carencia en ibero<br />

(1) G~MEZ-MORENO: Ob. cit., pág. 227-228.<br />

(2) VBase J. LLUIS: Las cuestiones legales.. ., Capitulo primero.<br />

(3) J. L~ms: Acotaciones ..., pág. 47 y sig.<br />

(4) MART~NEZ PAJARES: El vascuence U el bereber. Estudio crítico <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> sus afinida<strong>de</strong>s. Madrid,<br />

1919,'~~~. 14.<br />

(5) VBase F. Ldza~o CARRETER: F-H, ~fendrneno ibkrico o romance?, en *Actas <strong>de</strong> la Primera reunión<br />

<strong>de</strong> toponimia pirenaica* (1949), p8g. 165-176.


LA LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

y en vasco, así como su conservación en otras lenguas. Por tanto, el vasco influiría<br />

en su supresión, incluso en el hipotético caso <strong>de</strong> que a ello contribuyeran otros<br />

factores idiomáticos. En el uso popular vasco aún hay más J suprimidas: Prancisco<br />

por Francisco, Zelipe por Felipa. Los problemas que la f, p y r plantean en la estela<br />

<strong>de</strong> Sinarcas, vienen a coincidir con nuestra tesis (1).<br />

El contacto entre iberos y latinos empezó con la romanización, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> enton-<br />

ces habría consiguientes intercambios lingüísticos. Las futuras lenguas romances<br />

peninsulares recibieron algun vocablo indígena y el vascuence adoptaría términos<br />

románicos pronto, segun parece <strong>de</strong>ducirse <strong>de</strong> la forma arcaica <strong>de</strong> algunos lati-<br />

nismos vascos (2). Es tan sólo una suposición <strong>de</strong> antigüedad, cabe en zonas arrin-<br />

conadas, el latín conservará arcaísmos hasta mo<strong>de</strong>rnamente pasadas entonces<br />

al vascuence con vieja estructura. Pero es dudoso que esto sucediera en todos<br />

los casos, y lo difícil es pronunciarse sobre cada caso particular. Después, su adap-<br />

tación al genio <strong>de</strong> la lengua local, variaría su fonética, sobre todo es fácil cuando<br />

se trata <strong>de</strong> lenguas populares, sin aca<strong>de</strong>mias que mantengan el purismo etimoló-<br />

gico, y así surgen reestructuras y nuevas formas, a veces <strong>de</strong> filiación dificil. Sin<br />

embargo, parece mantenerse la p inicial latina (Pakia). La poca resistencia a esta<br />

letra, en relación con su falta en ibérico, en celta y en los topónimos monetarios,<br />

<strong>de</strong>be estudiarse a la luz <strong>de</strong> este dato. La falta <strong>de</strong> existencia en ambos sustratos<br />

parece, pues, <strong>de</strong>berse a una falta en origen en ambos idiomas.<br />

c) La extensión <strong>de</strong>l vascuence fuera <strong>de</strong>l litoral y <strong>de</strong>l valle <strong>de</strong>l Ebro, fuera<br />

<strong>de</strong>l área monetaria <strong>de</strong>l jinete, resulta menos clara; pero se hallan también indicios<br />

<strong>de</strong> la misma, cual Ilibarris, correspondiente al vasco Villanueva (31, si bien es<br />

cierto que la interpretación ha sido objeto <strong>de</strong> alguna duda, y también hay los<br />

topónimos en cala, incluso Caladunum, que parece presentar una mezcla <strong>de</strong> celta<br />

y precelta africano. Sin embargo, es difícil fijar el grado en que se utilizó el celta<br />

o idiomas preexistentes a aquél, aunque casos como el <strong>de</strong> Caladunum parecen ilus-<br />

trarnos sobre un mínimo <strong>de</strong> superposición terminológica (9, y sería un fenómeno<br />

paralelo al <strong>de</strong> Medinasidonia, <strong>de</strong> traducción <strong>de</strong>l indicador genérico <strong>de</strong> ciudad apli-<br />

cado al término antiguo.<br />

Una <strong>de</strong> las raíces <strong>de</strong>l ibero y <strong>de</strong>l vascuence se ha buscado en el bereber; pero<br />

también hay enemigos <strong>de</strong> esta teoría. Así, Schulten consi<strong>de</strong>ra incompatibles<br />

bereberes y vascos (5); pero, en realidad, su objeción es <strong>de</strong>fectuosa, por partir<br />

<strong>de</strong> una insuficiente distinción entre la antropología, la lingüistica y el problema<br />

. (1) Vdase GARC~A DE DIEGO: Ob. cit., pBg. 200; Pfo BELTRAN: Ob. cit., pbg. 245, y nuestras observaciones<br />

en tAmpuriass. XIII (1951). pág. 297.<br />

(2) Vdase GARC~A DE DIEGO: Ob. Cit., pág. 197.<br />

(3) RAM~N ~IENÉNDEZ PIDAL: Manual <strong>de</strong> gramático hisldrica espaiioia, Madrid, 1941, p6g. 16.<br />

(4) VBase HUBERT: LOS celtas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la Cpoca <strong>de</strong> La T6ne ..., pbg. 100-105.<br />

(5) SCHULTEN: Ob. cit., pág. 100-101.


J A I M E L L U I S Y N A V A S - B R U S I<br />

<strong>de</strong> los estratos; es <strong>de</strong>cir, sus dudas proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> una mala base <strong>de</strong> planteamiento<br />

<strong>de</strong>l problema.<br />

Otro objetor, Julio Casares U), ohserva que el bcreber se caracteriza por In<br />

estabilidad <strong>de</strong> las consonantes, y e1 ibero por la inestabilidad (grafismos <strong>de</strong> los<br />

grupos da-!u y 1,-a-ga, expresados con un solo símbolo). En realidad, es probable<br />

que los grafismos tuvieran un sentido más amplio (2), jT en dos mil años <strong>de</strong> evolución,<br />

incliiso existiendo esta inestabilidad, podrían haber variado las ten<strong>de</strong>ncias<br />

lingüísticas; finalmente, esta dudosa objeción sería aplicable al posible origen <strong>de</strong><br />

un elemento lingiiístico, no a todo el idioma, sino a la <strong>de</strong>terminación <strong>de</strong>l origen<br />

<strong>de</strong> las palabras que acusaren esta característica.<br />

Frente a esas objeciones, <strong>de</strong> dudoso valor, hay argumentos mucho más<br />

sólidos en pro <strong>de</strong> la tesis positiva. Schuchardt ha fijado interesantes paralelismos<br />

entre el vascuence y las lenguas camitas orientales. Algunas han sido criticadas,<br />

al parecer con fundamento, pero otras han resistido las censuras. También<br />

hay consi<strong>de</strong>rables diferencias, algunas explicables por la separación <strong>de</strong> espacio<br />

y tiempo (tan importante como la separación <strong>de</strong>l latín, griego y alemán en indogermano).<br />

Otras parecen <strong>de</strong>bidas a la intervención <strong>de</strong> elementos distintos en<br />

vascuence y en camita. Pero es interesante el paralelismo en los elementos <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>clinación, pues ante las influencias extranjeras la estructura lingiiística suele<br />

resistir, por ten<strong>de</strong>r a encuadrar los neologismos <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l viejo sistema general<br />

gramatical. Así las <strong>de</strong>clinaciones son importantes para estudiar el papel <strong>de</strong>l camitismo<br />

en el origen <strong>de</strong>l iberovasco.<br />

Asimismo, hay características camiticas que coinci<strong>de</strong>n con el vascuence y<br />

la epigrafia monetaria, cual es la espresión <strong>de</strong>l género, número y caso por medio<br />

<strong>de</strong> sufijos. Se explicaria si, como sostiene Batista y Roca (3, los protocamitas<br />

tuvieran una lengua aglutinante, pues el vascuence está en un grado intermedio<br />

entre éstas y las <strong>de</strong> flexión; <strong>de</strong> ahí su sistema <strong>de</strong> sufijos. Hay algunas coinci<strong>de</strong>ncias<br />

entre las lenguas semíticas y la moneda (el término Ban), que, dada su estructura<br />

filológica (44 no parecen explicables si no es por un común origen protocamita.<br />

Pero, y ello coinci<strong>de</strong> con nuestros criterios, el mayor número <strong>de</strong> coinci<strong>de</strong>ncias con<br />

los términos camitas parece existir con el bereber, y se explicaria por la cercanía,<br />

por tardarse más en efectuar la separación.<br />

La fonética también ofrece eslabones. Asi, el P. Ibáñez dice que un (donema<br />

extraño al primigenio berebcr parece ser el sonido p, que encontramos tan sólo en<br />

vocablos <strong>de</strong> lenguaje infantil o en términos extranjeros, especialmente <strong>de</strong>rivados<br />

<strong>de</strong>l español o <strong>de</strong>l francés)) (51, lo cual ya hemos visto que coinci<strong>de</strong> con la toponimia<br />

numismática ibérica. Otro tanto suce<strong>de</strong> con la f y la u, y con la estructura general<br />

fonética, sobre lo que no nos exten<strong>de</strong>mos ateniéndonos a lo ya indicado.<br />

En el vocabulario también parece existir un sustrato camita. Es el caso<br />

(1) En el prólogo <strong>de</strong> la Ob. cit <strong>de</strong>l P. IBACEZ, phg. XIII.<br />

(2) LLUIS: Acotaciones ..., p4g. 57 y sig.<br />

(3) BansiA Y ROCA: Ob. cit., phg. 285.<br />

(4) Vdase CARO BAROJA: Ob. cit., phg. 68..<br />

(5) IBLREZ: Ob. cit., p4g. 31.


<strong>de</strong> cala (castillo, refugio), que Caro Baroja relaciona incluso con el caucásico U),<br />

y que en el topónimo monetario Cola-gurris (relacionando gurris con gorri, rojo en<br />

vascuence) nos daría un eslabón entre el vascuence, el ibero, el camita y el cau-<br />

cásico, explicable incluso si el camita tuvo poca relación con el caucásico, por<br />

haberse podido superponer esta voz. Camps Turmo ha fijado también para Ar-<br />

bircale una etimología camita: arbu significa fuente (2). Estas repeticiones <strong>de</strong> cale<br />

o caln parecen dar soli<strong>de</strong>z a dichas hipótesis (3).<br />

Martínez Pajares fijo algunas analogías vascoherberiscas <strong>de</strong> difícil aceptación<br />

(la etimología que di6 para sastre, y para la voz vasca bero), aun cuando haya una<br />

remota posibilidad <strong>de</strong> que respondan a una relación real (4). Pero en otros casos<br />

parece haber estado más acertado. En vascuence, hacer es egin y correspon<strong>de</strong>ría al<br />

rifeño egg, que en bokkoia es eggin. Pío Beltrán cree haber localizado egin en la<br />

estela <strong>de</strong> Sinarcas (51, y aun cuando haya el problema <strong>de</strong> separar las voces <strong>de</strong> este<br />

texto, por su estructura general, parece que la palabra está bien fijada, y a<strong>de</strong>más<br />

también aparece en la cerámica <strong>de</strong> Liria en forma egiar (6). .\si, pues, parece ha-<br />

llarnos ante un eslabón entre el vascuence, el bereber y el ibero.<br />

Con gran<strong>de</strong>s visos <strong>de</strong> acierto, Rfartinez Pajares relaciona el vasco erre (quema-<br />

dura) con ergh, que aparece en varios dialectos berberiscos. S'ergh, en uasgha,<br />

significa en-cen<strong>de</strong>r y en zuaria, iluminar. Esta variacibn semántica es verosímil<br />

y la relación filologica muy fácil, pues por gh transcribimos un gain, sonido gutural,<br />

pero que frecuentemente vibra con cierta similitud con la r. El mayor guturalis-<br />

mo en Africa se esplicaría por varios contactos, entre ellos con los idiomas semi-<br />

ticos.<br />

La relación entre jakin (en vascuence, saber) y el árabe hakim (o sea sabio)<br />

presenta el problema <strong>de</strong> si es una coinci<strong>de</strong>ncia, un resabio protocamita (que con-<br />

tribuiría a iiliar el vascuence) o una mera influencia medieval <strong>de</strong>l árabe sobre<br />

el buscaro, explicable por los contactos en los inicios <strong>de</strong> la Reconquista y la altura<br />

que entonces tenia la sabiduría musulmana. En todo caso, es una lección <strong>de</strong> cau-<br />

tela. Precisamente Pajares (7) sacaba sobre esta relación unas consecuencias sobre<br />

las aspiraciones, que sin ser totalmente rechazables, han <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse con pre-<br />

vención, por la precisión <strong>de</strong> comprobarlas <strong>de</strong>bidamente.<br />

En conclusi0n, estos datos parecen revelar, sin género <strong>de</strong> duda, que en ibero<br />

y vascuence hay un importante elemento camita, con claras repercusiones sobre<br />

los epigrafes monetarios, pero cuyo exacto alcance y trascen<strong>de</strong>ncia es difícil pre-<br />

cisar todavía, si bien quizá sea el fundamental.<br />

(1) CARO BAROJA: Ob. cit., pAg. 73.<br />

(2) RAMIRO Canrps Tunwo: Arhucale, lu Numancia betónica, en rEjércitoe (1949), pág. <strong>25</strong>-30 (<strong>de</strong>l número<br />

<strong>de</strong> enero) y 29-38 (<strong>de</strong>l número <strong>de</strong> febrero).<br />

(3) Incluso es posible quc briga sea la versi6n celta <strong>de</strong>l cala peninsular, si bien no es fhcil perfilarlo<br />

exactamente.<br />

(4) MART~NEZ PAJARES: Ob. cit., p6g. 14.<br />

(5) Pío BELTRAN: Ob. cit., phg. 245 y sig.<br />

(6) LLUIS: Acotaciones ..., pAg. 56 y sig.<br />

(7) MART~NEZ F'AJARES: Oh. ril., phg. 33.


J A I M E L L U I S Y N A V A S - B R U S I<br />

4. EL ELEMENTO CELTA.<br />

También parece dar señales <strong>de</strong> existencia en ibero, y concretamente en la<br />

moneda. Hubert sustenta que no es posible i<strong>de</strong>ntificar el vascuence y el celta, y<br />

((si el ibero estuviese representado por el vasco, la parte tomada por los iberos<br />

en la constitución <strong>de</strong> las socieda<strong>de</strong>s célticas no podría, evi<strong>de</strong>ntemente, ser revelada<br />

por la lingüística)) (1). Es cierta la primera parte <strong>de</strong> su tesis, sin excluir la posibilidad<br />

<strong>de</strong> hallar ciertos elementos celtas en vascuence; lo que, en último término,<br />

viene a coincidir con nuestro punto <strong>de</strong> vista. Asimismo, parece cierta la<br />

limitación <strong>de</strong>l papel <strong>de</strong>l vascuence como lección <strong>de</strong> sociología céltica, como consecuencia<br />

<strong>de</strong> la complejidad - <strong>de</strong> factores intervinientes en toda esta cuestión y<br />

-<br />

las posibles transformaciones históricas. Ahora bien, relaciones las hubo. Así,<br />

Diodoro nos refiere la existencia <strong>de</strong> ciuda<strong>de</strong>s fundadas por fugitivos <strong>de</strong> los celtas;<br />

parece, pues, que existieron grupos con conciencia <strong>de</strong> personalidad y sentimiento<br />

<strong>de</strong> dominados y concuerda con lo observado sobre la antropología y lingüistica.<br />

Es posible que el sentido <strong>de</strong> diferente personalidad se acompañara <strong>de</strong> variaciones<br />

<strong>de</strong> idioma, pero también habría intercambios por los contactos, y estos contactos<br />

quizá contribuyeron a la formación <strong>de</strong> áreas monetarias distintas <strong>de</strong> las antropológicas<br />

y lingüisticas.<br />

Gómez-Moreno consi<strong>de</strong>ra indoeuropea la onomástica <strong>de</strong> zona celtíbera, y conocemos<br />

textos <strong>de</strong> esa zona que parecen <strong>de</strong> la misma proce<strong>de</strong>ncia: es el caso bronce<br />

<strong>de</strong> Luzaga, escrito, por cierto, en alfabeto ibérico (2), lo cual presenta ciertas coinci<strong>de</strong>ncias<br />

con la terminología monetaria. La generalización <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> alfabeto<br />

y <strong>de</strong> moneda en la zona noreste peninsular, conteniendo elementos lingüísticos<br />

diferentes, muestra un mínimo <strong>de</strong> contactos culturales, ya señalados por hlateu (3),<br />

y parece corroborar la tesis <strong>de</strong> las superposiciones, a la vez que dificulta los análisis<br />

aprioristicos <strong>de</strong> los datos monetales.<br />

Lo que sabemos sobre posible onomástica céltica no es concluyente <strong>de</strong> por<br />

sí, pero coinci<strong>de</strong> con la naturaleza <strong>de</strong> las fuentes <strong>de</strong> conocimiento, en general<br />

estelas, propias <strong>de</strong> dignatarios, que pudieron pertenecer a las aristocracias celtas.<br />

Cabe también que los dominadores impusieran la generalización <strong>de</strong>l uso <strong>de</strong> cierta<br />

terminología celta entre gentes <strong>de</strong> otra estirpe. De ahí la dificultad <strong>de</strong> medir el<br />

exacto alcance sociológico <strong>de</strong> estos datos y <strong>de</strong> saber hasta qué punto la lengua<br />

escrita era la utilizada por la mayoría (recuér<strong>de</strong>se lo sucedido con el latín en el<br />

comienzo <strong>de</strong> la conquista romana; con el francés, en la Inglaterra normanda, etc.).<br />

De ahí que en la interpretación <strong>de</strong> las monedas, <strong>de</strong> posible raíz celta, se plantea<br />

la cuestión <strong>de</strong> hasta qué punto sus epígrafes correspon<strong>de</strong>n al idioma popular o a<br />

(1) Los celtas y la expansión ..., p4g. 105.<br />

(2) Véase G~MEZ-MORENO: Ob. Cit., pág. 209-210 y 239-244.<br />

(3) FELIPE MATEU Y LLOPIS: Aportación <strong>de</strong> la Numismática ibCrica al estudio <strong>de</strong> los origenes <strong>de</strong> Barcelona,<br />

en aBoletIn <strong>de</strong> la Real Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Buenas Letras*, vol. XIX (1946), p4g. 7; Ifallazgos monetarios,<br />

en eAmpurias*, XIII (1951). pág. 215, e I<strong>de</strong>ntificacidn <strong>de</strong> cecas ibtricas pirenaicas, en *Pirineos*, V (1947),<br />

phg. 45. Véanse también las observaciones que hacemos en ~Ampurias*, XIII (1951), p4g. 312-313.


L A LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

la lengua oficial. A<strong>de</strong>más, es difícil graduar la mezcla <strong>de</strong>l celta con idiomas preexis-<br />

tente~, por las mismas dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> lectura <strong>de</strong> los textos. Incluso es posible<br />

que en su paso por Europa los celtas incorporaran a su vocabulario términos <strong>de</strong><br />

otro origen, quizá incluso alguno ibero <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Rancia, más o menos cam-<br />

biado. De ahí la dificultad <strong>de</strong> pronunciarse sobre los casos concretos. Algo influiria<br />

también la fonética peninsular. Así, la ü parece no existir en la Península, salvo<br />

quizá el caso particular <strong>de</strong> Indica (11, y cuya falta en vascuence parece confirmar<br />

que todo lo más seria el celta un elemento incorporado a esa lengua, dato que<br />

coinci<strong>de</strong> con lds restantes observaciones. En cambio, Hubert (2) señala etimologias<br />

peninsulares (entre ellas algunas celtíberas), explicables al amparo <strong>de</strong>l celta, y<br />

si bien muchas son discutibles, el conjunto resulta numeroso y no parece atri-<br />

buible a mera casualidad. Asi, pues, los celtiberos, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> elementos cultura-<br />

les celtas, tendrían otros lingüisticos <strong>de</strong>l mismo origen. No po<strong>de</strong>mos medir su alcan-<br />

ce, pero si sospechar que las lenguas peninsulares, la terminología <strong>de</strong> la moneda<br />

ibera y el vascuence, no permanecerían totalmente extraños al celta.<br />

Algunos restos iberos en Europa se pue<strong>de</strong>n atribuir a los mercenarios, pero no<br />

todos, y éste es el caso <strong>de</strong> los topónimos <strong>de</strong>l sur <strong>de</strong> Francia. Si una reacción ibera<br />

llegó a aislar a los celtas peninsulares <strong>de</strong> los galos, cual sospechan varios autores,<br />

aún seria más fácil explicarse la falta <strong>de</strong> <strong>de</strong>nsidad étnica <strong>de</strong> los celtas y posibles<br />

fenómenos <strong>de</strong> iberización <strong>de</strong> los mismos. De todos modos, la voz briga, <strong>de</strong> frecuente<br />

interés numisrnático, parece <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>nte raíz celta. Su afijación a nombres latinos<br />

hace sospechar que aun bajo Roma se conservaria el uso <strong>de</strong> un vocabulario celta,<br />

mas o menos puro. Pero los límites <strong>de</strong> la toponimia celta no coinci<strong>de</strong>n con los arqueo-<br />

lógicos (31, ni con las áreas monetarias, lo que se explicaría por variaciones pro-<br />

pias <strong>de</strong> dominadores que no tienen en todos los puntos ni la misma soli<strong>de</strong>z ni el<br />

mismo grado <strong>de</strong> penetración sociológico. Hubert (4) relaciona briga con el alemán<br />

Berg y la consi<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>signación <strong>de</strong> alturas fortificadas. Su frecuencia sugiere<br />

asimismo la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> celtas ro<strong>de</strong>ados <strong>de</strong> iberos mal asimilados, y por eso buscan<br />

lugares seguros. La misma tesis se <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> relacionar briga con Burg. Su rápida<br />

progresión permitiría a los celtas cubrir una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> puestos, mas no la apor-<br />

tación <strong>de</strong> una población continua. Parece ser un pueblo pastor y guerrero, con<br />

establecimientos extensos, diseminados y poco <strong>de</strong>nsos. La arqueología parece<br />

confirmarlo, y coinci<strong>de</strong> con los mismos criterios (5).<br />

Hay otros elementos <strong>de</strong> raíz celta. Al menos en algún caso lo seria la termina-<br />

ción om @), cuyo posible cruce con elementos ibéricos en ciertos epigrafes mone-<br />

tarios afecta directamente a la cuestión <strong>de</strong> superposición <strong>de</strong> elementos lingüís-<br />

ticos <strong>de</strong> diverso origen.<br />

Aún hay otros problemas. Así, la voz Duero admite etimologias celtas y otras<br />

(1) Véanse HUBERT: LOS celtas y la expansidn ..., pAg. 68, y LLUIS: Acotaciones .... pág. 55 y sig.<br />

(2) HUBERT: LOS cellas y la ezpnnsidn ..., pAg. 50-52.<br />

(3) HUBERT: LOS cellas y la rxpnnsidn.. ., pAg. 387.<br />

(4) HUBERT: LOS cellns y la expansión ..., phg. 389.<br />

(5) VBase Cano BAROJA: Ob. iif., pAg. 94-96.<br />

(6) VBase J. L~urs y F. GIMENO: El problema <strong>de</strong>l aunizequismo ..., phg. 13 y sig.


J A I M E Il IA lJ 1 S 1' N A \ ' A S - B R U S I<br />

que no lo son, y sólo podríamos solucionarlo con un mejor conocimiento <strong>de</strong> la<br />

lingüística peninsular, que nos permitiera basarnos en algo más que en homo-<br />

fonias susceptibles <strong>de</strong> distintas explicaciones etimológicas.<br />

De todos modos, parece evi<strong>de</strong>nte la existencia <strong>de</strong> un sustrato celta en la lin-<br />

güística peninsular, si bien está mal <strong>de</strong>terminada su extensión e intensidad y<br />

grado en que se mezcló con otras hablas; su existencia parece indudable, así<br />

como resultan ciertas manifestaciones monetarias <strong>de</strong> muy verosirni1 origen celta.<br />

La filiación filológica <strong>de</strong> ligures e ilirios es dudosa. Existe la posibilidad <strong>de</strong><br />

que sus elementos los aportaran los celtas en un caso y cn el otro sean restos <strong>de</strong>l<br />

primitix~o sustrato mediterráneo. Hoy por hoy, la lingüistica no exige <strong>de</strong> por<br />

si la presencia peninsular <strong>de</strong> un pueblo ilirio o ligiir, con in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> cómo<br />

nos lleven a pronunciarnos datos <strong>de</strong> otra índole. Cuestión aparte es la medida en<br />

que arqueológicamente haya que diferenciar los elementos celtas y camitas <strong>de</strong><br />

otros indogermanos o mediterráneos (1).<br />

Muchas palabras pretendidas ilirias o ligures son <strong>de</strong> filiación dudosa. Hemos<br />

visto los casos <strong>de</strong> los pretendidos ligiircbs il (por ilur) y salir, que aparecen en la<br />

moneda. En algún caso, bastante hipotético, es posible quizá la fusión <strong>de</strong> términos<br />

<strong>de</strong> diverso origen, con coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> significación y fonía (2). Algo semejante se<br />

podría <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> elementos etruscos, referidos por Caro Baroja y hZenén<strong>de</strong>z Pidal,<br />

que son dudosos y pue<strong>de</strong>n obe<strong>de</strong>cer a un viejo sustrato mediterráneo que haya<br />

<strong>de</strong>jado señales en distintos pueblos y culturas.<br />

Los restos <strong>de</strong> Iigur que se ha querido ver en vascuence, han merecido muchas<br />

objeciones (3); incluso estando bien filiados no respon<strong>de</strong>rían necesariamente a<br />

una gran aportación ktnica, y parecen lo bastante limitados como para constituir<br />

sólo en vascuence un estrato posiblemente secundario.<br />

Las lenguas caucásicas también presentan sorpren<strong>de</strong>ntes analogías <strong>de</strong> vocabu-<br />

lario con el vascuence, difícilmente explicables por simples coinci<strong>de</strong>ncias y puntos<br />

<strong>de</strong> contacto gramaticales, pero también importantes variaciones (4) (cuya expli-<br />

cación parece radicar en la existencia <strong>de</strong> varios estratos en el actual vascuence).<br />

(1) Señala MENÉNDEZ PIDAL (06. cit., phg. 17) que los ligures son mediterrhneos, pero con lengua<br />

fuertemente indoeuropeizada. Dado lo expuesto, esta teoria no plantea nuevos problemas antropol6gicos,<br />

pero lingüisticamente sugiere dificulta<strong>de</strong>s en la <strong>de</strong>terminacidii <strong>de</strong> los sustratos constitutivos <strong>de</strong>l ibero y<br />

el vascuence.<br />

(2) \'Base CARO: Oh. cit., pág. 88-89.<br />

(3) Véase PERICOT: Oh. cit., phg. 410.<br />

(4) Vdase CARO: Ob. cit., phg. 71-72.


I,A LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

Lafon supone la lengua caucásica traída por inmigrantes proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />

Oriente y adoptada tbn la región vasca con superposición a una lengua anterior (1).<br />

IJs posible, en cfccto, la existencia <strong>de</strong> iin sustrato <strong>de</strong> elementos lingüisticos caucásicos<br />

mezclados a formas verbales proce<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong> otrÓ origen. Pero históricarritnte<br />

parece difícil una emigración distinta <strong>de</strong> las conocidas por la prehistoria,<br />

y antropológicamente tambiEn parece <strong>de</strong> dificil explicación, tanto más cuanto<br />

que se <strong>de</strong>bería tratar <strong>de</strong> un movimiento <strong>de</strong> bastante importancia para que hubiera<br />

visos <strong>de</strong> tal repercusión sobre el idioma éuscaro. Es dificil se trate <strong>de</strong> una aportación<br />

<strong>de</strong> un pueblo <strong>de</strong> características étnicas y arqiieológicas similares a los preexistente~,<br />

y por eso es <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>ración el factor antropológico. Alas verosímil parece<br />

que se trate, pues, <strong>de</strong> un antiguo pueblo con gran área mediterránea <strong>de</strong> extensión<br />

y luego refugiado en el norte peninsular, lo que es admisible si lo relacionamos<br />

con los precamitas. En una segunda fase pudo tener lugar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la fusión.<br />

En el vascuence hay algunos elementos <strong>de</strong> <strong>de</strong>clinación y flexión filiables como<br />

indoeuropeos (2) y coinci<strong>de</strong>ntes con la posibilidad <strong>de</strong> varios estratos en el éus-<br />

caro í:V, pero son insuficientes y <strong>de</strong> peligrosa interpretación aislada; también<br />

entre el vascuence y el indoamericano hay ciertos paralelisn~os, pero no pue-<br />

<strong>de</strong>n obe<strong>de</strong>cer a un contacto histórico y se explica por una similar fase <strong>de</strong> evo-<br />

lución psicolingüística. Sin ser seguro, otro tanto pudo suce<strong>de</strong>r con elementos<br />

cuyo posit)le origen es oscuro y hay pocos casos para atribuir a un seguro con-<br />

tacto histórico. De ahi la precisión <strong>de</strong> cautela. Uhlenbecl; ha señalado entre el<br />

vascuence y el indogermano gran<strong>de</strong>s diferencias y tambikn (


, J A I M E L L U I S Y N A V A S - B R U S I<br />

germanos, no es seguro ni parece probable un sustrato indogermano en ibero y<br />

en vascuence, si bien hay la posibilidad <strong>de</strong> que se infiltrara alguna palabra, sea a<br />

través <strong>de</strong> contactos transpirenaicos, sea por otra via cultural.<br />

Para mayor complicación, al vascuence pudieron llegar en época tardía pala-<br />

bras semíticas, latinas y germánicas. Esto complica el análisis <strong>de</strong> las mismas<br />

y la utilización <strong>de</strong>l vascuence para la lectura <strong>de</strong> los epígrafes monetarios iberos.<br />

Estos sustratos mo<strong>de</strong>rnos pudieron llegar por contacto directo y a través <strong>de</strong>l<br />

castellano, por claras <strong>de</strong>rivaciones <strong>de</strong> los contactos habidos. RZuchas se pue<strong>de</strong>n<br />

filiar bastante bien, gracias a la fonética románica, a pesar <strong>de</strong> las adaptaciones<br />

a su genio <strong>de</strong>l idioma que establece el vascuence.<br />

Los musulmanes, entre los que parece haber prepon<strong>de</strong>rado los bereberes,<br />

<strong>de</strong>jarían algunos restos, a pesar <strong>de</strong> la barrera <strong>de</strong> la religión, sea por haber apor-<br />

taciones hispánicas a la sociedad musulmana (los banillop parecen <strong>de</strong>nominación<br />

<strong>de</strong> renegado), sea por permitir los reyes, cuando la expulsión, que permanecieran<br />

algunos para enseñar la agricultura. Así, pues, antropológicamente, poco alte-<br />

rarían el camitismo peninsular U), pero en la cuestión idiomática ,pudieron compli-<br />

car algo más la cuestión.<br />

Es posible que en muchos casos la fusión <strong>de</strong> pueblos y lenguas prerromanos<br />

tendiera a coincidir con la lucha contra Roma, por <strong>de</strong>sarrollar ésta un sentido<br />

<strong>de</strong> comunidad entre los que se sentían indígenas. En el País Vasco aun resulta<br />

más tardía, no ha terminado, y quizá las luchas <strong>de</strong> la Reconquista y contra Europa,<br />

el aislamiento medieval respecto <strong>de</strong>l norte transpirenaico, contribuiria al <strong>de</strong>s-<br />

arrollo <strong>de</strong> estos fenómenos, amén <strong>de</strong>l papel que correspon<strong>de</strong> a la existencia <strong>de</strong><br />

un Estado común, lo cual haría incluso consi<strong>de</strong>rar <strong>de</strong> otro modo la romanización<br />

y reduciría la resistencia a la misma.<br />

VI. REPERCUSI~N DEL CUADRO SOCIAL GENERAL PRERROMANO<br />

EN LA MONEDA<br />

Excluida la parte occi<strong>de</strong>ntal, a la que no llegó la moneda, cabrían en la Pen-<br />

ínsula dos gran<strong>de</strong>s áreas: la nórdica, o <strong>de</strong>l jinete, y la meridional, <strong>de</strong> tipología<br />

(1) CARO: Ob. cit., p4g. 420-422.<br />

(2) Las palabras vascas que aparecen en castellano y cata1411 (VEGA, GUIJARRO, ESQWERRA, etc.)<br />

36 -


LA LENGUA DE LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

más variada y emparentada con la <strong>de</strong>l Mogreb. Por difícil que sea precisar los<br />

limites <strong>de</strong> estas dos áreas, parece evi<strong>de</strong>nte que, al igual que la arqueología, no<br />

coinci<strong>de</strong> siempre con la antropología, <strong>de</strong>bido, probablemente, a movimientos<br />

políticos y culturales <strong>de</strong> poca trascen<strong>de</strong>ncia étnica (1); asimismo, las áreas monetarias<br />

no coinci<strong>de</strong>n ni con las arqueológicas ni las antropológicas. La razón<br />

radica, probablemente, en motivaciones mercantiles. La moneda meridional nace<br />

en contacto con merca<strong>de</strong>res fenicios; la septentrional, con griegos; esto, sin perjuicio.<br />

<strong>de</strong> que se fueran introduciendo modificaciones por motivos autóctonos,<br />

implica, cuando menos, un cofactor, diferenciador entre el Norte y el Sur. En<br />

cambio, se diferencian <strong>de</strong> las monedas <strong>de</strong> área céltica (las ibéricas <strong>de</strong> Narbona<br />

correspon<strong>de</strong>n a territorio ibero, al menos culturalmente, y transpirenaico).<br />

Así, pues, hay una influencia <strong>de</strong> las características geográficas <strong>de</strong> la Peninsula,<br />

en este caso su ((apertura* al Mediterráneo, que permite lleguen influencias diferenciadoras<br />

(colonización ((aria* en el Norte y ((semita)) en el Sur). Pero hay también<br />

un factor <strong>de</strong> unidad. Quizá, en parte, por lo que la Península tiene <strong>de</strong> bloque<br />

geográfico, y en parte, por relaciones culturales y mercantiles. Con razón observó<br />

Mateu que los consi<strong>de</strong>rables paralelismos (<strong>de</strong> alfabeto y <strong>de</strong> tipologia monetaria)<br />

<strong>de</strong>l numerario <strong>de</strong>l jinete han <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a alguna unidad. El problema es fijar<br />

esta unidad, su naturaleza. En parte, seria mercantil y <strong>de</strong> contactos politicos,<br />

que explican el área <strong>de</strong> circulación e i<strong>de</strong>ntidad en los fundamentos <strong>de</strong> la tipologia<br />

monetaria. Es <strong>de</strong>cir, la numismática nos enseña un aspecto <strong>de</strong> la antigua vida <strong>de</strong><br />

los pueblos, que sería difícil perfilar sólo con la arqueología.<br />

Esta unidad monetaria no era fruto <strong>de</strong> una unión plena en política (prueba <strong>de</strong><br />

ello, la falta <strong>de</strong> unidad en la lucha contra Roma), pero rebasa la mera relación comercial,<br />

no se tiene frente a los celtas <strong>de</strong> Galia; es <strong>de</strong>cir, respon<strong>de</strong> a una infiuencia<br />

<strong>de</strong> la unidad geográfica que es la Península, coinci<strong>de</strong> con una unidad <strong>de</strong> alfabeto<br />

y un mínimo <strong>de</strong> contactos lingüísticos. Esto es, expresión <strong>de</strong>l fenómeno<br />

<strong>de</strong> fusión <strong>de</strong> elementos distintos que hemos apreciado al estudiar la arqueología,<br />

la antropología y la lingüística, y nos muestra que estaba en curso <strong>de</strong> elaboración<br />

cuando Roma cambió los rumbos <strong>de</strong> la península, si bien es dificil precisar qué<br />

grado había alcanzado ya y hasta dón<strong>de</strong> hubiera llegado sin intervenir el elemento<br />

latino. Esta cuestión <strong>de</strong> las influencias y áreas se relaciona también con la <strong>de</strong> las<br />

influencias sobre las áreas epigráficas, estudiada por Tovar (3, y cuyas posibles<br />

variantes con las numismáticas radicarían en la diversidad <strong>de</strong> motivaciones <strong>de</strong><br />

difusión <strong>de</strong> ambos elementos <strong>de</strong> cultura.<br />

son insuficientes para resolver el problema <strong>de</strong>l vascoiberismo. Poco nos dicen sobre el hrea <strong>de</strong>l vascuence,<br />

y subsiste el problema <strong>de</strong>l momento en que fueron asimilados por la lengua románica; es <strong>de</strong>cir, el papel<br />

que en ello correspon<strong>de</strong> al ibero y al vascuence. Sin embargo, son lo bastante abundantes para constituir,<br />

en uni6n a los <strong>de</strong>mas datos y su verosimil antigüedad en muchos casos, un fuerte apoyo para el vascoiberismo.<br />

(1) Algunos datos aducibles en apoyo <strong>de</strong> la tesis aquí sustentada se hallan en Huoo OBERMAIER y<br />

ANTONIO GARC~A BELLIDO (El hombre prehisldrico y los origenes <strong>de</strong> la Humanidad, Madrid, 1941, pág.<strong>25</strong>8 y<br />

siguientes) y en MART~N ALMAORO (Inlroduccidn a la Arqueologfa. Las culturas prehisldricas europeas, Barcelona,<br />

1941, phg. 354 y sig.).<br />

(2) ANTONIO TOVAR: Sobre la fecha <strong>de</strong>l alfabeto ibérico, en <strong>de</strong>phyrusr, 11 (1951). phg. 97 y sig.


J A I M E L L U I S 'J' N A V A S - B R U S I<br />

1,as figuras <strong>de</strong>masiado pequeñas, como los jinetes, no se prestan a consi<strong>de</strong>-<br />

raciones antropológicas, pues sus características estaban <strong>de</strong>masiado condiciona-<br />

das por las posibilida<strong>de</strong>s técnicas <strong>de</strong> incidir. Pero las cabezas <strong>de</strong> los anversos, en<br />

las series <strong>de</strong>l jinete, se prestan a más consi<strong>de</strong>raciones. Tres elementos han mati-<br />

zado estas monedas. h veces, las <strong>de</strong>ficiencias <strong>de</strong>l incisor, evi<strong>de</strong>ntes, por ejemplo,<br />

en las monedas <strong>de</strong> Barcunes, que reproducimos; otras, el mo<strong>de</strong>lo primitivo; en<br />

último termino, cánones estéticos, en gran medida estrapeninsulares; finalmente,<br />

la intliiencia <strong>de</strong> la realidad cotidiana, y, por tanto, el factor antropológico. Cuando<br />

éste predomina en las peninsulares, se pue<strong>de</strong> apreciar el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la dolicocc-<br />

falia, a veces en forma acusadísima, si bien los otros dos factores pue<strong>de</strong>n hacer a<br />

Yeces que ésta no resulte tan notoria. Pero el estado artístico <strong>de</strong> las monedas per-<br />

mite filiar bastante bien estas diversida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> origen y su naturaleza.<br />

Según Pons (11, los focenses no pensaron, antropológicamente, ni en Ampurias,<br />

lo cual coinci<strong>de</strong> con el carácter histórico <strong>de</strong> su colonización, y explica que a medida<br />

<strong>de</strong> que la moneda se autoctoniza, los rasgos físicos monetarios tiendan a coincidir<br />

con los <strong>de</strong> los pueblos mediterráneos.<br />

h pesar <strong>de</strong>l origen extrapeninsular, en la moneda se infiltran características<br />

<strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> cultura propias <strong>de</strong> nuestro país. Hemos visto cómo el culto <strong>de</strong><br />

la Luna parece <strong>de</strong> origen camita. Es frecuente que la Luna, en forma creciente,<br />

aparezca en divisores junto al caballo. Otras veces ocupa incluso todo el área<br />

<strong>de</strong> la moneda, cual un divisor Saitabiense, que publicamos gracias a la amabilidad<br />

<strong>de</strong>l señor Villoldo, a cuya colección pertenece. Esto nos ilustra también sobre la<br />

posible extensión <strong>de</strong> dichos cultos, sea por serle originarios al lugar en cuya mo-<br />

neda figura la Luna, sea fruto <strong>de</strong> una difusión <strong>de</strong>l tema. Sin embargo, cabe que en<br />

algún caso sea una mera imitación estilista <strong>de</strong> otras monedas, sin acompaiiamiento<br />

<strong>de</strong> verda<strong>de</strong>ra existencia <strong>de</strong> cultos. Pero no parece probable, habida cuenta <strong>de</strong><br />

lo que sabemos sobre el arraigo <strong>de</strong> dicho culto.<br />

En cambio, la moneda no expresa ten<strong>de</strong>ncias matriarcales. Sus símbolos <strong>de</strong><br />

po<strong>de</strong>r son viriles (guerreros, cabezas masculinas). Parece que entre los camitas<br />

se di6 el matriarcado, y que también existió ya <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Irlanda hasta el Cáucaso,<br />

pasando por España, quizá <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el neolítico. En esto se ha querido ver una prueba<br />

<strong>de</strong> relaciones precélticas entre Iberia e 1-Iibernia, sentando incluso un parale-<br />

lismo <strong>de</strong> nombres dudoso, y posiblemente mera coinci<strong>de</strong>ncia fonética. De todas<br />

maneras, el folklore catalán, valenciano y pirenaico (2) ofrece algunos paraIelis-<br />

(1) J. PONS: Restos humanos <strong>de</strong> la colonia focense <strong>de</strong> Ampurias (Gerona), Zaragoza, 1951, phg. 6 y sig.<br />

(2) Véase CARO: Ob. cit., piig. 101-102, 439, 455 y 472-473.


LA LENGUA DiE LAS: AZONEDAS IRÉRICAS<br />

mos. Ahora bien, algunos son atribuibles al paso <strong>de</strong> los celtas, y quizá otros, efec-<br />

tivamente, sean preceltas, aunque es difícil graduarlos. Pero la moneda marca,<br />

según acabamos <strong>de</strong> ver, una ten<strong>de</strong>ncia a.la supresión, en cierto sentido, <strong>de</strong> estos<br />

rasgos comunes. Ello parece respon<strong>de</strong>r a dos motivos: en cuanto al matriarcado,<br />

a una ten<strong>de</strong>ncia a abolirlo (ya muy <strong>de</strong>sarrollada, coincidiendo los datos <strong>de</strong> los autores<br />

clásicos con la simbologia monetaria), sea fruto <strong>de</strong> la influencia celta <strong>de</strong> una ten-<br />

<strong>de</strong>ncia que ya se daba en las socieda<strong>de</strong>s camitas, o <strong>de</strong> ambas concausas a la vez.<br />

Al mismo tiempo, las peculiarida<strong>de</strong>s monetarias peninsulares correspon<strong>de</strong>n' a la<br />

ten<strong>de</strong>ncia geográfica a ir refundiendo y separando las influencias extrañas <strong>de</strong> sus<br />

lugares <strong>de</strong> origen, según ya observamos anteriormente.<br />

Con todo, subsistían las variantes locales también indicadas. Según Pericot (11,<br />

Huesca estalla en territorio iler<strong>de</strong>tano; pero su nombre, leyenda y tipo <strong>de</strong> mone-<br />

das enlaza con los vascones. Seria, pues, un punto <strong>de</strong> enlace entre grupos étnicos,<br />

<strong>de</strong> variantes que tien<strong>de</strong>n a relacionarse, <strong>de</strong> localismo y superación; es <strong>de</strong>cir, cruce<br />

<strong>de</strong> dos factores contrapuestos, cuya existencia ya señalamos. Sin embargo, los<br />

tipos monetarios oscenses tienen peculiarida<strong>de</strong>s frente a los vascones. Hay va-<br />

riantes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una unidad general y estos contactos monetarios revelan la po-<br />

sibilidad <strong>de</strong> existencia <strong>de</strong> otros <strong>de</strong> distinta naturaleza (políticos, económicos, etc.).<br />

Batista (2) y Schulten (3) hacen observaciones sobre el temperamento <strong>de</strong> los<br />

camitas, que vienen a coincidir con los <strong>de</strong> los iberos y posteriores peninsulares.<br />

Como prueba ((antropológica)) ha <strong>de</strong> ser utilizada con sumo cuidado, pues en la<br />

psicología intervienen factores que están muy al margen <strong>de</strong> la antropología, si<br />

bien pue<strong>de</strong> haber relaciones entre ambas, por dos motivos: uno, por la medida en<br />

que nuestras reacciones <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> factores biológicos (cual es el caso, en parte<br />

al menos, <strong>de</strong> la agresividad), y otro, por la medida en que son transmisiones socio-<br />

lógicas heredadas <strong>de</strong> comunes antiguas situaciones sociales. Con toda la cautela con<br />

que es preciso admitir argumentos y datos <strong>de</strong> esta índole, parece que precisamente<br />

en la moneda se refleja una agresividad temperamental perfectamente


J A I M E L L U I S . Y N A V A S - B R U S I<br />

Mateu ha interpretado muchos topónimos monetarios con la lengua vasca (1).<br />

. En cuestiones <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle, sus criterios presentan puntos dudosos, como él mismo<br />

parece reconocer. Pero tal cúmulo <strong>de</strong> coinci<strong>de</strong>ncias no parece atribuible siempre<br />

a casualidad. Incluso no siendo .exacta la interpretación, expresaría una simili-<br />

tud <strong>de</strong> estructura lingüística que ha posibilitado establecer tales relaciones <strong>de</strong><br />

coinci<strong>de</strong>ncia.<br />

Asimismo, ciertos elementos <strong>de</strong> la terminología monetaria parecen corro-<br />

borar la existencia <strong>de</strong> aportaciones <strong>de</strong> diverso origen en la formación <strong>de</strong>l habla<br />

indígena. Hemos visto el término cala, consi<strong>de</strong>rado camita, junto a briga, <strong>de</strong> raiz<br />

celta, y al il vascongado, <strong>de</strong> discutido origen primigenio, y el salir, relacionado con<br />

el vascuence, y a través <strong>de</strong> éste, quizá <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia indogermánica, asimismo<br />

el término ban parece expresar la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> génesis (salirban), y quizá represente<br />

un resabio <strong>de</strong>l protocamita (2). En cuanto a las terminaciones en on es posible que,<br />

según los casos, tengan proce<strong>de</strong>ncia camita o celta; es <strong>de</strong>cir, que estemos ante<br />

un fenómeno <strong>de</strong> convergencias fonéticas. En resumen, parece, pues, que la mo-<br />

neda corrobora la existencia <strong>de</strong> elementos lingüísticos <strong>de</strong> diverso origen. Coinci<strong>de</strong><br />

con éste en las citas <strong>de</strong> los autores; algunas ya las hemos visto, y asimismo Silvio<br />

Itálico, quien sostenía que entre los galaicos había ((lenguas nativas,. Pero los<br />

antiguos autores son poco explícitos, y no sabemos hasta qué punto son meras<br />

variantes dialectales y a qué origen idiomático hacen referencia. Acabamos <strong>de</strong><br />

ver que la moneda permite perfilar algo más, pero su vocabulario, en último tér-<br />

mino, es reducido; no permite perfilar hasta qué grado la fusión estaba plenamente<br />

realizada. Lo que sí parece <strong>de</strong>mostrar es que los contactos estaban ya en <strong>de</strong>sarro-<br />

llo, a juzgar por la forma cómo algunos términos se cruzan en varias poblaciones,<br />

y el área que tienen coinci<strong>de</strong> con la onomástica peninsular, don<strong>de</strong> incluso en el<br />

Norte nos muestra nombres iberos y celtas, lo que parece expresar también un<br />

fenómeno <strong>de</strong> fusión; mas es difícil precisar con estos solos datos cual fué el ele-<br />

mento prepon<strong>de</strong>rante en origen, aunque parece que, cualquiera que fuera, tenia<br />

ya muchas relaciones con lo que iba a ser el vascuence (3).<br />

Merece <strong>de</strong>stacarse la existencia <strong>de</strong> varias raíces, que parecen expresar i<strong>de</strong>as<br />

<strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia en algún sentido: ban, [ellar, [slken. En esto ha visto Tovar un<br />

(1) MATEU: Hallazgos ..., p6g. 215 y sig.; Aporfacidn ..., phg. 5 y sig., e I<strong>de</strong>nfificacidn ..., phg. 45 y sig.<br />

(2) J. LLUIS: Acofaciones ..., pdg. 56 y sig.<br />

(3) ALI BEY-DOMINGO BAD~A Y LEBLICH (Viajes por Africa y Asia, Barcelona, 1943, parte 1, cap. 15)<br />

aduce algunas palabras berberiscas, tal como se utilizaban en su tiempo, <strong>de</strong> interbs para el problema <strong>de</strong> la<br />

evoluci6n <strong>de</strong> estos idiomas. Sobre esta cuestión tambien aportan datos <strong>de</strong> interbs, y que a<strong>de</strong>mAs parecen<br />

confirmar los puntos <strong>de</strong> vista aqui sostenidos: MICHEL HONNORAT (Dimonsfration <strong>de</strong> la parenlc! <strong>de</strong>s langues<br />

indo-europeénnes et sémitiques, París, 1933, pAg. 10-11, 192-193. 244-245,266-267,280 y 380-381) y A. CUNY<br />

(Recherches sur le uocalisme en tnoslraliquer, Paris, 1943, pPg. 12-13 y 158). Algún otro ejemplo sobre el<br />

posible alcance <strong>de</strong> los genitivos vascos y la raiz Turia en la moneda ibbrica pue<strong>de</strong>n apreciarse en FERNANDO<br />

GIMENO R~TA (Aportación al estudio <strong>de</strong> las monedas <strong>de</strong> Laie, Barcelona, 1950, p6g. 57 y sig.) y en ANTONIO<br />

BELTRAN (En torno n la palabra rCastu* en algunas monedas <strong>de</strong> Turiasu, en NVMISMA, niim. 6 (1953), pkginas<br />

23 y sig.).


LA LENGUA DE LAS MONEDAS IBERICAS<br />

argumento en pro <strong>de</strong> la tesis <strong>de</strong> una lengua <strong>de</strong> carácter mixto (1). Pese a militar<br />

en la teoría <strong>de</strong> la lengua mixta, en cierto sentido hemos <strong>de</strong> confesar que no con-<br />

si<strong>de</strong>ramos el argumento probatorio. Pue<strong>de</strong> tratarse <strong>de</strong> variantes <strong>de</strong> matiz (geni-<br />

tivo <strong>de</strong> pertenencia, locativo <strong>de</strong> origen, etc.), igualmente Susceptibles, que pasen<br />

por la mente <strong>de</strong>l mone<strong>de</strong>ro, según apuntamos anteriormente. De todas maneras,<br />

hay una cierta ten<strong>de</strong>ncia a la ({regionalizacións, a la concreción en áreas <strong>de</strong>l uso<br />

<strong>de</strong> los términos. En la costa catalana es frecuente el uso <strong>de</strong> ken; en la levantina,<br />

el <strong>de</strong> tar (casos <strong>de</strong> Arse y Saitabi). Esto no implica forzosa diferencia <strong>de</strong> lengua,<br />

pues pue<strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a costumbres expresivas. A<strong>de</strong>más son áreas mal <strong>de</strong>limita-<br />

das, propio en todo caso <strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong> coordinación <strong>de</strong> usos lingüísticos ya<br />

anotado.<br />

En la moneda <strong>de</strong> Saitabi aparece un Ikortns, que parece ser el nombre pro-<br />

pio <strong>de</strong> una autoridad monetaria, tanto por la naturaleza <strong>de</strong>l nombre como por<br />

parecer imitada, segun apunta Pío Reltrán (2), <strong>de</strong> otras romanas en que aparece<br />

el nombre <strong>de</strong> L. Lucreti Trio. Esta terminación en tus recuerda otras similares<br />

en textos ibéricos <strong>de</strong> carácter patronímico comprobado, y el sufijo far, a los ape-<br />

llidos en vascuence mo<strong>de</strong>rno, viniendo a ser otro interesante nexo entre el ibero<br />

y el kuscaro. La diferencia entre la aplicación <strong>de</strong> estos términos a nombres perso-<br />

nales y a patronímicos no ofrece dificultad, ni respecto <strong>de</strong>l ibero, ni <strong>de</strong>l vascuence<br />

mo<strong>de</strong>rno, don<strong>de</strong> aún se hace, según estudiamos en otra ocasión (3).<br />

Gran número <strong>de</strong> palabras sobre objetos cortantes en vascuence tienen la raíz<br />

aid (peña) o arri (piedra) (4). Martínez Pajares lo relaciona con elementos <strong>de</strong> ori-<br />

gen neolitico que hay en la mo<strong>de</strong>rna cultura tuareg. Campion sostenía que la<br />

presencia <strong>de</strong> un elemento africano en vascuence ((pue<strong>de</strong> correspon<strong>de</strong>r a la pre-<br />

sencia <strong>de</strong> un elemento antropológico africano en la raza euskariana,. Sin embargo,<br />

en estas materias es preciso ser muy cauto. Ahora bien, esta vieja aparición <strong>de</strong><br />

aitz y arri en vascuence ha <strong>de</strong> confrontarse con la gran abundancia <strong>de</strong> ejemplos<br />

que la numismática ofrece <strong>de</strong> palabras toponímicas, que parecen encerrar la misma<br />

raíz. Es el caso <strong>de</strong> Arse. Quizá sean expresivas <strong>de</strong> un reducto particularmente for-<br />

tificado, <strong>de</strong> castillos o ciuda<strong>de</strong>las. La dualidad Arse-Sagunio se explicaría quizá<br />

por expresar uno la fortaleza y el otro la población. Empero, parece que esta dua-<br />

lidad (que coinci<strong>de</strong> la doble expresión en una misma moneda) es <strong>de</strong> naturaleza<br />

distinta a la <strong>de</strong> Cose-Tarraco y Laye-Barkeno, según expusimos ya en otra ocasión (5).<br />

(1) ANTONIO TOVAR: Las monedas sagunlinus y otras notas sobre inscripciones ibéricas, en vBoletin<br />

<strong>de</strong>l Seminario <strong>de</strong> Arte y Arqueología*, Universidad <strong>de</strong> Valladolid, 1948-1949, pág. <strong>25</strong>-34.<br />

(2) Pío BELTRAN: Acerca <strong>de</strong> las monedas <strong>de</strong> Saetabi, Valencia, 1943, pág. . 21.<br />

~<br />

(3j J. LLUIS: Acotaciones ..., pág. 58 y sig.<br />

(4) VBanse las 0b. cit. <strong>de</strong> RELANO (pág. 166 y sig.), CARO BAROJA (pBg. 21) y MART~NEZ PAJARES (phgina<br />

21).<br />

(5) J. LLUI~ y F. GIMENO: Ob. cit., p4g. 9 y siga<br />

'


J A I M E L IA (.m7 I &S E' NI4 \ ' A S - B R U S I<br />

Entre los diversos movimientos <strong>de</strong> pueblos registrados en la antigua España,<br />

antropológicamente parecen haber prepon<strong>de</strong>rado los camitas, iberos, con mezclas<br />

<strong>de</strong> precamitas, y algunos otros elementos francamente minoritarios, cual los cel-<br />

tas. Se registraba y estaba en curso un fenómeno <strong>de</strong> fusión y homogeneización<br />

que continuó pese a los <strong>de</strong>más avatares históricos. Otras invasiones que no han<br />

<strong>de</strong>jado tanto rastro en nuestra sangre, hicieron importantes aportaciones cultura-<br />

les, que registra la arqueología, y quizá lingüísticas. Éstas, <strong>de</strong> mas difícil medición,<br />

complican el problema <strong>de</strong> la filiación <strong>de</strong> los términos monetarios. Este cuadro<br />

histórico, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sus particularida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> elemento mercantil, encuadra per-<br />

fectamente con las caracteristicas <strong>de</strong>l numerario ibérico y contribuye a la expli-<br />

cación <strong>de</strong> muchas <strong>de</strong> sus peculiarida<strong>de</strong>s.<br />

VIII. NOTA ADICIONAL<br />

En la obra repetidamente citada <strong>de</strong> Pittard se publican dos mapas sobre la<br />

antropología <strong>de</strong> Europa, basados en los puntos <strong>de</strong> vista <strong>de</strong> Deniker (sobre las ra-<br />

zas) y Ripley (sobre los índices craneales). Ile la confrontación <strong>de</strong> ambos mapas,<br />

basados en técnicas distintas, se <strong>de</strong>duce por igual:<br />

1.0 La consi<strong>de</strong>rable unidad antropológica <strong>de</strong> la I'enínsula Ibérica.<br />

2.0 Su notoria dolicocefalia (cmediterráeaa; y<br />

3.0 Su diferencia con el panorama antropológico <strong>de</strong> Europa.<br />

Todas estas indicaciones vienen a confirmar los puntos <strong>de</strong> vista sustentados<br />

en el presente trabajo.


L A LENGUA L)E LAS MONEDAS IBÉRICAS<br />

Fig. 1-3 ,<br />

<strong>Moneda</strong> <strong>de</strong> Cástulo (fig. 1), con un tema orienfal <strong>de</strong> origen religioso, y monedas <strong>de</strong> Saiti (figuras<br />

2 y 3), con el tema lunar, al parecer religioso, <strong>de</strong> proce<strong>de</strong>ncia camita. Ambas piezas pertenecen<br />

a la colección \'illoldo, a cuya amabilidad <strong>de</strong>bemos la publicación. La figura 3 parece<br />

inédita, pues aunque se trata <strong>de</strong> tem.as que aparecen en otras piezas <strong>de</strong> Saiti, no conocemos ninguna<br />

en que el anverso g el rcuer.90 aparezcan asf hermanados. El anverso <strong>de</strong> esta moneda parece<br />

contener el tema <strong>de</strong>l amorcillo sobre <strong>de</strong>lfín, y si son exactas, como parece, las indicaciones <strong>de</strong> Pío<br />

Beltrán (Acerca <strong>de</strong> las moriedas <strong>de</strong> Saetabi, pág. ?l), se trataría <strong>de</strong> un tema <strong>de</strong> origen romano.<br />

Es <strong>de</strong>cir, parecen perviuir los lemas religiosos iberos, incluso en periodos <strong>de</strong> influencia romana,<br />

lo cual coinci<strong>de</strong> con la política religiosa <strong>de</strong> la antigua Roma. La salvación <strong>de</strong>l alma y el Más<br />

Allá tienen tal importancia en la vida <strong>de</strong>l hombre que por eso el interés por este problema tiene<br />

muchas manifestaciones en las creaciones humanas, entre las cuales figura frecuentemente el<br />

arte monetario.


J A I M E L L I' I S 1' N A V A S - B R U S I<br />

Fig. i-10<br />

Jloriedas <strong>de</strong> Laye (fig. 4) y <strong>de</strong> Suiti (figura<br />

S), <strong>de</strong> clara influencia c1císic.a; pero<br />

que, no obslanle, reflejan la dolicoceialia<br />

hispana. A310neclas <strong>de</strong> Saili (fig. 6-10), <strong>de</strong><br />

arte ya más asimilado en que la dolicocefalia<br />

es expresada aún con más cui<strong>de</strong>ncia<br />

por las ten<strong>de</strong>ncias realistas <strong>de</strong>l artífice.<br />

Parece, pues, que en la moneda,<br />

como en otras ramas <strong>de</strong> la cultura, se da<br />

una fase <strong>de</strong> influencia trasmediterrcíneu<br />

que es sometida a un proceso <strong>de</strong> asimilación<br />

y autoclonización, el cual se vería<br />

inlerferido por la política asimilista <strong>de</strong><br />

los romanos. Las figuras 4 y 6 fueron<br />

publicadas por Vir~es; las restanles pertenecen<br />

a la colección I'illoldo.


LA LENGUA DE LAS iVONEDAS IBÉRICAS<br />

Fig. 11-19<br />

dlonrdas toscos, (Ir drca<strong>de</strong>nria artística l~arbari-<br />

=ante. La falla dr~ habilidad <strong>de</strong>l incisor prrjudica<br />

al realismo (Ir sir obra y rio consigue expresar<br />

siempre bicri lu dolicocrfalia que la ro<strong>de</strong>a (figuras<br />

11-13), si bien rn muchos casos Ilcga a ser<br />

,--- fiel n t~sle as~cclo <strong>de</strong> la realidad (fig. 14-19). Las<br />

Pguras 11-13 y 17-19 están publicadas por Vives<br />

y las restantes pertenecen a la coleccidn Villoldo.<br />

La figura 11 es <strong>de</strong> Arsaos; las figuras 12-13, <strong>de</strong> Barscunes; las figuras 14-16, <strong>de</strong> Saiti; las figu-<br />

ras 17-18, <strong>de</strong> Arsaos, y la figura 19, <strong>de</strong> Barscunes. Es <strong>de</strong>cir, en las piezas barbarizantes <strong>de</strong> una<br />

misma ceca se observan variantes <strong>de</strong> ,panorama antropológico, lo que correspon<strong>de</strong> a lo que<br />

hemos observado sobre su causa (<strong>de</strong>fecto <strong>de</strong>l incisor). Las monedas <strong>de</strong> Barscunes (tipo <strong>de</strong> la<br />

mandibula) .parecen coincidir también con rasgos pirenaicos precamitas, lo que estarfa en con-<br />

sonancia con lo aquf observarlo sobre los precamitas y su grado <strong>de</strong> fusion antaño con los camitas.<br />

19


Comentarios sobre la actual orientación<br />

<strong>de</strong> los estudios <strong>de</strong> numologia ibérica<br />

Por Antonio Manuel <strong>de</strong> Guadan<br />

Vetustas pauca non drpravat, multa lollit.<br />

R ECORDEnlZOS el viejo aforismo latino y recapacitemos sólo unos momentos<br />

sobre el panorama actual <strong>de</strong> los estudios numismáticos relacionados con<br />

las series ibéricas. nfuchos caminos en todas direcciones; multiplicidad <strong>de</strong> teorías<br />

sobre temas <strong>de</strong> toda índole; avances <strong>de</strong> i<strong>de</strong>as sorpren<strong>de</strong>ntes entramadas en un<br />

fondo <strong>de</strong> ligereza en el estudio y alegría en los comentarios; un poco a la buena <strong>de</strong><br />

Dios ... Esta reacción, que tiene ciertamente muy pocos años <strong>de</strong> existencia, es la<br />

natural contrapartida al silencio absoluto que reinaba sobre estos campos <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

tiempos <strong>de</strong> Vives. Pero si el absoluto silencio es penoso, no es mejor el exceso <strong>de</strong><br />

i<strong>de</strong>as, más o menos <strong>de</strong>scabelladas, <strong>de</strong> vias con salida cerrada o con final en esta-<br />

ciones problemáticas y <strong>de</strong>sconocidas. Sobre todo para los no iniciados en estos<br />

problemas, para los aficionados, en general, o los numólogos no especializados<br />

en estas series monetarias, que no saben qué valor real dar a estos atisbos <strong>de</strong><br />

venteo en los áridos y <strong>de</strong>sérticos altibajos <strong>de</strong> las amoncdaciones ibero-romanas.<br />

No tenemos la intención <strong>de</strong>, con estos ligeros comentarios, dar a todo el mundo<br />

una orientación clara y <strong>de</strong>finitiva. Pero, al menos, intentaremos ponerlos en guar-<br />

dia en cuanto a la extrema dificultad que encierran los trabajos <strong>de</strong> investigación<br />

en estos campos históricos, tan remotos, don<strong>de</strong> toda fuente literaria ha perecido<br />

o nos ha llegado muy bastar<strong>de</strong>ada y don<strong>de</strong> las fuentes arqueológicas se prestan<br />

siempre a variadas interpretaciones.<br />

Confesemos humil<strong>de</strong>mente que es muy posible que alguna <strong>de</strong> nuestras anterio-<br />

res publicaciones sobre las monedas emporitanas y ro<strong>de</strong>nses hayan contribuido<br />

también, y bien a nuestro pesar, a esta <strong>de</strong>sbandada <strong>de</strong> teorías. Y por ello nos<br />

creemos <strong>de</strong>udores <strong>de</strong> una explicación, y moralmente responsables, si no ponemos<br />

los puntos sobre las ies en cuanto hasta ahora hemos publicado.<br />

Para ello, nada mejor que .concretar algunos casos, basados en hechos <strong>de</strong>mos-<br />

trable~, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las segurida<strong>de</strong>s que pue<strong>de</strong> tener un problema con más <strong>de</strong> dos


A N T O N I O A4 A N CI' E IA L) E G L; 11. U A N<br />

mil años <strong>de</strong> antigüedad, y <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> lado toda disquisición fundamentada en lo<br />

que pudo ser, o en lo que se quería <strong>de</strong>cir, que unido al tan manoseado es posible,<br />

forman la trilogia <strong>de</strong> las palabras huecas, que hicieran expresar a nuestro gran Que-<br />

vedo: ((Las palabras son como monedas, que una vale por muchas, como muchas no<br />

por unas.<br />

Como inicio, toquemos brevemente el punto <strong>de</strong> las dracmas <strong>de</strong> imitación<br />

emporitana con leyendas ibéricas o iberizantes, que pue<strong>de</strong> haber sido mal inter-<br />

pretado por algunos lectores. En la obrita que <strong>de</strong>dicamos a este espinoso tema,<br />

y que constituye, en realidad, un capitulo <strong>de</strong> nuestra monografia, ya en pren-<br />

sa, sobre las monedas <strong>de</strong> plata <strong>de</strong> Emporion y Rho<strong>de</strong>, creemos haber <strong>de</strong>jado<br />

sentado con claridad nuestro criterio, fruto <strong>de</strong> un examen minucioso <strong>de</strong> varios<br />

cientos <strong>de</strong> ejemplares <strong>de</strong> esta clase: las lecturas hasta ahora aceptadas <strong>de</strong> las le-<br />

yendas con alfabeto ibérico en estas dracmas, son <strong>de</strong>fectuosas en la mayor parte<br />

<strong>de</strong> los casos y en muchos totalmente erróneas. Se han forzado los signos <strong>de</strong> algunas<br />

<strong>de</strong> ellas para que aparezcan más cercanas a transcripciones toponimicas bien cono-<br />

cidas, movidos sin duda los investigadores por unas semejanzas puramente acci-<br />

<strong>de</strong>ntales. Este punto, que creemos indudable, no tiene la menor r2laciÓn con<br />

algunos comentarios don<strong>de</strong> se nos hace <strong>de</strong>cir quc no hay tales epígrafes ibéricos.<br />

Los epígrafes existen, sobre todo en los grupos cuarto y quinto; pero su lectura<br />

cuidadosa nos <strong>de</strong>ja sin po<strong>de</strong>r conocer a qué se refieren en la mayoría <strong>de</strong> los casos.<br />

Lo más lógico es suponer se trate <strong>de</strong> topónimos o <strong>de</strong> nombres tribales en los gru-<br />

pos muy iberizados, y es cierto se trata <strong>de</strong> estos casos en las dracmas en cuyo re-<br />

verso aparece la leyenda monetaria con el final ccsalerv. ],o que no po<strong>de</strong>mos, con po-<br />

quísimas excepciones, es i<strong>de</strong>ntificar estas leyendas en alfabeto ibérico con los nom-<br />

bres geográficos <strong>de</strong> localida<strong>de</strong>s, oppida o tribus ibéricas con apelación conocida<br />

por otras fuentes históricas; y esto no quiere <strong>de</strong>cir que no se puedan conocer en<br />

el futuro con mejores elementos <strong>de</strong> juicio, sino que ahora, con una lectura más<br />

correcta, estamos mucho más cerca <strong>de</strong> la solución que con las <strong>de</strong>masiado fáciles<br />

i<strong>de</strong>ntificaciones, que han sido la especialidad <strong>de</strong> algunos autores en tiempos pa-<br />

sados.<br />

Otros puntos <strong>de</strong> nuestro libro (que acaso como capítulo <strong>de</strong> una obra más ex-<br />

tensa se resiente <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> la <strong>de</strong>bida explicación <strong>de</strong> datos ya examinados en otros<br />

lugares <strong>de</strong> la misma) han sido también comentados en diversos lugares y con dife-<br />

rentes opiniones; por ejemplo, la influencia <strong>de</strong> los alfabetos mediterráneos <strong>de</strong> toda<br />

índole en la epigrafía <strong>de</strong> estas dracmas. Es un hecho bien conocido que en la epi-<br />

grafia monetal influyen las costumbres, los hábitos y las infiltraciones culturales<br />

más diversas y que la forma <strong>de</strong> los signos varia con los años, aun <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un<br />

mismo tipo <strong>de</strong> alfabeto. A este hecho concreto es al que nos referimos al hablar<br />

<strong>de</strong> influencias, y nunca hubiéramos podido soñar que en estas dracmas hubiese<br />

leyendas completas en alfabeto calcídico o etrusco. La influencia cultural en una<br />

zona geográfica dada, modifica la epigrafía y llega incluso a mezclar signos <strong>de</strong> la


ACTUAL ORIENTACI~N DE LOS ESTUDIOS DE NLJMOLOGÍA IBÉRICA<br />

raza dominante con los indígenas y locales, dándonos <strong>de</strong> esta manera una orienta-<br />

ción sobre qué clase <strong>de</strong> pueblos imponían su cultura en un área geográfica <strong>de</strong>ter-<br />

minada, y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un <strong>de</strong>terminado apartado cronológico. Por ejemplo, las drac-<br />

mas <strong>de</strong>l grupo tercero tienen una influencia púnica tan marcada en sus leyendas<br />

que no creemos pueda ponerse en duda por nadie la influencia <strong>de</strong> la raza fenicia en<br />

este momento.<br />

Tampoco expusimos en nuestro libro, y sin duda ha parecido anómalo el hecho,<br />

el por qué <strong>de</strong> la clasificación <strong>de</strong> estas dracmas sólo por sus leyendas <strong>de</strong> reverso;<br />

en nuestra monografía en prensa se explican sobradamente las razones que tuvi-<br />

mos para ello y al mismo tiempo se establece la <strong>de</strong>rivación <strong>de</strong> cada cuño monetario<br />

<strong>de</strong> su prototipo con leyenda normal griega, más o menos perfecta, la mayor parte<br />

<strong>de</strong> los cuales son los llamados <strong>de</strong> Puig Castellar, por haber aparecido en gran abun-<br />

dancia en este reciente hallazgo monetario.<br />

En cambio, no hemos podido conocer ninguna reacción <strong>de</strong> los filólogos acerca<br />

<strong>de</strong> los puntos que hemos estudiado <strong>de</strong>l alfabeto llamado ibérico en nuestro repe-<br />

tido trahajo. Y no creemos ciertamente que haya mucha duda <strong>de</strong> que el alfabeto<br />

ibérico está perfectamente centrado en el grupo silábico <strong>de</strong> influencia neopúnica<br />

(así lo sitúa Gelb en su conocida obra en que fundamenta la gramatologia como<br />

una nueva ciencia), aunque se quieran forzar las similitu<strong>de</strong>s con algunos signos<br />

minoicos y aun egipcios, como el tan discutido I ibérico y la J (b) egipcia.<br />

A niiestro juicio, y sin que ello tenga más valor que el <strong>de</strong> una opinión pura-<br />

mente personal, el hecho fundamental para que el estudio <strong>de</strong> un periodo histó-<br />

rico (y el estudio <strong>de</strong> la numología <strong>de</strong>l mismo no es una excepción) pueda hacerse<br />

con garantías <strong>de</strong> acierto, es que se cumplan las dos condiciones siguientes:<br />

P~nirnera. Que preceda al estudio propiamente dicho un trabajo <strong>de</strong> investi-<br />

gación <strong>de</strong> amplitud suficiente para po<strong>de</strong>r suponer lógicamente que se haya averi-<br />

guado o aclarado algo nuevo, bien por material <strong>de</strong> primera mano hasta entonces<br />

no conocido, bien por comparación y cotejo <strong>de</strong> fuentes hasta ese momento no<br />

utilizadas. Resulta pueril el creer que con solo la lectura <strong>de</strong> la bibliografía más<br />

,corriente se puedan <strong>de</strong>scubrir hechos históricos inéditos. Idos caminos conocidos<br />

están ya bien trillados y sólo cuando se abren caminos nuevos se pue<strong>de</strong> llegar a<br />

parte diferente. Pero es indispensable, lo primero, abrir el camino, y las explana-<br />

ciones <strong>de</strong> terrenos incultos en los trabajos históricos <strong>de</strong> toda índole no se hacen<br />

con poco esfuerzo y medios limitados.<br />

Segunda. Que el comentario se haga centrando todos los problemas adya-<br />

centes en la misma época histórica. El panorama histórico con mucha frecuencia<br />

aparece difuminado y se emplean argumentos <strong>de</strong> otra época diferente, sin recor-<br />

dar que cada una <strong>de</strong> ellas son mundos distintos, don<strong>de</strong> todos los problemas tienen<br />

su exacto enfoque y no se pue<strong>de</strong>n permitir generalizaciones, que si.pue<strong>de</strong>n ser cier-<br />

tas para una época <strong>de</strong>terminada, no lo son para otras. Por ello, la numologia


A N T O N I O M A N U E I , D E Gli'ALIAAV<br />

requiere una fuerte especialización, si se quiere a<strong>de</strong>ntrar <strong>de</strong> verdad en sus pro-<br />

blemas más difíciles; por ejemplo, la cuestión <strong>de</strong> los talleres monetarios y sil loca-<br />

lización, que pue<strong>de</strong> ser muy interesante en tiempos <strong>de</strong> Felipe 11, tiene una in~por-<br />

tancia muy limitada al hablar <strong>de</strong> los bronces iherorromanos, en los que se utili-<br />

zaba el sistema romano <strong>de</strong> acuñación mezclado con particularida<strong>de</strong>s indígenas y<br />

locales. Los hallazgos monetarios, que en la Edad Media pue<strong>de</strong>n abarcar acuña-<br />

ciones muy distantes en cl tiempo, por la perduración <strong>de</strong> los tipos romanos, son<br />

una cosa muy diferente si nos referimos a la época griega o romana republicana,<br />

cuando la acuñación seguía un sistema diferente y la perduración <strong>de</strong> tipos era<br />

muy limitada.<br />

No hay nunca soluciones para todos los casos, ni la importancia <strong>de</strong> los datos<br />

arqueológicos es la misma en todo momento; cada uno <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>be <strong>de</strong> ser colocado<br />

en su propio hinterland, y sólo trabajar con las i<strong>de</strong>as y métodos aplicables al caso.<br />

La generalización es el mayor enemigo <strong>de</strong> todo estudio científico serio; los proble-<br />

mas, cuanto más lejanos son y mas pequeños aparecen, se agrandan con el estudio<br />

constante y metódico, hasta que llegan a obtener una dimensión aceptable para<br />

su disección. Si no se agrandan previamente, es inútil comentarlos; son sólo pun-<br />

tos pequeñísimos perdidos en el proceloso mar histórico, y no hay que recordar<br />

que o. .. no existe mejor mentir que el mentir <strong>de</strong> las estrellas...)).<br />

Proponemos, pues, como regla práctica, para el estudioso y aficionado no espe-<br />

cializado en estos temas, una muy sencilla: calificar y valorar los resultados <strong>de</strong><br />

los articulos y comentarios, no por las soluciones nuevas que ofrezcan, sino por<br />

los nuevos materiales que aporten en todos los terrenos. La publicación <strong>de</strong> nuevo<br />

material arqueológico es siempre positiva; si nosotros no la comentamos acerta-<br />

damente, otros vendrán en el futuro que puedan hacerlo. Pero las teorias super-<br />

ficiales, basadas en lo ya conocido hace muchos años, es lo más probable que no<br />

tengan valor alguno. Una pequeña monedita pue<strong>de</strong> echar por tierra un aparato<br />

sistemático <strong>de</strong> los más complicados y, al parecer, perfecto.<br />

La llamada serie monetaria <strong>de</strong>l jinete ibérico ha sido uno <strong>de</strong> los campos <strong>de</strong><br />

batalla don<strong>de</strong> recientemente han aparecido más teorias nuevas y más soluciones<br />

inhabituales. Y es lógico que así sea, porque el estudio <strong>de</strong> esta serie está aún, <strong>de</strong>s-<br />

graciadamente, por hacer. Pero si bien lo conocido no satisface, aun satisface menos<br />

lo que se nos presenta como nuevo: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> autores que creen en la existencia <strong>de</strong><br />

gran cantidad <strong>de</strong> talleres monetarios en monedas con la misma leyenda <strong>de</strong>l reverso,<br />

hasta quienes, por el contrario, creen que un solo taller amonedó multitud <strong>de</strong> pie-<br />

zas con leyendas <strong>de</strong>l reverso diferentes. Puestos a teorizar, y con las casi nulas<br />

fuentes literarias que nos restan <strong>de</strong>l período, igual razón pue<strong>de</strong>n tener unos que<br />

otros, o ninguno <strong>de</strong> ellos. No conocemos bastantes datos en la actualidad para<br />

intentar un estudio <strong>de</strong> tal <strong>de</strong>talle, que, aparte <strong>de</strong> ello, tampoco es <strong>de</strong> importancia<br />

fundamental. Ni en la numismática griega ni mucho menos en la romano-republi-


AClYI/AL OHIENTACIÓ~W DE LOS ESTUDIOS DE NUMOLOG~A IBÉRICA<br />

cana, con muchísimas fiirntes literarias al alcance <strong>de</strong> la mano, y muchos más<br />

ejemplares conocidos, se puc<strong>de</strong>n, en la mayor parte <strong>de</strong> los casos, concretar tales<br />

extremos. Hay series completas, como las <strong>de</strong> bronce, con leyenda Iiispanorum,<br />

qiie aún no sat)emos exactamente lo que son y nadie se ha ocupado <strong>de</strong> ellas, y la<br />

localización dc cecas o talleres monetarios en los <strong>de</strong>narios romano-republicanos<br />

no pasa casi nunca <strong>de</strong> conjetural.<br />

Si esto ocurre con los mo<strong>de</strong>los, <strong>de</strong> los que se ha copiado en sistema y en <strong>de</strong>-<br />

talles la arnone(1:rción ibérica, ;,cómo vamos a intentar resolver problemas aún<br />

más difíciles con semejante facilidad?<br />

1.0 cierto es que hay campo <strong>de</strong> trabajo para muchos años, si se quiere llegar en<br />

las series ibéricas a la madurez <strong>de</strong> conocimiento que tenemos sobre las griegas y<br />

romano-republicanas, y creemos firmemente que hay muchos otros problemas<br />

numismáticos <strong>de</strong> extrema importancia en estas mismas series ibéricas, que merecen<br />

una mejor atencib~i.<br />

En primer lugar, se precisa una catalogación completa por leyendas <strong>de</strong> reverso<br />

(sea lo que fuere su significado), que ponga al día la obra <strong>de</strong> Vives, agregando a<br />

lo ya conocido el nuevo material que existe en hfuseos y colecciones <strong>de</strong> España<br />

y <strong>de</strong>l extranjero. 1)espui.s se necesita un estudio científico <strong>de</strong> los hallazgos <strong>de</strong><br />

monedas <strong>de</strong> esta clase, punto por completo inédito hasta la fecha. hlás tar<strong>de</strong>, un<br />

estudio a fondo <strong>de</strong> la epigrafía monetal en el bronce ibérico y <strong>de</strong> sus variantes,<br />

que ha <strong>de</strong> constituir una <strong>de</strong> las mejores bases para la fijación <strong>de</strong> la cronología.<br />

Como complenlento <strong>de</strong> lo anterior, un estudio comparativo <strong>de</strong> estilos artísticos en<br />

las monedas con diferentes leyendas, y agrupaciones metroibgicas y artísticas,<br />

que ni se ha intentado. Sólo cuando este material así <strong>de</strong>purado esté a la mano<br />

habrá llegado el momento <strong>de</strong> dar entrada a las leorias; hasta entonces no so-<br />

lamente es inútil, sino acaso perjudicial, por el confusionismo que envuelve im-<br />

plícito.<br />

Por ejemplo, y coricretáiidoiios a iin solo punto <strong>de</strong> los muchos hoy abiertos<br />

a discusión, vcainos el caso <strong>de</strong> las marcas <strong>de</strong> anverso en estos bronces ibéricos.<br />

Con el material que ahora tenemos disponible (lo que publicaron Vives e Hill y<br />

muy poco niás), resulta un verda<strong>de</strong>ro galimatías. A las teorias lanzadas al ruedo se<br />

pue<strong>de</strong>n agregar muchas más: que sean numerales, que sean marcas <strong>de</strong> talleres con<br />

tina clave especial al estilo <strong>de</strong> las que creía Lorichs, que sean iniciales o marcas<br />

<strong>de</strong> magistrados, etc., etc. Todas son malas si previamente no <strong>de</strong>slindamos los<br />

campos y estudiados miles <strong>de</strong> ejemplares, agrupamos las similitu<strong>de</strong>s y compa-<br />

ramos los resultados en todos los terrenos, metrológico, artístico, cronológico,<br />

epigráfico. Lo <strong>de</strong>más se nos dará por añadidura ... Mientras tanto no tengamos<br />

ese mínimo <strong>de</strong> base para el trabajo, es preferible el sistema <strong>de</strong> publicar monogra-<br />

fías, lo más exhaustivas posible, sobre bronces, con la misma leyenda <strong>de</strong> reverso,<br />

como ya se ha hecho con exito en algunas ocasiones.<br />

Estas consi<strong>de</strong>raciones nos llevan <strong>de</strong> la mano al punto fundamental que que-<br />

ríamos comentar. El estudio monetario <strong>de</strong>be hacerse científicamente y con todos<br />

los <strong>de</strong>talles que la experiencia ha <strong>de</strong>mostrado como imprescindibles. Claro está<br />

que nos referimos a trabajos <strong>de</strong> numologia propiamente dicha, y no a estudios


teóricos sobre aspectos econón~icos, legales, religiosos, iilos0licos, etc., <strong>de</strong> iiiia época<br />

dada, tomando como auxiliar el sistema monetario <strong>de</strong>l mismo.<br />

Aun, recientemente, son pocas las piiblicaciones <strong>de</strong> hallazgos qiie reúnan estas<br />

exigencias y miiy escasos los trabajos monográficos que las hayan tenido en cuenta.<br />

Y no nos cansaremos <strong>de</strong> repetir que ksta es la hase fundamentnt sobre la cual se<br />

va a edificar el sistema y lo único que ser5 toma'do en cuenta por los investigadores<br />

veni<strong>de</strong>ros. Tertium seculum non i~i<strong>de</strong>t eum hominem quem ~idit primum, y mucho<br />

menos verá como nosotros los problemas si no los exponemos con todo <strong>de</strong>taIle y<br />

cuidado.<br />

IIay que <strong>de</strong>sterrar las menciones, tan manoseadas, <strong>de</strong> similar a o bien <strong>de</strong><br />

ric~nte <strong>de</strong> y copiar los epigrafes monetarios como realmente aparecen en las monedas.<br />

Aparte <strong>de</strong> ello, hay que citar siempre el peso, el diametro original y la posición<br />

<strong>de</strong> los ciifios <strong>de</strong> anverso y reverso. En los trabajos monográficos es preciso llegar<br />

al estudio <strong>de</strong> las secuencias <strong>de</strong> ciiiios, cuando sea posible, aunque el trabajo sea<br />

largo y pesado, la atención que precisa extrema y el lucimiento personal casi nulo.<br />

Hay que siihordinnr esto último a las exigencias <strong>de</strong> la lahor científica y sólo<br />

aventurarse a proponer iina teoría, cuando se <strong>de</strong>duzca lógicamentr <strong>de</strong>l material<br />

estudiado al <strong>de</strong>talle. y no haya ninguna ley numismatica que la contradiga. Sólo<br />

<strong>de</strong> esta manera conseguiremos a<strong>de</strong>lantar <strong>de</strong> verdad en los difíciles campos (le la<br />

numismática ihérica.<br />

Cierto quc el problema es <strong>de</strong> tal e~ivergarliira que es lahor <strong>de</strong> equipos más<br />

bien que <strong>de</strong> individualida<strong>de</strong>s, pero espercnios que la afición, cada vez más extendida<br />

a t.stos estudios, nos proporcione un núcleo <strong>de</strong> investigadores-ya hay algunos<br />

<strong>de</strong> gran valia-que reuniendo las condjcioncs niininias <strong>de</strong> preparación científica,<br />

paciencia y tiempo necesarios, colaboren en esta interesantísima tarea. Qui si<br />

non nrrmqrlnm oflendunt, non es1 mirum, pero <strong>de</strong>be dárseles un amplio margen <strong>de</strong><br />

confianza si el trabajo que realizan es diiratlcro, y ayuda'rles en todo lo posible,<br />

ya que. cn cfclinitiva, todos los que nos <strong>de</strong>dicamos a estos estiidior saldremos beneficiados<br />

con ello. Cooperemos, pues, todos para que estas vocaciones qiic salen tlcl<br />

campo <strong>de</strong>l mero coleccionismo, unidas a las <strong>de</strong> los que profesionalmente tienen la<br />

obligacibn <strong>de</strong> estudiar los mismos problemas históricos, no que<strong>de</strong>n <strong>de</strong>fraudadas<br />

ante la poca consistencia <strong>de</strong> los trabajos que se Ics señalen como mo<strong>de</strong>los a seguir.


NUMISMATICA MODERNA


numismática ecuatoriana<br />

Por Alfredo Karger<br />

E N el Ecuador hay, hasta ahora, solamente comienzos <strong>de</strong> esta ciencia. Por<br />

ejemplo: el Banco <strong>de</strong>l Ecuador, en Guayaquil, <strong>de</strong>dicó un artículo a la<br />

historia <strong>de</strong> las monedas ecuatorianas en su Historia <strong>de</strong> medio siglo. 1868-1918.<br />

Luis Alberto Garbo trató también en su Hisforiu Mon~l«ri« y Cambiaria <strong>de</strong>l<br />

Ecutidor, Quito, 1953, <strong>de</strong> las monedas <strong>de</strong>l Ecuador. Carlos Matamoros Jara escri-<br />

bió Brenes apuntas sobre las monedas en el Ecuador, en el tomo Y, número 7, pági-<br />

nas 31 7-341, <strong>de</strong>l ((Boletín <strong>de</strong>l Centro <strong>de</strong> Investigaciones Iiistóricas)), Guayaquil, 1937.<br />

Numismática ecuatoriana hay solamente <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la In<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>l<br />

Ecuador, o sea <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su separación <strong>de</strong> Colombia, en el año 1830. Por ley <strong>de</strong> 9 <strong>de</strong><br />

noviembre <strong>de</strong> 1831 se estableció una Casa <strong>de</strong> hloneda en Quito. ¿Tratase <strong>de</strong> la<br />

primera-única-Casa <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> en el Ecuador o hubo una ya antes? El gran<br />

historiador González Suárez contesta afirmativamente en su Historia <strong>de</strong>l Ecua-<br />

flor (tomo V, pág. 355), en la nota: ((El año <strong>de</strong> 1789 era alférez real <strong>de</strong> Quito don<br />

hlariano Donoso y Chiriboga, quien, aquel año, para celebrar la coronación <strong>de</strong><br />

Carlos IV, hizo acuñar "monedas" con el busto <strong>de</strong>l referido monarca y la siguiente<br />

inscripción en latín. Anverso: CAROLCS IV DEI GRATIA HISPANIARUBI.<br />

ET INDIARUPI.2 RE)


.José Toribio Medina, <strong>de</strong>muestra en su gran obra Alonedas y Medallas hispanoamericanas,<br />

bajo el número 200, una medalla que diferencia en unos rasgos <strong>de</strong> la<br />

<strong>de</strong>scrita por el historiador <strong>de</strong>l Ecuador. En el anverso, el retrato <strong>de</strong>l rey, con el<br />

texto : CAHOLUS IV D G - I-IISP ET IND . R I'KOCLAM QUITI; en el<br />

reverso, el sello <strong>de</strong> la capital, Quito, con la leyenda :i MARIANO DONOSO<br />

SGNIF MAJORI ANN - 1789. ¿Hubo, tal vez, dos diferentes medallas <strong>de</strong> la Proclamación?<br />

¿O basa la diferencia <strong>de</strong> las <strong>de</strong>scripciones solamente en diferentes maneras<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>scripción?<br />

Me parece más verosimil lo anterior. Porque González Suárez llama la medalla<br />

((moneda)), como muchas personas, quienes no están familiarizadas en distinguir<br />

monedas y medallas. Sabemos que durante las festivida<strong>de</strong>s, con ocasión <strong>de</strong> las<br />

coronaciones, use echó mucha plata por los suelos y por los tejados)). Pero esta frase<br />

pue<strong>de</strong> aplicarse tanto a monedas como a medallas. J. T. 3ledina dice en su carta<br />

<strong>de</strong> 16 <strong>de</strong> octubre <strong>de</strong> 1895 (publicada por Juan Borchert en los 0~)zisculos uarios,<br />

tomo 1 (Santiago <strong>de</strong> Chile, 1926), que se trata <strong>de</strong> medallas <strong>de</strong> proclamación <strong>de</strong> los<br />

reyes <strong>de</strong> España en el antiguo Virreinato <strong>de</strong>l Río <strong>de</strong> la Plata, y no <strong>de</strong> monedas,<br />

especialmente no es una moneda <strong>de</strong> cuatro reales, como se dice en un catálogo<br />

<strong>de</strong> Nueva York. Lo cierto es que hasta ahora ningún escritor pue<strong>de</strong> indicar que<br />

durante el periodo colonial se acuñaban monedas en Quito.<br />

Las Casas <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> <strong>de</strong> Lima y Potosi proveyeron, entre otros paises, con<br />

preferencia al Ecuador, <strong>de</strong> monedas metálicas. Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la batalla <strong>de</strong><br />

Pichincha comenzaron a circular monedas metálicas <strong>de</strong> Colombia en el país. Entre<br />

ésas tienen interés especial las monedas obsidionales. J. T. Medina <strong>de</strong>scribe en<br />

su gran libro Las monedas obsidionales hispanoamericanas (Chile, 1919), en la sección<br />

$De proce<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>sconocida*, en los números 316 y 317, monedas colombianas<br />

<strong>de</strong> dos y ocho reales, que en el anverso y en el cuello <strong>de</strong> la india llevan un<br />

monograma incuso, <strong>de</strong> letra <strong>de</strong> inscritura, ((M.» atravesada hacia la mitad en sentido<br />

transversal, por una ((0s; y ambas seguidas <strong>de</strong> una «i)) minúscula. Este monograma<br />

es muy parecido a la ((M)) que respon<strong>de</strong> a Ias monedas <strong>de</strong>l general revolucionario<br />

Morelos, en hléjico (1812-1814). A pesar <strong>de</strong> esto, cree Rledina que estas monedas<br />

neogranadinas se usaron en Colombia, suponiendo a ese resello un origen<br />

colombiano. En realidad, se trata <strong>de</strong> un monogama <strong>de</strong> SANTA MARfA en Colombia.<br />

Bien entendido, luce la moneda el monograma <strong>de</strong> Santa María, don<strong>de</strong> ya<br />

antes se acuñaban cuartillos y piezas <strong>de</strong> dos reales.<br />

Más difícil es aclarar otro resello <strong>de</strong> esa época. 111 resello <strong>de</strong> una moneda colombiana<br />

<strong>de</strong> ocho reales tiene un resello <strong>de</strong> una pequeña granada en la gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>l<br />

escudo. Para mí, es evi<strong>de</strong>nte que se trata <strong>de</strong> un resello <strong>de</strong> Colombia, tal vez para<br />

una provincia, distrito recién adquirido.<br />

Mencionamos resellos en monedas que circuIaban en el Ecuador. MAS tar<strong>de</strong><br />

prohibió un Decreto legislativo, con fecha <strong>de</strong> 4 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1888, expresamente<br />

a los particulares, emitir señas, etc., etc. A pesar <strong>de</strong> esto, hay una serie, tal vez<br />

completa, <strong>de</strong> moneda ecuatoriana <strong>de</strong> los años 1884 hasta 1916, que tienen dos diferentes<br />

resellos. En el cuello <strong>de</strong>l retrato <strong>de</strong>l general Sucre hay una letra URO, en letra<br />

<strong>de</strong> imprenta, o un monograma, uARn, en letras inglesas. Sabemos que con estas


monedas reselladas se pagó el sueldo a los presos <strong>de</strong> la colonia penitenciaria en<br />

las Islas Galápagos, quienes trabajaban allí en las haciendas particulares.<br />

Hasta hoy, falta toda investigación sobre la cuantía <strong>de</strong> aquellas monedas rese-<br />

lladas; tampoco mencionan los gran<strong>de</strong>s catálogos nada sobre el particular. Pero,<br />

con buena razón, hay unos ejemplares en la colección oficial <strong>de</strong>l Banco Central en<br />

Guayaquil.<br />

El gran catálogo <strong>de</strong> la Colección Guttag, en Nueva York (1929), enumera<br />

en total 107 diferentes piezas (pág. 194-203). Si no se consi<strong>de</strong>ra las monedas <strong>de</strong><br />

oro-se ofreció en estos días, el único, 50 francos, <strong>de</strong> 1885-, hay tal vez en total<br />

160 poco investigadas.<br />

La escasez <strong>de</strong> plata y oro en el país obligaba a fundir en creciente escala mo-<br />

nedas importantes para la numismática. A<strong>de</strong>más, la influencia <strong>de</strong> las costumbres<br />

urbanas hace <strong>de</strong>saparecer los antiguos collares y aretes adornados <strong>de</strong> monedas<br />

antiguas. ¿Cuánto tiempo durarán hasta que <strong>de</strong>saparezcan, asimismo, los últimos<br />

trajes <strong>de</strong> baile con cientos <strong>de</strong> antiguos reales, que lucen los campesinos-solamente<br />

los hombres-en los pueblos alejados?


Aportación estudio los reales<br />

<strong>de</strong> a dos<br />

Las pesetas <strong>de</strong> Isabel 11 (1833-1868)<br />

Por J. J. Rodriguez<br />

I'SQUE ya en el reinado <strong>de</strong> Isabel 11 las piezas <strong>de</strong> peseta-bajo sus diferentes<br />

A <strong>de</strong>nominaciones oficiales, cuatro reales, cuarenta céntimos <strong>de</strong> escudo, etc.eran<br />

<strong>de</strong> tamalio algo menor que su antecesor el real <strong>de</strong> a dos, y entraban cinco<br />

en el duro, como las pesetas actuales, en lugar <strong>de</strong> cuatro, continuamos estudiando<br />

todas estas piezas bajo un epigrafe común, porque consi<strong>de</strong>ramos que las pesetas<br />

mo<strong>de</strong>rnas constituyen la continuación lógica <strong>de</strong>l antiguo real <strong>de</strong> a dos, formando<br />

asi, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los Reyes Católicos hasta nuestros dias, una serie monetaria <strong>de</strong>finida.<br />

Con esto no hacemos otra cosa que seguir el criterio establecido por los eruditos<br />

niimisniaticos scííores S. y F. Calicó, quienes aportaron a la 11 Exposición <strong>Nacional</strong><br />

tle Kiimismática, <strong>de</strong>l aíío 1951, una interesante colección bajo el lema ((La peseta,<br />

actual unidad monetaria, y su antecesor el real <strong>de</strong> a doss.<br />

El presente trabajo tiene por objeto primordial llamar la atención <strong>de</strong> los estudiosos<br />

en general, sobre la <strong>de</strong>primente falta <strong>de</strong> publicaciones que traten <strong>de</strong> estas<br />

bellas e interesantes piezas, y sobre la falta total <strong>de</strong> un resumen <strong>de</strong> las variantes<br />

conocidas o acuííadas, lo que, dado lo mo<strong>de</strong>rno <strong>de</strong> las mismas, resulta <strong>de</strong>sconcertante<br />

para el aficionado.<br />

Las anteriores razones nos han animado a escribir este mo<strong>de</strong>sto articulo, en<br />

el que trataremos dc establecer una catalogación provisional <strong>de</strong> las piezas que<br />

conocemos, con la esperanza <strong>de</strong> que su publicación pueda producir la aparición<br />

<strong>de</strong> otras piezas, hasta ahora <strong>de</strong>sconocidas por el autor, y completar así, en lo posil~le,<br />

su estudio.<br />

Hemos excluido <strong>de</strong> este trabajo las llamadas (


<strong>de</strong> Madrid, Barcelona y Sevilla, en el periodo comprendido entre 1834 y 1868,<br />

con el valor <strong>de</strong> cuatro reales <strong>de</strong>s<strong>de</strong> comicnzos <strong>de</strong>l reinado hasta 1863 y con el valor<br />

<strong>de</strong> cuarenta céntimos <strong>de</strong> esciido <strong>de</strong> 1862 a 1868. A<strong>de</strong>más, en este reinado se acu-<br />

ñaron también piezas para Filipinas, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1864 a 1868, con el valor <strong>de</strong> veinte<br />

céntimos <strong>de</strong> peso. Finalmente, haremos notar que en los años <strong>de</strong> 1836 y 1837 se<br />

acuñaron piezas con el valor <strong>de</strong> una peseta para el Principado <strong>de</strong> Cataluña.<br />

Marcas <strong>de</strong> ceca.-Las tres cecas, <strong>de</strong> Madrid, Rarcelona y Sevilla, acuñaron<br />

con marcas hl, R, S, como en el reinado anterior, hasta 1831, en que estas iniciales<br />

fueron sustituidas por estrellas, <strong>de</strong> seis puntas en Madrid, sicte en Sevilla y oclio<br />

en Barcelona. Las acuñaciones para Filipinas llevan como marca <strong>de</strong> ceca una<br />

estrella <strong>de</strong> cinco puntas.<br />

Cuando se or<strong>de</strong>nó la sustitución <strong>de</strong> las iniciales <strong>de</strong> las cecas por las estrellas,<br />

se suprimieron simultáneamente las iniciales <strong>de</strong> los ensayadores, que, por con-<br />

siguiente, no figuran en las piezas acuñadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 18.51.<br />

Tipos.-Aparte <strong>de</strong> las mencionadas acuñaciones <strong>de</strong> los años 1836 :7 1837 para<br />

el Principado <strong>de</strong> Cataluña, las pesetas <strong>de</strong> Isabel 11 presentan tres tipos funda-<br />

mentales en cuanto al retrato real se refiere, como pue<strong>de</strong> verse a continuación.<br />

Tipo 1.0<br />

Tipo 2.0<br />

Tipo 3.0<br />

Mientras que los tipos segundo y tercero no presentan variantes <strong>de</strong> importancia,<br />

hemos, en cambio, observado en el tipo primero algunas variantes <strong>de</strong> interés pro-<br />

ducidas por diferentes interpretaciones <strong>de</strong>l mismo busto real, por parte <strong>de</strong> los


APORT~~CIÓ~V AL ESTZJDIO DE LOS REALES DE íi DOS<br />

artistas que abrian los cuíios. Tal suce<strong>de</strong> con las piezas <strong>de</strong> 1848 y 1849 <strong>de</strong> la ceca<br />

<strong>de</strong> Madrid, y con las <strong>de</strong> la ceca <strong>de</strong> Barcelona <strong>de</strong> los años 1839 y 1-842, que reprodu-<br />

cimos a continuación.<br />

Dentro también <strong>de</strong>l tipo primero existen pequeiias variaciones en la longitud<br />

<strong>de</strong>l busto entrc las piezas acuñadas los prinieros años, hasta 1837, y las posteriores,<br />

ya que es algo mayor en las primeras, como pue<strong>de</strong> observarse en las dos piezas<br />

siguientes.<br />

Las acuiiaciones <strong>de</strong>l Principado <strong>de</strong> Cataluña (1836-1837), las consi<strong>de</strong>ramos<br />

como el tipo cuarto, el cual reseñamos al final <strong>de</strong>l articulo.


Leyendas.-I,as <strong>de</strong>l primer tipo llevan las siguientes leyendas, hasta 1837.<br />

Anverso: ISABEL S.& POR LA GI3ilCIA DE DIOS, y la fecha, rodcando cri<br />

circulo el hiisto <strong>de</strong> la reina.<br />

Reverso: REYNA DE ESPARA Y DE LAS INDIAS, marca <strong>de</strong> ceca e inicia-<br />

les <strong>de</strong>l ensayador, con el escudo <strong>de</strong> España, ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong>l toisbn, y el valor, 4 Hsh, a<br />

los lados <strong>de</strong>l escudo.<br />

Des<strong>de</strong> 1837 a 1868 las leyendas normales son, para todos los tipos, las siguientes:<br />

Anverso: ISABEL 2." POR LA GR,lCILl DE DIOS Y LA CONST.<br />

Reverso: KEYNA DE LAS ESP,4mLlS.<br />

La Y <strong>de</strong> la palabra REYNA se hace 1 latina a partir <strong>de</strong> 1851, coincidiendo<br />

con el cambio <strong>de</strong> biisto al tipo segundo.<br />

Una notable excepción a lo anterior lo constituyen las piezas <strong>de</strong> 1837 y 1838,<br />

. <strong>de</strong> Barcelona, que reproducimos a continuación.<br />

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APORTACIÓN AL ESTUDIO DE LOS IiErlLES DE A DOS<br />

iIi<br />

CECA DE MADRID, RI<br />

AÑOS ENSAYADORES<br />

(MAN) 1834 ................................... CR<br />

1835.... ............................... CR CP<br />

...................................<br />

1836 CR<br />

1837 ................................... CR<br />

(A) 1838 ................................... CL<br />

(MAN) 1839. ..................................<br />

(S) 1840 ................................... CL<br />

................................<br />

(SA) 1841... CL<br />

(S) 1845 ................................... CL<br />

1848 ................................... CL<br />

1849 ................................... CL<br />

CECA DE SEVILLA, S<br />

ANOS ENSAYADORES<br />

1836 ...................................<br />

1837 ...................................<br />

(A) 1838. ..................................<br />

(S) 1839... ................................<br />

(S)(O) 1840<br />

...................................<br />

1841... ................................<br />

1842 ...................................<br />

1843 ...................................<br />

(S) 1841 ...................................<br />

1845..... ..............................<br />

CECA DE BARCELONA, B<br />

DR<br />

DR<br />

DR-RD<br />

RD<br />

RD<br />

RD<br />

RD<br />

RD<br />

HD<br />

ANOS ENSAYADORES<br />

1836 ..................................... PS<br />

(A) 1837 ..................................... PS<br />

(A) 1838 ..................................... PS<br />

1839 ...................................... PS<br />

(SA) 1840..... ................................ PS


ANOS ENSAYADORES<br />

1841 ..................................... PS<br />

1842 ..................................... CC<br />

(S) 1843 ..................................... PS<br />

(A) 1844 ..................................... PS<br />

1845 ..................................... PS<br />

1846 ..................................... PS<br />

1847 ..................................... PS<br />

SEGUNDO TIPO.-CUATRO REALES<br />

CECA DE hlADRID CECA DE SEVILLA CECA DE BARCELONA<br />

(Estrella <strong>de</strong> seis puntas) (Estrella <strong>de</strong> siete puntas) (Estrella <strong>de</strong> ocho puntas)<br />

--<br />

CECA DE MADRID<br />

(Estrella <strong>de</strong> seis puntas)<br />

1857<br />

1858<br />

1859<br />

(SA) 1852<br />

1853<br />

1854<br />

(0) 1855<br />

TERCER TIPO.-CUATRO REALES<br />

CECA DE SEVILLA<br />

(Estrella <strong>de</strong> siete puntas)<br />

1857<br />

1858<br />

1859<br />

(A) 1860<br />

(A) 1861<br />

(F) 1863<br />

1864<br />

1852<br />

1853<br />

(SA) 1854<br />

1855<br />

CECA DE BARCELONA<br />

(Estrella <strong>de</strong> ocho puntas)<br />

(F) 1858<br />

1859<br />

1860<br />

1861<br />

(F) 1862


APoRTACION AL ESTULIIO DE LOS REALES DE A DOS<br />

TERCER TIPO.-0,40 ESCUDO<br />

CECA CECA CECA CECA<br />

DE MADRID DE SEVILLA DE BARCELONA DE FILIPINAS<br />

(Seis puntas)<br />

-- - --<br />

(Siete<br />

- - - puntas)<br />

- - -. (Ocho puntas)<br />

-<br />

(Cinco puntas)<br />

0,20 <strong>de</strong> peso<br />

1864<br />

(*) 1865 1865<br />

1866<br />

1867<br />

1868<br />

CUARTO TIPO.-PRINCIPADO DE CATALUNA<br />

Acuñaciones : 1836-1837<br />

(MAN) Museo Arqueológico <strong>Nacional</strong>.<br />

(S) Colección Sastre, Madrid.<br />

(SA) Colección Salas, Barcelona.<br />

(O) Colecci6n A. Ojeda, Madrid.<br />

(F) Colección Fontecha, Madrid.<br />

(A) Colección <strong>de</strong>l autor.<br />

(*) Publicada en el Catálogo <strong>de</strong> la Colección Vidal Quadras, t. 111, pág. 142. No hemos<br />

visto ninguna otra pieza.


NOTAS BIBLIOGRÁFICAS


NOTAS BIBI<br />

R~AZARD, JEAN.-Xumismalique <strong>de</strong> 1'Inlerregne<br />

<strong>de</strong> Alauritanie, en «Rcvue Numisiriatiquen,<br />

tomo XV.-París, 1933.<br />

Las series monetarias antiguas <strong>de</strong>l norte<br />

<strong>de</strong> Africa tienen un indudable interbs para<br />

los estudiosos <strong>de</strong> la hTumismática ibkrica pre-<br />

romana; por ello queremos señalar este nue-<br />

vo trabajo <strong>de</strong> Xlr. Rlazard, bien conocido por<br />

su especialización en estas cuestiones.<br />

Ahora examina a la luz <strong>de</strong> las monedas<br />

conocidas los hechos ocurridos en la Xlaure-<br />

tania a la muerte <strong>de</strong> Bacchus, el Joven, en<br />

el año 33 a. <strong>de</strong> J. C., planteando el problema<br />

<strong>de</strong> cuál fu6 la organización política que<br />

Octavio di6 al país <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Bac-<br />

chus, el Joven, hasta la entronización <strong>de</strong><br />

Juba 11, en el año <strong>25</strong> a. <strong>de</strong> J. C.<br />

BELTRAN VILLAGRASA, Pf o.-Nueva ceca goda<br />

en el Pirineo Aragonés. Reducción <strong>de</strong> la<br />

ciudad <strong>de</strong> CESTAI'VI al pueblo oscense <strong>de</strong><br />

Gislau.-Separata <strong>de</strong> cCaesaraugustav, 5.<br />

Zaragoza, 1954.<br />

La ceca visigoda <strong>de</strong> CESTAVVI fu6 dada<br />

a conocer por Alvaro Campaner y Fuertes.<br />

Heiss propuso la localización a Cestovi o<br />

Chastoya, en Navarra.<br />

El mismo Pío Beltrán, en su obra Rectifi-<br />

caciones y falsificaciones en las monedas visi-<br />

godas, pareció <strong>de</strong>mostrar que esta ceca <strong>de</strong><br />

CESTAVVI no era, en realidad, más que una<br />

epigrafía <strong>de</strong>fectuosa <strong>de</strong> Cesaraugusta.<br />

Mateu y Llopis, Amorós y, finalmente,<br />

Illiles, aceptan la teoría <strong>de</strong> Pío Beltrán, y<br />

parecía ya esta cucstión liquidada con la eli-<br />

minación <strong>de</strong> CESTAVVI como taller mone-<br />

tario visigodo. La aparición <strong>de</strong> otros ejem-<br />

plares con variantes, pero conservando el<br />

nombre <strong>de</strong> la población, CESTAVVI, hacen<br />

rectificar ahora la opinión <strong>de</strong> Beltrán, que<br />

con un exacto sentido nurnismático, empieza<br />

por reconocer la existencia <strong>de</strong>l taller, para<br />

<strong>de</strong>spues intentar darle una localización geo-<br />

gráfica.<br />

Propone, pues, la <strong>de</strong> la actual Gistau, en el<br />

Pirineo, Aragonés, obispado <strong>de</strong> Barbastro,<br />

que en documentos antiguos se ve a veces<br />

escrito GESTAU.<br />

F. X. C.<br />

FERRARI, JORGE N.-Un rensayon inédito y las<br />

monedas <strong>de</strong> cincuenta centavos, 1881-1956.<br />

Buenos Aires, 1936.<br />

El autor hace la historia <strong>de</strong> la moneda ar-<br />

gentina <strong>de</strong> cincuenta centavos <strong>de</strong> peso.<br />

Esta moneda se introdujo por la ley <strong>de</strong><br />

3 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1881. Los proyectos fue-<br />

ron obra d'el grabador francés Eugéne André<br />

Oudiné.<br />

Las monedas eran <strong>de</strong> plata, <strong>de</strong> módulo<br />

30,5 milímetros, peso 12,5 gramos con canto<br />

acanalado.<br />

Se acuñaron en el año 1880, como ensayo,<br />

y en los años 1881, 1882 y 1883, en emisión<br />

ordinaria.<br />

La totalidad acuñada <strong>de</strong> esta clase <strong>de</strong> mo-<br />

nedas ascendió a 2.786.847.<br />

Hace una crítica severa y justa <strong>de</strong> la re-<br />

presentaci6n arbitraria <strong>de</strong>l escudo nacional<br />

- 69


N O T A S<br />

argentino que se grabó en los cuños <strong>de</strong> estas<br />

emisiones, señalando los errores en que se<br />

incurrió.<br />

Como resultado <strong>de</strong> las gestiones <strong>de</strong> la Casa<br />

<strong>de</strong> <strong>Moneda</strong>, se consigue en el año 1939 una<br />

ley que dispuso la acuñación <strong>de</strong> nuevas piezas<br />

<strong>de</strong> cincuenta centavos, cuya necesidad se hacia<br />

sentir mucho en la vida económica <strong>de</strong>l país.<br />

Las nuevas serían <strong>de</strong> niquel puro, <strong>de</strong> seis<br />

gramos <strong>de</strong> peso y <strong>de</strong> 24 milímetros <strong>de</strong> módulo,<br />

con canto acanalado.<br />

Resaltan varios errores en que se incurrió<br />

en la redacción <strong>de</strong>l Decreto.<br />

El proyecto <strong>de</strong> estas monedas se encargó,<br />

en principio, al grabador francCs Lucien<br />

Razor, <strong>de</strong> la Casa <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> <strong>de</strong> París. Los<br />

proyectos <strong>de</strong> Razor se recibieron en Argen-<br />

tina bien entrado el año 1940 y fueron <strong>de</strong>s-<br />

echados por distintas razones.<br />

Los cuños y ensayos que se habían efec-<br />

tuado en I'aris fueron entregados en febrero<br />

<strong>de</strong> 1941 a la Embajada Argentina en aquella<br />

capital; pero algunas <strong>de</strong> las pruebas no fue-<br />

ron entregadas, puesto que el señor Ferrari<br />

pudo adquirir dos ejemplares que estaban rn<br />

el comercio <strong>de</strong> Paris.<br />

Finalmente, la acuñación <strong>de</strong> monedas (le<br />

cincuenta centavos se preparó en la misma<br />

Casa <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> <strong>de</strong> Buenos Aires y se enii-<br />

tieron con fecha <strong>de</strong> 1941, aproximadarnentc,<br />

un millón <strong>de</strong> piezas, con cospeles proce<strong>de</strong>ntes<br />

<strong>de</strong>l Canadá.<br />

Ante la dificultad en la aclquisición <strong>de</strong><br />

nuevos cospeIes, tiivo que <strong>de</strong>sistirse <strong>de</strong> con-<br />

tinuar la acuñación <strong>de</strong> las concdas rlr cin-<br />

cuenta centavos.<br />

Termina el trabajo con un estudio sobre<br />

el origen <strong>de</strong> los tipos que se cmplearon para<br />

los valores <strong>de</strong> cinco, diez y veinte centavos,<br />

en los que el sefior Ferrari <strong>de</strong>scubre la adap-<br />

tación <strong>de</strong> los que creó el grabador francbs<br />

Razor.<br />

Trabajos como cl presente tienen para la<br />

Numismática un interCs muy superior al qiic<br />

a simple vista pueda crecrsc, puesto qiic<br />

facilitan datos <strong>de</strong> autbntico valor para los<br />

investigadores <strong>de</strong> mañarin.<br />

F. x. C.


MONEDAS-MEDALLAS COhlO REGALO<br />

DE ARO NUEVO<br />

El señor A. van <strong>de</strong>r \Viel, public6 en la<br />

revista numismática holan<strong>de</strong>sa Jaarboek voor<br />

Munf-en Penningkun<strong>de</strong>, <strong>de</strong> 1954, un trabajo<br />

en el que expone la teoría <strong>de</strong> que las monedas<br />

holan<strong>de</strong>sas <strong>de</strong> pequeños valores, acuñadas<br />

durante el siglo XVIII, como pruebas, en<br />

otro mctal que el que les correspon<strong>de</strong>, son,<br />

en realidad, medallas conmemorativas <strong>de</strong><br />

año nuevo.<br />

Estas piezas eran encargadas a la Casa <strong>de</strong><br />

<strong>Moneda</strong> y servian como obsequio y recuerdo<br />

entre personas <strong>de</strong> calidad.<br />

ASUNTOS MONETARIOS<br />

COMO MOTIVOS ART~STICOS<br />

El presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la ~ociété Suisse <strong>de</strong> Numismatique,<br />

en un artículo titulado uLa Numismatique<br />

dans l'Artr, publicado en la Revue<br />

Suisse <strong>de</strong> Numismalique (Band XXXVII,<br />

Bern, 1955), señala una serie <strong>de</strong> representaciones<br />

monetarias en distintas obra artísticas.<br />

Una <strong>de</strong> las más curiosas es un capitel <strong>de</strong><br />

estilo románico <strong>de</strong> un convento <strong>de</strong> Souvigny<br />

(Allier, Francia), en el que se esculpieron las<br />

diferentes fases <strong>de</strong> la acuñación <strong>de</strong> moneda,<br />

hasta la entrega al prior <strong>de</strong> las especies acuñadas,<br />

con lo que se logró, a<strong>de</strong>más, que quedase<br />

constancia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho que tenia este<br />

convento <strong>de</strong> batir moneda.<br />

TambiPn es curiosa la coiiiposición <strong>de</strong> unas<br />

vidrieras <strong>de</strong>l siglo XIII <strong>de</strong> la catedral <strong>de</strong> Le<br />

Mans (Sarthe, Francia), donadas por el Gre-<br />

mio <strong>de</strong> Cambistas <strong>de</strong> Alones (localidad cer-<br />

cana a Le Mans), que representa las opera-<br />

ciones que se efectuaban para el ensayo <strong>de</strong><br />

las monedas.<br />

NUEVO GABINETE NUMISMATICO<br />

BONAERENSE<br />

Nos llega la grata nueva <strong>de</strong> que el Ayun-<br />

tamiento <strong>de</strong> Buenos Aires <strong>de</strong>cidió, en junio<br />

<strong>de</strong> 1934, la creación <strong>de</strong>l Gabinete Munici-<br />

pal <strong>de</strong> Numismática, que <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> la di-<br />

rección <strong>de</strong>l Miiseo <strong>de</strong> Arte Hispanoamericano<br />

cIsaac Fernán<strong>de</strong>z Blanco*.<br />

Como director <strong>de</strong>l nuevo Gabinete, ha sido<br />

nombrado don Juan Angel Farini, miembro<br />

<strong>de</strong>l Instituto Bonaerense <strong>de</strong> Numismfitica y<br />

Antigüeda<strong>de</strong>s.<br />

En España existe ya, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace muchos<br />

años, el Gabinete Numismática <strong>de</strong>l Ayunta-<br />

miento <strong>de</strong> Barcelona, que, dirigido por el pro-<br />

fesor doctor Amorbs, ha puesto a gran altura<br />

el renombre cultural <strong>de</strong> la Ciudad Condal.<br />

Esperemos que otros Ayuntamientos es-<br />

pañoles e iberoamericanos sigan tan loable<br />

ejemplo.<br />

tSe ha dado cuenta el Ayuntamiento <strong>de</strong><br />

Madrid <strong>de</strong> que no existe una Historia Numis-<br />

mática <strong>de</strong> la villa <strong>de</strong> Madrid?


I-IALLAZGO MONETAH 10 La villa <strong>de</strong> San hliguel el Gran<strong>de</strong>, en don<strong>de</strong><br />

EN ARGENTINA se conniemorú con esta medalla la ascensión<br />

al trono <strong>de</strong>l rey Fernando VI, hoy se <strong>de</strong>no-<br />

En las ruinas <strong>de</strong> Cayastá (Argentina) la mina ciudad <strong>de</strong> San Miguel Allen<strong>de</strong>.<br />

antigua ciudad <strong>de</strong> Santa Fe la Vieja, fundada La medalla es <strong>de</strong> plata fundida, <strong>de</strong> mOdii-<br />

por Garay en el año 1573, se Iiallaron 68 mo- lo 35 milímetros.<br />

nedas.<br />

Gracias al estudio que <strong>de</strong> ellas hizo el pre-<br />

si<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l Instituto Bonaerense <strong>de</strong> Surnis-<br />

mática y Antigüeda<strong>de</strong>s, don Humberto<br />

F. Burzio, ha podido darse como cierto el<br />

emplazamiento <strong>de</strong> Santa Fe la Vieja, que era<br />

discutido por algunos.<br />

Las monedas son todas <strong>de</strong> emisiones ante-<br />

riores a 1660, época cn que Santa Fe cambió<br />

<strong>de</strong> lugar.<br />

aw Anc1crso.-Busto, <strong>de</strong> frente, <strong>de</strong>l rey, con<br />

cetro en la mano <strong>de</strong>recha. Leyenda: FERDI-<br />

NANDUS VI : 1748 L) G HISPANIA-<br />

RU.11 REX.<br />

MEDALLA DE PROCLAMACIÓN<br />

El ilustre numismático mejicano don Ma-<br />

nuel Romero <strong>de</strong> Terreros, marquBs <strong>de</strong> San<br />

Francisco, comunicó a la Sociedad Nurnis-<br />

mática <strong>de</strong> MCxico una medalla <strong>de</strong> proclama-<br />

ción, inedita, que figura en su colección y<br />

que esta Sociedad publicó en su Boletín nu-<br />

mero 10, la que reproducimos por el interés<br />

que hoy <strong>de</strong>spierta esta serie.<br />

El caso presente tiene una singular importancia,<br />

por tratarse <strong>de</strong> una localidad que Reoerso.-Escudo <strong>de</strong> Castilla y Lebn, coroestaba<br />

representada en las proclamaciones nado y con larnbrequines. Leyenda: IMPEpor<br />

Carlos 111, Carlos 1 Y y Fernando VII, RATOR INDIAHURI. En exergo: SIGNImientras<br />

que, gracias al ejemplar <strong>de</strong>l marquCs<br />

<strong>de</strong> San Francisco, ahora sabemos que<br />

FER REFIV-SINVILLAS MI-CHAEL.<br />

ya se emitieron para la proclamación <strong>de</strong> Seria interesante saber si en las coleccio-<br />

Fernando VI. nes españolas existe alguna otra pieza similar.


Bien a pesar nues-<br />

tro, registramos un<br />

consi<strong>de</strong>rable retraso en<br />

la publicacióri <strong>de</strong> nur5-<br />

tro Nociario Social, re-<br />

ferente a algunas muy<br />

queridas entida<strong>de</strong>s nu-<br />

mismática~ <strong>de</strong> Amé-<br />

rica.<br />

Ello podría hacer creer a quien siga la<br />

marcha <strong>de</strong>l movimiento numisrnático ibero-<br />

americano iinicamente a través <strong>de</strong> nuestras<br />

líneas en un <strong>de</strong>crecimierito <strong>de</strong> las activida-<br />

<strong>de</strong>s <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> estas instituciones, cuan-<br />

do la realidad es que en los países hermanos<br />

<strong>de</strong> América se está <strong>de</strong>sarrollando una acciún<br />

que difícilmente podría ser más completa.<br />

Sin que las respectivas activida<strong>de</strong>s socia-<br />

les que<strong>de</strong>n limitadas, <strong>de</strong> hecho existen ya<br />

entida<strong>de</strong>s que reúnen a los irirestigadorcs<br />

numismáticos más <strong>de</strong>stacados junto a otros<br />

que representan a los intereses <strong>de</strong>l coleccio-<br />

nismo.<br />

El Instituto Bonaerense <strong>de</strong> Numismática<br />

y Antigüeda<strong>de</strong>s es uno <strong>de</strong> los que m5s se<br />

distinguen entre los primeros.<br />

La Junta directiva, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el ario 1932,<br />

esta compuesta por los siguientes señores:<br />

Presi<strong>de</strong>nte: D. Humberto F. Burzio.<br />

Vicepresi<strong>de</strong>nte primero : D. José Marc6 <strong>de</strong>l<br />

Pont.<br />

Vicepresi<strong>de</strong>nte segundo: D. Relisario J. Otamendi.<br />

Secretario: D. Jorge N. Ferrari.<br />

Prosecreiario : D. Juan A. Farini.<br />

Tesorero: D. Tomás J. Allen<strong>de</strong>.<br />

Protesorero: D. Román F. Pardo<br />

Director <strong>de</strong> Publicaciones: D. Francisco<br />

L. Romay.<br />

Bibliofecario: D. José Marelli.<br />

Conservador <strong>de</strong>l monetario: D. Siro <strong>de</strong><br />

Martini.<br />

NOTICIARIO' SOCIAL<br />

a<strong>de</strong>mhs <strong>de</strong> los miembros correspondientes,<br />

en distintas provincias argentinas, cn Boli-<br />

via, Brasil, Costa Rica, Cuba, Chile, Estados<br />

Unidos, Espafia, Filipinas, 316jic0, Paraguay,<br />

Perú, Portugal y Uruguay.<br />

So11 correspondientes también las Sociecla-<br />

<strong>de</strong>s S. 1. A. E. N. y Numismática <strong>de</strong>l Perii.<br />

Elasta el año 1952 habían editado <strong>25</strong> me-<br />

dallas, la ultima en homenaje al ilustre nu-<br />

mismático don José Toribio Medi~ia.<br />

Tiene establecidos varios premios anuales:<br />

uno, a la mejor obra sobre historia <strong>de</strong> la<br />

Ciudad <strong>de</strong> Buenos Aires, y otro, a la mejor<br />

obra sobre Numismática.<br />

Ha publicado numerosos folletos y edita<br />

un Boletfn <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 1874, en su primera<br />

época, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el año 19-13, en su segunda.<br />

El Roletin número 4 fué editado en 1954<br />

y consta <strong>de</strong> 104 páginas <strong>de</strong> interesantísimo<br />

contenido.<br />

De entre los artículos originales, <strong>de</strong>staca-<br />

remos los dos titulados ((José Toribio Medina,<br />

numisrnático americanot), por Humberto F.<br />

Burzio, y ((Ciiatro piezas raras <strong>de</strong> la Ceca <strong>de</strong><br />

Potosía, por Jorge N. Ferrari, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

otros <strong>de</strong>dicados al estudio <strong>de</strong> la Historia<br />

Argentina y a información general.<br />

La Philippine Numismatic<br />

and Antiquariam<br />

Society ha repartido<br />

el número 12<br />

<strong>de</strong> sus ~Philippine Nurnismatic<br />

Monographsn,<br />

que tiene fecha <strong>de</strong> diciembre<br />

<strong>de</strong> 1956.<br />

Se insertan los siguientes<br />

trabajos: tl 'he Mexican Pillar Dol-<br />

En el aíío 1954 contaba con cuatro miem- lars of 1772% por P. 1. <strong>de</strong> Jesús. En 61 se<br />

bros honorarios, 48 miembros <strong>de</strong> número, comenta el ejemplar <strong>de</strong> real <strong>de</strong> a ocho <strong>de</strong><br />

- 75


uAmbos Mundos*, <strong>de</strong> la ceca <strong>de</strong> Méjico, con<br />

fecha <strong>de</strong> 1772, <strong>de</strong> la colección Fernando<br />

1Cososky. Pi<strong>de</strong> el autor que se señalen los<br />

ejemplares similares que existan en España.<br />

nThree typpes of philippine countermarks<br />

on Spanish-American gold coinsr, con los<br />

grabados <strong>de</strong> tres onzas con resellos filipinos:<br />

a) Con unlanila, 18290, ejemplar <strong>de</strong>l Museo<br />

<strong>de</strong> la <strong>Fábrica</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> y<br />

<strong>Timbre</strong>, <strong>de</strong> Madrid.<br />

h) Con resello F 7 sobre una onza <strong>de</strong> la<br />

República <strong>de</strong> Chile, <strong>de</strong> 18<strong>25</strong>, <strong>de</strong> la colección<br />

<strong>de</strong>l doctor P. 1. <strong>de</strong> Jesús; y<br />

c) Con resello Y 11 puesto en una onza<br />

<strong>de</strong> la República <strong>de</strong> Colombia, <strong>de</strong>l año 1826,<br />

<strong>de</strong> la colección <strong>de</strong> don Felipe R. Hidalgo.<br />

tVarious rnedals issued by the Japanese<br />

armed forces during the occupation of the<br />

Philippines from 1941 to 19450, por P. 1. <strong>de</strong><br />

Jesús.<br />

*Rizal in Medallic Artn, por José J. Tupaz,<br />

Jr.<br />

También publica noticias arqueológicas<br />

sobre hallazgos g comunica la elección <strong>de</strong><br />

nuevos miembros.<br />

INSTITUTO NUMISMATICO<br />

E PALEOGRAFICO DE SANTOS<br />

Del 26 <strong>de</strong> diciembre al 31 dc enero <strong>de</strong> 1955,<br />

en ocasión <strong>de</strong> los festejos conmemorativos<br />

<strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Santos<br />

(Brasil), se celehr6 la IV Exposición, en co-<br />

laboración con el C. F. e Numismatico <strong>de</strong><br />

Santos.<br />

Con este moti\,o se editó un rolumcn coii-<br />

teniendo varios trabajos <strong>de</strong> divulgación nu-<br />

mismática, principalmente <strong>de</strong>l distinguido<br />

profesor Jorge G. J. Dessart y <strong>de</strong>l señor don<br />

Roberto A. G. Dessart.


VIDA SOCIAL


SOCIEDAD IBEROAMERICANA<br />

DE ESTUDIOS NUMISMATICOS<br />

Premios <strong>Fábrica</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> y <strong>Timbre</strong>, <strong>de</strong> Madrid<br />

Primer premio: 5.000 pesetas y diploma<br />

correspondiente.<br />

Segundo premio: 3.000 pesetas y diploma<br />

correspondiente.<br />

Tercer premio: 2.000 pesetas g diploma<br />

correspondiente.<br />

La revista Sv~~shra, <strong>de</strong>signada para este<br />

caso por la <strong>Fábrica</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> y<br />

<strong>Timbre</strong>, <strong>de</strong> Madrid, abre un Concurso para<br />

premiar a tres articulos sobre Numismática,<br />

hiedallfstica, Papel moneda, Documentación o<br />

Bibliografía numismática, referentes a las<br />

series iberoamericanas, publicados en los<br />

números 24 al 29 <strong>de</strong> la revista Nvnfls~a,<br />

correspondientes al año <strong>1957</strong>, bajo las siguientes<br />

bases:<br />

1.8 Podrán tomar parte en el Concurso<br />

todos los articulos que previamente aceptados<br />

por el Comité <strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong> la<br />

S. 1. A. E. N., sean publicados en los números<br />

<strong>de</strong> h'vx~~snfa <strong>de</strong>l 24 al 29, correspondientes<br />

al año <strong>1957</strong>, no precisándose que sus<br />

autores sean miembros <strong>de</strong> la S. 1. A. E. N.<br />

2.8 Quedan fuera <strong>de</strong> Concurso los articulos<br />

<strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte y Secretario <strong>de</strong>l ComitC <strong>de</strong><br />

Publicaciones <strong>de</strong> la S. 1. A. E. N.<br />

3.8 Adjunto al Último número <strong>de</strong> Nv-<br />

MISMA <strong>de</strong>l año 1937, se remitira a todos los<br />

Socios <strong>de</strong> Honor y Socios Fundadores <strong>de</strong><br />

la S. 1. A. E. N., un formulario para que<br />

voten un máximo <strong>de</strong> diez y un minimo <strong>de</strong><br />

seis articulos entre los publicados en los números<br />

<strong>de</strong> NVMISMA correspondientes al año<br />

<strong>1957</strong>.<br />

4.a Se confeccionará un censo con los<br />

articulos que hagan obtenido un mayor<br />

número <strong>de</strong> votos en la elección citada <strong>de</strong> la<br />

base tercera.<br />

Para el número máximo <strong>de</strong> diez articulos,<br />

contarán aun aquéllos que hayan obtenido<br />

un solo voto, si con los que hayan consegui-<br />

do mayor número no se llegase al censo <strong>de</strong><br />

diez articulos.<br />

5.8 Se remitirá a todos los Socios <strong>de</strong><br />

la S. 1. A. E. N. el censo formado, según<br />

queda señalado en la base cuarta, para que<br />

dichos socios, en el término que se señalará<br />

en el oportuno formulario, voten los articu-<br />

los que a su juicio merezcan los respectivos<br />

primero, segundo y tercer premios.<br />

6.a Se otorgará el primer premio al articu-<br />

lo que obtenga mayor número <strong>de</strong> votos para<br />

este premio. El segundo se adjudicará al<br />

que haya obtenido mayor número <strong>de</strong> votos<br />

para dicho premio, computándosele los que<br />

haya podido obtener para el primero y el<br />

tercero al que consiga mayor número <strong>de</strong><br />

votos para este premio, computándosele tam-<br />

biCn los que haya obtenido para el primero<br />

y segundo premios.<br />

7.a En todos los casos <strong>de</strong> empate tendrá<br />

voto <strong>de</strong> calidad el Excmo. Sr. Director<br />

general <strong>de</strong> la <strong>Fábrica</strong> <strong>Nacional</strong> <strong>de</strong> <strong>Moneda</strong> y<br />

<strong>Timbre</strong>, <strong>de</strong> Madrid.<br />

8.8 El escrutinio será efectuado por el<br />

Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l CornitC <strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong><br />

la S. 1. A. E. N., y el resultado será publi-<br />

cado en NVMISMA.<br />

9.' Los casos no previstos en las presentes<br />

bases serán <strong>de</strong>cididos por el Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l<br />

ComitC <strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong> la S. 1. A. E. N.

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