Los relieves del monumento funerario ibérico de Pozo Moro

Museo
Arqr-reológico
Nacionzri
PIEZA DEL MES
Cícl.o rygg - 2ooo
creencias, símbolos y ritos religiosos
LOS RELIEVES DEL MONUMENTO
FUNERARIO IBÉRICO DE POZO MORO
(ALBACETE)
Sala r9
l)r>l',A. fr4 :rcl ri gu I
N( )V Il-,M l-il< 1.. I qge

DESCRIPCION
La torre funeraria de Pozo Moro, datada hacia el 500-490 a.C., se decora con un
amplio programa iconográfico (que analizaremos más adelante) en el que se narra,
para el resto de la colectividad, una historia individual, la del héroe fundador del
linaie real al que pertenece ei régulo divinizado, quemado y enterrado baio el monumento.
Esta narración se realtza con símbolos del pasado, Ios del mundo
orientalizante, a los que se incorporan nuevos elementos. El programa iconográfico
desarrollado en sus relieves, ha convertido la tumba de Pozo Moro en uno de los
monumentos ibéricos más discutidos desde su descubrimiento'
I _ INTRODUCCIÓN
La excavación y revisión de diferentes necrópolis y coniuntos funerarios ibéricos, a
partir de los años 80, (Pozo Moro, Porcuna, Baza, Puente del Obispo, El Paiarillo,
Los Villares....) han renovado el interés de los investigadores por el estudio del
mundo funerario ibérico, siendo hoy día uno de los aspectos mejor conocidos de la
cultura ibérica.
El coniunto de reglas, ceremonias y comportamientos establecidos, con los que las
sociedades asumen el hecho de la muerte de sus integrantes, conforman el ritual
funerario; este conlleva una serie de actividades que transmiten un coniunto de
mensaies del grupo o sociedad que lleva a cabo o contempla dichas actividades.
Entre las ceremonias del ritual funerario ibérico destaca, primeramente, la cremación
de los difuntos. Dicha ceremonia ritual fue introducida en la península lbérica
por las gentes que vivieron en el área catalana durante el Bronce Final y que clesarrollaron
la clenorninac"la Cultttra dc los Campos de LIrna.s (siglos XIII-vl a.C.) (necrópr>lis
cle Can Missert, Agullana..., vitrina 7, sala VI),y por los colonizadores fenicios
ase¡ta

Fig. 1.- Localización de Pozo Moro en la península Ibérica.
t:ig. 2.- Vista aérea de la excavació¡r (según M. Almagro).
en sLl intersección con la antigua Vía IJeraclea,
que unía el Alto Guadalquivir con el Levante.
tiempo. Se han documentado en
las excavaciones de los cementerios
tumbas que son simples hoyos
excavados en el suelo, cistas de adobes
o de lajas de piedra, estrucru-
ras tumulares construidas con piedras
y adobes de la que existen di-
ferentes variantes, grandes fosas
complejas (tumba de la Dama de
Baza, en la sala XX), cámaras firne-
rarias erigidas con piedra y made-
ra (Toya y Calera, vitrinas 18 y 14,
sala XIX), los pilares estela sobre los que se disponían esculturas zomoorfas (esfinge
de Agost, sala XX), hasta las complejas torres funerarias (como Pozo Moro) y los
heroones o santuarios heroicos (como los de Porcuna o el Paiarillo, en el Museo
Provincial de Iaén).
II - tá. NBCRÓPOLIS DB POTN MORO
Se localiza en el término municipal de Chinchilla (Albacete) (Fig. 1), a unos 50 m.
al Sur de la carretera que une Pozo Cañada y Homa, siendo descubierta al hallar
ciertos altorrelieves y sillares decorados en un majano, que procederían de un monumento
turriforme ibérico. Dicho
hallazgo fue el punto de partida
de la excavación arqueológica
sistemática del cementerio (Fig. 2),
que fue dirigida por el profesor
Martín Almagro Corbea en los
años 70.
Un dato de primordial interés es
la ubicacicin exacta de la necrópo-
lis a rrnos 300 m. c'le la Verecla Ileal
de Cartagena a Cuenca, vía esencial
para el ganado trashumantc,
o Vía Augustea en época romana,
l)icha excavacirin prrso al rlcsctrbicrt() rn'rA irn¡rortante necrópolis il>érica con clilcrenles
motnen(os cle trso 1,, l){)f l

Fig. 3.- Vista general de la excavación con el monumento, las
tumbas tumulares ibéricas posteriores y una inhumación
visigoda (segun M. Almagro).
Fig. 4- Plano del monumento turriforme (según M. Almagro).
It¡i.:-r\¡u.rt JtL ltustutu de l t¡tu¡¡u¡¡¡e¡¡tu
+l
I
2 " - Se corresponde con el Estra-
to lll de la excavación. Sobre las
ruinas de la torre anterior se sitúa
un gran cementerio con diferentes
üpos de tumbas tumulares
(Fig. 3), las más antiguas fecha-
das a mediados del siglo V a.C. Y
las más recientes hacia el siglo I
d.C. (vitrina 16, sala XIX).
3 " - Se corresponde con el Esuato
II de la excavación. A esta fase
corresponde una Pequeña necrópolis
de inhumación, que hay
que situar en época visigoda hacialossiglosVyMd.C.
III EL MONUMENTO
TT,IRRIFORMB
Elegido el endave donde realizar
el enterramiento de un individuo
d" gru+ relevancia en Ia comunidad
ibérica del sureste de
Albacete se dispuso, sobre las
margas calcáreas del terreno, una
capa de adobes y, sobre ella, otra
de arcilla roia. Sobre esa plataforma
se procedió a quemar a un varón
de unos 50-55 años (Fig. a).
Junto con los restos óseos quemados
del varón se recogieron
restos de obietos de oro, Plata,
bronce y Itierro, junto con uI)a
copa ática cle pie alto clcl (lírculcr
del Pintor de Pithos -clecorado stt
interior con un bell

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l:ig. 6- Vista de la excavación de la torre (según M.
Almagro).
16, sala XIX), ajuar que se fecha en tomo
al ano 500 a.C.; todo este ajuarfunerano
alude al desbordamiento de fecundidad
y protección del personaje enten-ado.
iiiil. li I:sccrr,r crrLrc l,rb.tlícs y s.'r ¡)i! rltcs
j &:7t.Ewlcr.pstf4.qtr?. :-* *
BF
7- Reconstruccioncs clcl nronumento turrilornle, pof l\l
Alrnagro.
Sobre ese busü/nt (enterramiento en la misln¡
nira rle l¿ cre¡lr,¡cirin) se c'dificri. ct-trr
^,,* H',
sillares de arenisca local, una torre cuadrada
asentacla soi¡re un poclio -dc 3'65 n-i.
de laclo- de tles escalones (lrigs. 6), clc los
qr-re s(rlo se conselval>an en sr-r posicion or-igirrll
los,-los infcriores. Sol>r'c l;rs csquirt,ts
cic estc potlio sc clispr-rsier-oit senclos lt'o-
llcs, Jnill¡Ic:; Jl)()lr()i)aicos sírnltolos tlc l.-,
rc.rlc,:¡. [-.t ¡',.ti'tc:;tt ¡rci'iot',rlc l;i tot'tc St'r-lt'
r,)1,) tr)ll ltlit\r':', t]tlr ¡ll.tSltl.iil
jo 1>rogratt't,t it o nog,t.ifi co.
ull tlrirlirlL
l:n tor.ilo lt ];r Ir)r']-(' sr' tlisyrtts, r lttr 1t;tvitttt'tt
to lrt'cho con qujierros, con fot-nlt

Fig. 10- Escena de sacrificio y banquete.
Iv _ LOS RSLIEVES
Escena mítica entre jabalíes y serpientes. El surgimiento
-sagrado y ctónico- en la tierra del ser serpentiforme al
hozar el jabalí (también aparece en los bronces de
Maquiz, vitrina 3, sala XIX), puede ser símbolo del tránsito
fi.rnerario (Fig. B).
Epfrtnía r|íuín¿. La diviniclad femenina sedente, que con
su desnudez engendradora sostiene las fragantes flores
cle loio abiertas, ocLtp¿l toda una metopa ell ulla escell¿l
(luc \lLrL no r¡v.)\ sc dcsrrroll¡ \¡L\1(r r-rr ulr lu¡ar dctcrminado. Collcl
cliosa, las arrcs;'cl pcrf'umrc clc las florcs Ic ¡tcrtctrccct-t, 1'
cs cl sítirLrolo rlc lrt fcrurtclitl.rcl (lrig. !)).
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sc celco c()11 Lln peqlren()
murete cie aclobes.
Err la últirna rccor-lstmccirin
present,tdil l)of r\l rnagro
est;r torrc tierre un cuerpo
superior sobre leones en las
esquinas y se remata por
una pirámide (Fig. 7).
lrig,. ll-(lrterrcro.
/:-¡t't'¡t,t i/r .s,tr'rtft't.t'o ¡' Ittn-
(/uetc. h,n este relieve se reflcjiin
rlos r-¡'iornenlos sLLccsivos,
rrno primero clc
saclilicio y, otro scguttclo,
rlc lr,rtttlttetc Stt sigltif rc;trlo
cscutol

Fig. 13- Escena erótica.
l4- Mano protectora
l;ill I 5- l:

teriores imágenes de los aristócratas ibéricos (ver
guerreros de Osuna, sala XIX). Posiblemenre fake
la otra mitad de la escena, que sería un combate,
una lucha.
Escena de Ia conquísta del árbol de la fecundídad: La
escena se desarrolla en un paisaje mágico y paradi-
síaco, protegido por leones de cuyas fauces surgen
llamas; a este jardín accede el héroe con intención
de arrebatar el árbol, símbolo de üda y fecundidad,
como se muestra por las aves que hay en sus
ramas (Fig. 12). La autoridad monárquica y árbol
de la vida que fecunda a la coleaividad se asocian
frecuentemente en I a icono grafía oriental izante.
Escena erótíca. Vencer en la lucha y apoderarse del
árbol permiten al héroe hacer el amor a la diosa, o
gracias a los favores de ésta consigue realizar sus
Fig. l6- Posible centauro.
éxitos, La escena tiene lugar en el interior del templo
(Fig. 13), como se representa por la columna de fuste torsionado situada tras
nuestro personaje masculino.
La mano. Bajo la comisa sogueada, con la palma abierta y erguida, aparece una
mano (Fig. 1 ), y es un signo de poder y de protección del monumento.
Équido (?) y brazo de guerrero. Este fragmento apareció en el majano de piedra. Su
escena se completaba con el sillar superior; due no ha llegado hasta nosotros. Resulta
muy difícil su interpretación (Fig. t5).
Posible cenlauro. Posiblemente formara parte de un sillar de esquina, dado su
altorrelieve, talvezde un segundo cuerpo del monumento (Fig. 16).
I t¡i. I i,.\cr ¡rrstrlorrrrc.
Re/rcue co/r ntotLtltuo lipo "t/7-t(ít¡ ".'larnbién
procede del majano este [ragmento
de relieve en el que se repfcsenta
a un ser pisciforme (Fig. tZ)
Animales parecidos se grabaron en
los bronces de Máquiz (Mengílrar,
Iaén) -vitrina 3, sala XIX-, en un¿r escena
mítica en torno a la fectrndidad
del agua; ahí se relacionan con figuras
hutnanas, acaso g,ue rrcros lrcroi-
cos conto cl dc ['c-rzo Molr-¡, v cle nre rr-
tos vegetales.

V _ IA INTERPRSTACION
Esta tumba de Pozo Moro sine de puente para dos épocas la orientaliz-ante 1, l¿
ibérica, y de ambas tiene elementos. AsÍ, en el monumento confluyen rituales dc
raigambre muy antigua en la península v rastreables desde el mundo tartésico, cor¡()
el de la libación, plasmado en el ajuar funerario y en el relieve de la diosa alada
(jarra de üdno y patera de plata delTesoro de Aliseda -vitrina 1-, jarro de Valdegamas
-vitrina 3-, Dama de Calera -ütrina 14-, braseros de bronce -vitrina 3-..., sala XIX),
con la moda del lenguaje iconográfico ibérico -en época orientalizante no riene
importancia el exterior de las tumbas- reflejado en los dif,erentes relieves de la tumba,
en los que es protagonista un guerrero (que poco después se mostraran como
luchas heroicas en los santuarios de Porcurnay el Pajarillo (Molinos et ahi,1998), y
que perdurarán hasta los monumentos de Osuna -sala XX-) y en los vasos áticos del
ajuar funerario; aunque la fragmentación de los relieves no permite la completa
coherencia de Ias interpretaciones de los mismos.
Resumiendo, el monumento funerario se decora con un amplio programa iconográfico
en el que se nalra, para el resto de la colectividad, una historia individual, la
del héroe fundador del linaie real al que pertenece el régulo divinizado, quemado y
enterrado baio el propio monumento. Esta narración se realiza con símbolos del
pasado, los del mundo orientalizante, a los que se incorporan nuevos elementos.
3¡gUggRrUrÍA
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Ministerio de Educación y Cultura. Madrid: 198-219.
WSTA$ RECOA.IENDADAS
Museo de Albacete (Parque Abelardo Sánchez, s/n)
Se muestran en sus salas tumulos ibéricos y aiuares de diferentes necrópolis ibéricas próximas
a la de Pozo Moro, como las de Los Villares. Hoya de Santa Ana, El Salobral, etc.
Museo Provincial de Jaén (Paseo de la l:stación, 28)
Se exhiben en sus salas, aparte de los ajuares funerarios de necrópolis ibéricas como la de
Castellones de Céal (Hinojares, f aén) -de reciente publicación- y la del Eiido de San Sebastián
([.a Ctrardia; faén), las múltiples esctrlturas procedentes del lteroon Porcuna y del sar-rttrario
heroic cle lrl l'jaiarillo (Huelrna, Iaérr).
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