1er. semestre - Año XXV - aespat
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68 Günter Jursch<br />
ya dispone de una capacidad de dejar inactiva<br />
su tendencia depresiva. Y por lo tanto<br />
puede reactivar esta capacidad para entrar<br />
otra vez en un período libre de depresión.<br />
A parte de esto, una re-decisión referente a<br />
lo sufrido en la niñez puede eliminar el peligro<br />
de recaídas.<br />
LA NOSTALGIA DE LA MUERTE<br />
Y EL ANHELO DE VIVIR<br />
En las depresiones lo fundamental parece<br />
ser el conflicto entre el impulso de vivir y<br />
gozar la vida y el anhelo de estar muerto.<br />
Las religiones, muchas veces sin darse<br />
cuenta, refuerzan este anhelo, especialmente<br />
en el Islam, que promete al varón<br />
creyente placeres interesantes. En el cristianismo,<br />
el mayor placer es la presencia<br />
de Dios, un placer algo teórico para mucha<br />
gente, pero un placer a pesar de todo. Es<br />
una pena que los esfuerzos de los centros<br />
religiosos de curación que tanto mérito tenían<br />
–y continúan teniendo– no hayan observado<br />
este lado de la fe. Muy diferente es<br />
esto en el budismo donde existe la idea de<br />
que el máximo grado de desarrollo significa<br />
morir sin tener que vivir jamás otra vez, sin<br />
más reencarnaciones.<br />
Desde luego, también para los librepensadores<br />
la ilusión de no tener que vivir más<br />
puede parecer placentera, o por lo menos<br />
un gran alivio en ciertas circunstancias. Sócrates<br />
dijo: »Nadie conoce la muerte. Y nadie<br />
sabe si no es el mayor regalo para los<br />
humanos«. El autor Romain Gary incluso<br />
hablaba de la dispensa de la vida.<br />
Existe una diferencia fundamental entre<br />
estar muerto y morir. Por lo general nuestro<br />
anhelo de la muerte significa que deseamos<br />
ser muerto pero al mismo tiempo queremos<br />
evitar el morir, pues tenemos razón<br />
a temer este acontecimiento.<br />
Ya en una edad muy joven sentimos la<br />
necesidad de manejar el conflicto entre las<br />
dos fuerzas elementales en cuestión, y la<br />
depresión fundamental se puede ver como<br />
Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, <strong>Año</strong> 2007<br />
un compromiso infantil entre »no me mato«<br />
y »no quiero vivir«. El compromiso puede<br />
ser la decisión de »no vivir de verdad«.<br />
Cuanto mayor es el anhelo de la muerte,<br />
mayor tiene que ser el grado de la depresión,<br />
de la pasividad, para proteger así la<br />
vida.<br />
Algunos terapeutas se decepcionaban<br />
cuando pacientes que habían salido de la<br />
depresión se suicidaron. Algunos medicamentos<br />
antidepresivos también producían<br />
el mismo resultado fatal, especialmente en<br />
pacientes jóvenes. A estos, la terapia les<br />
proporcionaba valentía y energía, pero estaban<br />
en una situación comparable a la de<br />
un piloto que se tira de un avión en llamas<br />
sin abrir el paracaídas. La protección que<br />
les falta en tal caso es tener otra alternativa,<br />
o sea sólo saltar cuando saben cómo<br />
abrir el paracaídas. En nuestro ejemplo<br />
usando mejor su capacidad reflexiva para<br />
ponderar conscientemente las ventajas y<br />
desventajas a largo plazo y tomar una redecisión<br />
que debe incluir aparte de la reflexión<br />
también las emociones y las reacciones<br />
físicas. Una decisión “fría” no es una<br />
verdadera re-decisión.<br />
Una redecisión madura podrá ser por<br />
ejemplo: »Me responsabilizo de mi vida y<br />
no me mato sin antes barajar todas las posibilidades,<br />
tanto con la razón como con el<br />
corazón«. El nuevo compromiso puede ser:<br />
»Vivo de verdad y me permito gozar la<br />
vida, acepto luchar cuando estoy en una<br />
fase difícil, y cuando viene mi hora me permito<br />
morir en paz«. En la terapia se facilita<br />
una redecisión de esta índole si la persona<br />
hace un contrato consigo misma, consciente<br />
de plena responsabilidad, con todo corazón<br />
e incluyendo las reacciones físicas.<br />
Este contrato ya recomendad por Analistas<br />
Transaccionales hace muchos años podría<br />
ser de la forma siguiente: »No me mato,<br />
pase lo que pase. No me vuelvo loco, pase<br />
lo que pase. No mataré a otra persona, salvo<br />
en caso de legítima defensa. Plazo de<br />
anticipación para rescindir este contrato:<br />
dos días«. En este contrato el término »le-