1er. semestre - Año XXV - aespat
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46 Juan García Moreno las variables sociales sobre la conformación de la personalidad y sus vicisitudes evolutivas. Todas ellas constituyen la reacción adversa a la posición instintivista y puramente transferencial del psicoanálisis de Freud. Confirieron a la personalidad dimensiones sociales equivalentes, si no superiores, en importancia a las dimensiones biológicas defendidas pro Freud y contribuyeron a la introducción de la psicología en la esfera de las ciencias sociales. Los cuatro aunque son contrarios a la doctrima freudiana absoluta de los instintos y a la inmutabilidad de la naturaleza humana, ninguno de ellos asume la radical posición “ambientalista” según la cual la creación de la personalidad de cada individuo es obra exclusiva de las condiciones de la sociedad en cuyo ámbito ha nacido. Coinciden en creer que existe congénitamente en la persona una naturaleza humana de predisposiciones o potencialidades básicas, y de necesidades y rasgos específicos que son estructurados bajo la influencia del medio social. Según estas teorías, el individuo y la sociedad son, interdependientes: el individuo sirve a la realización de los fines de la sociedad, que a su vez, le ayuda a alcanzar sus propios objetivos personales. Por tanto, la posición de estos autores no es exclusivamente social o sociocéntrica, ni exclusivamente psicológica o psicocéntrica, sino de carácter bio-psicosocial. Tanto la persona como la sociedad son interactuantes y mutuamente afectantes y moldeables. La sociedad moldea al individuo biológicamente dotado y éste crea la sociedad que naturalmente necesita, y ésta le moldea potenciándole o alienándole. Estos autores se muestran optimistas respecto de la sociedad, capaz de ser cambiada estructuralmente por el hombre. Adler abogó por una sociedad democrática, y se comprometió en la lucha por una sociedad más justa promoviendo mejores escuelas y los primeros centros de orientación infantil y de regeneración de marginados. Horney y Fromm trazaron, a través de sus obras, el camino hacia una sociedad mejor, indicando Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, Año 2007 las reformas necesarias, y Sullivan se entregó activamente en la mejora de la sociedad mediante la cooperación internacional en diversos puntos del globo. Y todos ellos, como psiquiatras, se centraron terapéuticamente en los pacientes, como seres sociales, capaces de cambio personal y de integración social para buscar una sociedad más sana y justa. Según Hall y Lindzey (1974): Si bien estas teorías psicológicosociales no han estimulado la investigación en tal alto grado como otras, sí han contribuido a crear un clima intelectual apto para el florecimiento que, en efecto, ocurrió de la investigación psicológico-social: la psicología social ya no es hija adoptiva de la psicología sino una importante y muy activa parte integrante de esta ciencia. Adler, Fromm, y Sullivan no son responsables únicamente del auge de la psicología social sino que han ejercido, además, una considerable influencia: cada uno de ellos ha contribuido en no pequeña medida a la pintura del hombre como ser social; tal es su gran valor en el ámbito contemporáneo (p. 93). 3.3. De la psicoterapia individual a la grupal El paso de la psicoterapia individual a la grupal supone un avance importantísimo en la psicoterapia social. El grupo constituye la actualización de la sociedad dentro del ámbito terapéutico. El grupo es la sociedad en miniatura. Él actualiza la sociedad aquí y ahora para cada uno de sus miembros. Esta evolución grupal, preparada e iniciada por los anteriores autores acabados de presentar, es obra de una serie de autores que precipitan la “grupalidad” de la PS. en la Psicoterapia moderna. 3.3.1. Gran variedad de los pequeños grupos terapéuticos a) Grupos de capacitación relacional Parece que éstos tienen su antecedente inmediato en el “grupo T” (Training: capa-
Orientación Psicosocial de la Psicoterapia como contexto de la orientación psicosocial... 47 citación) creado en Bethel, Maine (EE. UU.), en 1947, poco después de la muerte de Kurt Lewin, quien promovió la idea de que la formación en las relaciones humanas grupales constituía un tipo de educación importante pero descuidado en la sociedad moderna. Este tipo de grupo, con la funcionalidad de facilitar expertos en las relaciones humanas en el ámbito laboral se extendieron por muchas ciudades americanas. Los grupos de verano de Bethel llegaron a ser muy conocidos. En Washington se fundó una organización, la “National Training Laboratories (NTL), que tuvo desde entonces un desarrollo constante a lo largo de más de dos décadas. Los grupos NTL concentraron sus esfuerzos en el campo de la industria, llegando hasta los administradores y ejecutivos. Al principio, estos grupos se ajustaron al “grupo T” anterior con que se los describía. Eran grupos de capacitación en habilidades vinculadas con las relaciones humanas, donde se enseñaba a los individuos a interactuar con otras personas. Se entendía que así se preparaban para integrarse en el grupo grande social, mejorar el desempeño de sus tareas profesionales, resolver mejor las situaciones interpersonales difíciles, y en el ámbito laboral contribuir a la mejor y mayor productividad económica, de la que participarían todos los “integrados” en el mismo. Pronto se comprobó que las personas que participaban activamente en este tipo de grupos tenían, a menudo, experiencias de cambio muy profundas gracias a la relación de confianza y estima que se creaba entre ellas mismas. b) Grupos experienciales, de desarrollo personal y psicoterapéuticos. Por esta misma época, se inició en La Universidad de Chicago otra fase del movimiento hacia la experiencia grupal intensiva. Después de la Segunda Guerra Mundial, C. Rogers con su equipo se centró en la promoción de estos grupos para la ca- pacitación de “consejeros psicológicos” para la Dirección de Veteranos de Guerra, que trataba de atender a los soldados que regresaban del campo de batalla. Estos grupos se orientaban a la facilitación de la experiencia grupal intensiva a través de la interacción auténtica de sus miembros. Según Rogers (1973): Éste fue un intento de ligar el aprendizaje cognitivo con el que era fruto de la experiencia, en un proceso que tuviese valor terapéutico para el individuo. Ofreció una cantidad de experiencias profundas y significativas a los educandos, y tuvo tanto éxito con una serie de grupos de consejeros psicológicos que nuestro equipo continuó aplicando después el procedimiento en seminarios de verano. (...) Los grupos de Chicago se orientaron sobre todo hacia el desarrollo personal y el aumento y mejoramiento de la comunicación y las relaciones interpersonales, en vez de considerar que éstas eran finalidades secundarias. Además, tuvieron una orientación más experiencial y terapéutica que los grupos nacidos en Bethel. Con el correr de los años, esta orientación hacia el desarrollo personal y terapéutico se fusionó con la correspondiente a la formación en relaciones humanas, y la combinación de ambos caminos constituye lo esencial de la tendencia que se difunde hoy en Estados Unidos con tanta rapidez. Así, pues, las bases de todo este movimiento fueron, al principio, el pensamiento lewiniano y la psicología de la guestalt, por un lado, y la terapia centrada en el cliente, por otro. En los últimos años, muchas otras teorías e influencias han pasado a desempeñar algún papel dentro de este movimiento (p. 12). El mismo Rogers ofrece un listado resumen de la gran variedad de dichos grupos: Grupo T, Grupo de Encuentro, Grupo de Sensibilización, Grupo centrado en la tarea, Grupos de conciencia sensorial, Grupos de conciencia corporal, Grupos de movimiento corporal, Laboratorios de expresión creativa, Grupo de desarrollo organizacional, Grupo de integración de equipos, Grupo Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, Año 2007
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las variables sociales sobre la conformación<br />
de la personalidad y sus vicisitudes evolutivas.<br />
Todas ellas constituyen la reacción adversa<br />
a la posición instintivista y puramente<br />
transferencial del psicoanálisis de Freud.<br />
Confirieron a la personalidad dimensiones<br />
sociales equivalentes, si no superiores, en<br />
importancia a las dimensiones biológicas<br />
defendidas pro Freud y contribuyeron a la<br />
introducción de la psicología en la esfera de<br />
las ciencias sociales. Los cuatro aunque<br />
son contrarios a la doctrima freudiana absoluta<br />
de los instintos y a la inmutabilidad<br />
de la naturaleza humana, ninguno de ellos<br />
asume la radical posición “ambientalista”<br />
según la cual la creación de la personalidad<br />
de cada individuo es obra exclusiva de las<br />
condiciones de la sociedad en cuyo ámbito<br />
ha nacido. Coinciden en creer que existe<br />
congénitamente en la persona una naturaleza<br />
humana de predisposiciones o potencialidades<br />
básicas, y de necesidades y rasgos<br />
específicos que son estructurados bajo<br />
la influencia del medio social. Según estas<br />
teorías, el individuo y la sociedad son, interdependientes:<br />
el individuo sirve a la realización<br />
de los fines de la sociedad, que a<br />
su vez, le ayuda a alcanzar sus propios objetivos<br />
personales. Por tanto, la posición de<br />
estos autores no es exclusivamente social o<br />
sociocéntrica, ni exclusivamente psicológica<br />
o psicocéntrica, sino de carácter bio-psicosocial.<br />
Tanto la persona como la sociedad<br />
son interactuantes y mutuamente afectantes<br />
y moldeables. La sociedad moldea al individuo<br />
biológicamente dotado y éste crea<br />
la sociedad que naturalmente necesita, y<br />
ésta le moldea potenciándole o alienándole.<br />
Estos autores se muestran optimistas respecto<br />
de la sociedad, capaz de ser cambiada<br />
estructuralmente por el hombre. Adler<br />
abogó por una sociedad democrática, y se<br />
comprometió en la lucha por una sociedad<br />
más justa promoviendo mejores escuelas y<br />
los primeros centros de orientación infantil y<br />
de regeneración de marginados. Horney y<br />
Fromm trazaron, a través de sus obras, el<br />
camino hacia una sociedad mejor, indicando<br />
Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, <strong>Año</strong> 2007<br />
las reformas necesarias, y Sullivan se entregó<br />
activamente en la mejora de la sociedad<br />
mediante la cooperación internacional<br />
en diversos puntos del globo.<br />
Y todos ellos, como psiquiatras, se centraron<br />
terapéuticamente en los pacientes,<br />
como seres sociales, capaces de cambio<br />
personal y de integración social para buscar<br />
una sociedad más sana y justa.<br />
Según Hall y Lindzey (1974):<br />
Si bien estas teorías psicológicosociales no<br />
han estimulado la investigación en tal alto grado<br />
como otras, sí han contribuido a crear un<br />
clima intelectual apto para el florecimiento<br />
que, en efecto, ocurrió de la investigación psicológico-social:<br />
la psicología social ya no es<br />
hija adoptiva de la psicología sino una importante<br />
y muy activa parte integrante de esta<br />
ciencia. Adler, Fromm, y Sullivan no son responsables<br />
únicamente del auge de la psicología<br />
social sino que han ejercido, además, una<br />
considerable influencia: cada uno de ellos ha<br />
contribuido en no pequeña medida a la pintura<br />
del hombre como ser social; tal es su gran<br />
valor en el ámbito contemporáneo (p. 93).<br />
3.3. De la psicoterapia individual<br />
a la grupal<br />
El paso de la psicoterapia individual a la<br />
grupal supone un avance importantísimo<br />
en la psicoterapia social. El grupo constituye<br />
la actualización de la sociedad dentro<br />
del ámbito terapéutico. El grupo es la sociedad<br />
en miniatura. Él actualiza la sociedad<br />
aquí y ahora para cada uno de sus<br />
miembros. Esta evolución grupal, preparada<br />
e iniciada por los anteriores autores<br />
acabados de presentar, es obra de una serie<br />
de autores que precipitan la “grupalidad”<br />
de la PS. en la Psicoterapia moderna.<br />
3.3.1. Gran variedad de los pequeños<br />
grupos terapéuticos<br />
a) Grupos de capacitación relacional<br />
Parece que éstos tienen su antecedente<br />
inmediato en el “grupo T” (Training: capa-