1er. semestre - Año XXV - aespat

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20 Carolina Fernández-Salinero Miguel duo. Su contenido principal son las intuiciones, las emociones naturales como la alegría, el afecto, el miedo, la tristeza, la rabia. Si el Padre es lo aprendido y no cuestionado, el Adulto es lo pensado y razonado y el Niño es lo sentido. Y nunca hay que olvidar que toda persona manifiesta aspectos de Padre, de Adulto y de Niño. Pero, ¿cómo funcionan los Estados del Yo? Los modos de funcionar de los Estados del yo son: • Padre Crítico Negativo: Cuando es burlón, lastimero, encubridor, rebajando la autoestima del otro, o cuando es autoritario. Hace de las normas un absoluto más importante que la persona. Cuando interviene, apabulla y desvaloriza. • Padre Crítico Positivo: Cuando pone límites adecuados y reconoce la opinión formada, propia y ajena. Su modo de relacionarse con los compañeros de trabajo, subordinados, superiores o clientes, es protector, sin prepotencia, con reconocimiento de los demás, sin rebajarlos ni disminuirlos. • Padre Nutritivo (Padre Protector o Nutricio): Ofrece lo que se debe hacer, sin excesiva precisión, pero con la firmeza necesaria para protegernos y proteger a los otros, a través de normas y valores. Ofrece apoyo al crecimiento propio y ajeno, protección y permiso para disfrutar y crecer. Ahora bien, si la protección es exagerada puede bloquear el desarrollo psicológico, laboral, competencial, y favorecer comportamientos de ineptitud y sobreprotección, evitando el crecimiento y el progreso de los otros (Padre Sobreprotector o Salvador). • Adulto: No se subdivide funcionalmente. Funcionar con el Adulto significa estar bien informado, y sólo funcionará en negativo cuando analice sin datos o con datos anticuados, desfasados o contaminados. Otra posible dis- Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, Año 2007 función del Adulto puede manifestarse en el profesional “técnico”, “técnico puro”. No se da importancia a los componentes afectivos del otro. Lo que más importa es establecer hechos. • Niño Libre o Natural: Alberga las funciones biológicas. Sus emociones son auténticas. Manifiesta directamente lo que piensa y siente. Es el Niño Vital, sede de la energía natural, donde se genera la intuición, la creatividad, la curiosidad, la viveza. Los sentimientos naturales que expresa el Niño Natural son miedo, rabia, tristeza, alegría y afecto. Cuando el Niño Natural se manifiesta grosero, egoísta, impulsivo, que hace lo que le viene en gana, buscando siempre la ventaja o beneficio externos, se está comportando como Niño Natural Negativo. • Niño Adaptado Sumiso: El Niño Natural empieza pronto a ser socializado y condicionado. Así se va haciendo persona. Pero si esta socialización ha sido brutal, el niño puede reaccionar de modo sumiso, con conductas automáticas y estereotipadas, posponiendo y quizás eliminando sus propios deseos y emociones. El Niño Adaptado Sumiso es aquel cuyas conductas estarán en función de lo que se hace o dice, de lo que le gusta a la gente. Estas exigencias familiares, educativas y ambientales pueden llevar a una adaptación positiva, la persona aprende y desarrolla las normas establecidas, acepta indicaciones, responde con disciplina y respeto a los demás. El Niño Adaptado puede funcionar en el sistema negativo cuando acata órdenes o simples deseos de su entorno porque es lo que le gusta a la gente, al otro interlocutor. • Niño Adaptado Rebelde: Formación reactiva del Niño Adaptado Sumiso que no ha obtenido las caricias correspondientes por su comportamiento. Funciona como opositor, desafiante ante

El Análisis Transaccional: una herramienta de aprendizaje... 21 situaciones de injusticia (Niño Adaptado Rebelde Positivo). Por el contrario, el Niño Adaptado Rebelde Negativo es provocador, prefiere la amenaza y la destrucción, su punto de referencia es hacer lo opuesto por principio. 3.2. La Inteligencia Emocional en el ámbito organizacional El término “Inteligencia Emocional” se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y mejorar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos. Se trata de un término, pues, que engloba habilidades muy distintas –aunque complementarias– a la inteligencia académica, la capacidad exclusivamente cognitiva medida por el cociente intelectual. En este sentido, hay personas que son cognitivamente muy inteligentes pero que, al adolecer de Inteligencia Emocional, terminan trabajando para otros con cocientes intelectuales inferiores pero que poseen una Inteligencia Emocional superior a la suya. El concepto de Inteligencia Emocional, aunque esté de actualidad, tiene a nuestro parecer un claro precursor en el concepto de Inteligencia Social del psicólogo Edward Thorndike (1920), quien la definió como la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas. Para Thorndike, además de la inteligencia social, existen también otros dos tipos de inteligencias: La abstracta –habilidad para manejar ideas– y la mecánica –habilidad para entender y manejar objetos–. A estas aportaciones se suman las de David Wechsler, quien ya en 1940 diferenció entre elementos no intelectuales y elementos intelectuales. A los primeros les asignó factores afectivos, personales y sociales, considerándoles esenciales para predecir la capacidad de tener éxito en la vida. Otro ilustre antecedente cercano a la Inteligencia Emocional lo constituye la teoría de “las Inteligencias Múltiples” del Dr. Howard Gardner (1983), quien plantea que las personas tenemos siete tipos de inteligencia que nos relacionan con el mundo. La reformulación de esta teoría en 1993 y 1999 nos permite hablar hoy de nueve tipos de inteligencia que, de manera esquemática, se pueden resumir como sigue: • Inteligencia Verbal-Lingüística: Es la capacidad de pensar en palabras y de utilizar el lenguaje para comprender, expresar y apreciar significados complejos. • Inteligencia Lógico-Matemática: Es la capacidad de razonamiento lógico. Incluye cálculos matemáticos, pensamiento numérico, capacidad para resolver problemas de lógica, solución de problemas, capacidad para comprender conceptos abstractos, razonamiento y comprensión de relaciones. • Inteligencia Auditivo-Musical: Es la capacidad para escuchar patrones musicales, reconocerlos, recordarlos e incluso manipularlos. Incluye crear y comunicar algo a través del sonido. • Inteligencia Visual-Espacial: Es la capacidad para integrar elementos, percibirlos y ordenarlos en el espacio y poder establecer relaciones de tipo metafórico entre ellos. Incluye el reconocimiento y elaboración de imágenes visuales, la distinción a través de la vista de rasgos específicos de los objetos, la creación de imágenes mentales, el razonamiento acerca del espacio y sus dimensiones, así como el manejo y la reproducción de imágenes internas y externas. • Inteligencia Cinestésico-Corporal: Es la capacidad de unir el cuerpo y la mente para resolver un problema o realizar una tarea. Abarca todo lo relacionado con el movimiento, tanto corporal como el de los objetos y los reflejos. Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 56, Año 2007

El Análisis Transaccional: una herramienta de aprendizaje... 21<br />

situaciones de injusticia (Niño Adaptado<br />

Rebelde Positivo). Por el contrario,<br />

el Niño Adaptado Rebelde Negativo es<br />

provocador, prefiere la amenaza y la<br />

destrucción, su punto de referencia es<br />

hacer lo opuesto por principio.<br />

3.2. La Inteligencia Emocional<br />

en el ámbito organizacional<br />

El término “Inteligencia Emocional” se refiere<br />

a la capacidad de reconocer nuestros<br />

propios sentimientos, los sentimientos de<br />

los demás, motivarnos y mejorar adecuadamente<br />

las relaciones que sostenemos<br />

con los demás y con nosotros mismos. Se<br />

trata de un término, pues, que engloba habilidades<br />

muy distintas –aunque complementarias–<br />

a la inteligencia académica, la<br />

capacidad exclusivamente cognitiva medida<br />

por el cociente intelectual. En este sentido,<br />

hay personas que son cognitivamente<br />

muy inteligentes pero que, al adolecer de<br />

Inteligencia Emocional, terminan trabajando<br />

para otros con cocientes intelectuales<br />

inferiores pero que poseen una Inteligencia<br />

Emocional superior a la suya.<br />

El concepto de Inteligencia Emocional,<br />

aunque esté de actualidad, tiene a nuestro<br />

parecer un claro precursor en el concepto<br />

de Inteligencia Social del psicólogo Edward<br />

Thorndike (1920), quien la definió como la<br />

habilidad para comprender y dirigir a los<br />

hombres y mujeres, muchachos y muchachas,<br />

y actuar sabiamente en las relaciones<br />

humanas. Para Thorndike, además de<br />

la inteligencia social, existen también otros<br />

dos tipos de inteligencias: La abstracta<br />

–habilidad para manejar ideas– y la mecánica<br />

–habilidad para entender y manejar<br />

objetos–. A estas aportaciones se suman<br />

las de David Wechsler, quien ya en 1940<br />

diferenció entre elementos no intelectuales<br />

y elementos intelectuales. A los primeros<br />

les asignó factores afectivos, personales y<br />

sociales, considerándoles esenciales para<br />

predecir la capacidad de tener éxito en la<br />

vida.<br />

Otro ilustre antecedente cercano a la Inteligencia<br />

Emocional lo constituye la teoría<br />

de “las Inteligencias Múltiples” del Dr. Howard<br />

Gardner (1983), quien plantea que las<br />

personas tenemos siete tipos de inteligencia<br />

que nos relacionan con el mundo. La<br />

reformulación de esta teoría en 1993 y<br />

1999 nos permite hablar hoy de nueve tipos<br />

de inteligencia que, de manera esquemática,<br />

se pueden resumir como sigue:<br />

• Inteligencia Verbal-Lingüística: Es la<br />

capacidad de pensar en palabras y de<br />

utilizar el lenguaje para comprender,<br />

expresar y apreciar significados complejos.<br />

• Inteligencia Lógico-Matemática: Es la<br />

capacidad de razonamiento lógico. Incluye<br />

cálculos matemáticos, pensamiento<br />

numérico, capacidad para resolver<br />

problemas de lógica, solución<br />

de problemas, capacidad para comprender<br />

conceptos abstractos, razonamiento<br />

y comprensión de relaciones.<br />

• Inteligencia Auditivo-Musical: Es la capacidad<br />

para escuchar patrones musicales,<br />

reconocerlos, recordarlos e incluso<br />

manipularlos. Incluye crear y comunicar<br />

algo a través del sonido.<br />

• Inteligencia Visual-Espacial: Es la capacidad<br />

para integrar elementos, percibirlos<br />

y ordenarlos en el espacio y<br />

poder establecer relaciones de tipo<br />

metafórico entre ellos. Incluye el reconocimiento<br />

y elaboración de imágenes<br />

visuales, la distinción a través de la<br />

vista de rasgos específicos de los objetos,<br />

la creación de imágenes mentales,<br />

el razonamiento acerca del espacio<br />

y sus dimensiones, así como el<br />

manejo y la reproducción de imágenes<br />

internas y externas.<br />

• Inteligencia Cinestésico-Corporal: Es<br />

la capacidad de unir el cuerpo y la<br />

mente para resolver un problema o<br />

realizar una tarea. Abarca todo lo relacionado<br />

con el movimiento, tanto corporal<br />

como el de los objetos y los reflejos.<br />

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