Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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JUEVES DE CENIZA<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“Nosotros somos, Señor, tu pueblo y tu heredad. Ten los ojos<br />
abiertos ante <strong>la</strong> súplica de tu siervo, ante <strong>la</strong> súplica de tu pueblo<br />
Israel, para atendernos siempre que te invoquemos. Pues, entre<br />
todas <strong>la</strong>s naciones del mundo, tú nos apartaste como heredad”.<br />
1R.8.51<br />
Cada uno de nosotros es un “ elegido del Señor” . No<br />
nos ha creado en serie, ni somos uno de tantos. Para<br />
él, yo soy yo, y no otro. Y así nos trata Dios nuestro<br />
Padre. Nuestra oración, siempre es escuchada <strong>con</strong> un<br />
sentido personal. Yo soy escuchado. Antes de que le<br />
hablemos, ya ha estado él hablándonos y escuchándonos.<br />
El es diálogo permanente.<br />
A descubrir y vivir este diálogo, se nos invitará<br />
muchas veces a lo <strong>la</strong>rgo de <strong>la</strong> cuaresma que estamos<br />
comenzando. Aceptemos <strong>la</strong> invitación y respondamos.<br />
Esa será nuestra verdadera <strong>con</strong>versión.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
“Someteos a Dios y enfrentaros <strong>con</strong> el diablo, que huirá de<br />
vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros.<br />
Pecadores, <strong>la</strong>vaos <strong>la</strong>s manos. Hombre indecisos, purificaos el<br />
corazón. Humil<strong>la</strong>os ante el Señor, que él os levantará”. St.4.7.<br />
La l<strong>la</strong>mada de Dios, es insistente, reiterativa: “ acercaos,<br />
<strong>la</strong>vaos, humil<strong>la</strong>os, purificaos” y él, “ se<br />
acercará… os levantará” . El primer paso, lo dará<br />
él. Demos nosotros el nuestro. Y se realizará el<br />
encuentro. El es amor que necesita en<strong>con</strong>trarse. Y<br />
nosotros necesitamos ser en<strong>con</strong>trados. Somos<br />
“ necesidad” de él.<br />
Nuestras cobardías, nuestras indecisiones, nos<br />
restarán fuerzas a <strong>la</strong> hora de responderle. Por eso, en<br />
este tiempo de cuaresma escucharemos más de una<br />
vez: “ ¡Ojalá escuchéis hoy mi voz!” Que <strong>la</strong><br />
escuchemos de verdad, y demos <strong>la</strong> respuesta que<br />
Dios espera, y que nosotros necesitamos darle.<br />
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