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Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda

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Oración<br />

de <strong>la</strong> mañana<br />

“Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de<br />

misericordia y Dios de todo <strong>con</strong>suelo. El nos <strong>con</strong>sue<strong>la</strong> en toda<br />

tribu<strong>la</strong>ción, para que nosotros, <strong>con</strong> el <strong>con</strong>suelo que recibimos de<br />

Dios, podamos <strong>con</strong>so<strong>la</strong>r a los que se hal<strong>la</strong>n en cualquier c<strong>la</strong>se de<br />

prueba. Porque si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebosan<br />

sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro <strong>con</strong>suelo”.<br />

2Cor.1.<br />

Un mártir es <strong>la</strong> fortaleza de Dios, manifestada en <strong>la</strong><br />

debilidad humana. Es celebrar lo divino, en lo<br />

humano. Los mártires vivieron el dolor de una vida<br />

rota por el martirio. En su dolor. el Espíritu de Dios,<br />

“ el Dios de todo <strong>con</strong>suelo” se hizo presente en sus<br />

vidas, y les capacitó, para seguir viviendo su fe.<br />

Murieron. Pero su muerte sigue siendo un grito de fe<br />

y de esperanza.<br />

En el fondo, todos tenemos vocación de mártires.<br />

Ser <strong>con</strong>secuentes, no es fácil. Pero siempre tenemos<br />

<strong>la</strong> fuerza del Espíritu, <strong>la</strong> misma que los mártires, que<br />

nos alienta, para que sigamos en <strong>la</strong> lucha de cada día,<br />

y “ podamos <strong>con</strong>so<strong>la</strong>r” a los hermanos que luchan a<br />

nuestro <strong>la</strong>do<br />

Oración<br />

de <strong>la</strong> tarde<br />

COMUN DE MARTIRES<br />

“Queridos hermanos: Estad alegres cuando compartáis los<br />

sufrimientos de Cristo, para que cuando se manifieste su gloria,<br />

reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos<br />

vosotros, porque el Espíritu de <strong>la</strong> Gloria, el Espíritu de Dios, reposa<br />

sobre vosotros”. 1P.4.<br />

No hemos sido creados para el dolor y el sufrimiento.<br />

Pero como humanos, siempre será una realidad en<br />

nuestra vida. El Cristo que vive en nosotros, no se<br />

desliga de nuestros sufrimientos. El los asume, y<br />

quiere seguir viviendo en nosotros <strong>la</strong> obra de <strong>la</strong> salvación.<br />

Nuestros sufrimientos, en Cristo, tienen un<br />

valor redentor..<br />

Por eso, “ estad alegres cuando compartís los<br />

sufrimientos de Cristo” . En esos momentos manifestamos<br />

que el Espíritu que “ el Espíritu de Dios rebosa<br />

en nosotros” . Esta es <strong>la</strong> realidad que vivieron nue-<br />

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