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Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda

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22 DE FEBRERO. CATEDRA S. PEDRO<br />

Oración<br />

de <strong>la</strong> mañana<br />

“Dios me escogió para que los gentiles escucharan de mi boca<br />

el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios que penetra los corazones,<br />

mostró su aprobación, dándoles el Espíritu Santo, igual que<br />

a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha<br />

purificado nuestros corazones <strong>con</strong> <strong>la</strong> fe”. Hch.15.<br />

Pedro, vive <strong>la</strong> profunda experiencia de haber sido<br />

elegido. Y esa experiencia, fruto del Espíritu, es <strong>la</strong> que<br />

le ha hecho romper barreras, para que el anuncio del<br />

Evangelio, no se quede encerrado en su mundo. El<br />

mismo Espíritu, “ aprueba su actuación” , haciéndose<br />

presente en los evangelizados. Es <strong>la</strong> <strong>con</strong>firmación de<br />

que el Evangelio es apertura a todos, y de que <strong>la</strong><br />

Iglesia, es presencia de Cristo, en todos aquellos que<br />

le aceptan.<br />

Un Dios Padre de todos, a todos ha abrazado en<br />

Cristo Jesús, y quiere hacerse visible, en una Iglesia<br />

que no hace distinción, ni exclusivismos. Todos, l<strong>la</strong>mados<br />

a sentir el amor del Padre, en Cristo Jesús.<br />

Oración<br />

de <strong>la</strong> tarde<br />

“Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su<br />

gran misericordia, por <strong>la</strong> resurrección de Jesucristo de entre los<br />

muertos, nos ha hecho nacer de nuevo, para una esperanza viva,<br />

para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está<br />

reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en <strong>la</strong> fe, para <strong>la</strong><br />

salvación que aguarda a manifestarse en el momento final”. 1P.1.<br />

Es <strong>la</strong> muerte y <strong>la</strong> resurrección de Cristo <strong>la</strong> que ha<br />

revo-lucionado nuestro mundo. Por el<strong>la</strong> y en el<strong>la</strong>, se<br />

nos ha manifestado un Dios Padre y misericordioso,<br />

que ha querido engrandecernos <strong>con</strong> <strong>la</strong> participación<br />

en su misma Vida. Somos hijos en el Hijo,<br />

coherederos <strong>con</strong> él de <strong>la</strong> gloria del Padre. El es <strong>la</strong> <strong>con</strong>firmación<br />

de que nuestra espe-ranza, no quedará<br />

defraudada.<br />

El mismo Cristo es el aval, que nos lo <strong>con</strong>firma. La<br />

“ Pa<strong>la</strong>bra” , sel<strong>la</strong>da <strong>con</strong> su sangre, no nos puede fal<strong>la</strong>r.<br />

Todo, fruto “ de <strong>la</strong> gran misericordia del Padre” , que<br />

en Cristo, nos ha manifestado su amor. Amados en<br />

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