Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“Estoy crucificado <strong>con</strong> Cristo. Vivo yo, pero no soy yo. Es Cristo<br />
quien vive en mí. Y mientras vivo en esta carne, vivo en <strong>la</strong> fe del Hijo<br />
de Dios, que me amo hasta entregarse por mí”. Gál.2.<br />
La vida en Cristo, es una vivencia personal, aunque<br />
<strong>la</strong> estemos <strong>con</strong>viviendo y compartiendo <strong>con</strong> los<br />
demás. Lo personal, nunca se diluye en los demás, se<br />
<strong>con</strong>firma. Somos cada uno, quienes vivimos en él y<br />
<strong>con</strong> él, forma-mos una comunidad <strong>con</strong> los hermanos.<br />
Personalizar esta realidad, que necesitamos vivir y<br />
asimi<strong>la</strong>r.<br />
Soy yo, yo mismo quien vive en Cristo. Soy yo, a<br />
quien Cristo ama. Soy yo, por quien Cristo murió y<br />
resucitó. Esta visión tan personal de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción de<br />
Cristo, <strong>con</strong> cada uno de nosotros, nos hará sentirnos<br />
importantes ante Dios, y nos exigirá una respuesta y<br />
un compromiso más personalizado y más responsable.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
VIERNES IV<br />
“No hay <strong>con</strong>denación alguna para los que están en Cristo Jesús,<br />
porque <strong>la</strong> ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús, me libró de <strong>la</strong> ley<br />
del pecado y de <strong>la</strong> muerte”. Rm.8.<br />
Vivir en cristiano, no es primariamente un quehacer<br />
nuestro. Es ante todo, una referencia a Cristo, y lo<br />
que es él para nosotros. Es dejarle que realice en<br />
cada uno, su misterio de muerte y de resurrección,<br />
<strong>con</strong> una proyección de vida, que nos comunica.<br />
Cuando Dios Padre nos mira, ve en nosotros a Cristo,<br />
su Hijo, vencedor de <strong>la</strong> muerte y del pecado, realizando<br />
su victoria. Por <strong>con</strong>siguiente, <strong>la</strong> mirada del Padre,<br />
es siempre mirada de amor infinito a nosotros.<br />
Abrámonos ya, al optimismo, ante un Dios, que no<br />
se fija en nuestro pecado, sino que se fija en aquel<br />
que <strong>con</strong> su muerte, destruyó nuestro pecado, para<br />
hacernos agradables ante el Padre.<br />
224