Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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JUEVES VI DE PASCUA<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“Si Cristo está <strong>con</strong> nosotros, el cuerpo está muerto por el pecado,<br />
pero el espíritu vive para <strong>la</strong> justicia. Si el Espíritu por el que<br />
resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que<br />
resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús, vivificará también<br />
vuestros cuerpos mortales, por el mismo espíritu que habita en<br />
vosotros”. Rm.8.<br />
Si de verdad vivimos nuestro estar sumergidos en<br />
Cristo, por el bautismo, estamos en un proceso de<br />
muerte, para vivir <strong>la</strong> Vida. Proceso que impulsa el<br />
mismo Espíritu que resucitó a Jesús de entre los<br />
muertos, y que ha puesto su morada en nosotros,<br />
para ir <strong>con</strong>sumando ese proceso.<br />
Realidad que abre ante nosotros caminos de esperanza:<br />
<strong>la</strong> Resurrección de Cristo, está siendo ya, en<br />
nosotros, proceso de resurrección. Terminaremos en<br />
el sepulcro. Pero será un paso en el camino hacia <strong>la</strong><br />
Vida definitiva. El mismo Cristo Jesús es nuestra<br />
garantía y el fundamento de nuestro esperar, <strong>con</strong>firmado<br />
por <strong>la</strong> presencia del Espíritu.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
“Cristo murió por los pecados para siempre. El inocente por los<br />
culpables, para <strong>con</strong>ducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron.<br />
Pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a <strong>la</strong> vida. Y habiendo ido<br />
al cielo a <strong>la</strong> derecha del Padre, y le están sometidos los ángeles, <strong>la</strong>s<br />
dominaciones y <strong>la</strong>s potestades”. 1P.3.<br />
La muerte de Cristo, es todo él, en ofrenda por<br />
nosotros. Toda su humanidad fue rota, en una acto de<br />
amor y de entrega. Se nos dio todo él, sin reservarse<br />
nada. Por eso, no tiene que repetir su entrega, pues<br />
no le quedó nada por entregar.<br />
Su muerte no se quedó en muerte. El mismo<br />
Espíritu que poseía, le devolvió a <strong>la</strong> vida. Y desde<br />
entonces, su humanidad ha sido enaltecida a <strong>la</strong><br />
derecha del Padre, para seguir siendo ofrenda por<br />
nosotros. Así, <strong>con</strong>tinúa siendo el “ Camino” que nos<br />
<strong>con</strong>duce hasta Dios, para <strong>con</strong>sumarnos en <strong>la</strong> unidad<br />
<strong>con</strong> el Padre, y el Espíritu.<br />
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