Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“La Pa<strong>la</strong>bra está cerca de ti: <strong>la</strong> tienes en los <strong>la</strong>bios y en el<br />
corazón. Se refiere a <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra de <strong>la</strong> fe que os anunciamos. Porque<br />
si tus <strong>la</strong>bios <strong>con</strong>fiesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que<br />
Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por <strong>la</strong> fe del<br />
corazón llegamos a <strong>la</strong> justificación, y por <strong>la</strong> profesión de los <strong>la</strong>bios,<br />
a <strong>la</strong> salvación”. Rm.10.<br />
Dios, que es amor, no puede permitirse estar lejos<br />
de aquellos a quienes ama. El es Pa<strong>la</strong>bra, comunicación,<br />
diálogo, porque es amor. Es Pa<strong>la</strong>bra en todas<br />
sus obras: todas nos hab<strong>la</strong>n de su sabiduría, de su<br />
belleza, de su poder, de su cercanía.<br />
Pero <strong>la</strong> “ Pa<strong>la</strong>bra” <strong>con</strong> que nos ha dicho todo, es<br />
Cristo Jesús. El es <strong>la</strong> “ Pa<strong>la</strong>bra” total, definitiva. En él,<br />
Dios se nos ha manifestado totalmente. En nuestra<br />
vida, seguirá siendo manifestación <strong>con</strong>stante, para<br />
que <strong>la</strong> hagamos nuestra, y seamos anunciadores de<br />
su persona, en nuestro mundo. Un Cristo vivido, es<br />
un Cristo urgencia de anuncio. No se le puede acal<strong>la</strong>r.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
LUNES II DE PASCUA<br />
“Tenemos un sumo sacerdote tal, que está sentado a <strong>la</strong> derecha<br />
del trono de <strong>la</strong> Majestad, e los cielos, al servicio del santuario y de<br />
<strong>la</strong> Tienda verdadera, erigida por Dios, no por el hombre. Porque<br />
todo sumo sacerdote está instituido para ofrecer dones y sacrificios”.<br />
Hb.8.<br />
Necesitábamos que alguien rompiera <strong>la</strong>s distancias<br />
entre Dios y nosotros. Alguien divino y humano, que<br />
se abajara hasta nosotros y nos levantara hasta Dios.<br />
Y Dios mismo ha salido al paso de esa necesidad. El<br />
Resucitado ha pasado a nuestra oril<strong>la</strong>, y nos ha<br />
trasportado hasta <strong>la</strong> oril<strong>la</strong> de Dios.<br />
El es el Sumo Sacerdote que se ofrece y nos ofrece,<br />
en una única ofrenda, agradable al Padre. Es Dios, y<br />
es Hombre. Unido a nosotros por su humanidad, en<br />
el<strong>la</strong>, nos levanta hasta <strong>la</strong> divinidad. Somos humanos<br />
abiertos a lo divino.<br />
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