Encuentro con la Palabra - Ciudad Redonda
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Oración<br />
de <strong>la</strong> mañana<br />
“Dios resucitó a Jesús al tercer día, y nos lo hizo ver, no a todo<br />
el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros,<br />
que hemos comido y bebido <strong>con</strong> él, después de <strong>la</strong> resurrección.<br />
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que<br />
Dios lo había nombrado juez de vivos y muertos. El testimonio de<br />
los profetas, es unánime: que los que creen en él, reciben, por su<br />
nombre, el perdón de los pecados”. Hch.10.<br />
“ Dios resucitó a Jesús” . Esta es <strong>la</strong> noticia, <strong>la</strong> gran<br />
noticia que se nos anuncia hoy. Murió. Pero vuelve a<br />
estar entre los vivos. Le mataron. Pero su muerte ha<br />
sido “ vengada” <strong>con</strong> <strong>la</strong> resurrección. Nosotros somos<br />
los “ testigos” , <strong>con</strong>tinuadores de aquellos primeros<br />
“ testigos” . Y testigos, <strong>con</strong> <strong>la</strong> misma encomienda:<br />
anunciarlo al pueblo, siendo testimonio vivo, de que<br />
Cristo vive, y vive en nosotros, donde <strong>con</strong>tinúa y<br />
completa su resurrección.<br />
Silenciar este anuncio, es silenciar una realidad que<br />
es fuerza, que es grito, que necesita ser escuchado.<br />
El ¡Cristo vive!, fue el grito. Hoy tiene que ser nuestro<br />
grito.<br />
Oración<br />
de <strong>la</strong> tarde<br />
DOMINGO DE PASCUA<br />
“Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio.<br />
Está sentado a <strong>la</strong> derecha de Dios, y espera el tiempo que<br />
falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus<br />
pies. Con una so<strong>la</strong> ofrenda ha perfeccionado para siempre a los<br />
que van a ser <strong>con</strong>sagrados”. Hb.10<br />
La entrega de Cristo Jesús, fue total. Ya no le quedaba<br />
nada por ofrecer. Fue <strong>la</strong> ofrenda de sí mismo.<br />
“ Con una so<strong>la</strong> ofrenda” lo ha ofrecido todo y para<br />
siempre. Hasta el final de los tiempos, seguirá siendo<br />
ofrenda al Padre, por nosotros, todos los días. Y en<br />
su ofrecerse, nos ofrecerá y nos “ <strong>con</strong>sagrará” para<br />
que <strong>la</strong>s fuerzas del mal vayan siendo destruidas totalmente.<br />
Ese es nuestro cometido: ser el Cristo muerto y<br />
resucitado, que <strong>con</strong>tinúa su muerte y su resurrección,<br />
en nosotros, venciendo <strong>la</strong> muerte y el pecado<br />
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